Contiene música, prenda sus bocinas.

Crónica de Alfredo Martínez Saldívar.
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Me
gustó mucho ésta crónica de Israel Velazquez; me
hizo evocar que hoy hace una semana, a ésta hora nos
dirigíamos a la ciudad de México mi esposa Margarita
(La que es menuda como un soplo y tiene el pelo
marrón) y yo; para presenciar el concierto de Serrat
y Sabina.
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Decidimos irnos en autobús y dejando atrás a
nuestras locas bajitas y nuestra tierra -que es el
Guanajuato de un tal José Alfredo- después de cuatro
horas llegamos al Distrito Federal...emocionados
como
unos niños nos subimos al metro y llegamos hasta el
Auditorio Nacional.
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Ocupamos nuestra localidad en el segundo piso..la
espectación era grande...en el público había gente
de más de tres generaciones, en algunos casos
familias
completas.
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Todo comenzó con la consabida broma a cargo de Iñaki
Gabilondo sobre la cancelación del evento y cuando
aparecieron los artistas al ritmo de "Ocupen su
localidad" bellamente entreverada con "Hoy Puede ser
un gran día", 10,000 almas se entregaron a los
Pájaros con un auténtico rugido.
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Los artistas parecían disfrutar enormemente del
concierto, tanto como nosotros.
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Gozamos mucho de ésta faceta del maestro Tarrés-Serrat
que hacía una mancuerna perfecta con Sabina. En el
público había de todo: Desde señoras abuelas que
coreaban las canciones de Serrat con un fervor
reverente hasta chicas veinteañeras que se
desgañitaban gritándole a Sabina que lo amaban.
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Aquello fue un verdadero encuentro de generaciones
en torno al amor y a propósito del amor.
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Yo
en lo personal les comparto que no pude dejar de
sentir nostalgia por un concierto al que acudí a
éste mismo auditorio exactamente 20 años antes,
cuando el
Nano presentó su disco "Bienaventurados".
Al final de ése concierto se cantó "La Fiesta" y
recuerdo que aquella vez el público entero coreaba
de pié ésa canción, batía las palmas y en las
galerías se agitaban las senyeras que llevaban
algunos paisanos del maestro. En el
concierto de los Pájaros también se cantó al final
"La Fiesta", y aunque el público la recibió con
emoción, pude darme cuenta que mucha gente no
conocía la canción y no se sintió aquella algarabía
general que recuerdo del otro concierto.
Pero bueno, será que ya pasaron veinte años.
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En
lo personal yo conozco la mayoría de las canciones
de los dos artistas y disfruté todo el concierto, a
veces sintiéndome como el centro de un "sandwich"
generacional entre los que sólo se sabían las de Serrat o las de Sabina.
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La
experiencia para nosotros fue grandiosa y mi esposa
y yo salimos del concierto con la sensación de haber
visto una reunión histórica.
Saludos Cordiales.
Alfredo Martínez.

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