Santo Tomás de Aquino (1225-1274), el «Doctor Angélico», patrono de la educación católica
Artículo especial: el antigénesis
Por Emilio L. Mazariegos para Mercaba.org
... Al final de los tiempos existía
la tierra, rica y hermosa.
El hombre vivió en los campos y en las praderas con los árboles de la tierra.
El hombre dijo:
"Hagamos nuestras residencias en estos lugares tan bonitos"
Y construyó, pues, ciudades de cemento armado y de acero. Y las praderas
desaparecieron.
El hombre vio que eso era bueno.
El segundo día, el hombre contempló el agua de la tierra
y dijo: "arrojemos nuestros desperdicios y basuras al agua
para deshacernos de la suciedad"
Y el hombre lo hizo así.
Y las aguas poco a poco aparecieron sucios y con el olor fétido.
Y el hombre vio que eso era bueno.
El tercer día, el hombre se fijó en los bosques de la tierra.
Y dijo: "cortemos los árboles para construir cosas
y convirtámoslos en pasta para hacer diarios"
Y lo hizo así los paisajes dejaron de ser verdes
y los árboles dejaron de existir.
Y el hombre vio que eso era bueno.
El cuarto día, el hombre advirtió que había muchos animales
y que las crías jugaban al sol y corrían por las praderas.
Y el hombre dijo: "Pongamos estos animales en jaulas
para divertirnos y juguemos a matarlos".
Y así lo hizo.
Y no hubo más animales sobre la capa de la tierra.
Y el hombre vio que todo eso era bueno.
El quinto día, el hombre respiró (agradablemente) el aire de la tierra.
Y dijo: "lancemos al aire los gases de las fábricas y el viento los
llevará".
El aire se cargó de polvo y todas los criaturas vivas murieron asfixiadas o
carbonizados.
El hombre vio que eso era bueno.
El sexto día, el hombre se fijó en sí mismo y,
viendo la diversidad de lenguas y de idiomas de la tierra,
tuvo miedo y se puso a quitarlos.
Y dijo: "construyamos armas poderosas y destruyamos a los otros
antes de que los otros nos destruyan".
El hombre construyó extraños artefactos
y la tierra terminó calcinada por las grandes guerras.
Y el hombre vio que era bueno que ocurriera así.
El séptimo día el hombre descansó de tanto trabajo hecho
y lo tierra quedó tranquila.
Porque el hombre no habitaba ya en la tierra.
Y esto resultó bueno.
Revista
Digital Fides et Ratio - Abril de 2009