Crux Sancta sit mihi lux, non Draco sit mihi lux, Vade Retro Satana,
numquam suadeas mihi vana, sunt mala quaea libas, ipse venena vivas
En
una
edición
anterior hemos comentado los efectos ocurridos en las madres
que padecieron el
horror del aborto. Sin embargo, las consecuencias del homicidio
prenatal en el
personal de salud involucrado en el hecho no siempre han recibido la
importancia merecida.
A
tal fin, reproducimos
a continuación un
texto
original de Touchstone Magazine, traducido por Rachel MacNair(*)
para Aciprensa.
Advertimos que el
contenido de este artículo puede resultar estremecedor para
personas sensibles.
"Sueño
con fetos,
como todos los que estamos aquí: sueños de
abortos, uno tras otro, de baldes de
sangre salpicados por las paredes; árboles colmados de fetos
gateando".
Así habló Sallie Tisdale sobre el tiempo en que
trabajó como enfermera en una
clínica de abortos. En un artículo para la
revista Harper, ella escribió acerca
de un sueño en el que dos hombres la sujetaron y la
arrastraron a la fuerza.
"Hagamos
un
aborto", dijeron con una nauseabunda mirada lasciva. Yo
empecé a gritar,
estaba sumergida en una visión de succiones, de dolores
chirriantes, de ser
extendida y desmembrada por una serie de instrumentos que cumplen la
función
para la que fueron hechos. Desperté casi sin poder respirar
e imaginé mesas de
cocina y percheros, agujas de tejer manchadas de sangre y a mujeres que
en
soledad apretaban almohadas en sus bocas para evitar que sus gritos
perforen
las paredes de sus departamentos.
No
es un trabajo ni
fácil ni agradable. "Hay momentos de cansancio,
sombríos momentos en los
que creo no poder aguantar un recipiente más lleno de restos
sangrientos, en
que no creo poder pronunciar alguna otra clase de frase de consuelo",
escribió. "...me preparo para el siguiente recipiente, para
otra breve y
áspera pérdida. '¿Cómo
aguantas?' Hasta los pacientes preguntan...observo
desinflarse el abdomen hinchado de una mujer en tan sólo
unos momentos y mi
propio estómago se estremece de dolor, de pesar".
¿Cuál
es el impacto
emocional en las personas que realizan abortos? Quienes los hacen han
escrito y
dicho lo suficiente como para mostrar que no se trata de un
procedimiento
médico cualquiera. Algunos, como Tisdale, tienen pesadillas.
Otros sufren
muchos de los síntomas asociados con el desorden de
estrés post-traumático
(PTSD), alguna vez llamado "neurosis de guerra" y "fatiga de
batalla". La práctica de la medicina, de curar, no
debería dar pesadillas,
no debería causar una neurosis de guerra.
A
continuación, se
citarán solamente a doctores pro-opción,
enfermeras y publicaciones médicas
oficiales, salvo por los dos médicos citados al final. Sus
creencias de que
lidiar constantemente con el aborto es una inusual y significativa
fuente de
estrés, más que la medicina ordinaria, de ninguna
manera proviene de la
oposición al aborto.
Sus
Traumas
Es
notable la poca
atención y estudio prestado a los médicos,
enfermeras, consejeros y demás
trabajadores de las clínicas abortivas. Sólo se
han realizado dos estudios que
observan una gran cantidad de personas, y fueron hechos por
investigadores que
no trabajaban en el campo del aborto. El primero (de M. Such-Baer),
apareció en
Social Casework en 1974 y el otro
(de
K. M. Roe) apareció en Social
Science and
Medicine en 1989.
Ambos
estudios fueron
realizados por personas a favor del aborto legal, no obstante lo cual,
ambos
notan la alta frecuencia de los síntomas que se enmarcan en
la condición
conocida hoy como desorden de estrés
post-traumático (PTSD). El estudio
publicado en 1974, antes de que se adoptara el término,
describe que "eran
frecuentes los pensamientos obsesivos sobre el aborto, depresiones,
fatiga,
ira, baja autoestima y problemas de identidad. El complejo
sintomático fue
considerado un 'desorden reactivo transitorio', similar a la 'fatiga de
batalla'".
El
otro estudio mostró
síntomas similares: "Los periodos ambivalentes se
caracterizaban por una
variedad de sentimientos otrora poco comunes y un comportamiento que
incluía
aislamiento de los colegas, resistencia a ir al trabajo, falta de
energía,
impaciencia con los clientes y un sentimiento de desasosiego general.
Pesadillas, imágenes que no se iban y
preocupación era elementos comunes.
También era común la profunda y solitaria
intimidad en la que los médicos se
enfrascaban para afrontar esta ambivalencia.
