ARCHIVO PÚBLICO DEL COMANDANTE
CLOMRO
Informe Clomro-1 EL CONOCIMIENTO CÓSMICO
Y EL DIVULGADOR
Sección II EL COMANDANTE CLOMRO
Subsección B HISTORIA PERSONAL
Capítulo II LOS TIEMPOS DE MI ALEJAMIENTO DE LA MISIÓN
Con mi mente adaptándose a una nueva forma
de plantear mi vida, y ya que yo andaba por Brasil, y se venía a
la Argentina una chica brasileña muy especial para mí, empecé
a pensar en ella y en las piedras de su país, con lo cual tuve
idea de llevarle un sobre con información cuando viniera.
Va transcurriendo la primavera. Hace poco que
puse mi atención en ella. En anteriores años, me venía siendo
indiferente. No tengo ídolos, no se me mueve un pelo si estoy
frente a un personaje famoso, porque en estos años he aprendido
a verlos como personas iguales a mí, y a verme como igual a
cualquiera, tal como lo he leído hace tiempo: "no eres más
que una planta ni menos que nadie". Pero algo me pasa con
ella; algo que no me pasa con ningún famoso, y no sé si será
por su fama, o si hay algo que está más allá. Soy un potencial
fan de ella, cosa que deberé evitar, conforme a mis principios
por los cuales no hay que seguir a nadie, ni permitir que a uno
lo sigan. Siento algo por ella, me resulta simpática y
agradable. La gente se ríe cuando, hablando de esta chica, digo
que la amo. Es que parece de esos amores que quedan en el que
ama, y no llegan a la persona amada, y
que si acaso llegaran, no la conmoverían lo más mínimo. Por lo
tanto, la gente tiene derecho a reírse de mi "tonto
enamoramiento". Más aún, considerando que de alguna
manera, todo enamoramiento es tonto.
Termina el 90, y es mes de diciembre, día 20,
en Buenos Aires. Hace una semana compré Ami, el niño de las
estrellas, y ahora estoy esperando a una estrella de los
niños. Encontraré, tiempo después, la relación entre ambas
cosas. Promedia la tarde, y estoy en el Teatro Broadway. Ella
está por llegar. Será su primer show en la Argentina. Yo no
sabía que el show era hoy, y justo paso por la esquina en la
hora de la función, y veo su nombre en un cartel. Veo una cola
de gente y creo que están para comprar entrada. Pero están
entrando. Las entradas eran gratis y ya se habían repartido en
Telefé, agotándose hace días. Alguien que me ve preguntando
por entradas, me ofrece venderme una entrada, y... ya
estoy adentro. Menos mal que el tipo estaba justo al lado mío
para escucharme, y no unos metros más lejos, o me quedaba
afuera.
Lo veo a Jorge Rial, el novato integrante del
equipo de Lucho Avilés. No veo otras caras conocidas; la
conferencia de prensa en el Sheraton los debe haber tenido a
todos allá. Menos mal que cuando ya iba para allá, me
arrepentí, pensé que me quedaba afuera, y me volví. Si no, no
habría pasado por acá de "casualidad", y ni me
enteraba de que esto era justo hoy y ahora. Nos mandan a
todos a la sala para despejar el hall, pero me busco un pretexto
y me quedo; me compro un jugo en el quiosquito y hago tiempo
hasta que ella aparezca. Me quedo en un costado tomando el jugo,
esperando el momento. Ella está por entrar. Atraviesa una
multitud agolpada en la calle, e ingresa al teatro. Ya todos
esperan en las butacas, así que soy uno de los poquitos que
esperamos en el hall; algunos fotógrafos, gente de la casa, y un
par de curiosos como yo. La princesa pasa frente a mí, radiantes
sus cabellos dorados y celestial su blanco vestuario que, con una
minifalda y sus características botas, la asemeja a una muñeca
de un metro noventa, tacos incluidos. Mudo de admiración, y de
respeto, me guardo las ganas de gritarle mi adoración. Al cielo
se le debe haber caído un pedazo a la Tierra; un pedazo que
allá debería ser un ángel, y que al venir acá tomó un cuerpo
de ángel, y hasta se viste de manera angelical.
Entro en la sala. No hay lugar adelante de
todo. Empiezo a buscar alguna ubicación en otro sector. Termino
en uno de los palcos allá arriba y a un costado del escenario,
junto a un reflector. Para lo que hubiera querido, pésima
ubicación; para mis posibilidades como están dadas, mejor
lugar, imposible. Estoy de pie, solo, y la luz me hace visible.
Ella aparece en el escenario, mira hacia mi rincón escondido,
desde tanto y tan poco como unos diez metros de distancia, y me
sonríe saludándome con la mano en alto. La saludo con mis dos
puños en alto agitándose en señal de alegría. No me explico
por qué justo a mí. También a la nena que está al lado mío,
y a alguno que otro privilegiado. Comienza el show.
Ella baila, canta, divierte, pero también
enseña: pasar "energía" con la mano arriba (Chindolelé),
la importancia de los sueños (Luna de Cristal), la magia
de los colores (Arco Iris)... ¿Qué significa todo esto?
¿Qué hay detrás de todo esto? ¿Adónde conduce todo esto?
Realmente estoy sorprendido, estoy shockeado con lo que acabo de
descubrir, con este mensaje espiritual que transmite esta chica.
Yo creía que esto era nada más que un divertimento
infanto-juvenil; yo no había escuchado más que Ilarié y
alguna otra cosa, y ahora descubro un repertorio que me sugiere
propósitos más trascendentes. Estoy sintiendo y presintiendo la
razón de por qué me encuentro en este lugar. Estoy
sintiendo una magia que empieza a transformarme. No podía
ser un simple enamoramiento televisivo; presiento que he sido
traído aquí para iniciar algo, y ya empiezo a ver de qué se
trata. Y para que eso se cumpla, piensen lo que piensen y me
digan lo que me digan los demás, acá no estoy frente a un
personaje al cual crean que yo no llegaré jamás: estoy frente a
una persona a la que puedo mirar a los ojos, que me puede mirar a
los ojos, ¡que me ha mirado a los ojos!... Que me ha sonreído,
que le he sonreído; que podría tocar, que podría escucharme...
El final está cerca. Ella dice sus palabras
de cierre. Tres días después, por Telefé, todos verán
este show que está siendo grabado. Todos la verán decir esas
palabras finales. Verán que la vista de ella, por unos
instantes, reposa en algo mientras habla. Como sucede comúnmente
ante un público, cuando entre cientos de espectadores, la vista
del que habla se queda instalada en uno solo. Nadie podrá saber
que ése al cual miraba, era yo.
Termina el show. No me apuro
en salir. Arriba, en los palcos, pocos quedan. Una animadora
televisiva argentina, que tiene un programa infantil y que está
muy de moda, se encuentra del otro lado del teatro, en un palco
lateral a la altura del que ocupé. No es Flavia Palmiero, sino
Alejandra Gavilanes. Hacía días nada más, que le había
mandado una carta. Nos habíamos conocido hacía años, cuando
era maestra jardinera; una hermosura. Voy directo hacia ella y...
la manija de mi portafolios se sale. Mientras acomodo
el maletín en una butaca, ella y yo nos miramos desde lejos en
la penumbra; imposible que me reconociera. Tomo el inconveniente
como una señal, así que si algo está sucediendo o por suceder,
mejor que me apure y deje el arreglo de la manija para otro
momento. Ella baja por la escalera de su sector, yo por la del
mío, y abajo, de inmediato, las dos animadoras infantiles se ven
rodeadas de gente. Menos mal que no me entretuve allá arriba, o
me perdía a la que vine a ver.
No imaginé que saldría tan rápido; ni
siquiera se cambió: está con la ropa blanca con que cerró la
función. La rodea su seguridad personal, que saldrá a los
empujones, y si me trato de acercar demasiado, seré uno de los
empujados. Y si me trato de acercar sólo un poco, me empujarán
los que quieran acercarse más, y que no son precisamente
niñitos. Quiero acercarme y busco la forma más adecuada.
