Santo Tomás de Aquino (1225-1274), el «Doctor Angélico», patrono de la educación católica
Artículo especial: homilía pascual del Padre Castellani
Es probable que sobre todo comentario a la hora de presentar a quien ha sido una de las mentes más brillantes de América Latina en el siglo XX: el sacerdote argentino Leonardo Castellani. Sus numerosos escritos son una referencia permanente tanto en teología como en filosofía y se destacan por su permanente y constante actualidad. A continuación transcribimos la homilía por el pronunciada en la Solemnidad de la Pascua en 1966, publicada en sus Predicas Domingueras (edición de 1997).
“Surrexit Christus vere, alleluia,
Cristo resucitó realmente, alegría”.
Esta es la
consigna de la Iglesia
hoy. También San Pablo dice: “Alegraos siempre en
el Señor; de nuevo os digo:
alegraos”.
Mi
filósofo predilecto, Sören
Kierkegor, dice que la vida del cristiano tiene que ser sufrimiento;
pero por
otra parte continuamente él está confesando
estados de gozo espiritual; quiere
decir que la vida del buen cristiano transcurre en sufrimiento
espiritual
(“dichosos los que lloran”) y gozos espirituales
(“alegraos en el Señor”) y en
sufrimientos carnales llevados con paciencia y en gozos carnales
recibidos con
agradecimiento –aunque no superapreciados. Todos los goces
limpios que tenemos
en esta vida proceden en el fondo de la Pasión y
Resurrección de Cristo.
Los sufrimientos terrenos, las
penalidades carnales de esta vida ¿pueden ser superados y
como aniquilados por la
alegría de la Resurrección; de Cristo cumplida,
de nosotros esperada?
En los santos
lo pudo; en mí apenas
alcanza a superar las facturas del Estado que me llegan una cada semana
con
aumentos. Hay que pagarlas con gusto, pobre Estado Argentino. Es decir,
el
Estado Argentino es hoy una porquería, pero hoy hay que amar
incluso a los
malos.
“Resucito
Cristo realmente hoy,
alegría”. Buen día, alegría.
Se puede con verdad decir “hoy”, el Viernes Santo
no se podía con estricta verdad decir: “Hoy
murió Cristo, alegría”. Pero
“Christus
resurgenes ex mortuis iam non moritur, Cristo, una vez
resucitado de
entre los muertos, no se muere más”
–dice San Pablo.
En Europa la
gente del pueblo limpia
a fondo toda la casa esta semana, y hacen fiestas y se mandan regalos.
“Alegre
como unas Pascuas” –dicen en España.
Ya he hablado
dos o tres veces del
milagro central que es la Resurrección de Cristo
–“Esta generación mala y
bastarda pide milagros; y no se le dará más
milagros que… mi Resurrección” (el
milagro de Jonás Profeta) –les dijo Cristo, una
vez que estaba enojado.
Es un hecho
histórico: detrás de él
existe la mayor suma de evidencia histórica que
jamás ha existido; de manera
que negarlo es como negar la existencia de Colón o la
existencia de Sarmiento.
¿Cómo es que nadie ni por sueños niega
eso, y muchos niegan la Resurrección de
Cristo?
Es que es
también un hecho
metahistórico, un hecho sobrenatural, un hecho de fe: no
fuerza el intelecto,
tiene que intervenir la libre voluntad, el Salto de la Fe: es un
misterio de la
Fe. Ninguno estuvo más cerca de la evidencia
histórica de la Resurrección que
los fariseos y sacerdotes jefes; y no creyeron en Cristo.
Lo mismo que los incrédulos
modernos, sus mentes no fueron forzadas por la evidencia, antes bien
trataron
de ocultarla y combatirla, como los incrédulos de hoy. Hay
que ver los inventos
disparatados que aducen para negar la Resurrección. Dan
lástima; porque no sólo
son inventos, es decir, basadas en nada, sino que son absurdos.
En vez de hacer
apologética, voy a
contestar brevemente la preguntita que quedó en el aire el
domingo pasado: Si
Cristo volviera a la Tierra ¿lo matarían de
nuevo? – Sí, lo matarían si
pudieran, pero no de la misma manera.
Se me figura
que primeramente lo
cubrirían de ridículo. Dirían:
“¿Dónde
se ha visto que el Fundador del
Cristianismo venga de nuevo a predicarnos el Cristianismo, a nosotros
que somos
todos cristianos? En realidad anda falsificando el cristianismo, esa
religión
tan suave, tan amable, tan benigna, tan consoladora, tan
científica, tal como
la expone Teilhard de Chardin.
Los diarios
publicarían sesudos
editoriales contra la “nueva” doctrina, los
sabihondos alocados escribirían
libros, los libreros tendrían “listas
negras” para no vender libros que la
apoyaran… le harían interrogatorios como los
Escribas y Fariseos:
“Profesor,
sabemos que Ud. es justo
y veraz, y queremos que nos conteste por radio a la pregunta
más importante: usted, ¿está con Rusia
o con Estados Unidos?” Y al contestar Cristo: “Yo
no enseñé
la preciosa propiedad privada, ni el Capitalismo, ni el quedantismo, ni
el
conservadurismo, ni el comunismo”
–menearían entonces las cabezas y
dirían:
“¿Ve usted? ¡Fuera de la realidad!
Está loco”.
Al fin lo
matarían, o a disgustos o
de hambre o de tristeza o violentamente –puede darse
también. ¿Y no podría
Cristo irse a Santiago del Estero, juntar doce Discípulos,
entrenarlos tres años,
darles el don de los milagros y mandarlos otra vez a conquistar el
mundo, como
lo conquistaron una vez? Sí, eso está
dentro del poder de
Cristo; pero está escrito que no lo hará.
Volverá al mundo; pero no ya en
figura de siervo, sino en figura de Rey .
Esta es la gran
consolación y
alegría de Cristiano. Incluso ante las terribles cosas del
mundo moderno, el
Cristiano impertérrito las entiende, y sabe serán
superadas: “si el mundo roto se derrumba, sus
ruinas lo herirán impávido”.
Revista
Digital Fides et Ratio - Mayo de 2009