Crux Sancta sit mihi lux, non Draco sit mihi lux, Vade Retro Satana,
numquam suadeas mihi vana, sunt mala quaea libas, ipse venena vivas
El Centro Nacional de Bioética
Católica (National Catholic Bioethics
Center, NCBC) es una institución estadounidense creada en 1972 para la
promoción y la salvaguarda de la dignidad del hombre en el terreno de las
ciencias de la vida en general y de la salud en especial.
Para la presente edición de Fides et
Ratio, hemos traducido del original
inglés para nuestros lectores de habla hispana los comentarios sobre la
“muerte cerebral”, para facilitar la comprensión de este controvertido concepto
de
¿A qué se refiere la expresión “muerte cerebral”?
El concepto de “muerte cerebral” se relaciona con la determinación médica
de considerar como fallecida a una persona en base a “criterios neurológicos”.
Cuando se diagnostica apropiadamente, la “muerte cerebral” se refiere a la
interrupción completa de toda la actividad neurológica organizada de la
totalidad del encéfalo, lo que incluye el cerebro, el cerebelo y el tronco cerebral.
Cuando esto ocurre, el organismo, considerado como una totalidad, deja
irremediablemente de funcionar. La terminología apropiada en este caso es “el
diagnóstico de muerte usando criterios neurológicos”.
¿Es adecuado utilizar los criterios neurológicos para determinar la muerte?
Habitualmente, los criterios que se usan para diagnosticar el
fallecimiento son los cardiopulmonares, esto es, se confirma la defunción
después del cese de la respiración y de los latidos cardiacos. Sin embargo, los
avances tecnológicos de los Cuidados Intensivos hacen posible la preservación
de la circulación y de la respiración aún después de la abolición del
funcionamiento cerebral.
El uso de los criterios neurológicos para la determinación de la muerte es legítimo
de acuerdo con las enseñanzas de
Dentro de los criterios
diagnósticos se incluyen 4 signos cardinales: el coma, la ausencia de respuesta
cerebral al estímulo doloroso en los cuatro miembros, la desaparición de los
reflejos del tronco cerebral y la apnea. Tanto Pío XII como Juan Pablo II
afirmaron que
¿Puedo recibir órganos para trasplante que proceden de personas cuyo
fallecimiento fue diagnosticado por criterios neurológicos?
Sí, un católico fiel
puede recibir órganos de este tipo de donantes y también puede donar sus
propios órganos si su muerte se diagnostica por criterios cardiopulmonares o
neurológicos.
¿Por qué existen controversias con los criterios neurológicos?
Como
se mencionó antes,
cuando se desencadena el cese total de las funciones cerebrales, el
corazón
puede continuar latiendo mediante la asistencia del apoyo
técnico externo. Este soporte artificial hace que la persona
impresione estar
viva. Sin embargo, la evidencia médica señala
que los 4 signos antes descritos permiten afirmar que la vida ha
concluido. En resumen, no hay razón para las controversias.
¿Por
qué
En realidad, no se trata de una definición de muerte, sino del
uso de nuevos signos para determinarla. El concepto cristiano del fallecimiento
siempre ha sido el de la separación del alma y el cuerpo.
¿Qué dice
Los criterios neurológicos son compatibles con la enseñanza católica de que el
ser humano es una unión sustancial del cuerpo con un alma racional. La pérdida
irreversible y completa de la función cerebral puede considerarse un
comprensible indicador de que esa alma racional ya no está presente.
¿El uso de los criterios de muerte cerebral provoca la muerte del enfermo?
El uso de los criterios
de muerte cerebral no causa la muerte del paciente, sino que confirma que ha
fallecido. Es análogo a la manera en que tradicionalmente se utilizan
los criterios cardiopulmonares.
¿Por qué
hay quienes afirman que la ablación de órganos de las personas declaradas
fallecidas mediante criterios neurológicos es una forma de homicidio?
Se trata de
comentarios irresponsables de quienes creen, erróneamente, que
una persona todavía
vive porque el cadáver parece vivir por efecto de la sangre
oxigenada que
aún circula debido a los métodos artificiales. Las
personas que rechazan el uso
de los criterios neurológicos para diagnosticar la muerte
sostienen que la causa de la muerte es la ablación de los
órganos. Esa opinión está en contradicción
con las
enseñanzas de
En la práctica clínica, el médico que diagnostica la muerte no debe pertenecer
a los equipos de trasplante para evitar cualquier potencial conflicto de
intereses. Debe remarcarse que el uso de los criterios neurológicos debe ser
estrictamente aplicado, con la absoluta certeza de la muerte cerebral antes de
declarar el fallecimiento.
¿Los medios de difusión agregan confusión?
Los medios de
comunicación en general son imprecisos; es frecuente escuchar que a un
paciente con muerte cerebral “se le retiró el soporte vital y murió”.
Obviamente, alguien que ya ha fallecido no puede volver a morir. Estas
descripciones constituyen el resultado del uso desprolijo del lenguaje y de la
ignorancia general de los criterios neurológicos para realizar el diagnóstico
de la muerte.