Entonces me sumo al cordón; con mi voz pidiendo paso y con mi
portafolios bajo el brazo (lo cual me ayuda a hacer creer que
pertenezco al grupo) unos se van abriendo a mi paso, y a los que
no, los voy desplazando con el maletín y con todo el peso del
cuerpo, mas el del cordón. He quedado justo en el centro y
adelante de todo. Soy el ariete del vallado humano protector que
le abre paso empujando gente, forcejeando entre la multitud. Por
fin, sube al ómnibus que la llevará. He quedado bien ubicado
junto al transporte. Se asoma por una ventanilla, desparrama al
vuelo fotos suyas, y entrega en mano otras. Mi mano es una de
esas privilegiadas. Desde ese día, hasta más allá del día en
que, siete años después, escribiré esta historia, esa foto
habrá de permanecer a la vista en un estante junto con otros
recuerdos importantes.
Entre los gritos de tantos, consigo que fije
su mirada en mí. Le grito la declaración de amor, la ofrenda
amorosa, la única y mejor que en un momento así se podría.
Halagada, ella me sonríe con simpatía. No sin sorpresa: esto no
es común todavía en la Argentina. Los apasionados seguidores
serán muchísimos en un tiempo más, pero ella está frente a un
apasionado de casi treinta años, no un chico. El mismo que por
un tiempo seguirá siendo visto como un tonto, como el único
tonto conocido que le comenta a todos que a ella la ama. Hasta
que aparecerán todos los apasionados; y se verá que muchos de
los que creían tonto un amor así, también terminarán
enamorados de ella. Pero, por ahora, soy uno de los pocos de mi
edad, y en este momento hay más cholulos que apasionados en este
lugar; esa diferencia se nota, y en mí ella la pudo notar: en la
frase pronunciada, en la expresión, en la mirada. Ha sido una
bonita sonrisa la que me mostró como comprendiendo esto. Entre
cholulos, adolescentes y niños, ha visto y oído a un
treintañero diciéndole a ella que la ama, y de un modo
que no era de pasar como cosa ligera.
Lo que tanto hubiera deseado y que parecía un
sueño realizable, pero distante, estaba cumplido: que un
sentimiento así no quedara guardado, sino que la persona amada
lo supiera, lo recibiera. Aunque estas cosas no sirvan para nada.
Aunque de ahí en más no pasara nada. Aunque uno más entre
millones no significara nada. Porque no significará nada en una
visión panorámica, pero en un segmento de tiempo, de breves
segundos en un mísero fragmento de tiempo, estas pequeñeces son
vivencias enormes, valiosísimas.
Decenas de manos se estiran para tocar la
suya. Ella toma una por una. Hasta que, incomprensiblemente, ya
nadie busca tocarla. Ya no hay tanta gente. Se diría que la han
dejado sola por un momento. Por lo menos, en el sentido de esa
compañía que se ofrece cuando no se quiere dejar la mano de
alguien sin ser tomada. El muchacho de la declaración amorosa se
aproxima entonces. La toma de la mano y no la suelta. En una
clara intención de significar aquello. Así permanecemos durante
unos momentos que no son tan breves. Hasta me da la sensación de
que esta momentánea pausa en el asedio de la gente, ha sido una
milagrosa providencia para permitir mi privilegiado acercamiento.
Ella no me mira mientras tanto, ni nos decimos nada; no hace
falta: no hay nada que decir más importante de lo que ya me ha
escuchado decirle, y no hay nada que mirar en mis ojos que no sea
lo que es de suponerse. Mientras su mirada recorre otras miradas,
su mano reposa calmamente en la mía. No habrá registro
fotográfico para perpetuar este instante.
El segmento de tiempo casi irreal,
providencial, parece haber transcurrido: vuelven las manos a
buscar a la de ella, que va retirando delicadísimamente,
suavemente su mano de la mía, para seguir repartiendo saludos.
El vehículo que la llevará, arranca. Se va
desprendiendo lentamente de la muchedumbre. Ella sigue asomada,
saluda a los últimos que van quedando a su paso, dispersos. Las
últimas palabras que escucha son: "Volte pronto... boa
viagem". Ella contesta: "Obrigado", a aquél que,
cuando todos han quedado atrás, sigue acompañándola hasta los
últimos metros. Porque es alguien de esos que entienden que
estas compañías hay que ofrecerlas hasta los últimos metros.
Así lo harán tiempo después centenas de seguidores que
entenderán lo mismo. Pero, por ahora, solamente yo he ido unos
metros más allá, que los últimos dispersos de la muchedumbre.
Y me quedo parado ahí saludándola con la mano, viéndola
mirarme al alejarse; viéndome ella mirarla mientras se aleja.
Los días que siguieron, me
la pasé consiguiendo revistas sobre ella, incluso la Tú
que publicaba su historia. Encontré curiosidades que iban
confirmando mis ideas sobre su papel en el mundo. Libro
preferido: El Alquimista, de Paulo Coelho. Frase
inspiradora de su actividad: "Dejad que los niños vengan a
mí", de Jesús. Un retrato de Jesús riéndose, en
su casa (por fin una imagen alegre para un ser al que siempre lo
pintaron con cara de dolor o de beatitud, como si eso hubiera
sido su constante). Ella con su convicción de que su tarea es
una "misión divina" o "cosa de Dios". Lo de
la energía, ya lo había visto en el teatro. Yo no tenía la
mínima duda de que mi atracción hacia esta persona, involucraba
motivos hasta entonces insospechados, y de los que ya empezaba a
tener sospechas. Estaba teniendo elementos para sospechar. La
información obtenida en las revistas confirmaba mis percepciones
cuando la vi en el teatro.
Esperaría, desde entonces, su regreso el año
próximo, para establecer comunicación con tan interesante
persona. Con esa persona que podía decir mucho más de lo que ya
les estaba transmitiendo a los niños. Para eso requeriría una
preparación que ya estaba encaminada: si prefería entre sus
libros al de Paulo Coelho, y si manejaba el tema de las
energías, de ahí a lo cósmico, lo extraterrestre, el paso
sería muy pequeño. Por lo tanto, para que esa preparación
continuara ampliándose en ella, mi intervención podría ser
útil, quizá necesaria: por algo fui a parar a ese teatro, por
algo se dieron las cosas como se dieron adentro y afuera de
allí; para algo tal vez alguna fuerza externa a mí y a
ella, me puso dentro de su campo magnético. El por qué de
haberla conocido, tenía que estar mucho más allá de lo
circunstancial. Y si por eso mi intervención no sólo podía ser
útil, sino también necesaria, tenía varios meses para pensar
en el asunto seriamente.
Por lo pronto, el primer contacto con ella
estaba producido. Visual, verbal y táctil. Tenía yo un sobre
con ciertas informaciones para ella, cuando la tuve ahí pudiendo
dárselo. Pero entre lo informativo y lo afectivo, le dejé esto
último. Fue esa mi elección en ese momento. Evalué la
situación en ese instante y advertí que era un momento para
efectuar una transmisión de sentimientos, y no de asuntos
en papeles. Por más que ella pudiera olvidar a ese sujeto que se
le aproximó de modo llamativo, el contacto estaba abierto
a nivel de almas; el encuentro estaba producido y el camino
estaba abierto para futuras transmisiones que yo empezaría a
pensar en efectuarle, preferentemente por escrito.
Así cerró ese año 90, en el que sobre
extraterrestres había hablado muy poco y en pocos lugares,
porque estuve volcado a otras actividades, no menos importantes
para el planeta. Actividades que tuvieron que ver con mi
aproximación a esta persona clave en lo que me parecía
una estrategia cósmica operada en la Tierra, y que, por lo
tanto, pasaría a ser clave en mi propia estrategia de difundir
ciertas cosas para la humanidad.
ESTUDIO Y DIVULGACIÓN DEL FENÓMENO
Es necesario ubicar a Xuxa
en el contexto de la pluralidad de mensajes que se
transmiten y de opiniones y convicciones que se tienen sobre el
futuro del planeta, ¿Dónde está situada ella? ¿Dentro de qué
y fuera de qué? ¿A qué forma de pensamiento representa? ¿A
cuáles no?
Dentro de su actividad y de sus propósitos,
ni a Xuxa, ni a su equipo de producción, ni a su público les ha
interesado saber todo eso. La transmisora, los elaboradores y los
receptores del mensaje sólo tienen una cosa clara: ése es el
mensaje adecuado a sus deseos. Y no importa si se trata de un
mensaje de aspiraciones utópicas: lo importante es creer posible
lo imposible. En la dinámica del hacer, los artífices del
"fenómeno Xuxa" difícilmente podrían detenerse a
estudiar en qué contexto ideológico filosófico-doctrinario
se mueve el asunto. La misión de Xuxa y su equipo parece
transcurrir sin tanta percepción de lo que está pasando. Mi
tarea consiste en explicarlo.
