¿ESTAMOS SOLOS EN EL COSMOS?
Este es el título de un trabajo publicado en Noviembre de 1969 donde once científicos respondían a la pregunta anterior. A pesar de las décadas pasadas y de los avances en la astronomía y la cosmonáutica sus respuestas no han perdido actualidad. Es conveniente ubicarnos en el momento histórico de la publicación de este libro. Pocos meses antes el hombre había llegado a la Luna. El período que transcurre entre 1957, cuando se lanzó el primer sputnik por la Unión Soviética hasta 1973 con el programa de la estación espacial norteamericana Skylab y que tuvo en 1969 su momento culminante con la Apolo 11, cuando Neil Amstrong puso el pie en la Luna, esta constituido por grandes expectativas en torno a la colonización humana del espacio exterior. Se había arribado a la Luna, sondas automáticas hicieron las primeras exploraciones de Marte y Venus, se proyectaba enviar un hombre a Marte antes de 1980 y la imaginación del hombre se proyectaba hacia las estrellas. Una popular serie televisiva de esos años llevaba por nombre “Viaje a las Estrellas”, sin olvidar otras producciones televisivas norteamericanas como “Perdidos en el Espacio” o “Mi Marciano Favorito”. En esos años, en la Argentina, se editaban figuritas que hacían referencia a una guerra entre la Tierra y Marte, la revista “2001, Periodismo de Anticipación” nos relacionaba, entre otros temas, con el mundo de la cosmonáutica. Las estrellas parecían estar al alcance inmediato del hombre. Sincrónicamente se difundía el fenómeno OVNI y era frecuente encontrar noticias de supuestas visitas de extraterrestres a nuestro planeta en libros, periódicos y revistas. El espacio estaba presente en el “imaginario social” de gran parte de la población mundial. Los años posteriores a 1973 demostrarían que la colonización del espacio exterior era mucho más difícil de las perspectivas optimistas de fines de los 50 y principios de los 60, se advirtió que buena parte de los planes espaciales de los EEUU y de la Unión Soviética estaban determinados por necesidades militares y que la colonización de la luna y de los planetas estaba y sigue estando más lejana de lo que parecía. No es nueva la pregunta acerca de la existencia de otros mundos habitados. Gioradano Bruno, filósofo de la época del Renacimiento, fue quemado en la hoguera por sus concepciones acerca del universos con sus infinitos mundos habitados. Lo nuevo era que por primera vez la humanidad estaba en condiciones técnicas de extenderse al espacio exterior, que los avances en las ciencias (astronomía, física, biología, etc) ponía al hombre en condiciones de formular hipótesis, sustentadas en diversos paradigmas científicos, como respuestas a la pregunta ¿Estamos solos en el Cosmos?. Los conceptos vertidos por Hans Elsasser, Melvin Calvin, Robert Lotz, Joachin Illes, Hans Ebel, Sebastián von Hoerner, Wolfgang Briegleb, Frank Drake, Hans Freudenthal, Pacuál Jordán, Adolf Portmann giraban en torno a los siguientes parámetros: a) la posibilidad de la existencia de vida en el espacio exterior, b) la posibilidad de que esa vida evolucione hacia formas inteligentes, c) la perdurabilidad en una cultura de una civilización científico-técnica, d) las formas de comunicación interestelar. La mayor parte de los científicos consideraban que: a) la vida es un  proceso químico, basada en las propiedades del Carbono, que ha de desarrollarse en la medida en que las condiciones ambientales lo permitan, b) esas condiciones deben existir en otras regiones del Universo. El hombre siempre fracasó cuando quiso considerarse como único y privilegiado en el Universo. La Tierra no es el centro del Universo como sostenía Ptolomeo, el Sol tampoco ocupa un lugar central como sostuvo Copérnico, la Vía Láctea no es la única galaxia...c) de existir vida en el espacio exterior solo podremos encontrarla en un planeta o en un satélite. Las estrellas no pueden ser asiento de vida alguna, d) para que un planeta sea portador de vida debe reunir ciertas condiciones: a de girar en torno a una estrella (con lo cual debemos descartar como posibles albergues de vida a los hipotéticos planetas que orbiten en torno a estrellas dobles o sistemas estelares múltiples. Ello es así porque al existir más de un centro gravitatorio, el planeta estaría sometido a fuerzas contrarias de atracción que lo llevarían a órbitas muy irregulares, lo que conspira contra la estabilidad de las condiciones ambientales; a de encontrarse dentro de la zona de vida de una estrella, para que los átomos de carbono puedan formar los hidrocarburos en base a los cuales se desarrollan los aminoácidos, componentes centrales de la materia viva, se necesita una temperatura media, que oscila en torno al índice de la ebullición