Crux Sancta sit mihi lux, non Draco sit mihi lux, Vade Retro Satana,
numquam suadeas mihi vana, sunt mala quaea libas, ipse venena vivas
- los escollos científicos a la patraña de la contracepción -
Hemos iniciado en la edición anterior algunos comentarios sobre los métodos artificiales de control de la natalidad. En nuestro artículo previo nos hemos encargado de comentar ese gran negocio que es el uso de anticonceptivos orales.
Ha
llegado el momento de
describir las implicancias de uno de los métodos recomendados por la Organización
Mundial de la Salud y la ONU: el dispositivo intrauterino, conocido por su sigla
DIU (IUD en la literatura anglosajona). Según estos organismos internacionales
(de los cuales Argentina es miembro fundacional), resulta el método
contraceptivo más económico a largo plazo.
Técnicamente, el DIU es una pequeña estructura metálica que contiene cobre en la mayor parte de los casos, que es implantado por vía transvaginal en la cara interna del útero en el consultorio de Ginecología por un profesional. Desde el punto de vista químico, el cobre actúa impidiendo el ascenso de los espermatozoides a través del aparato genital de la mujer por lo cual se evitaría la fecundación.
Figura
1.- Algunos modelos de DIUs
Sin embargo, es bien conocido que el fundamento más contundente por el cual los DIUs resultan eficaces como contraceptivos es otro. Al generar un estado inflamatorio continuo en el endometrio (la capa interna del útero que se desprende en cada menstruación), el dispositivo IMPIDE LA IMPLANTACIÓN DEL EMBRIÓN, o sea, resulta un MÉTODO ABORTIVO. De hecho, algunos estudios demuestran la eliminación de embriones en secreciones vaginales hasta en una cada 25 mujeres usuarias de este método.
Figura 2.- Esquema de DIU colocado en la cavidad uterina
Inclusive
existen en el mercado algunos
DIUs que además liberan hormonas, sumando eficacia contraceptiva... y abortiva.
Por
otra parte, es bien conocida la miriada de efectos colaterales que afectan a un
considerable grupo de mujeres víctimas de este método. Son frecuentes la
hipermenorrea
(sangrado menstrual copioso, que lleva a anemia), las infecciones (muchas de
ellas severas e incluso algunas mortales), el riesgo de desplazamiento (con la
aparición de los hilos de cobre en la cavidad vaginal) o incluso la perforación
uterina. Además, la experiencia enseña que el proceso de inflamación y de
infecciones recurrentes asociadas a los DIUs resulta en esterilidad en muchas de
las mujeres que lo han utilizado.
Figura 3.- Ecografía de una paciente con infección pélvica asociada a DIU
Como
relatábamos previamente, una de cada 25 mujeres que llevan implantado un DIU abortan
hasta 3 embriones cada 2 años. Conociendo que unas 50 millones de mujeres
utilizan mundialmente un dispositivo intrauterino, un simple cálculo nos habla
de 3 millones de abortos anuales sólo en esta población. Como podemos
apreciar, los frutos de la mal llamada revolución sexual resultan en el simple
y muy apropiado nombre de genocidio.
Revista Digital Fides et Ratio - Julio de 2006
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