¿Qué diferencia hay entre saber y no saber
lo que está pasando? El conocimiento no sólo produce un
contacto con la realidad a nivel del pensamiento. Produce
también un acceso, una sintonía, una vinculación con lo que se
conoce, un pasar a formar parte de esa realidad. Y una vez que el
lector de este trabajo conozca la parte de esta realidad que le
resultó desconocida hasta aquí, sintonizará de un modo
distinto con la "cuestión Xuxa".
También a mí me pasó, en su momento, que el
conocimiento de ciertos aspectos especiales de Xuxa, me puso en
sintonía con ella. Pero estas cosas que supe, las supe por
conocimiento previo de cierta temática. De no haber estado en
tema, Xuxa y sus connotaciones e inclinaciones místicas me
habrían pasado tan imperceptibles frente a mis ojos y oídos,
como a millones de espectadores que no han sabido descifrar
ciertos códigos. Al percibir instantáneamente cuál era el
trasfondo espiritual y cósmico de lo que pasaba con Xuxa, y al
vincularme lo más a fondo posible con este fenómeno,
observándolo desde adentro, pasé a disponer de información
cualificada, accesible a pocos, con la que eventualmente podría
dejar impactados a unos cuántos con quienes conversara.
1991 me vio llegar a Capilla del
Monte por cuestiones comerciales ajenas a los ovnis y al
Uritorco. Y por las mismas cuestiones extra-ufológicas, estuve,
ya por el otoño, y en Buenos Aires y aledaños, visitando
instituciones dedicadas a los temas cósmicos. No hablo de
observatorios astronómicos, sino de entidades espiritualistas en
línea acuariana. Y por moverme entre gente de la New Age,
escucharla, leer lo suyo, mi mente empezó a ser influenciada al
incorporar otras variantes. Mi lectura de los Ami y de otros
libros de Enrique Barrios, me hacía entender ciertas cuestiones
cósmicas con las que yo estaba en desacuerdo. O, dicho de un
modo más apropiado, me hacían creer entender, o creer lo que
creía estar entendiendo.
Mi entrada en el campo magnético de Acuario,
con su literatura y sus personas referentes, me permitió
advertir que aquella ídola de los niños y adolescentes, era una
típica mensajera acuariana. Y más aún: una estratégica mensajera
capaz de llegar a un público tan variado y tan numeroso, que no
habría persona mejor situada que ella para operar transmisiones
de conciencia como las que ella efectuaba y que podía efectuar
con mayor amplitud. Pero yo no fui el único que pensó así: ya
en su retorno a la Argentina, dijo que le había sido regalado el
libro Ami. El comentario lo hizo antes de grabar su primer
programa aquí, y minutos antes de que yo saliera para Buenos
Aires a comprarle y llevarle ese libro. Señales como
ésta, me indicaban el camino.
Con el nuevo mapa de realidades que estaba
trazando en mi mente, mi orientación estaba tomando un giro de
90 grados. La primera rotación de los mismos grados, había sido
cuando despegué de mi creencia en que había que prepararse para
la evacuación en las naves; un par de años atrás, al
distanciarme de la organización de gente contactada con los
seres cósmicos, y cuando sintonicé con el mensaje de Cocoon
II. Los 180 grados de giro se completaban ahora, con Xuxa y
la Nueva Era, cuando no sólo no me importaba irme del planeta,
sino que me importaba seriamente hacer algo por él. Porque lo
que hasta el final de los años 80 había visto y aprendido, me
auguraba un futuro pesimista para el mundo.
Los años 90 que comenzaban,
con el optimismo que inspiraban Ami y Xuxa en cuanto al
futuro del planeta, me verían con esperanzas y dónde
apostarlas. El libro me dio razones; Xuxa, la fuerza: con alguien
como ella funcionando así en la Tierra, algo tendría que pasar;
si no se ha dado cuenta, o si nadie se ha dado cuenta, yo sí
veía en ella una fuerza enorme, capaz de ser aprovechada para
lograr gigantescas transformaciones mundiales. Y yo tenía que
apostar mis esperanzas, mi pensamiento y mi sentir, a lo que
estaba vislumbrando. Creer en que esa persona era la ideal para
que, mediante los niños, muchos cambios fueran posibles, me
hacía creer en el futuro, hasta entonces falto de faros
encendidos como éste, a mi vista. Esa fuerza, su fuerza, era
impulsora de mi fuerza. Y cuando digo fuerza, digo entre otras
cosas, esperanza. Porque con alguien así, a uno le cuesta menos
tener esperanzas por el futuro del mundo.
Sobre la propuesta de Xuxa para el futuro,
bastaba escucharla cantar, entre otros temas, uno donde un coro
cantaba las notas de John Williams en "Encuentros Cercanos
del Tercer Tipo":
QUIÉN SABE, UN DÍA...
Quién sabe, un día vendrá por aquí
un ser que nadie imaginó.
Verá al venir
el desquicio que la gente armó.
Aire dicícil de respirar,
plantitas que ya no dan flor.
Un verde que ya nadie sabe cómo es que acabó.
Descenderá el raro ser
de un rayo de sol fenomenal.
Esto va a ocurrir, y el mundo entero cambiará.
La - ri -la - la -la
la - la - la -la
La - ri -la - la -la
El mundo puede cambiar...
Era, para mí, conmovedor escucharla,
verla, ver lo que pasaba a su alrededor, esa magia que se
transmitía a la gente. Veía yo las lágrimas de los niños
cuando ella se iba en su plato volador al final de los programas;
como si fuera, repetido diariamente por años, en ficción, un
adelanto de algo que tal vez algún día sucederá en la
realidad.
Poco importaba el tiempo de Playboy y del cine
erótico; esta persona no era la misma. Y si una estrategia tuvo
que ser planificada en los Cielos para que ella llegara al centro
de todas las miradas, desde donde iniciar el cumplimiento de la
misión, y tuvo que ser por ese conducto y vía Pelé (porque
para triunfar en este sistema hay que "ser astutos como la
serpiente", dijo Jesús) para mí era comprensible; no la
juzgaba ni condenaba como tantos "moralistas". Y como
yo era uno de los muchos que así lo entendían,
colaboraría con esta misión que estaba muy a mi vista, dejando
de lado las otras realidades cósmicas de la misión que yo
integrara entre mediados y la segunda mitad de los años 80. Mis
conocimientos cósmicos trascendían tanto la realidad de este
mundo, que se tornaban inútilmente inaplicables a mis
posibilidades terrenales. Aquí había, en cambio, una
posibilidad concreta de acción positiva. Con esta mujer como inspiradora
y movilizadora.
Esta nueva toma de posición, me hacía
sospechar que la razón de haber sido mandado a este planeta a
ocupar este cuerpo, no era la que me venía impulsando en sentido
contrario. En primera instancia, se me había enviado a
participar de una misión ajena al problema de la Tierra, junto
con seres que cumplían aquí objetivos cósmicamente a mayor
escala. Había una verdadera guerra universal, y no meramente
galáctica, y aquí en la Tierra había una lucha de cabezas de
Fuerzas opuestas, que vinieron a dar a este escenario, como
el Graf Spee vino a dar al Río de la Plata, en un combate fuera
de contexto. Y yo fui sacado de mi contexto de
responsabilidades cósmicas para con este planeta, para ser
puesto en ese combate entre generales. Yo, un soldadito
galáctico en medio de tamaña lucha de fuerzas inconmensurables.
Luego de esas instancias iniciales, mi
alejamiento de tal misión empezó a parecerme ya previsto (y
hasta inducido) por los mismos mandos que determinaron mi envío
a la Tierra a ocupar este cuerpo. Si se me hubiera enviado para
mantenerme en la misión, ¿qué estaba haciendo en sentido
centrífugo? Por momentos me sentía un traidor, y por momentos
un engañado o un utilizado que se estaba rebelando. El fondo de
la cuestión era que este mundo tenía que ser destruido
por los altos mandos del Universo, y yo no tenía ninguna
obligación de ayudar a evitarlo: lo mal hecho, debe ser
deshecho; ése era el mandato. Razones había, pero en mi
rebelión, empezaba a adherir a un mandato galáctico: lo mal
hecho, debe ser reciclado. Por lo tanto, mientras la
destrucción del mundo como prevención de males mayores en
expansión, se evitara, yo me integraría a las fuerzas
galácticas de restauración de la armonía planetaria. Es
decir, la Confederación. Ésa cuyos comandantes, eran tan
soldaditos como yo en comparación con las jerarquías
universales a cuyas órdenes me encontraba. Y yo sabía bien que
estaba retirándome de algo grandioso, para abocarme a
pequeñeces de un insignificante rincón de una galaxia perdida
en la noche del espacio.
