Crux Sancta sit mihi lux, non Draco sit mihi lux, Vade Retro Satana,
numquam suadeas mihi vana, sunt mala quaea libas, ipse venena vivas
Quizás muchos de nuestros lectores
recuerden a Julio Cortázar al leer el título de este ensayo. El prodigioso
redactor elaboró una joya del relato fantástico, disponible en nuestra
biblioteca, en la cual un escritor vive una verdadera transmigración de mentes
con una estas criaturas.
El axolotl (nombre nahuatl que significa “perro de agua” y
que se ha castellanizado como ajolote) es un anfibio, esto es, un vertebrado
que pertenece a la misma clase que las ranas, los sapos, los escuerzos y los
tritones. En el mundo científico se lo denomina Ambystoma mexicanum.
Como otras salamandras, los animales adultos tienen 4 patas cortas y son de hábitos carnívoros, ya que se alimentan de gusanos, pequeños moluscos e incluso algunos peces, los que ingieren en forma completa debido a su pobre dentición.
Ajolote (vista lateral)
Además de su sorprendente capacidad de regeneración, en permanente estudio con fines médicos, acaso la característica más sorprendente de los ajolotes es que rara vez alcanzan la forma adulta que describíamos con anterioridad. La mayor parte de los anfibios presentan un proceso de metamorfosis de sus formas larvarias, que fácilmente reconocemos en la transición de los renacuajos (animales jóvenes con branquias, cola y ojos desnudos) a las ranas (animales maduros con pulmones, sin apéndice caudal y con párpados). Los ajolotes, en cambio, detienen su proceso de desarrollo en formas larvarias, pese a lo cual pueden reproducirse en ese estado. Este fenómeno se denomina neotenia.
Cuando se analiza esta situación
desde el punto de vista de la hipótesis de la evolución, se postula que estos
batracios eran en un principio salamandras como las demás, que, en lugar de
“evolucionar” hacia formas más avanzadas como los reptiles… regresaron al medio
acuático en forma gradual, por lo cual habrían perdido “las ventajas
evolutivas” de la vida terrestre. De hecho, se lo considera un “salto atrás” o
una regresión en la evolución.
Desde una concepción no
evolucionista, es más simple comprender que se trata de animales con miembros,
branquias y ojos adecuados para su entorno salvaje habitual, esto es, las aguas
con bajo contenido en yodo del lago Xochimilco de Méjico, el último reducto
natural de estos animales. Por otra parte, se ha demostrado que pueden
reproducir de manera cruzada con otras salamandras, lo cual pone en discusión
nuevamente la definición de “especie” en Biología. Se ha intentado subsanar
este escollo con el argumento del “complejo de las salamandras tigre”,
planteando la posibilidad de la existencia de subespecies que pueden aparearse
con descendencia fértil.
En palabras de Cortázar: «Los ojos de los axolotl me decían de la
presencia de una vida diferente, de otra manera de mirar.» Acaso somos
nosotros quienes necesitamos una visión crítica y diferente de la diversidad
biológica, que, a medida que es comprendida con mayor detalle, revela día a día
con mayor ímpetu la grandeza de