JUSTINIANO II

El desvelo de Justiniano II era parecerse al gran Justiniano, sin tomar en cuenta que tanto la época como las costumbres y la situación del Imperio eran muy distintas ciento cincuenta años atrás.

Quiso por lo tanto imitarlo construyendo grandes edificaciones públicas, y para esto cargó con demasiados impuestos a la disgustada población.

Su política de colonización fue también despiadada porque obligaba a trasladarse a pueblos enteros a zonas muy alejadas y extrañas, cometiendo el error de arrancar de su lugar a pueblos muy importantes que defendían la frontera con el califato, dejando a esta cada vez más desprotegida, con sus penosas consecuencias.

Emperador sanguinario que no retrocedía ante la violencia, sino que respondía con más violencia aún, y con muy malos consejeros (Esteban y Teodoto), cometió un error tras otro en la defensa del Imperio, sufrió un levantamiento militar apoyado por los azules, en el cual el estratega del thema de Helade, Leoncio,  fue proclamado emperador, y se le hizo cortar la nariz para inutilizarlo como emperador, mientras que a sus consejeros los lincharon.

Justiniano, el ex emperador sin nariz, fue enviado a la lejana Querson.

Posteriormente Leoncio (695-698) fue depuesto por los mismos que le habían proclamado y reemplazado por el almirante Absimar, con el nombre de Tiberio II (698-705).

Justiniano huyó de Querson ante informaciones que le llegaron sobre su próximo traslado a Constantinopla, con lo que terminó haciéndose amigo de los jázaros, en cuyo reino se casó con la hermana del kan.

Tiberio II desconfiaba de Justiniano, y mandó una delegación a pedir que el kan jázaro le devolviera al prisionero, pero Justiniano volvió a enterarse a tiempo y huyó nuevamente.

Luego de innumerables contratiempos, el espíritu vengativo de Justiniano lo llevó con los búlgaros del kan Tervel, a los cuales consiguió convencer para aliarse con él.

Juntos llegaron a las puertas de Constantinopla en 705, aunque su ejército búlgaro se vió impotente ante las murallas, y además fue víctima de las burlas de los ciudadanos.

Sin embargo, durante la cuarta noche, el temerario Justiniano penetró en la ciudad, aparentemente por los tubos de un acueducto, junto con varios compañeros, luego reclutó a sus seguidores dentro de la ciudad y finalmente sembró el terror en ella, provocando la huída del aterrorizado emperador.

Hizo venir a Constantinopla a su esposa jázara, Teodora, y colmó de honores y regalos al kan Tervel y sus amigos búlgaros.

Justiniano I Rhinotmetos, el emperador sin nariz, castigó a Leoncio y Absimar, capturado mientra escapaba, martirizándolos en el Hipódromo delante del pueblo y cortándoles sus cabezas.

Persiguió a sangre y fuego a sus enemigos, asesinó a cientos de personas en la capital acusadas de posibles colaboraciones en su contra.

Mientras, los árabes aprovechaban la guerra civil instaurada por el propio emperador para penetrar en territorios bizantinos en Anatolia.

Mandó a un ejército a Rávena para saquearla y matar a sus principales autoridades en venganza porque la ciudad no le fue fiel, e hizo lo mismo con Querson, de manera todavía mas despiadada.

El ataque a Querson fue sin embargo el motivo para que el ejército se rebelara ante tanta violencia que había terminado con muchos de sus mejores hombres, por lo cual se desató una revuelta que terminó con el emperador degollado por los revolucionarios mandados por Fipípico Bardanes, quienes también mataron a su pequeño hijo y heredero Tiberio, acabando con la dinastía de Heraclio luego de un siglo de gobierno sobre Bizancio.

Su cabeza fue exibida en Rávena para alegría de los sobrevivientes del cruel saqueo.

El monstruo sin nariz se había terminado.

R.C.

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