Quizá éste fue mi más correcto proceder,
pues haber estado por accidente ante lo que tuve el privilegio de
estar, no suponía que yo estuviera para tan grandes asuntos.
Sin embargo, se nos
había dicho que el sólo hecho de haber accedido a tales
revelaciones, ya nos hacía diferentes de cualquier ser de
niveles galácticos. Porque lo que vivimos, lo que supimos por
estar en medio de tal experiencia ajena a todo lo de aquí, no
llega a ser aprendido en las etapas de evolución galáctica. La
transmisión efectuada al grupo que yo integraba, por parte de
seres que no eran de esta galaxia, ni de ninguna otra, sino de
más allá de lo físico... revelaba cosas ajenas no sólo a las
galaxias, sino al Universo... pues hay otros Universos más allá
de éste. Ningún ser galáctico podía saber sobre esos planos,
por no poder alcanzarlos. Cuando un conocimiento al que no se
puede, entonces, acceder, desciende a niveles como el nuestro,
produce transformaciones allí donde se reciba. Produce un estado
de conciencia por el cual el receptor verá todo distinto, podrá
actuar distinto, por más baja que sea su evolución galáctica,
mientras que el resto seguirá viendo y haciendo todo igual, por
más alto que sea su grado galáctico de evolución. Por eso no
temo desafiar a ningún comandante galáctico que me quiera
venir a enseñar lo que cree saber que es el Universo y cómo
debe ser la vida en él. Por eso mi adhesión al plan galáctico
de ayuda al planeta, es condicional: colaboro con que este
mundo se arregle, pero no con enseñarle a la humanidad que haya
sido creado para una normal evolución, cuando para la evolución
verdadera mundos así son una aberración.
Sin embargo, mi mente se contaminaría a tal
punto de conceptos galácticos de la Confederación, que por un
tiempito yo llegaría a formular la conjetura de que todo fuera
al revés de lo que yo pensaba, y que realmente Dios había sido
quien hizo que todo esto funcionara así, y para fines
evolutivos. Fue como una película virtual que me hice, en la
cual me introduje pasando por toda la trama, hasta llegar al
desenlace de que no; yo no había pensado al revés de la
realidad: la realidad que me vendían la New Age y sus comandos
interestelares, era un bonito cuento de hadas.
Pero eso sucedería entre mediados del 91 y
dos años después. Luego, mi desactivada misión
extragaláctica, universal, recobraría chispazo
La Operación Xuxa (como un amigo la
definió cuando le conté mis planes y pasos) se cumplió a lo
largo del año con mi envío de cartas y de libros sobre toda
esta temática espiritual y cósmica. Quiero ser breve acerca del
resultado de todo este despliegue, lo cual consta detalladamente
en mi archivo privado, en tanto no resuelva publicarlo en un
libro. Lo que deseo resumir, es que aquella persona que a los
demás les parecía inaccesible para mí, e incapaz de prestarle
la mínima atención a mis ideas y a mis sentimientos, sí me
dio la respuesta que yo sabía que ella podía darme a ambas
cosas.
Yo no me hubiera imaginado en el papel de un frío e insensible
transmisor de información y conocimiento para que ampliara su
preparación, su conciencia. Dudo que algo así de mi parte
le pareciera especial, y digno de alguna respuesta.
Tampoco yo me hubiera imaginado en el papel de
mandarle cartas de amor o seguirla a sol y sombra como sus fans,
sin otro propósito; sin ningún propósito de transmitirle todas
esas cosas que estaban encaminadas a activar ciertos aspectos de
la misión que ella cumplía. Se habría encariñado conmigo
tanto como le sucedió con sus seguidores, pero nada más. Nada
menos se podría decir, pero yo debía serle útil en otros
aspectos, aquellos trascendentes; no sólo útil a su
afectividad.
Estaba bien, entonces, que yo para ella haya
sido una combinación de cariño y función; en otras
palabras, sentimientos por un lado, pensamientos (la misión) por
el otro. Ella tenía claro que mi sentir que me llevaba hacia
ella, estaba equilibrado con mi función de transmitirle cosas.
Era, entonces, a veces muy pasional, muy comúnmente humano, y a
veces muy espiritual y cósmico en mis actitudes hacia ella.
Ya desde mi primera carta (mis cartas llegaban
a destino por vías seguras, sí) ella percibió ese
"cariño muy especial" (tales sus palabras al comentar
una de mis cartas en un programa), el cual me agradeció. Pero
también en la primera carta, yo le escribía sobre la misión
cósmica que, a mi entender, le había sido planificada para que
ella viniera a cumplir a la Tierra. Algo que le reiteraría otras
veces, por si le quedaba alguna duda, con mi contundente
afirmación de que ella venía de otro mundo para esta misión.
Por aquel entonces, alguien
me comentó que una vez la vio llegar o irse en el plato volador
de su programa, haciendo un saludo que le llamó la atención:
"es el saludo de un comandante", me decía sospechando
como yo, algo sobre su procedencia espiritual antes de esta vida.
Un parapsicólogo ahora amigo, declaraba en una revista, que Xuxa
es una enviada que vino a preparar a los niños para la Nueva
Era. Y una vidente que por entonces conocí, hablando del mal
estado de las cosas en el mundo, me dijo que, ante eso, Xuxa
"es alguien que han tenido que mandar..."
Me decía una seguidora que el chofer de Xuxa,
Gerardo Roa, comentaba que esta mujer hacía cada cosa, que
parecía de otro planeta. Eso no sería una mera expresión
elogiosa, sino que daba idea de una percepción más profunda. La
chica seguidora había visto, un día, una radiación en una de
las Paquitas, y tenía un amigo que estaba en el tema de los
extraterrestres, al cual me presentó. Así las cosas, las
charlas entra ella y Gerardo habían dado lugar a ciertas
consideraciones de ambos sobre este misterio que sugería la
cuestión Xuxa. Ella me lo presentó, y desde entonces he hablado
muchísimo con él, incluso sobre mi propia experiencia con
aquellos seres cósmicos, y sobre mi visión del tema Xuxa.
Porque él pertenecía a la clase de personas con las que de
estos temas se podía hablar. Siguió ligado laboralmente a Xuxa
durante todos estos años, tanto que en algún momento lo llamé
"el piloto de la nave que la transporta".
Hoy por hoy, ya al filo del 2000, se habla en
algunas partes sobre su procedencia venusina... (Quien haya
leído Servidores de la Luz, de Rhea Powers, contactada
con venusinos, sabrá advertir cómo el mensaje de Xuxa está en
perfecta consonancia con en mensaje de los seres de Venus).
Me fui dando cuenta, a
medida que iba viendo sus reacciones, de que a ella no le gustaba
que se pensaran cosas tales. La revista Tele-Clic hablaba
de sus visibles connotaciones místicas, lo cual ella negaba
tener. Ella quería ser una humana normal, y no dar lugar
a tales especulaciones. Esto me permitió deducir que ciertas
cosas mías, no le gustaron. Y el año 91 cerró con
incertidumbre acerca de la síntesis interpretativa que en todo
ese tiempo ella haya hecho de mi parte afectiva y mi parte
operacional en cuanto al propósito trascendente. Las cosas entre
ambos no habían quedado en buenos términos, es la verdad. Pero
mi duda era si lo que provocó el distanciamiento había sido mi
parte sentimental interfiriendo en mi dignísimo y honorable
propósito espiritual y cósmico, o si este propósito
interfirió en lo que pudo haber sido un simple intercambio de
sentimientos entre ambos. Porque quizá la afectividad que yo le
transmitiera y la que todos le estaban transmitiendo -y no
delirios místicos- era lo que más le importaba de la vida en
aquellos momentos a veces oscuros y solitarios.
