Credo
in unum Deum, Patrem omnipotentem,
factorem coeli et terrae, visibilium omnium et invisibilium.
La cotidiana presencia del agua en nuestra vida hace que quizás no reparemos en lo sorprendente que resulta desde el punto de vista estrictamente científico.
Para comprender mejor esta aseveración, es adecuado que recordemos algunas ideas preliminares antes de seguir adelante. El universo material en que vivimos está formado por distintas sustancias. Por ejemplo, el monitor que usted mirando en este instante está construido con acero, aluminio, cuarzo y plásticos, entre otras componentes. Supongamos que tenemos en nuestras manos la charcaza de plástico y la partimos en 2 mitades. Si bien su monitor ya ha dejado de ser tal, al menos cada una de las mitades aún está constituida por plástico. A su vez, dividamos cada parte en un nuevo juego de mitades, y continuemos esta secuencia en forma progresiva.
Las porciones serán cada vez más y más pequeñas hasta encontrarnos con el menor fragmento posible de aquel monitor original. Ese porción de materia que aún es plástico (esto es, que conserva las propiedades del plástico) recibe el nombre de molécula.
De forma análoga, la menor porción de arena (técnicamente dióxido de silicio) que todavía conserva las propiedades de la arena será una molécula de dióxido de silicio. O bien, en nuestro caso, la menor porción de agua que conserva las propiedades intrínsecas del agua será una molécula de agua. Para que tomemos real conciencia de las dimensiones de las moléculas, resulta interesante destacar que esta pequeña y mínima unidad de nuestra cotidiana agua pesa la ínfima cantidad de 3 x 10–23 gramos (0,000000000000000000000003 gramos).
Figura 1.- El agua, molécula matriz de la vida
Los seres vivos, como toda la Creación, estamos conformados por moléculas de distinta complejidad; en el caso particular de los humanos, el 75% de dichas moléculas son moléculas de agua. Esto se debe a que, por su muy particular estructura, el agua es capaz de disolver a la enorme mayoría de las otras moléculas que nos forman para permitir todos los procesos biológicos.
De hecho, nuestra sangre es una maravillosa solución de una cantidad inconmensurable de sustancias… en agua. El contenido de nuestras células, desde nuestra vida embrionaria hasta el último de nuestros días terrenos, es una solución aún más compleja que la sangre… también en agua. El hecho de que usted pueda leer estas líneas se debe a que una serie de líquidos transparentes permiten el paso de la luz desde la pantalla hasta sus retinas… y esos líquidos son soluciones en base al agua.
De regreso a la idea inicial del ensayo, recordemos que la citada molécula de agua está formada por 2 átomos de hidrógeno y uno de oxígeno (de ahí el popular H2O). Sin embargo, unas pocas líneas arriba decíamos que la menor porción de materia que conserva sus propiedades es una molécula… ¿significa esto que podemos seguir dividiendo la materia más allá de las moléculas?
La respuesta es magnífica, como todo lo que atañe a lo creado, e indudablemente es «sí». Existen en el universo 92 “unidades” diferentes de la materia llamadas átomos. Estas "unidades" combinadas de distintas formas, dan origen a todas las moléculas (o sea, a todas las sustancias) existentes en el cosmos. Así, por ejemplo, una molécula de azúcar de mesa está formada por 12 átomos de carbono, 23 átomos de hidrógeno y 12 átomos de oxígeno, adecuadamente unidos entre sí. Es bello y maravilloso saber que la misma cantidad exacta de átomos, distribuidas de otro modo, dan lugar a otra sustancia diferente, como la celulosa, por ejemplo. La Creación jamás puede dejar de sorprendernos…
Lo concreto y real es que 2 átomos de hidrógeno y uno de oxígeno, adecuadamente combinados, dan lugar a una molécula de agua. Estos átomos no son simétricos; de hecho, un átomo de oxígeno es aproximadamente 16 veces más grande y pesado que uno de hidrógeno. Debido a esta diferencia, la forma que la molécula de agua adquiere no es lineal (H–O–H) sino que forma un ángulo como el que observamos en la figura.
Figura 2.- Representación esquemática de la molécula de agua
Este detalle sutil les puede impresionar superfluo; sin embargo, es el que permite la existencia de la vida tal como la conocemos en nuestro planeta.
Al respecto, continuaremos maravillándonos en la segunda parte de este ensayo…
Revista Digital Fides et Ratio - Febrero de 2007