Los Hermanos Franciscanos

La devoción a la "Virgen de la Peña" surgió en los primeros años del siglo XX. Años mas tarde visito el lugar el Padre Pedro Borghini, sellando con su presencia la devoción.

Los misioneros franciscanos son hasta la actualidad los encargados de cuidar y venerar el lugar, acompañando a la devoción y oración de los peregrinos.

Los franciscanos fueron sucediéndose desde el centro misionero de Tartagal.

El abnegado misionero Padre Pedro María Borghini ya en el año 1900 frecuentaba esos pagos chaqueños y daba fe de haber escuchado narraciones de viejos abuelos, de las hazañas y peripecias de los peregrinos que iban desde los alrededores a Yariguarenda, los cuales subían una pedregosa senda que los conducía al borde de un peñasco donde contemplaban al frente, en otro peñasco, la imagen de la Virgen, denominando Virgen de la Peña, a la imagen que allí se divisaba.





Los sacerdotes y religiosos franciscanos que han conocido al Padre Borghini y han escuchado sus narraciones, se han hecho responsables de transmitir a las futuras generaciones esas piadosas descripciones.

En el año 1943, el Cura Párroco de entonces solicito al Arzobispo de Salta, Mons. Roberto J. Tavella la autorización de erigir una pequeña capilla y que se colocase en la misma una imagen, denominándola "Santísima Virgen de la Peña". Monseñor Arzobispo Tavella en su visita pastoral, converso con los religiosos de la comunidad de Tartagal y escucho los relatos que le hacían algunos vecinos y autorizó la edificación de una capilla.



El cura párroco mando a construir una capilla en piedras sacadas de la misma quebrada, el techo de tejas y el portón de hierro para evitar posibles incendios por las velas que los devotos depositase con el correr de los años.

Es a partir de 1972 en el que el Padre Migliori, toma a su cargo el cuidado del santuario y consigue construir un gran tinglado.

En los últimos años, entre 1998 y 2001, los hermanos franciscanos a cargo, construyeron los camarines que contienen el sagrario, la imagen de la Virgen, y la sacristía.

Los franciscanos del Santuario, han establecido una casa de formación en el lugar, y acompañan a la Comunidad de Yariguarenda, haciéndose presentes en el evangelio.