San Tomás de Aquino, Doctor de la Iglesia

Santo Tomás de Aquino (1225-1274), el «Doctor Angélico», patrono de la educación católica

Artículo especial: 

la triste herencia de Malthus (Parte primera)

 

Thomas Robert Malthus fue un economista británico, nacido en 1766 y fallecido en 1834. Su formación en Economía se efectuó en la prestigiosa Universidad de Cambridge, donde además de formó en aspectos religiosos, actuando como clérigo protestante anglicano en Surrey cuando contaba con 32 años. 

Thomas Malthus (grabado de época)

Figura 1.- Thomas Malthus

Sin embargo, no fue la faceta espiritual la que le brindó trascendencia histórica a Malthus. Por el contrario, sus trabajos sobre recursos y demografía han sido los que aún destilan tristes consecuencias. Es que este economista liberal, fiel a las lecturas de Adam Smith, fue quien forjó conceptos demográficos que influyeron a Darwin, Marx, Engels y las políticas de control de la natalidad del siglo XXI.

 Dado lo extenso del ensayo, dividiremos el mismo en dos secciones, el primero de los cuales nos llevará a descubrir que la hipótesis de la evolución es en realidad una adaptación a la Biología de una deshumanizada teoría económica.

 

Retomando el relato inicial, Robert Malthus redactó diversas obras, entre las cuales debemos destacar su Ensayo sobre el principio de la población, publicado por primera vez en 1798. En ella, el economista nos decía que «en el reino animal y en el vegetal la naturaleza ha distribuido con mano rica y pródiga las semillas de la vida. En comparación, ha sido parca en cuanto al sitio y alimentación necesarios para hacerlos crecer. Los gérmenes de la vida contenidos en nuestra pequeña tierra, si tuvieran suficiente alimentación y sitio para extenderse, podrían llenar millones de mundos en algunos millares de años... En los animales y plantas sus efectos son el derroche de semillas, la enfermedad y la muerte prematura. En el hombre, la miseria y el vicio»

Estas palabras son casi la sinopsis de la llamada teoría poblacional de Malthus, según la cual la población tiende al crecimiento de un modo geométrico, mientras que la oferta de alimentos para dicha población crece de un modo aritmético. Así, como corolario, al existir demasiadas bocas para alimentar con pocos alimentos disponibles, la naturaleza responde con hambrunas, enfermedades, guerras y otras calamidades para reducir la explosión demográfica y, en consecuencia regular la disponibilidad de recursos. En suma: la fertilidad de una sociedad llevaría a la crisis social y financiera de esa sociedad o, en términos concretos, los pobres son los únicos culpables y responsables de su propia pobreza y de los desastres acarreados por la misma.

 

Malthus fue enormemente influyente en los círculos políticos y económicos de su tiempo, sobre todo en la Gran Bretaña de la Revolución Industrial y en pensadores y economistas posteriores, entre ellos los liberales John Mill y David Ricardo (quien en sus Principios de Economía Política y Tributación  citaba que «el crecimiento de la población provoca escasez de tierras productivas»), y, aunque no lo crean, en Marx y Engels.

Sin embargo, el impacto más penetrante de la ideología de Malthus ocurriría en el terreno de la Biología. Charles Darwin leyó atentamente el mencionado Ensayo sobre el principio de la población, según él mismo afirma en sus Cuadernos sobre la transmutación de las especies, los cuales fueron el borrador para la construcción de su obra máxima, El Origen de las Especies de 1859. Partiendo del concepto de que los seres vivos se multiplicarían en forma exponencial, frente a un crecimiento mucho más discreto de los recursos disponibles, se produciría una competencia feroz por los alimentos, con el triunfo inexorable del más fuerte (del más apto, «the fittest» en la expresión original de Darwin). Esto llevaría al autoperfeccionamiento de la naturaleza y al surgimiento de nuevas especies más «perfectas» que las previas.

Charles Darwin

Figura 2.- Charles Darwin

Escasos años después, Pasteur y Koch sentaron las bases para reconocer que Malthus estaba equivocado en su dinámica de las poblaciones, ya que hasta las primitivas colonias de bacterias se regulan por factores propios y externos diferentes a la disponibilidad de recursos, logrando una estabilidad poblacional temprana, hecho éste hoy conocido en los primeros años de las carreras universitarias vinculadas a la biología, incluyendo la Medicina. Asimismo, experiencias en el siglo XX por parte de biólogos y etólogos han demostrado que factores similares influyen en la regulación poblacional de organismos superiores.

En síntesis, como conclusión de esta primera parte, parece claro que la hipótesis de la evolución no es más que el fruto equivocado de la adaptación a las ciencias naturales de una errónea teoría económica que intentó explicar una inexistente dinámica poblacional.

En la próxima edición, veremos los frutos de la propagación del error e intentaremos demostrar que los frutos de Malthus no sólo han corrompido nuestra concepción de la Biología, sino que además han sido la base de las actuales políticas de control de la natalidad.

 

Volver al índice de la edición actual

Volver a la página principal