En este aspecto, mi transmisión afectiva
estuvo por debajo de las posibilidades y oportunidades que se me
presentaron. Por momentos me comportaba como lo que podría
parecerle un fan, inclusive viéndome a veces reunido con
seguidores suyos (hice amistades en ese entorno, e incluso con
gente más directamente vinculada a ella). Pero, por momentos, mi
comportamiento era esquivo hacia ella; me veía mantener
distancias que tal vez no comprendía por qué yo las ponía, si
ella no lo hacía conmigo. Mi idea del asunto era que sólo
debía hablar con ella si había de qué hablar, si algo
importante hubiera que tratar, si como consecuencia de las cosas
que le enviaba, le surgían ideas o temas para conversar conmigo.
Por eso no trataba de acercarme para hacer surgir cosas que no
estaban surgiendo. Si ella necesitaba más tiempo para comprender
adónde apuntaba lo mío, le daría todos los meses o quizá
años que fueran necesarios. Yo no estaba para correr entre sus
seguidores para saludarla, como en un momento había sucedido.
Ni siquiera había querido volver a hacer tal
cosa, en una oportunidad en la cual, cuando me vio en uno de los
taxis que la escoltaban, en su rostro vi dibujársele la sonrisa
más hermosa que alguien me había mostrado en mi vida. La
sorpresa y la alegría estaban en esa expresión que me dejó
paralizado; la sorpresa de quien no esperaría encontrarse
conmigo, y mi paralizante sorpresa de no imaginar que yo pudiera
ser motivo de tal alegría. Me hizo una señal que no pude ver,
por un reflejo de sol que justo dio en el parabrisas. Poco
después, durante el trayecto, con los dos vehículos apareados,
se inclinó para buscarme con la vista, y al verme otra vez, su
expresión hacia mí fue distinta de la anterior: casi seria,
apenas una leve sonrisa, mirada profunda, y la mano estirada
haciéndome con tres dedos su habitual saludo en el lenguaje de
los sordomudos para significar "te amo".
Había sido reciente mi envío a ella de un
telegrama a Río (cuya recepción confirmaría luego),
diciéndole que la extrañaba, durante una prolongada
ausencia en setiembre. Y también había sido reciente mi envío
de cierto material periodístico en el que me habían hecho una
nota en la que hablaba favorablemente sobre ella, en medio de las
polémicas sobre sus vinculaciones o no con cosas demoníacas.
Sumado esto a cartas y todo lo anterior, era de entenderse su
imprevista actitud para conmigo. Pero a pesar de esta
demostración de afecto, que era toda una invitación a
aproximarme de una vez, no lo hice. No quise dejarme llevar por
esa impulsividad típica de un fan, que ante una posibilidad
así, se habría bajado del vehículo para correr a saludarla:
habría sido el principio del error, el retorno a un pasado en el
que las corridas acompañando expresaban mi aspecto pasional. Y
yo tenía que ser más racional y equilibrado, en virtud de mi
función, a la cual en aquellos momentos yo denominaba
"misión", y a la cual no debía poner en peligro con
comportamientos que deslucieran mi persona. Porque no quería ser
visto por ella como un seguidor, que por el sólo hecho de ser o
parecer tal, podría significarle cierto grado de idolatría, que
no concordaría con mi propósito y mi mensaje, a lo cual
desmerecería.
Alguien entre sus fans me preguntó por
aquellos tiempos, ¿hace mucho que seguís a Xuxa?, a lo cual le
respondí "27 millones de años" (ocurrencia que no sé
de dónde me salió), y le aclaré: "no la sigo: la
acompaño". Compañía fantasmal y distante, a veces
cercana, que le brindaba en cada carta, en cada presencia, pero
con mi mente evitando que mis emociones me impulsaran al contacto
físico en condiciones inconvenientes.
Luego, cuando me traicionaron los
sentimientos, estando en Río de Janeiro, intenté un
acercamiento, pero la cosa no prosperó. Su actitud hacia mí fue
esquiva en todo momento. Quizá estaba bien y hasta le hacía
bien mi distante y epistolar cariño que alguna vez me
agradeciera. Y quizá estaba bien mi transmisión de cuestiones
místicas a distancia. Pero yo no había estado del todo bien al
poner tanta distancia, y como consecuencia ahora no estaría del
todo bien aparecerme en su casa, dentro de su casa como lo hice
(toda guardia puede ser persuadida), y tampoco me serviría de
mucho que le dejara mensajes dictados a quien atendiera su
teléfono (todo número puede ser obtenido) para cerrar el 91 con
un "feliz año nuevo" deseado a ella por esa vía.
Grabación del "Xou da
Xuxa" en el Teatro Fénix de la TV Globo, en la tarde del
martes 10 de diciembre de 1991.
Como venida de otro mundo, el de
la ciudad espacial de la escenografía, la princesa cósmica
descendió de su nave.
Recibida por su corte, llevará su
mensaje de paz, amor y alegría al público presente y al que la
verá por la pantalla.
Clomro, cámara en mano, registra
esta escena similar a tantas repetidas, pero singular para él.
Después, la despedida de la
mensajera celestial, el retorno a su rosado plato volador, la
puerta cerrándose, y el final.
Y en cada final de programa, las
cámaras enfocan a niños que lloran: "se fue... ella ya no
está..."
Y aunque volverá y habrá muchos
más programas, cada cierre parece el anuncio de la partida
final.
Entre la alegría de la bienvenida
y las lágrimas de la despedida, cada programa resume esto de la
misión
de venir al mundo y de tener que
partir definitivamente algún día, quizá en una nave, de
retorno a su origen.
1992, febrero; con
Capilla del Monte y el cerro Uritorco, se me preparaba el
escenario para realidades muy cósmicas que viviría. Allí
conocí a Enrique Barrios, a quien ofrecí contactarlo con Xuxa,
ya que me dijo que todavía no se habían dado las condiciones. Y
conocí gente que me llevó a un supuesto contacto programado en
el cerro sagrado. El grupo parecía sectarizarse, bajo la
conducción de uno de esos especímenes especiales para formar
sectas. Finalizada la reunión, (a la que los ovnis al final no
asistieron...) hablé con algunos sobre mi pasado y sobre mi
ocupación de este cuerpo. Les hablé sobre la importancia de
la confusión para llegar a la verdad, pues la convicción
aferra a creencias y no permite salir del error si se está en
él, y descubrir lo cierto. Esta apreciación mía sobre lo
útil que es estar confundido, le hizo pensar y decir a uno de
los presentes, que entonces Menem es muy útil, porque se la pasa
creando confusión. No me cabía otra cosa que concordar...
Quien dijo eso, me manifestó en un momento
dado, en tono de broma, su temor a que yo, que había hablado de
los extraterrestres negativos, y de mi procedencia, fuera uno de
ellos. Al día siguiente, él tendría la respuesta a su duda.
Estaba yo en un bar con gente amiga y otra que acababa de
conocer. Estaba un chico de 11 años, cuya madre lo había
llevado a Capilla del Monte ante la insistencia de él por
conocer el Uritorco. Eran de Neuquén. El problema de la madre,
que nada sabía de extraterrestres y esas cosas raras, era que el
nene se la pasaba hablando de todo eso, dibujando naves y seres
extraños, a tal punto que se lo suponía autista. Y los
"profesionales" a cargo, querían efectuarle un
tratamiento con drogas, pues se suponía que padecía de un
problema glandular que le provocaba estas "deficiencias
psíquicas". Mi oportuna aparición ayudó a evitar
tal aberración.
Como el problema mayor era que el nene decía
ser extraterrestre, le informé a la señora sobre la existencia
de casos similares, que esto es normal, que son muchos los chicos
que dicen esto, porque es verdad que vienen de otros mundos a
cumplir misiones. Le hablé de Flavio Cabobianco y su recién
publicado libro Vengo del Sol, y de sus apariciones
televisivas que produjeron llamados de padres con hijos que
actuaban parecido. Y por si esto fuera poco y por si todavía le
quedaba alguna duda sobre la salud mental de su hijo
"extraterrestre", pasó algo increíble en esa mesa.
Cuando le dije a la señora que yo también soy como su hijo, y
que no estoy loco ni él tampoco, el chico (que al parecer
percibía cosas), le dijo en voz baja a la madre que yo también
vengo de otro mundo, cuyo color describió, y empezó a dibujar
naves y seres. La nave que dijo que él había tripulado, era el
clásico plato volador. La nave mía, según su dibujo, era
triangular; "¡es una nave de combate!", exclamé al
ver sus características. Eso no parecía concordar con la
misión que el chico dijo que yo vine a cumplir: "traer el
rayo del amor".
