Sanctus, Sanctus, Sanctus, Dominus Deus Sabaoth. Pleni sunt coeli et terra gloria tua. Hosanna in excelsis
Sección Historia:
la Didaché
CAPÍTULO 1
1. Hay dos
caminos, el de la vida y
el de la muerte, y grande es la diferencia que hay entre estos dos
caminos.
2. El camino de
la vida es éste:
Amarás en primer lugar a Dios que te ha creado, y en segundo
lugar a tu prójimo
como a ti mismo. Todo lo que no quieres que se haga contigo, no lo
hagas tú a
otro.
3. Y de estos
preceptos la enseñanza
es ésta: bendecid a los que os maldicen y rogad por vuestros
enemigos, y ayunad
por los que os persiguen. Porque ¿qué gracia hay
en que améis a los que os
aman? ¿No hacen esto también los gentiles?
Vosotros amad a los que os odian, y
no tengáis enemigos.
4.
Apártate de los deseos carnales.
Si alguno te da una bofetada en la mejilla derecha, vuélvele
la izquierda, y
serás perfecto. Si alguien te fuerza a ir con él
durante una milla, acompáñale
dos. Si alguien te quita el manto, dale también la
túnica. Si alguien te quita
lo tuyo, no se lo reclames.
6.
También está dicho acerca de
esto: que tu limosna sude en tus manos hasta que sepas a
quién das.
CAPÍTULO 2
1. El segundo
mandamiento de la
Enseñanza es éste.
2. No
matarás, no adulterarás, no
corromperás a los menores, no fornicarás, no
robarás, no practicarás la magia o
la hechicería, no matarás el hijo en el seno
materno, ni quitarás la vida al
recién nacido. No codiciarás los bienes del
prójimo.
3. No
perjurarás, no darás falso
testimonio. No calumniarás ni guardarás rencor.
4. No
serás doble de mente o de
lengua, pues la doblez es lazo de muerte.
5. Tu palabra
no será mentirosa ni
vana, sino que la cumplirás por las obras.
6. No
serás avaro, ni rapaz, ni
hipócrita, ni malvado, ni soberbio. No serás
codicioso, o malicioso ni
orgulloso, no escucharás consejos maliciosos contra el
prójimo.
7. No
tramarás planes malvados
contra tu prójimo. No odiarás a hombre alguno,
sino que a unos los convencerás,
por otros rogarás, a otros los amarás
más que a tu propia alma.
CAPÍTULO 3
1. Hijo
mío, aléjate de todo lo que
es malo, y de todo lo que se le parezca.
2. No te
irrites, porque la furia
lleva al asesinato. No seas celoso, querelloso, de temperamento
rápido, pues
todo esto lleva a matar.
3. Hijo
mío, no seas carnal, porque
la carne lleva a la fornicación, no seas un hablador sucio,
no te vanaglories
mucho, porque de todas estas cosas sale el adulterio.
4. Hijo
mío, no seas un observador
de presagios o agüeros, no seas un hechicero, ni
astrólogo, ni purificador, ni
desees ver estas cosas, porque de todo esto nace la
idolatría.
5. Hijo
mío, no seas mentiroso, la
mentira lleva al robo, no seas codicioso o engreído, de
todas estas cosas surge
el robo.
6. Hijo
mío, no seas un murmurador,
ya que lleva a la blasfemia, no seas de mente enferma o voluntad
egoísta,
porque de todo esto nacen las blasfemias.
7. Mas bien
sé manso, porque los
mansos heredarán la tierra;
8.
Sé sin embargo generoso, ten
compasión, no hagas daño, se pacífico,
y bueno, y ten temor siempre de las
palabras que has escuchado.
9. No te
exaltarás a ti mismo, ni
darás demasiada confidencia a tu alma. Tu alma no se debe
unir con las
engreídas, sino que debe caminar con las almas justas y
humildes.
10. Acepta todo
lo que te pasa como
bueno, sabiendo que sin Dios nada pasa.