del agua, con lo cual si el planeta está muy próximo a la estrella, sus temperaturas serán muy elevadas como para que se desarrollen los procesos de polimerización, en cambio, si está muy alejado, las temperaturas serán muy bajas, y esos procesos se desarrollarían con tal lentitud (aún en una escala cósmica) como para que aquellos procesos pudieran evolucionar con la rapidez suficiente (siempre a escala cósmica) como para dar origen a organismos vivos; a de tener atmósfera, porque solo una envoltura gaseosa, permite la estabilización de las condiciones ambientales y que las radiaciones cósmicas mortíferas no lleguen hasta la superficie del planeta; a de poseer agua en estado líquido, por cuanto los procesos vitales se desarrollan en tal medio. Se ha dicho que el agua es el líquido biológico por excelencia; e) pero, una vez constituido los organismos vivos, existe alguna razón en virtud de la cual, la vida deba evolucionar hacia formas superiores y dar origen a formas inteligentes?. La biología solo conoce una forma de vida, la terrestre. No puede establecer comparaciones con otras formas de vida, como para deducir leyes por las cuales, la vida deba necesariamente evolucionar. Tengamos en cuenta que han desaparecido organismos vivos superiores (como por ejemplo los dinosaurios) y sin embargo subsisten las formas primarias de vida (como la ameba). Si la vida para sobrevivir necesitaría evolucionar, como explicar que sus organismos más simples, la ameba, haya demostrado mayores capacidades de adaptación a las condiciones cambiantes del ambiente que los organismos más complejos?. Si el cambio de las condiciones ambientales forma parte de la historia geológica de todo planeta y la vida, una vez formada, tienda a la supervivencia, la ameba ha demostrado tener mayor capacidad de subsistencia que los organismos más evolucionados y complejos, con lo cual la evolución no sería una condición necesaria de la vida. Este es un tema muy espinoso y debatible.

Los biólogos no se ponen de acuerdo en cuanto a como se relacionan necesidad y azar en la evolución de la vida en la tierra. Parecería ser que no hay motivos lo suficientemente fundados como para deducir la necesidad de la evolución. Esta cuestión es para nosotros de fundamental importancia porque si algún día el hombre llegara a establecer relación con otras formas de vida inteligente estas habrán tenido que evolucionar de formas más primarias, con lo cual la evolución sería una Necesidad; es decir, una ley universal, f) supongamos que la vida evolucione hacia formas inteligentes, una vez constituida. ¿Existe alguna necesidad histórica o sociológica que determine el desarrollo de la cultura hacia un estadio científico-técnico?. En la tierra existieron y existen numerosas culturas; pero una sola, la de Occidente, se desarrollo en ese sentido. Parece no existir ninguna razón suficiente como para considerar que la evolución de Occidente deba ser entendida como una regla o ley, a menos de caer en el eurocentrismo. Nadie puede dudar que los aymaras, por citar un ejemplo, son hombres inteligentes y sin embargo, su cultura no es científico-técnica. Esto también es para nosotros de fundamental importancia, por cuanto de haber vida inteligente en el espacio exterior, solo podremos comunicarnos con ella si esta se desarrollo científica y técnicamente, todo lo cual nos llevaría a considerar como necesidad o ley social un desarrollo en esta dirección; g) suponiendo que la vida inteligente deba evolucionar hacia la ciencia y la técnica ¿Cuánto tiempo puede perdurar una civilización en este estadio de desarrollo?. Si tenemos en cuenta que la humanidad ha acumulado el arsenal suficiente de armamentos como para autoaniquilarse la pregunta es totalmente pertinente. Einstein decía que hay cosas que científicamente se pueden hacer pero que moralmente no deben realizarse. La moral debe determinar los objetivos y límites de la ciencia. Sin embargo, el desarrollo de las nuevas tecnologías, que junto a su aspecto fasto, no pueden dejar de desarrollar el nefasto pueden colocar o llevar a la humanidad hacia mutaciones, pandemias y formas de autodestrucción. Ya en 1973, cuando todavía perduraba la confianza en el progreso ilimitado, Umberto Eco hablaba de la Nueva Edad Media. Si la humanidad se encamina hacia una nueva medievalidad el estadio científico y técnico, por lo menos tal como lo conocemos hoy, quedaría cuestionado. Consecuentemente sería limitado temporalmente el período histórico durante el cual podrían establecerse contactos con otras formas inteligentes de vida; h) demos por válidos los supuestos más optimistas: la vida una vez originada tiende necesariamente a evolucionar hacia formas inteligentes, la vida inteligente conduce