Santo Tomás de Aquino (1225-1274), el «Doctor Angélico», patrono de la educación católica
Artículo especial:
los jóvenes y la confesión
Queridos jóvenes de Roma:
También este año, en la proximidad del domingo de Ramos, nos reunimos para
preparar la celebración de
¿Por qué "no es casualidad"? Podemos hallar la respuesta en lo que
escribí en mi primera encíclica. En ella puse de relieve que se comienza a ser
cristiano por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un
nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva (cf. Deus
caritas est, 1).
Precisamente para favorecer este encuentro os disponéis a
abrir vuestro corazón a Dios, confesando vuestros pecados y recibiendo, por la
acción del Espíritu Santo y mediante el ministerio de
Cuando era arzobispo de Munich-Freising, en una meditación sobre Pentecostés me
inspiré en una película titulada Metempsicosis (Seelenwanderung)
para explicar la acción del Espíritu Santo en un alma. Esa película narra la
historia de dos pobres hombres que, por su bondad, no lograban triunfar en la
vida. Un día, a uno de ellos se le ocurrió que, no teniendo otra cosa que
vender, podía vender su alma. Se la compraron muy barata y la pusieron en una
caja. Desde ese momento, con gran sorpresa suya, todo cambió en su vida. Logró
un rápido ascenso, se hizo cada vez más rico, obtuvo grandes honores y, antes
de su muerte, llegó a ser cónsul, con abundante dinero y bienes. Desde que se
liberó de su alma ya no tuvo consideraciones ni humanidad. Actuó sin
escrúpulos, preocupándose únicamente del lucro y del éxito. Para él el hombre
ya no contaba nada. Él mismo ya no tenía alma. La película -concluí- demuestra
de modo impresionante cómo detrás de la fachada del éxito se esconde a menudo
una existencia vacía.
Aparentemente ese hombre no perdió nada, pero le faltaba el alma y así le
faltaba todo. Es obvio -proseguí en esa meditación- que propiamente hablando el
ser humano no puede desprenderse de su alma, dado que es ella la que lo
convierte en persona. En cualquier caso, sigue siendo persona humana. Sin
embargo, tiene la espantosa posibilidad de ser inhumano, de ser persona que
vende y al mismo tiempo pierde su propia humanidad. La distancia entre una
persona humana y un ser inhumano es inmensa, pero no se puede demostrar; es
algo realmente esencial, pero aparentemente no tiene importancia (cf. Suchen,
was droben ist. Meditationem das Jahr hindurch, LEV, 1985).
También el Espíritu Santo, que está en el origen de la Creación y que gracias
al misterio de
De modo aún más evidente, el Espíritu descendió sobre los Apóstoles el día de
Pentecostés como ráfaga de viento impetuoso y en forma de lenguas de fuego.
También esta tarde el Espíritu vendrá a nuestro corazón, para perdonarnos los
pecados y renovarnos interiormente, revistiéndonos de una fuerza que también a
nosotros, como a los Apóstoles, nos dará la audacia necesaria para anunciar que
"Cristo murió y resucitó".
Así pues, queridos amigos, preparémonos con un sincero examen de conciencia
para presentarnos a aquellos a quienes Cristo ha encomendado el ministerio de
la reconciliación. Con corazón contrito confesemos nuestros pecados,
proponiéndonos seriamente no volverlos a cometer y, sobre todo, seguir siempre
el camino de la conversión. Así experimentaremos la auténtica alegría: la que
deriva de la misericordia de Dios, se derrama en nuestro corazón y nos
reconcilia con él.
Esta alegría es contagiosa. "Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que
vendrá sobre vosotros" -reza el versículo bíblico elegido como tema de
Recordad siempre que sois "templo del Espíritu". Dejad que habite en
vosotros y seguid dócilmente sus indicaciones, para contribuir a la edificación
de
Queridos jóvenes, la ciudad de Roma está en vuestras manos. A vosotros
corresponde embellecerla también espiritualmente con vuestro testimonio de vida
vivida en gracia de Dios y lejos del pecado, realizando todo lo que el Espíritu
Santo os llama a ser, en
Hace veinticinco años, el siervo de Dios Juan Pablo II inauguró, no lejos de
esta basílica, el Centro Internacional Juvenil San Lorenzo: una iniciativa
espiritual que se sumaba a muchas otras ya activas en la diócesis de Roma, para
favorecer la acogida a jóvenes, el intercambio de experiencias y de testimonios
de fe, y sobre todo la oración que nos ayuda a descubrir el amor de Dios.
En esa ocasión, Juan Pablo II dijo: "El que se deje colmar de este amor
-el amor de Dios- no puede seguir negando ssu culpa. La pérdida del sentido del
pecado deriva en último análisis de otra pérdida más radical y secreta, la del
sentido de Dios" (Homilía en la inauguración del Centro Internacional Juvenil San Lorenzo, 13 de marzo de 1983, n. 5: L'Osservatore Romano,
edición en lengua española, 10 de abril de 1983, p. 9). Y añadió: "¿A
dónde ir en este mundo, con el pecado y la culpa, sin la cruz? La cruz se carga
con toda la miseria del mundo que nace del pecado. Y se manifiesta como signo
de gracia. Acoge nuestra solidaridad y nos anima a sacrificarnos por los
demás" (ib.).
Queridos jóvenes, que esta experiencia se renueve hoy para vosotros: en este
momento mirad la cruz y acoged el amor de Dios, que se nos da en la cruz, por
el Espíritu Santo, pues brota del costado traspasado del Señor. Como dijo el
Papa Juan Pablo II, "transformaos también vosotros en redentores de los
jóvenes del mundo" (ib.).
Divino Corazón de Jesús, del que brotaron sangre y agua como manantial de
misericordia para nosotros, en ti confiamos. Amén.
Revista
Digital Fides et Ratio - Abril de 2008