CAPÍTULO 4
1. Hijo
mío, te acordarás de día y
de noche del que te habla la palabra de Dios, y le honrarás
como al Señor
porque donde se anuncia la majestad del Señor,
allí está el Señor.
2.
Buscarás cada día los rostros de
los santos, para hallar descanso en sus palabras.
3. No
harás cisma, sino que pondrás
paz entre los que pelean. Juzgarás rectamente, y no
harás distinción de
personas para reprender las faltas.
4. No
andarás con alma dudosa de si
sucederá o no sucederá.
5. No seas de
los que extienden la
mano para recibir, pero la retiran para dar.
6. Si adquieres
algo por el trabajo
de tus manos, da de ello como rescate de tus pecados.
7. No vaciles
en dar, ni murmurarás
mientras das, pues has de saber Quién es el buen
recompensador de tu limosna.
8. No
rechazarás al necesitado, sino
que tendrás todas las cosas en común con tu
hermano, sin decir que nada es tuyo
propio; pues si os son comunes los bienes inmortales, cuánto
más los mortales.
9. Tu mano no
se levantará de tu
hijo o de tu hija, sino que les enseñarás desde
su juventud el temor de Dios.
10. No
mandarás con aspereza a tu
esclavo o a tu esclava que esperan en el mismo Dios que tú,
no sea que dejen de
temer a Dios que está sobre unos y otros... porque El viene
no a llamar de
acuerdo a las apariencias, sino a lo que el Espíritu ha
preparado.
11. Vosotros,
los esclavos, someteos
a vuestros señores como a imagen de Dios con reverencia y
temor...
12.
Odiarás la hipocresía y todo lo
que no es grato a Dios.
13. No
abandonarás los mandamientos
del Señor, sino guardad lo que has recibido, sin agregarle o
quitarle;
14. En la
Iglesia confesarás tus
pecados, y no te acercarás a la oración con mala
conciencia. Este es el camino
de la vida
CAPÍTULO 5
2. Hay aquellos
que acosan al
bueno-amantes de la mentira, no conocen la recompensa de la rectitud,
no se
acercan al juicio bueno y correcto, no miran por lo bueno sino que por
lo malo,
de quienes la humildad y paciencia están lejos, amando cosas
que son vanas,
buscando recompensas, no teniendo compasión del necesitado,
no trabajando por
el que está en problemas, no conociendo al que los hizo,
asesinos de niños,
corruptores de la imagen de Dios, quienes se alejan de los necesitados
y los
oprimen más en sus problemas, jueces injustos de los pobres,
errando en todas
las cosas. De todo esto, hijos, sean librados.
CAPÍTULO 6
CAPÍTULO 7
1. Y referente
al bautismo, bautiza
de este modo: habiendo recitado estos preceptos, bautiza en el nombre
del
Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, en agua viva;
2. Pero si no
tienes agua corriendo,
bautiza en otra agua, y si no puedes bautizar en agua fría,
hazlo con agua
tibia;
3. Pero si no
tienes ninguna, echa
agua tres veces sobre la cabeza, en el nombre del Padre, y del Hijo, y
del
Espíritu Santo.
CAPÍTULO 8
1. Pero no
hagas que tu ayuno sea
con los hipócritas, porque ellos ayunan en el segundo y
quinto día de la
semana. Más bien, ayuna en el cuarto y sexto día.
CAPÍTULO 9
2. Te damos
gracias, Padre nuestro,
por la santa viña de David Tu siervo, la que nos diste a
conocer a nosotros por
medio de Jesús, Tu siervo. A Ti la gloria por los siglos.
3. Luego sobre
el trozo de pan: Te
damos gracias, Padre nuestro, por
la
vida y el conocimiento, que nos diste a conocer por medio de
Jesús Tu siervo. A
Ti la gloria por los siglos.
