Adoro te devote, latens deitas, quae sub his figuris vere latitas: tibi se cor meum totum subicit, quia te conemplans totum deficit, visus, tactus, gustus in te fallitur. Sed auditu solo tuto creditur, credo quiquid deixit Dei Filius: nil hoc Verbo veritatis verius.
Sección Anecdotario: y después de la muerte, ¿qué hay?
por el Padre José Martínez Colin, sacerdote, ingeniero en Computación (UNAM) y doctor en Filosofía (Universidad de Navarra)
(1) Para
saber
El
Papa Benedicto XVI con motivo de la Pascua felicitaba con unas palabras
de San
Agustín: "La resurrección del Señor es
nuestra esperanza". Y
explicaba que Jesús resucitó para que nosotros,
aunque destinados a la muerte,
no desesperáramos, pensando que con la muerte se acaba
totalmente la vida;
Cristo ha resucitado para darnos la esperanza.
Una
de las preguntas que más angustian es:
¿qué hay después de la muerte? El Papa
responde
que con la Pascua ya la muerte no tiene la última palabra,
porque al final es
la Vida la que triunfa. Nuestra certeza se basa en un dato
histórico de fe:
Jesucristo, crucificado y sepultado, ha resucitado con su cuerpo
glorioso.
(2) Para
pensar
El
Papa nos invita, pues, a redescubrir el hecho maravilloso de haber sido
redimidos por Cristo. Puede resultar que algo tan importante para
nuestras
vidas pase desapercibido como ocurrió un día en
Estados Unidos.
Sucede
que un hombre se sentó en una estación del metro
en Washington y comenzó a
tocar el violín, en una fría mañana de
enero. Durante los siguientes 45
minutos, interpretó 6 obras de Bach. Pasaron tres minutos
hasta que alguien
se detuvo. Era un hombre que se paró un instante, pero
siguió su camino. Más
tarde, recibió su primera donación: una mujer
arrojó un dólar en la lata y
continuó su marcha.
Más
tarde, alguien se detuvo a escuchar, pero enseguida miró su
reloj y retomó su
camino. Quien más atención prestó fue
un niño de 3 años. Su madre tiraba del
brazo, apurada, pero el niño no caminaba. Cuando su madre
logró arrancarlo del
lugar, el niño continuó volteando su cabeza para
mirar al artista. Esto se
repitió con otros niños. Todos los padres, sin
excepción, los forzaron a seguir
la marcha.
Cuando
terminó de tocar se hizo silencio. No hubo aplausos, ni
reconocimientos. En
total, sólo 7 personas se habían detenido y otras
20 dieron dinero, sin
interrumpir su camino. El violinista recaudó 32
dólares. Se calcula que habían
pasado por ahí unas mil personas.
Nadie
lo sabía, pero ese violinista era Joshua Bell, uno de los
mejores músicos del
mundo, tocando las obras más complejas que se escribieron
alguna vez, en un
violín tasado en 3.5 millones de dólares. Dos
días antes Bell había llenado un
teatro en Boston, con localidades que promediaban los 100
dólares.
Esta
es una historia real. La actuación en el metro fue
organizada como un
experimento social sobre la percepción, el gusto y las
prioridades de las
personas. Se preguntaban si sabemos percibir la belleza o apreciar un
valor en
cualquier lugar.
A
nuestro alrededor pueden pasar cosas maravillosas y no darnos cuenta, y
una de
esas, la más grande, es nuestra redención.
(3)
Para vivir
Desde
la Pascua de Jesucristo, afirmó el Papa, una nueva primavera
de esperanza llena
el mundo: Jesús ha resucitado y Él mismo vive en
nosotros y en Él ya podemos
gustar la alegría de la vida eterna. No es un mito ni un
sueño, no es una
fábula, sino un acontecimiento único e
irrepetible: Jesús, hijo de María, que el
viernes había muerto, ha salido vencedor de la tumba.
Concluía
el Papa con el deseo de que el anuncio de la Resurrección
del Señor ilumine las
zonas oscuras del mundo en que vivimos.
Revista Digital Fides et Ratio - Mayo de 2009