Todavía
no puede
afirmarse que los médicos abortistas sufren de PTSD porque
realizan abortos. Es
difícil de probar: puede ser difícil determinar
quien y quien no está
realizando abortos; aquellos que han sufrido más ya pueden
haber dejado la
práctica; puede ser que las personas que han sufrido eventos
traumáticos en el
pasado están más inclinados a participar de los
abortos; finalmente, el debate
político actual puede afectar la manera en como percibe la
gente su trabajo. Sin
embargo, la evidencia recogida hasta el momento muestra que se
necesitan más
estudios.
American
Medical News,
una revista publicada por
Entre
las historias
Una
enfermera que
había trabajado en una clínica abortista durante
menos de un año dijo que sus
peores momentos no aparecían en la sala de operaciones sino
después. Muchas
veces, dijo, las mujeres que acaban de someterse a un aborto se echaban
en la
sala de recuperación y lloraban, "He matado a mi hijo. Acabo
de matar a mi
hijo". "No sé qué decirle a estas mujeres", dijo
la enfermera al
grupo. "Una parte de mí piensa, 'Tal vez tienen
razón'".
Un
doctor en Nuevo
México admitió que. . .
.
. . a veces se sorprendía
por la ira que un aborto tardío podía provocarle.
Por un lado, dijo el médico,
está molesto con la mujer. "Pero
paradójicamente", añadió, "Tengo
sentimientos de molestia hacia mí por sentirme bien al
apretar el tope de la
cabeza del bebé, por sentirme bien por haber realizado un
procedimiento
técnicamente bueno que destruye al feto, que mata un
bebé".
Casi
todo negativo
El
estudio Such-Baer,
hecho en 1974, un año después de la
legalización del aborto en todo el país
gracias a Roe vs Wade, reportó que "casi todos los
profesionales
involucrados en trabajos abortivos reaccionaban con sentimientos
negativos". Quienes tienen contacto con los residuos fetales tienen
mayores sentimientos negativos que aquellos que no entablan contacto, y
su
reacción no varía mucho: "Todas las reacciones
emocionales fueron
unánimemente, extremadamente negativas".
El
más grande estudio
publicado incluía entrevistas a 130 "trabajadores del
aborto" en San
Francisco entre enero de 1984 y marzo de 1985. Los autores no esperaban
encontrar lo que encontraron. "Particularmente sorprendente fue el
hecho
que el malestar con los clientes del aborto o con los procedimientos
tenía lugar
en los médicos que apoyaban fervientemente el derecho al
aborto y que
expresaban un gran compromiso con su trabajo", anotaron. "Este
hallazgo preliminar sugirió que incluso aquellos que apoyan
el derecho de una
mujer a eliminar un embarazo, pueden estar luchando con una fuerte
tensión
entre sus creencias formales y la experiencia situada en sus trabajo
con el
aborto".
Como
reacción, los
investigadores decidieron "entrevistar solo a médicos que se
consideraban
pro-opción y que estaban comprometidos a continuar con su
labor por lo menos
durante seis meses". Creyeron que estas personas, "en tanto libres de
sentimientos preexistentes de anti-opción y resistentes a su
potencial
influencia, proveerían datos valiosos sobre los dilemas y
dinámicas del trabajo
en el aborto legal". Esto redujo la muestra a 105 trabajadores.
Setenta
y siete por
ciento de ellos habló del tema del aborto como un acto
destructivo, de la
destrucción de algo vivo. Sobre el asesinato: "No se
esperaba que salga
este tema entre médicos pro-opción, sin embargo,
el dieciocho por ciento habló
de él cuando habló de su participación
en el aborto en algún punto de la
entrevista. Este tema tendía a surgir lentamente en las
entrevistas y era
siempre presentado con una evidente incomodidad".
Incluso
Tisdale, que
aún creía en el aborto, admitió la
ambigüedad de realizarlos. El aborto, dijo,
"es el límite más estrecho entre la amabilidad y
la crueldad. Hecho de la
mejor manera posible, sigue habiendo violencia -violencia
misericordiosa, como
darle muerte a un animal sufriente...es una dulce brutalidad la que
aquí
practicamos, una dura y amorosa frialdad".
El
estrés parece
crecer en la medida en que el no-nacido se desarrolla. "Mientras el
embarazo avanza, la idea del aborto se vuelve más y
más repugnante para muchas
personas, incluso para el personal médico", dijo un doctor
abortista
llamado Don Sloan en un libro que apoyaba vigorosamente la necesidad de
la
legalización del aborto. Como respuesta, "Los
médicos intentan divorciarse
del método". Luego de describir el procedimiento de
gráficamente,
incluyendo la necesidad de revisar las partes del cuerpo para
asegurarse de que
todo el feto haya sido removido del útero,
concluyó diciendo: "¿Quieres
abortar? Paga el precio. Hay un viejo dicho en medicina: Si quieres
trabajar en
la cocina, tendrás que romper algún huevo. El
horno se calienta. Prepárate para
quemarte".