4. Como este
fragmento estaba
disperso sobre los montes, y reunido se hizo uno, así sea
reunida Tu Iglesia de
los confines de la tierra en Tu reino.
Porque Tuya es la gloria y el poder, por Jesucristo, por
siempre.
5. Que nadie
coma ni beba de vuestra
comida de acción de gracias, sino los bautizados en el
nombre del Señor, pues
sobre esto dijo el Señor: No deis lo que es santo a los
perros.
CAPÍTULO 10
1.
Después de saciaros, da gracias
así:
2. Te damos
gracias, Padre santo,
por Tu santo nombre que hiciste morar en nuestros corazones, y por el
conocimiento, la fe
y la inmortalidad
que nos has dado a conocer por medio de Jesús, Tu Hijo, para
El sea la gloria
por siempre.
3.
Tú, Señor omnipotente, creaste
todas las cosas por causa de tu nombre,
y diste a los hombres alimento y bebida para su disfrute, para que te dieran
gracias. Mas a nosotros
nos hiciste el don de un alimento
y una
bebida espiritual y de la vida eterna por medio de tu
Hijo.
4. Por sobre
todo, te agradecemos
que nos puedas salvar; para El sea la gloria por siempre.
5.
Acuérdate, Señor, de tu Iglesia,
para librarla de todo mal y hacerla
perfecta en tu caridad, y congrégala desde los
cuatro vientos,
santificada, en Tu reino que le has preparado. Porque tuyo es el poder
y la
gloria por los siglos.
6. Has que
venga la gracia, y deja
que pase este mundo. Hossana al Hijo de David. Si alguien es santo
déjalo venir
a la Eucaristía; si no lo es, déjalo que se
arrepienta. Amén.
CAPÍTULO 11
1. Quienquiera
que, entonces, venga
y te enseñe todas las cosas que se han dicho antes,
recíbelo.
2. Pero si el
mismo maestro,
extraviado, os enseña otra doctrina para vuestra
disgregación, no le prestéis
oído; si,
en cambio, os enseña para
aumentar vuestra justicia y conocimiento
del Señor, recibidle como al mismo Señor.
3. Concerniente
a los apóstoles y
profetas, actúa de acuerdo a la doctrina del Evangelio.
4. Deja que
cada apóstol que viene a
tí sea recibido como al Señor.
5. El se
quedará un día, y si es
necesario, dos, pero si se queda por tres días,
él es un falso profeta.
6. Cuando el
apóstol se vaya no tome
nada consigo si no es pan hasta su nuevo alojamiento. Si pide dinero,
es un
falso profeta.
7. Y no
atentarás o discutirás con
ningún profeta que hable en el Espíritu, porque
todos los pecados serán
perdonados, pero este pecado no será perdonado.
8. Con todo, no
todo el que habla en
espíritu es profeta, sino el que tiene el modo de vida del
Señor. En efecto,
por el modo de vida se distinguirá el verdadero profeta del
falso.
9. Y cada
profeta que ordene en el
Espíritu que se tienda la mesa, no deberá comer
de ella él mismo, si lo hace,
es un falso profeta;
10. Y cada
profeta que enseñe la
verdad, si no la practica, es un falso profeta;
11. Y cada
profeta, probado como
verdadero, y trabajando en el misterio visible de la Iglesia, pero que
no
enseña a otros a hacer lo que el hace, no debe ser juzgado
por ti, porque tiene
su juicio con Dios, porque así hicieron los profetas del
pasado.
12. Pero al que
dice en espíritu:
Dame dinero, o cualquier otra cosa, no le prestéis
oído. En cambio si dice que
se dé a otros necesitados, nadie lo juzgue.
CAPÍTULO 12
1. Todo el que
viniere en nombre del
Señor, recibidle. Luego examinándole le
conoceréis por su derecha y por su
izquierda, pues tenéis discernimiento, conocimiento de lo
bueno y de lo malo
2. Si la
persona que viene es un
peregrino, asístelo en lo que puedas, pero no se debe quedar
contigo por más de
2 ó 3 días, al menos haya una necesidad.
