Adoro te devote, latens deitas, quae sub his figuris vere latitas: tibi se cor meum totum subicit, quia te conemplans totum deficit, visus, tactus, gustus in te fallitur. Sed auditu solo tuto creditur, credo quiquid deixit Dei Filius: nil hoc Verbo veritatis verius.
Sección Anecdotario: el monte Krizevac
El Monte de la Cruz (Krizevac, en croata) es probablemente el elemento más significativo en el paisaje de Medjugorje. Acaso sea una verdadera pista del motivo por el cual Nuestra Señora eligió a esa ciudad y a esa convulsionada región del mundo para manifestarse y darnos su mensaje de amor y preocupación para sus hijos de la Tierra.
Visible para miles y miles de personas en todo el valle, esa Cruz nos habla poderosamente del fuerte mensaje de penitencia y recogimiento que María Santísima ha traído al mundo, no sólo al recordarnos la Pasión de Jesús, sino por la propia historia de sus construcción.
Esta cruz de quince toneladas fue elevada por la población local en 1933, en acción de gracias por el cese de las heladas que destruían las cosechas, y para conmemorar los diecinueve siglos de la Resurrección. El espíritu de penitencia se ve manifestado sin dudas en que el material para la construcción de la cruz fue transportado manualmente hasta la cima del monte, a 600 metros de altura.
Figura 1.- La cruz eregida en el monte Krizevac
La cruz fue lo suficientemente importante para que el monte fuera rebautizado como Krizevac; se empezó a celebrar la Santa Misa allí todos los años en la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz los días 14 de septiembre, mucho antes de las apariciones. Durante lustros, el monte ha sido los días viernes testigo de la oración de las estaciones del Via Crucis de numerosos fieles liderados por el párroco local.
Parece ser evidente que el pequeño poblado de Medjugorje estaba desbordante de fe desde mucho antes de las apariciones de 1981.