Hablando de rayos, días después, el
nene hizo salir rayos luminosos de un cristal que le regalé. Y
supe que, testigos del hecho, andaban después por los comercios
buscando "los cuarzos que hacen luz"... Y hubo quien me
dijo que vio al nene hacer con una mano señales al cielo, desde
donde una luz pulsante parecía responderle.
Y entre lo curioso que sucedió durante la
charla en la mesa del bar, en ese momento, el señor que, la
noche anterior, había mostrado su inquietud ante la posibilidad
de que yo fuera un extraterrestre "malo", justo
había pasado por ahí, me había visto y se había detenido, en
el preciso instante en que el nene hablaba sobre mi origen y
misión. Para ese señor, que observaba y escuchaba todo sin que
supiéramos que estaba a un costado, tal coincidencia fue poco
menos que una prueba absoluta. Yo diría que nada de poco menos:
fue, con todas las letras, una prueba absoluta para él. Desde
entonces, Pancho es uno de mis mejores amigos. Hizo cuanto pudo
para ayudarme en contactarme con personas que estaban en temas
cósmicos, espirituales (a muchas de las cuales, en los primeros
tiempos, él les comentaba que tenía un amigo extraterrestre)
así como yo lo puse en contacto con gente así, o a gente así
con él, dado su papel de interconectar personas, del cual era
conciente. Gran destino el suyo, que pudo haber tenido otras
derivaciones si, cuando él era un bebé, su padre bodeguero
hubiera colocado, como iba a hacerlo, la foto de él y su apodo
como marca, en el que iba a ser el vino Panchito, pero que
terminó siendo el famoso Resero. Pancho estaba muy al
tanto de mis movimientos con el tema Xuxa, y hasta uno de sus
hijos llegó a tener amistad y algo más con una de las Paquitas
argentinas de ella, con la que en algún momento he conversado
bastante, pero no de mis intimidades cósmicas. Mi propósito con
respecto a la "misión Xuxa", involucraba a la gente
ligada a ella, de modo que Paquitas, productores, seguidores y
quien tuviera algo que ver, recibirían durante estos años algo
de mí, pues mi visión de la cuestión Xuxa, era la de un
"proyecto cósmico" centralizado en ella, pero estando
ella secundada por toda esta gente, sin la cual, nada
funcionaría. Y eso me llevaba a suponer que no cualquiera
participaba de algo con tan trascendente trasfondo: debía
tratarse de seres espiritualmente acordes con esta misión. Y
fortalecer o despertar las conciencias de cuantos pudiera entre
ellos, era parte de mi tarea.
Se venía hablando mucho a
estas alturas, de los chicos que estaban naciendo y las cosas
sorprendentes que decían y hacían. Casos como el de Flavio
Cabobianco y el chico de Neuquén que con Pancho conocimos en
Capilla del Monte, iban apareciendo y anunciaban una progresiva
apertura de la llegada de conocimientos cósmicos por medio de
estos llamados "nuevos niños". Planifiqué, entonces, una
reunión que debería ser televisada, en la cual estaría
Flavio, y estarían personas que sabían de este fenómeno que se
está produciendo, con el nacimiento reciente y actual de estos
seres. Podrían estar Trigueirinho y Pedro Romaniuk, que venían
hablando del tema; Enrique Barrios, Juan Vitali, Xuxa...
La primera entrevista televisiva a Flavio, y
quizá la mejor, se la había hecho Silvina Chediek. Se daba la
coincidencia de que Pancho era amigo del productor de ella, así
que no hubo duda de que ella era la conductora ideal para un
programa tal, incluso por su aptitud profesional para algo así.
Paralelamente, para el cumpleaños, a Xuxa le
regalé el libro de Flavio, con la idea de que lo invitara a su
programa, lo cual sería importantísimo para que chicos y
grandes supieran lo que él decía. Más aún, para que estas
cosas que muchos chicos dicen, sean tomadas con mayor atención,
a partir de un caso como éste que Xuxa estaría presentando. No
hubo ningún comentario de ella al respecto.
Habiendo establecido comunicación con la
familia del chico, supe que el sábado 2 de mayo, estaría en
Telefé en el programa de Juan Alberto Badía, y fui a verlo. Al
mismo tiempo a pocos metros, grababa Xuxa, que pasó por un
corredor frente a nosotros, y Flavio se quedó inmutable como si
hubiera pasado frente a él cualquier persona de la calle (lo
cual no deja de ser una verdad). Detrás pasó y la intercepté
para saludarla, la Paquita Pituxita, a quien en Río le había
regalado el cassette con las canciones de Ami, cuando supe por su
prima que yo conocía, que ella estaba con ese libro. Entré
luego al programa de Badía con Flavio, los padres y el hermano.
Un programa más para revelaciones cósmicas, y para mantener en
boca de muchos el tema de los chicos que traen estas enseñanzas.
Mientras tanto, el programa con la reunión de
las referidas personalidades seguía en fase de planeamiento. Ya
había hablado con el productor de Silvina Chediek, y ya ella
había leído una carta mía, donde le manifesté que yo soy...
eso que soy. Pero era una confidencia que le confiaba para que
supiera cómo venía manejada la cosa, por quién y con qué
intención, que en ningún momento hubiera sido la de aparecer yo
en pantalla. Era un tiempo en el cual yo no estaba para decir
mis propias cosas, sino para colaborar con los que estaban
diciendo lo suyo, propiciándoles circunstancias, con gente y
medios, para que pudieran divulgarlo todavía más. Era una etapa
durante la cual, todo ese conocimiento hipertrascendente que yo
había recibido, estaba neutralizado por conceptos y realidades
galácticas de toda la literatura y personas con las que
interactuaba. Nada tenía entonces que decir de todo aquello, y
en cuanto a esto, para qué decirlo yo, si veía clarísimo que
mi papel más útil pasaba por este trabajo de laboratorio para teledirigir
vinculaciones entre personas y establecer vías de difusión
cuya vertiente era predominantemente televisiva, y necesaria y
estratégicamente con Xuxa en el centro de la escena.
"CORREO CÓSMICO" Y CIERTO PAPEL DEL QUE HABLABA
Habiendo continuado la
incomunicación entre Xuxa y yo, ya era la mitad del año, y
sólo me había limitado a mandarle libros y materiales
referentes al propósito en cuanto a mi función. Los
sentimientos estaban heridos y confundidos, pero eso no debía
interferir en lo que yo tenía que cumplir. Para el cumpleaños
de ella en marzo, había llegado hasta su casa en Río, dejando
un paquete conteniendo el libro del chico Flavio, y tres cartas;
una mía, otra de Solange, amiga seguidora que integraba el fan
club "Arco Iris", y otra del actor Juan Vitali (que
había estado en uno de los programas de Xuxa con un grupo de
niños que cantaban temas inspirados en Ami), a quien conociera
por medio de Pancho.
Fechada el 8 de mayo, una carta del
prestigioso especialista en temas cosmobiofísicos, Pedro
Romaniuk, fue por mi intermedio a la casa de ella en Brasil ("Muy
querida hermana en la Luz de Cristo Jesús: Debido a que Ud.
está ENTREGADA A LOS NIÑOS y por lo tanto... quienes AMAN a los
niños AMAN A DIOS y su obra a través de la Luz del CRISTO
JESÚS (...) Reciba todo mi apoyo por su obra con los
niños y oraremos por su Salud y Fuerza. Hasta siempre".);
y libros y un video de él, también llegaron a ella por mi
intermedio. Hice de correo con varias personas, pues estaba
en buenas condiciones de garantizar que lo que me dieran
llegaría a destino.
Era curioso observar cómo mi presencia en
ciertos lugares donde se venía hablando mal de Xuxa, terminaba
por revertir actitudes. Como si yo generara un campo de fuerza o
algo así, que daba lugar a transformaciones de pensamientos en
otros. Quizá eso era parte de mi papel en todo este asunto. Era
curiosa la paradoja de que, siendo el mensaje de Xuxa
típicamente "New Age", todo grupo o institución en la
línea Nueva Era que yo visitara, tenía entre su gente a muchos
que veían a Xuxa como un ser negativo. Poco o nada se había
prestado atención a algunas cosas muy destacadas en cuanto a
este mensaje acuariano que ella transmitía. Para agregar a todo
lo dicho hasta aquí, puedo citar una de las canciones
menos conocidas que, titulada "Quién sabe, un
día...", con un trecho musical con las notas de Encuentros
Cercanos, de la música de John Williams, habla de la futura
llegada de un "un ser que nadie imaginó", un
"raro ser" con "ojos llenos de amor, sembrando de
luz la oscuridad", que descenderá de "un rayo de
sol", y a partir de esto, "el mundo entero
cambiará".