Los
abortos en una
etapa avanzada del embarazo ofrecen "un inusual dilema", dijo Warren
Hern, especialista en abortos, en un trabajo para
«Parte
de nuestra
herencia cultural y tal vez biológica retrocede ante una
operación destructiva
de una manera muy similar a la nuestra, incluso cuando sabemos que el
acto
tiene un efecto positivo en una persona viva. Nadie que no haya
realizado este
procedimiento puede saber cómo es o lo que significa; pero
habiéndolo hecho,
quedamos perplejos ante las posibilidades de interpretación.
Hemos alcanzado un
punto en esta tecnología en particular, en el que no hay
posibilidad de negar
el acto de destrucción del operante. Está frente
a nuestros ojos. Las
sensaciones de desmembramiento fluyen a través de los
fórceps como una
corriente eléctrica...Mientras más parece que
solucionamos el problema, más
espinoso se vuelve.»
Pesadillas
Pero
son los sueños de
los médicos los más nos pueden decir al respecto.
Los malos sueños son tan
comunes que su mención, aunque sea pequeña, puede
esperarse en casi todas las
presentaciones sobre el tema de las reacciones emocionales de los
trabajadores
que realizan abortos en una clínica abortiva. Muchos de
ellos dejaron de
realizar abortos porque se convencieron de estaba mal, gracias a sus
sueños
sobre abortos.
Los
reportes varían
respecto del número de trabajadores que sufrían
de pesadillas relacionadas con
el aborto: un estudio del Dr. Hern señala que
sólo dos de 23 trabajadores
reportaron pesadillas sobre el aborto, mientras que una noticia sobre
abortos
en embarazos avanzados aparecida en ObGyn
News dijo que un cuarto de los trabajadores
soñaban con abortos. Tisdale
dijo que en su centro médico todos tenían esos
sueños, pero eso probablemente
haya sido una licencia poética.
¿Cómo
son estos
sueños? Tisdale habló de sueños de
"sangre salpicada en las paredes"
y "árboles repletos de fetos gateando", así como
de su propia
violación. Otro escritor habló sobre una
enfermera que soñó que "estaba
metiendo un bebé por la boca de un jarrón [de
antigüedades]. El bebé la miraba
con una expresión suplicante. Había un aro blanco
alrededor del jarrón. Ella
interpretó esto como la representación de las
demás enfermeras observando su
acto y condenándolo".
Él
llegó a la
conclusión de que su sueño (el de ella) "muestra
que inconscientemente el
acto de abortar se experimentó como un acto de asesinato.
Debe notarse que esta
enfermera estaba absolutamente involucrada e intelectualmente
comprometida con
la nueva ley del aborto. Tuvo una reacción
típica. Sin importar la religión u
orientación filosófica de cada quien, la
visión inconsciente del aborto
permanece igual. Esto es lo más significativo de todo lo que
se aprendió en
estas sesiones". (Esta historia apareció en un editorial de
Obstetricia y
Ginecología, que argumentaba que los trabajadores de centros
abortistas deben
ser alentados a hablar sobre sus problemas como una manera de que sigan
realizando su trabajo).
American
Medical News
reportó lo siguiente del taller de
Un
informe presentado
a
Explicaciones
Alternativas
¿Cómo
podemos dar
cuenta de los problemas de los médicos, especialmente de sus
sueños? Puede ser
que sea así como la mente humana responde a una matanza,
como se ha sugerido en
otros grupos de personas que matan. Quienes creen que el aborto es un
asesinato, y que matar a otro ser humano es algo que pocas personas
pueden
hacer de manera natural, encontrará plausible esta
explicación.
Pero
científicos
sociales ofrecen otras dos explicaciones. Una de ellas dice que las
personas
sufren de agotamiento, como tantos en las profesiones de ayuda. Es por
ello un
problema más fácil de resolver, ya que requiere
solo de vacaciones y rotación
de responsabilidades. Considerando el alto volumen y la alta velocidad
de los
más de los abortos, puede ser que sí
estén agotados, lo cual no quita que
sufran de conciencia o también PTSD. Más
aún, el agotamiento no explica sus
sueños.
La
otra explicación es
que las personas responden negativamente por un primitivo o infantil
mal
entendimiento de los hechos. El editorial en Obstetricia y
Ginecología antes
citado dijo que "el niño mezcla inevitablemente la realidad
con la
fantasía. Incapaz de conceptuar todo el proceso en
términos sofisticados, el
niño piensa en términos concretos.
