Creador y creatura

Credo in unum Deum, Patrem omnipotentem,
factorem coeli et terrae, visibilium omnium et invisibilium.

Sección Astronomía y Física

Gravedad, dulce gravedad 

(sobre el origen de los cuerpos celestes)

 

Hemos discutido anteriormente que la hipótesis de la Gran Explosión se topa con importantes inconvenientes desde el punto de vista de las leyes de la física. Cuando llega la hora de plantearnos como ese presunto primordio de universo dio paso a los cuerpos celestes (estrellas y planetas, fundamentalmente) tal como hoy los conocemos, corresponde proponer cuales fueron los supuestos mecanismos que los originaron.

 

De acuerdo a los principios generales aceptados (pero no demostrados), se sostiene que, en los primeros milisegundos de la existencia del Universo, se formaron las partículas subatómicas (protones, neutrones, electrones, neutrinos, etc) y posteriormente los átomos (el primero de ellos habría sido el más simple, el de hidrógeno). 

 

Así, se habrían sucedido («evolucionado») en tiempo prudencial átomos más complejos y finalmente las moléculas gaseosas. Éstas habrían sido  cohesionadas merced a la fuerza de gravedad, dando lugar a la génesis de las estrellas y planetas tal como los conocemos.

 

Sin embargo, es bien conocido, tanto en modelos cotidianos como experimentales que, al aproximarse entre sí las moléculas de una masa gaseosa, éstas tienden a la repulsión, lo cual a su vez genera pérdida de energía en forma de calor (¿recuerdan los que dialogábamos sobre termodinámica en la nota previa?). Estas fuerzas de repulsión (dependientes de la carga eléctrica, de la presión y de la temperatura, en forma sinóptica) son invariablemente mayores que la fuerza de gravedad a escala molecular (dependiente de la masa y la distancia entre moléculas), por lo que parece altamente improbable considerar este mecanismo como el que ha dado lugar a las estrellas.

 

     

La Tierra y la Luna (foto NASA)

Figura 1.- Nuestra Tierra y la Luna

 

Intentemos brindar un ejemplo simple: el de las atmósferas. En cuerpos celestes relativamente pequeños, como nuestro planeta Tierra, Venus, Marte o Titán (la mayor luna de Saturno), las atmósferas no han sido colapsadas hacia la superficie por la fuerza de gravedad. Debemos destacar que se trata de mundos de distinta composición atmosférica y diversas masas:

 

Cuerpo celeste Masa (Tierra: 100%) Gravedad Atmósfera
Tierra 100% 9.8 m / seg2 78% nitrógeno
Venus 95% 8.6 m / seg2 96% CO2
Marte 50% 3.7 m / seg2 95% CO2

 

 

Mercurio (el planeta más cercano al Sol)Sin ir más lejos, otros cuerpos celestes conocidos (el planeta Mercurio, o satélites como nuestra Luna, Ganímedes o Calixto, por sólo mencionar algunos), con fuerzas gravitacionales comparables en algunos casos con la de Titán o Marte, han perdido sus atmósferas hacia el espacio (si es que alguna vez las tuvieron...)  

 

Cuerpo celeste Masa (Tierra: 100%) Gravedad Atmósfera
Luna 25% 1.6 m / seg2 ausente
Mercurio 40% 3.7 m / seg2 despreciable o ausente

 

Planteada esta inquietud, se ha propuesto que quizás las explosiones generadas en otras estrellas (novas, supernovas) pudieron aportar ondas expansivas para comprimir las masas gaseosas. Pero, de ser así, ¿cómo se gestaron esas primeras estrellas que luego dieron lugar a las supernovas?  

Parece claro que nuestra dulce gravedad que nos mantiene unidos a la Tierra no es capaz de explicar el fantástico milagro que todos los días nos brinda el Sol, o que todas las noches ilumina nuestro firmamento desde enormes distancias en forma de estrellas.

 

Revista Digital Fides et Ratio - Abril de 2006

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