Pero al desconocimiento de esta parte de la
cuestión Xuxa, se sumaba la insistencia en aquello de las
grabaciones diabólicas en las canciones pasadas al revés, lo
cual nunca fue demostrado; sólo "parecía" ser así...
También el tema en cuestión era lo comercial de Xuxa, y la
idolatría que sobre su imagen estaba montando, conduciendo al
fanatismo; los evangelistas veían anticrístico hacerse
idolatrar, pues "sólo Dios debe ser adorado" -decían-
y se prohibía entre ellos ver los programas de Xuxa y escuchar
su música. Una chica que conocí entre ellos, rezaba por Madonna
y por Xuxa, "para que se liberaran de Satanás", y
rezaba por mí, para que yo estuviera con Jesucristo (y supongo
que no con Xuxa, en tanto ella "siguiera con el
diablo"). En círculos New Age, se hablaba de la succión
energética que ella operaba sobre los niños.
Para ser ecuánime, imparcial y desapasionado,
debo decir que hay algo de razón en todo esto de la excesiva
comercialización, de la idolatría que arrastra ciegamente a la
dependencia psíquica, y en esto hay un mecanismo de captación
de energías. Ese torbellino energético volcado hacia un eje
inductor de fuerza centrípeta, imposibilitaba a los adeptos para
ser centrifugados hacia valores más trascendentes; en
definitiva, buscar energías en planos superiores, en conexión
con el Ser Superior Universal, y no en una persona. Xuxa quería
y enseñaba esto, pero el sistema de marketing instalado, lograba
lo otro. Para los seres menos preparados, más necesitados de
afecto, o más proclives al fanatismo, Xuxa era un eje. Para una
minoría capaz de entender su mensaje y su propósito, ella era
un puente hacia otra cosa. Por algo los que así lo entendíamos
y que estábamos en temas trascendentes, la buscábamos para
convertirla en ese puente de divulgación de una conciencia
nueva. Como los que le escribían canciones espirituales,
ecológicas o concientizadoras en diversas realidades, para que,
al cantarlas, muchos que escucharan, descubrieran y marcharan
hacia un cambio. Sin estos músicos, Xuxa no habría trascendido:
su propuesta musical fue lo que definió su éxito. Si una
misión vino a cumplir, era imposible sin el cumplimiento de la
misión artística de los creativos que la rodeaban, lo que
también incluye escenografía, vestuario, coreografía... Una
misión de muchos, y no sólo muchas misiones. O, en otras
palabras, un plan de misiones integradas.
Pero esto era invisible a muchos ojos de
"new agers" fanatizados en sentido inverso, viendo los
defectos en vez de las virtudes. Se hablaba mal de alguien que
estaba diciendo y haciendo lo que podía para que ciertas
enseñanzas empezaran a ser recibidas por los niños, entre mucho
más, de público conocimiento. Hice cuanto pude para revertir
estos pensamientos en mucha gente. Hasta les daba la razón a
muchos en ciertos aspectos, pero les decía cosas tales como: "si
es negativa y la criticamos, no hacemos nada útil; yo le he
estado mandando muchas cosas que pueden hacerla más positiva,
porque a lo negativo hay que revertirlo y aprovecharlo, no
destruirlo" Y era curioso ver cómo, uno por uno, se
iban dando vuelta esos pensamientos en personas que terminaban
hablándome bien de ella, y hasta dándome cosas para que le
llevara. Hasta el mismísimo Enrique Barrios terminó siendo uno
de ellos, luego de algunas dudas que había tenido por el tema de
las grabaciones satánicas, y de las correspondientes
aclaraciones que al respecto le hice.
Xuxa venía elogiando y recomendando leer
el libro Ami. Ella tenía la idea de hacer una versión fílmica
de ese libro. Había seguidores de ella que lo habían leído y a
quienes conocí. Los contacté con el autor, tracé un plan, y al
poco tiempo intermedié, como inductor de situaciones y como
intermediario en mensajes, para que él y Xuxa se conocieran
(todo sujeto "insignificante" puede hacer lo que
poderosos y famosos no siempre logran por sí mismos). El por
ella tan ansiado encuentro, sucedería en un programa suyo en
Buenos Aires. Para Xuxa, fue trascendente al extremo. Fue un
sueño en su vida, que recién en ese momento iría a
cumplirse.
Si bien desde que la conocí supe que yo
podía ser útil para vincularla con personas así, pues mi
función y aptitud yo las tenía claras, no habría imaginado que
yo iba a estar en el medio de esta historia. Recién ahí estuve
en condiciones de darme cuenta de cuál había sido la relación
entre mi presencia en aquel primer show de Xuxa en la Argentina,
y mi compra del libro Ami en aquellos días. Así como la
relación de esto y de sus consecuencias finales, con el hecho de
que fuera yo (si es que alguien no hizo lo mismo) quien le
regalara a Xuxa casi todo lo que había publicado Enrique Barrios
y que ella, en una nota en Gente de octubre del 91, dijo
haber leído.
¿Una directora para la película?
Al mismo tiempo en que esto sucedía en
Buenos Aires, yo estaba ya en Río para la Eco 92. Había viajado
para llevar un mensaje ecológico a las Naciones Unidas, cuyas
copias entregaría también a las ONGs. Ingresé al Forum Global
con alguien muy especial para mí, y que había conocido el 25 de
mayo, luego de un primer contacto postal entre ambos: la
directora de la película Super Xuxa contra Bajo Astral, y
autora de la letra de Arco Iris, canción que, hecha para
esa película, quedó imprevistamente como uno de los éxitos de
Xuxa incorporados a su repertorio.
El filme, que yo había visto casi un año
atrás, transmitía enseñanzas muy místicas, en especial sobre
los poderes del cristal de cuarzo, y sobre la lucha entre el Bien
y el Mal. Supe, al conocer a Anna Penido, que mi suposición
sobre el propósito de hacer un filme así, había sido correcta:
que esto fue hecho por gente que está en lo místico; que
buscaron a Xuxa para vehiculizarla como transmisora de
enseñanzas preparatorias para una nueva conciencia en los
niños.
Tal había sido mi percepción de ese filme
cuando lo vi en julio del 91, que a partir de ese momento me vi
obligado a acelerar todo el plan que tenía trazado para
que Xuxa fuera, gradualmente, recibiendo ciertas cosas por mí
intermedio. Porque la película me acababa de mostrar que ya
alguien se había encargado de hacerle conocer a Xuxa unas
cuántas cosas, y esto ya había sucedido en 1988 con este
filme. Fue entonces cuando, basándome en cosas que ella
evidentemente ya conocía, puse en acción los cristales; aquello
tan destacado en el filme. Resplandeció así, en uno de sus
programas, una piedra de cuarzo de varios quilos que le regalé.
Y ahora, casi un año después, miércoles 10
de junio, estaba yo en el Forum Global 92 ingresando con el pase
que me prestó la cineasta, con su nombre escrito, en tanto ella
llevaba otro. En todo caso, yo era transexual, o qué sé yo. No
nos miraron los nombres. Conmovedor era ver ecologistas,
místicos, religiosos, artistas, gente de todas las razas y de
muchas naciones, reunidas allí para salvar al planeta. Con Anna
fuimos a ver actuar a uno de los artistas; un músico de
California, con quien habíamos cenado momentos antes, y que me
había dicho que tenía contactos telepáticos con
extraterrestres.
Le comenté a Anna la idea de Xuxa de hacer la
película de Ami, y como ella sabía español, le regalé el
libro, en su versión ilustrada en colores, junto con Ami
Regresa y Ami y Perlita. Era mi deseo que ella
dirigiera esa película, lo cual le manifesté, así como lo
haría días después por escrito a Xuxa. Un deseo basado en su
profesionalismo y en su visión mística de la vida. ¿Cómo
definirla?, de cabello rubio muy largo, ojos... ¿verdes o
celestes? (qué frecuente duda aun con gente a la que veo a
veces), rondaría los 35 años y, ante un abrazo suyo, uno
sentía como una parte del cielo abriéndose para recibirlo. Su
marido David, co-director del referido filme de Xuxa, era, como
ella, místico. Habían recibido carta mía hacía un tiempo, y
por la respuesta que Anna me envió, fui a conocerla a la empresa
fílmica Dreamvision. Cuando vi a los dos salir a recibirme, sus
miradas parecían verme desde el infinito. Tuve la impresión de
estar frente a dos ángeles. Ella dio indicaciones de no ser
interrumpida, porque estaba con "una persona muy
importante" (jamás había escuchado hablar así de mí, que
yo recordara) y había una razón para eso.
