Peces y panes

Sanctus, Sanctus, Sanctus, Dominus Deus Sabaoth. Pleni sunt coeli et terra gloria tua. Hosanna in excelsis

Sección Historia: el milagro de Siena

El prodigio eucarístico de Siena es particularmente sorprendente, por el hecho de ser un milagro continuo. Durante la conmemoración de la Asunción de María Santísima en Siena, en 1730, se efectuó una procesión por fuera de la iglesia de San Francisco, momento en el cual unos ladrones profanaron el sagrario para robar un copón, repleto de hostias consagradas.

Cuando el episodio fue descubierto, la ciudad entera entró en conmoción. De acuerdo a las crónicas de aquel entonces, se organizaron grupos de oración en búsqueda de perdón por tamaño sacrilegio; de hecho, al tercer día las hostias fueron encontradas en la iglesia de Santa María en Provenzano, junto a la canasta de las limosnas, cubiertas con polvo y telas de arañas. Tras la inspección de las autoridades, se contaron un total de 351 partículas sagradas, las cuales fueron trasladadas de regreso a la Iglesia de San Francisco.

Entonces se inició el milagro: los frailes franciscanos no pudieron consumir las hostias dada las continuas procesiones y adoraciones eucarísticas que se celebraban en honor a la recuperación. Así notaron que, contra todas las leyes de la biología, las hostias se mantenían sin evidencias de corrupción.

A lo largo de las décadas, algunas de estas sagradas formas fueron destinadas a la Sagrada Comunión. Entrado el siglo XXI, quedan aún 223 partículas, las cuales todavía se encuentran en perfecto estado de conservación.

Revista Digital Fides et Ratio - Abril de 2007

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