Lo que Dios quiera,
cuando Dios quiera, como Dios quiera
Sección Biografías: San Felipe Neri
Felipe Neri
nació en Florencia el 22
de julio de 1515. Desde pequeño se lo reconoció
por su alegría y amabilidad,
los que deparó en el mote de "Felipito el bueno". Cuando su
madre
falleció, su padre Francisco lo envió a la casa
de un tío poseedor de muchos
bienes, quien incluso pensó en nombrarlo su heredero.
Dándose cuenta de que las
riquezas lo alejaban de su decidida vocación por Dios, se
alejó de la casa y
partió rumbo a Roma llevando consigo sólo la ropa
que llevaba puesta.
Al llegar a la
ciudad eterna se
hospedó en casa de otro florentino, en una
habitación bajo una escalera formada
por una cama y una mesa. A cambio de darle clases a los hijos del
hospedero, Felipe
recibía a diario un pan, un vaso con agua y unas aceitunas.
Si bien en los
primeros cinco años
de su estadía en Roma se dedicó a leer, rezar,
meditar y completar estudios de filosofía
y teología, por verdadera inspiración divina se
planteó de lleno dedicarse a la
evangelización de los más pobres. En tiempos en
que los romanos habían caído en
la ignorancia religiosa y la degradación de muchas
costumbres, Felipe dedicó 40
años a la catequesis.
Con la virtud
de su alegría y
amabilidad, pronto se hizo de amigos de todas las condiciones. Cuando
reconocía
la buena voluntad de sus interlocutores, explicaba los modos
más fáciles para
llegar a ser más piadosos y para comenzar a comportarse de
acuerdo con las
enseñanzas de Dios quiere. Incluso, a quienes le demostraban
deseos de
progresar en santidad, las llevaba a atender enfermos en los
paupérrimos hospitales
de caridad, abandonados y necesitados. Otra de sus prácticas
era llevar a las
personas a recorrer en procesión los siete templos
principales de Roma para
rezar y meditar.
La caridad para
los pobres y la
oración fueron herramientas para transformar a mucha gente.
Se lo recuerda
desde la mañana al crepúsculo
enseñando el catecismo a los niños, atendiendo
enfermos en los hospitales y llevando gente a las iglesias para orar.
Era
frecuente verlo rezando en las catacumbas.
En las
crónicas de la época se
describe que, en la vigilia de Pentecostés, pidió
a Dios el don de amarlo con todo
su corazón, el cual creció súbitamente
provocando que 2 costillas se
desplazaran. Desde entonces, los verdaderos arrebatos de amor a Dios le
provocaban un estremecimiento tal que en pleno invierno
tenía que descubrirse
el pecho para mitigar un poco el fuego amoroso que sentía
hacia Nuestro Señor.
En 1458
creó con sus seguidores una
cofradía y fundó con ellos el hospital "de la
Santísima Trinidad y los
peregrinos", en el cual asistirían a 145000 personas en el
año del Jubileo
de 1757. Con sus discípulos propagaron en Roma la costumbre
de las "40
horas", que consistía en colocar en el altar principal de
cada templo la
Santa Hostia, para la adoración durante 40 horas de Cristo
Sacramentado.
Pese a que
él mismo no se considera
digno del sacerdocio, por sugerencia de su confesor avanzó
en la formación
sacerdotal y fue ordenado en 1551. En ese papel se destacó
como confesor, ya
que durante horas los penitentes de todas las clases sociales pasaban
por sus
manos y cambiaban de manera sorprendente. Tenía el don de
leer en las
conciencias los pecados más ocultos y obtenía
impresionantes conversiones. Con
grupos de personas que se habían confesado con
él, recorría las iglesias en
procesión para orar, como penitencia por los pecados y a
escuchar
predicaciones. Así la conversión era
más completa.
Si bien San
Felipe quería misionar en
Asia, su director espiritual le recomendó hacerlo en Roma.
Junto a otros
sacerdotes, formó la asociación que llamaron
"Oratorio". A partir de
entonces, redactaron el reglamento que dio lugar a la comunidad de
Padres
Oratorianos o Filipenses, aprobada por el Papa en 1575.
Los
últimos años los dedicó a dar
dirección espiritual. El Espíritu Santo le
concedió el don de saber aconsejar
muy bien, y aunque estaba muy débil de salud y no
podía salir de su cuarto, por
allí pasaban todos los días los Cardenales de
Roma, obispos, sacerdotes,
monjas, estudiantes, ricos y pobres, jóvenes y viejos.
A los 80
años, el 25 de mayo de 1595
falleció después de bendecir a sus sacerdotes.
Cuando fue sepultado, los
sepultureros notaron que tenía 2 costillas arqueadas debido
a que su corazón
que se había ensanchado. Fue beatificado en 1615 por Pablo V
y canonizado en
1622 por Gregorio XV. Se lo considera el patrono de Roma e Italia.