Visualizó un 'huevo' en 'el estómago' y cree
que un bebé formado se desarrolla desde el principio,
creciendo por nueve meses
hasta llegar a ser un infante de tamaño completo".
Este
autor cree que
esta es la manera de explicar los sueños. No obstante los
adultos entienden la
reproducción, "las fantasías primitivas
permanecen en el
inconsciente...Por tanto, incluso quienes están
intelectualmente comprometidos
con el aborto tienen que luchar contra la visión de un feto
como un bebé real
que tiene su propio inconsciente. El trauma emocional observado en
estas enfermeras
fue el resultado de un conflicto entre su compromiso intelectual, por
un lado,
y sus posturas inconscientes por el otro. En su interior, tienen la
experiencia
de haber participado en un asesinato".
Si
el ver al feto como
un bebé es un mero producto de la imaginación, un
símbolo o una
sobresimplificación, la solución es simple. La
mejor manera de enfrentar una
fantasía es mostrando la realidad. La tecnología
moderna nos ha provisto de
fotografías de embriones y fetos en cada etapa de su
desarrollo, y los
sonogramas muestran sus movimientos en tiempo real. Pero esta
técnica no parece
ser útil a la hora de reducir los síntomas de los
que sufren los que trabajan
con abortos, como otro editorial titulado "Advertencias de Impactos
Psicológicos Negativos de
Una
Advertencia
Los
defensores del
aborto creen que es un tipo de medicina. Quienes se oponen creen que es
asesinato. Si el aborto se trata de quitar una vida humana, algunos o
muchos de
los que los realizan sufrirían ciertas consecuencias
psicológicas asociadas con
el trauma causado por dañar a otros. Si no encontramos tales
consecuencias, el
caso de que el aborto no es violencia de ningún tipo se ve
fortalecido. Si es
que hay consecuencias, se fortalece el caso de que hay violencia. La
evidencia
anecdótica y tales estudios sugieren, como nosotros lo hemos
hecho, que algunos
de los que realizan abortos sufren daños
psicológicos; que realizar abortos
tiene esas consecuencias.
Tal
vez los sueños
sean una advertencia. De serlo, esas pesadillas pueden ser una
bendición. Bernard
Nathanson, hablando del tiempo en que era un pionero en
preparar centros
abortistas, recuerda haber sido abordado por la esposa de un
médico en un cocktail.
"Me llevó a un lado y me
habló muy agitada acerca de las cada vez más
frecuentes pesadillas de su
esposo. Él le había confesado a su esposa que sus
sueños estaban plagados de
niños y sangre, y que luego se había obsesionado
con la idea de que alguna
justicia terrible se impondría sobre sus hijos como pago por
lo que estaba
haciendo". Estos sueños y sentimientos pueden haber sido una
advertencia
de su conciencia para que no siga.
El
ex doctor abortista
McArthur Hill ha hablado acerca de cómo él
intentaba salvar bebés prematuros y
cómo luego encontró que los bebés que
había abortado eran más grandes que los
prematuros que había salvado.
Fue
ahí cuando empecé
a tener pesadillas...En mis pesadillas, yo recibía a un
saludable recién
nacido. Luego tomaba a ese saludable recién nacido y lo
cargaba. Estaba frente
a un jurado de gente sin rostro y les preguntaba qué hacer
con ese bebé. Ellos
tenían que mostrar el dedo pulgar hacia arriba o hacia
abajo, y si mostraban el
pulgar hacia abajo, yo tenía que soltar el bebé
dentro de una balde lleno de
agua que estaba en el suelo. Nunca llegué a soltar al
bebé porque siempre me
despertaba en ese momento.
El
doctor Hill,
eventualmente, despertó a la realidad de lo que estaba
haciendo. Otros también
lo han hecho. Si es verdad que las pesadillas de los médicos
abortistas y otros
síntomas resultan de su trabajo, como lo sugieren las
evidencias, habrá muchos
otros médicos abortistas que serán llevados por
sus sueños a escuchar la voz de
sus conciencias y dejarán de ayudar en la matanza de los no
nacidos.
(*)
Rachel
M. MacNair,
Ph.D., es directora del Institute
for
Integrated Social Análisis
en
Kansas City, brazo investigativo de la
organización Consistent
Life (http://www.consistent-life.org),
y es autora
de Perpetration-Induced
Traumatic Stress:
The
Psychological
Consequences of Killing
(Praeger, 2002), una obra que examina grupos involucrados en matar,
incluyendo
veteranos de guerra y verdugos.