necesariamente a la ciencia y a la técnica, el instinto de supervivencia es más fuerte que el de autodestrucción, una vez iniciado el proceso que los historiadores denominan de desarrollo autosostenido este perdura indefinidamente pese a las crisis y retrocesos parciales, ¿Entonces como comunicarnos con seres inteligentes extraterrestres?. Debemos aquí señalar que de existir vida inteligente en el espacio exterior se encuentra más allá del sistema solar. En la zona de vida del Sol solo se encuentra la Tierra. Marte ya es lo suficientemente frío y Venus demasiado caluroso. La Luna, por su condición de satélite de la Tierra, se encuentra dentro de la zona de vida del sistema solar, pero al carecer de atmósfera no puede albergar ninguna forma de vida. Los seres extraterrestres inteligentes, de existir, se encuentran en planetas de otras estrellas. Por ende la comunicación ha de ser interestelar. ¿Son posibles estas comunicaciones?. Si pensamos en un viaje interestelar al estilo de “Viaje a las Estrellas” seguramente que no, porque la posibilidad de que una nave se desplace a la velocidad de la luz es técnicamente imposible. De haber comunicaciones interestelares estas serán por radio y hasta tal vez por televisión. Si la radio es el instrumento de comunicación entre diversas civilizaciones de la Vía Láctea o de otras galaxias, resulta fácil deducir la importancia de la radioastronomía para el establecimiento de esos contactos y la transmisión de mensajes. Se podrá decir que nuestra posición es muy pesimista, de tinte conservador, que no tiene en cuenta los avances del progreso técnico. Los científicos que contestaban a la pregunta ¿Estamos solos en el Cosmos? Decían que el problema de la comunicación interestelar a través de vuelos tripulados, no era algo que dependiese del desarrollo de la técnica, porque cualesquiera que fueran los adelantos de esta, no podrían contradecir las propiedades de los núcleos atómicos o que la mayor velocidad es la de la luz y que ella resulta desde el punto de vista técnico imposible de realizar porque habría que almacenar en un mundo de materia una determinada cantidad de antimateria y esta se destruye en cuanto se forma en un universo de materia. Se podría decir que nuestra física no tiene porque se lo suficientemente explicativa de los fenómenos de la naturaleza y que una revolución en el paradigma de la física llevaría a replantear todas nuestras nociones sobre las propiedades de la naturaleza. La búsqueda de un campo unificado entre la mecánica cuántica y la gravedad general llevaría a una revolución en la física y se abrirían posibilidades que hoy existen solo a nivel de la ciencia ficción. Todo esto es posible y hasta podríamos decir que desearíamos que lo fuera pero la ciencia es más conservadora de lo que generalmente se piensa. Antes de producir una revolución en sus paradigmas trata de salvar el paradigma vigente sean cuales fuesen los hechos empíricos que los contradigan. Con el amigo Eduardo De Tommaso, hablamos últimamente de que la telefonía celular móvil, nos hace recordar la forma en que se comunicaban los tripulantes de la nave “Enterprise” en “Viaje a las Estrellas”. No deja de decirme que la informática esta cambiando radicalmente nuestras vidas. Estamos ante una nueva revolución industrial y si nos salvamos del peligro de la medievalidad nuevos e insospechados horizontes se abrirán para la humanidad y porque no el del viaje interestelar. También podría argumentarse que cuando aquellos científicos debatieron si estábamos o no solos en el cosmos casi nada sabíamos de los agujeros negros, de los universos paralelos, de los viajes en el tiempo. Todos estos cambios en la ciencia y la técnica deben agregarse a la respuesta a la pregunta: ¿Estamos solos en el Cosmos?. Pero entendámoslo bien, de no estar solos en el cosmos, de existir otras civilizaciones inteligentes, la comunicación con ella solo será posible si previamente sabemos resolver la comunicación entre los hombres. No quiero con esto parecer un aficionado a los OVNIS que espera la salvación de la humanidad de los extraterrestres. Simplemente me parece oportuno señalar que la relación con civilizaciones extraterrestres no es simplemente un problema radioastronómico, sino también filosófico, teológico, histórico; en resumen, cultural. Y esta humanidad de principios del siglo XXI se encuentra ante todo frente a un problema cultural.

Lic. Miguel José Ruffo

 

Referencia de las ilustraciones según su ubicación.
Primera huella dejada por Neil Armstrong en la superficie lunar el 21 de julio de 1969
Organismo unicelular relacionado con el origen de la vida.
Instrumento astronómico destinado a captar y analizar las ondas de radio provenientes del espacio exterior.