Ángeles adorando a Jesús Sacramentado  Ángeles adorando a Jesús Sacramentado

Adoro te devote, latens deitas, quae sub his figuris vere latitas: tibi se cor meum totum subicit, quia te conemplans totum deficit, visus, tactus, gustus in te fallitur. Sed auditu solo tuto creditur, credo quiquid deixit Dei Filius: nil hoc Verbo veritatis verius. 

Sección Anecdotario:

La mula

San Antonio de Padua fue reconocido en el siglo XIII por combatir las herejías que cundían en su tiempo. Entre otros hechos destacables, logró la conversión de un criador de animales, de nombre Bononillo.

El santo de Padua desafió a Bononillo, preguntándole si estaba dispuesto a abandonar su herejía si una de sus mulas se inclinaba a adorar al Creador presente en el Santísimo Sacramento. Bononillo aceptó, imponiendo como condición que la mula ayunara las 48 horas previas y que, al tercer día, fuera llevada a la plaza pública; en una esquina de la misma se colocaría una pila de alimento y en la otra estaría presente el santo con el Cuerpo de Cristo.

San Antonio de Padua, doctor de la Iglesia

Como pueden imaginarse, en el día asignado la plaza de la ciudad se hallaba repleta. El animal, efectivamente, había sido mantenido en ayunas el tiempo acordado. Durante esos dos días, San Antonio no vaciló en orar por el alma de Bononillo.

Al ser soltada en la plaza, la mula se encaminó presurosa hacia el santo y se inclinó en adoración frente al Santísimo Sacramento. Poco demoró el emocionado Bononillo en hacer lo propio y en abandonar su herejía.

Este emocionante y real relato es tan sólo uno de los centenares de milagros eucarísticos ocurridos a lo largo de la historia, demostrándonos la real presencia del Creador en la hostia consagrada.

 

Revista Digital Fides et Ratio - Marzo de 2006

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