Miembro fundador del MONAREFA
Por el país a todo
tren.
LOS
PUEBLOS TIENEN DERECHO A VOTAR, NO A CAMBIAR DE POLÍTICA
Anne
KRUEGER (Directora General Adjunta FMI)
Le
Monde Diplomatic. Enero 2005.
La
estadística nos enseña que cuando algo es muy probable se convierte en una
certeza, es decir, si existen suficientes causas probables con seguridad se
producirá el evento.
Esto
es válido tanto para calcular por el sí como por el no, para calcular la
altura mínima de un terraplén se determina cual fue la creciente máxima en un
período suficientemente prolongado, digamos unos 200 años, se le da 20 cm más
por las dudas y se dice que ese terraplén resistirá las inundaciones.
Lo
mismo es válido para la afirmativa, por ejemplo lo de CROMAÑÓN, existían
tantas discos en tan pésimas condiciones de seguridad que era una certeza que
alguna terminara como la de Once.
El
problema de la estadística es que no nos dice cuando ocurrirá el evento, puede
ser mañana o dentro de un año, lo mismo que la inundación, pero ocurrirá sin
duda.
Hoy
todo el sistema ferroviario, de corta y larga distancia es una invitación al
desastre, lo hemos visto en los últimos meses y con seguridad lo veremos más
adelante.
La
apuesta de los políticos de turno es que la desgracia no ocurra durante su
mandato, ya que si ocurre, al que le toca fue, lo mismo que le está pasando
ahora al distinguido ex fiscal Ibarra.
Nuestros
trenes son una apuesta al desastre permanente, el cual sin duda ocurrirá, el
problema es determinar cuando.
Desde
el señalamiento del Roca y sus diversas falencias, los nuevos trazados eléctricos
que no respetan las normas originales de seguridad en cuanto a protección
contra cortocircuitos y puestas a tierra, las puertas que no cierran, o que si
cierran cuando al alguien afuera, o las personas que viajan obligatoriamente
colgadas porque no hay lugar dentro de los vehículos, o las faltas por falta de
mantenimiento sistemático de las unidades, pecado en el que incurren hoy todas
las concesionarias, o los deficientes mantenimientos a los que son sometidos los
escasos trenes interurbanos que circulan, o el estado del mantenimiento de las vías
que no permite que corran ya no trenes de pasajeros si no ni siquiera los
cargueros, o el estado de los puentes que nadie revisa, o las habilitaciones
vencidas de la mayoría de los vehículos, o las habilitaciones que se realizan
a miles de kilómetros del vehículo que se habilita y un etc. muy largo ponen
nuestra cabeza en la boca del león..
A
Ibarra se lo dijeron después de la tragedia, nosotros se lo decimos antes,
tanto a la decorativa CNRT como a la Secretaría de Transporte Ferroviario, la
recaudadora para los amigos.
Resumiendo,
después del decreto de emergencia ferroviaria, nuestra seguridad depende de la
suerte de los funcionarios de turno, así que desde nuestro humilde lugar le
decimos a las autoridades que por favor sigan los éxitos, ya que si su suerte
cambia, nuestro cuello peligra.
C.N.S.T.
La
Plata, 18 de febrero de 2005