3. Si quiere
quedarse entre
vosotros, teniendo un oficio, que trabaje para su sustento.
4. Si no tiene
oficio, proveed según
prudencia, de modo que no viva entre
vosotros cristiano alguno ocioso.
5. Si no quiere
aceptar esto, se
trata de un traficante de Cristo. De ésos mantente lejos.
CAPÍTULO 13
1. Todo
auténtico profeta que quiera
morar de asiento entre vosotros es digno de su sustento.
2. Igualmente,
todo auténtico
maestro merece también, como el trabajador, su sustento.
3. Por tanto,
tomarás siempre las
primicias de los frutos del lagar y de la era, de los bueyes y de las
ovejas, y
las darás como primicias a los profetas, pues ellos son
vuestros sumos
sacerdotes.
4. Pero si no
hay profetas, dalo a
los pobres.
5. Si haces
pan, toma las primicias
y dalas conforme al mandato.
6. Si abres una
jarra de vino o de
aceite, toma las primicias y dalas a los profetas.
7. De tu
dinero, de tu vestido y de
todas tus posesiones, toma las primicias, según te
pareciere, y dalas conforme
al mandato.
CAPÍTULO 14
1. En el
día del Señor reuníos y
romped el pan y haced la Eucaristía, después de
haber confesado vuestros
pecados, a fin de que vuestro sacrificio sea puro.
2. Todo el que
tenga disensión con
su compañero, no se junte con vosotros hasta que no se hayan
reconciliado, para
que no sea profanado vuestro sacrificio.
3. Este es el
sacrificio del que
dijo el Señor: “En todo lugar y tiempo se me
ofrece un sacrificio puro: porque
yo soy el gran Rey, dice el Señor, y mi nombre es admirable
entre las naciones”
CAPÍTULO 15
1.
Elegíos obispos y diáconos dignos
del Señor, hombres mansos, no amantes del dinero, sinceros y
probados; porque
también ellos os sirven a vosotros en el ministerio de los
profetas y maestros.
2. No los
despreciéis, ya que tienen
entre vosotros el mismo honor que los profetas y maestros
3.
Repréndanse unos a otros, no con
ira sino pacíficamente, como lo manda el Evangelio; y, no
dejes que nadie hable
a nadie que actúe desordenadamente referente al
prójimo, ni le dejes escuchar
de ti hasta que se arrepienta.
4. Que tus
oraciones y alma y todas
tus obras hagan como lo manda el Evangelio de nuestro Señor.
CAPÍTULO 16
1. Vigilad
sobre vuestra vida. No se
apaguen vuestras linternas, y no dejen de estar ceñidos
vuestros lomos, sino
estad preparados, pues no sabéis la hora en que
vendrá nuestro Señor.
2.
Reuníos con frecuencia, buscando
lo que conviene a vuestras almas, pues de nada os servirá
todo el tiempo en que
habéis creído si no consumáis vuestra
perfección en el último momento.
3. En los
últimos días se
multiplicarán los falsos profetas y los corruptores, y las
ovejas se
convertirán en lobos, y el amor se convertirá en
odio.
4. En efecto,
al crecer la
iniquidad, los hombres se odiarán entre si, y se
perseguirán y se traicionarán:
entonces aparecerá el extraviador del mundo, como hijo de
Dios, y hará señales
y prodigios, y la tierra será entregada en sus manos, y
cometerá iniquidades
como no se han cometido desde siglos.
5. Entonces la
creación de los
hombres entrará en la conflagración de la prueba,
y muchos se escandalizarán y
perecerán. Pero los que perseveren en su fe serán
salvados por el mismo que
había sido maldecido.
6. Entonces
aparecerán las señales
auténticas: en primer lugar el signo de la abertura del
cielo, luego el del
sonido de trompeta, en tercer lugar,
la
resurrección de los muertos.