Hacía unos meses, le había mandado una
carta, con una copia de un documento municipal de aquel lugar de
Minas Gerais donde se explota cristal de cuarzo y donde yo diera
mis clases en la escuela, y donde pasara también el video de la
película de Xuxa. Dicho documento fue producto de que propuse y
se aprobó una disposición (diciembre del 91) cuyo texto es el
siguiente:
"Art. 3º - Es declarado de interés
municipal el filme "Super Xuxa contra Bajo Astral", por
el valioso contenido que posee sobre la energía del cristal, en
un lenguaje comprensible para la mentalidad de los niños, y que
muestra la importancia de conocer las fuerzas ocultas que regulan
la vida y la naturaleza; lo que es esencial para el propio
autoconocimiento y enriquecimiento espiritual, siendo por su
valor educativo, incorporado a la enseñanza escolar".
"Quedé feliz y emocionada" -me
respondió Anna en su carta- "Nunca imaginé que mi filme
pudiera inspirar en alguien una actitud tan concreta, al punto de
volverlo ley", decía sobre aquel artículo de esa ley
municipal que, en los dos anteriores, declaraba de interés
municipal a mi actividad cultural con los cristales, y al estudio
y divulgación de sus propiedades energéticas, sobre todo en el
campo de la enseñanza escolar. Una película como ésa, me
facilitaría mucho las cosas con los chicos, porque pensando en
prepararlos mentalmente fue que Anna la concibió. Y, al final,
entre la Eco 92, Xuxa y Ami, estaba con Anna compartiendo unos
momentos para la eterna recordación.
Difusión de Ami y cierta otra gente
Mientras tanto, en Buenos Aires se acercaba
la visita de Enrique Barrios al programa de Xuxa, tal como había
sido fijado antes de mi salida para Río, para el viernes 12. La
fecha se fijó luego de un par de movimientos rápidos. El
sábado 30 de mayo llegó a mi casa una carta de Barrios para
Xuxa, fechada el 25 (día en que conocí a Anna, y en que revista
Para Ti aparecía con una nota a Xuxa, en la que ella
hablaba de extraterrestres). A la llegada de Xuxa, el 4 de junio
a la noche le hice entregar la carta. Quien se la dio, me dijo
que Xuxa no podía creerlo: ¡¿Para mí?!, dijo; ¡el autor de
Ami escribiéndome!, pensaría, con inocultable alegría.
Al día siguiente, viernes 5, a las 17, en la
grabación del programa a emitirse el martes 9, Xuxa leyó esa
carta, invitando a Enrique Barrios a su programa. A la espera de
novedades, estaba yo en inmediaciones del canal, así que alguien
que había estado en la grabación, me dio aviso de lo sucedido;
de inmediato llamé a Juan Vitali, avisándole de la invitación
de Xuxa a Barrios, que el martes podría verse en pantalla, así
que, adelantándonos a esto, Juan iría al otro día al canal a
hablar con la producción, fijándose al viernes 12 a las 17.00
para la visita de Barrios.
Juan Vitali había sido uno de los numerosos
asistentes a reuniones espirituales que eran convocadas en la
Plaza Naciones Unidas. Durante un tiempo, la convocatoria la
hacía una organización fantasma que con Pancho y dos o tres
más, integraba yo, bajo la precaución de no agruparnos para
no caer en el sectarismo. Yo había escrito mi
"Decálogo de los no agrupados": 1- No hay más líder
que cada uno, 2- No hay cargos ni funciones fijas, 3- No hay
estatuto ni encuadre jurídico, 4- No hay nombre ni sede, 5- No
hay fin del mundo, 6- No hay un fin claro definido, no hay verdad
segura, no hay doctrina, 7- No hay más que fines inmediatos, 8-
No hay pertenencia ni presencia fija, 9- No hay unidad
total de pensamientos, 10- Unir a los sectores divergentes. Ideas
que quedaron tras aquel viaje a Capilla del Monte, y que
procedían de mi propia experiencia de militancia sectaria, donde
los líderes eran demasiado inexpertos para no caer en los
errores que yo sí, con tal experiencia, sabría evitar.
El programa con Enrique Barrios se grabó a
las 20.00 del día prefijado; hora en que me encontraba en el
Forum Global en una reunión de la LBV (Legión de la Buena
Voluntad), curiosa religión cristiana que sostiene la existencia
de la reencarnación, y la importancia de las energías del sol,
del agua y del cristal de cuarzo; con sede central en Brasilia,
donde levantó el Templo de la Buena Voluntad, una maravilla con
reminiscencias quizá atlantes, o un "recuerdo"
anticipado "del año 5000", como lo definió un
artista. Pues bien, estuvo entonces Enrique Barrios con Xuxa, y
lo que ambos vivieron en ese momento sería indescriptible con un
simple relato escrito. El video del programa, creo que puede
conseguirse en la editorial Errepar, que lo pasó en su stand de
la Feria del Libro. Allí está para quien desee saber lo que
entonces sucedió, al margen de una buena propaganda para Ami,
que era lo más importante en cuanto a la finalidad de que se
difundieran sus enseñanzas. (Por mi parte, hice bastante
mientras estuve en esto; además de lo ya expuesto, y sin contar
a la gente desconocida a la que le prestaba, regalaba o
recomendaba los libros, cassettes de Juan Vitali y todo eso,
podría mencionar, ya que estamos, a Claudia Schiffer, a quien le
llevé cuando vino, Ami en inglés, dentro de esa estrategia que
consistía en tocar ciertas cabezas instaladas en niveles o
ámbitos influyentes para que las cosas se divulguen. No así a
otras visitantes destacadas, como Sharon Stone, y Madonna, a
quien mi regalo, simétrico a su mensaje, es innombrable para
páginas de este lenguaje).
Lo que sí voy a mencionar,
es que en un momento del diálogo, Enrique Barrios dijo haber
visto luces en el cielo y naves, preguntándole a Xuxa si ella no
ha visto. Ella le respondió: "No, pero cuando yo vea, yo
creo que me voy con ellos". No sonó a que fuera a dar un
paseo cósmico, sino a cosa definitiva. Llama la atención que
una persona que cree estar cumpliendo una misión como la que
ella estaba convencida de que cumplía, pudiera llegar a
abandonarla por la tentación de un paraíso cósmico. Quizá eso
daba la medida de su voluntad frente a su deseo; de su servicio
frente al vicio en su ser. Porque en este enviciamiento de soñar
con salvavidas interplanetarios, mucha gente, y parece que entre
ella Xuxa, no ha adquirido la noción de que nosotros somos esos
salvavidas, no arrojados a este mundo para salir, sino para
flotar aquí mismo. ¿Y si Xuxa fuera la extraterrestre? ¿Qué
sentido tendría irse con ellos, si se es de ellos y ha venido a
estar aquí?
El diálogo continuó con Enrique Barrios
diciéndole a Xuxa: "Tú bajas de una nave todos los días
acá", a lo que ella contestó: "Sí, eso es para
llamar uno, para que pueda quedarse más contento acá con
nosotros". En su ingenuidad, quizá ella dijo una verdad que
ni siquiera haya pensado: que, fuera de la tridimensión, en el
programa no haya uno, sino muchos de "ellos"
observando, no sólo no sería raro, sino que sería raro que eso
no ocurriera. Y en cuanto a "quedarse más contento"
allí con Xuxa y toda la gente, habría que ver cómo es la
alegría para seres que participan pasiva o activamente desde
otro plano, en medio de emociones humanas en un programa
televisivo. Pero no imagino que pueda haber insensibilidad ante
una transmisión de afectos y ante las energías desprendidas por
la gente en estados de alegría como los vividos allí. Si eso no
pudiera hacer que un extraterrestre se quede más contento, ser
un e.t. sería un poco aburrido.
El autor de Ami le dijo luego a Xuxa:
"Sabes, yo creo que hay personas que nacieron acá, pero
vienen de otros mundos, mejores que éste, y que vienen con la
misión de ayudar a que este mundo cambie, que sea mejor. Yo creo
que tú eres una de ellas". La grave expresión de Xuxa
no acompañó a la exclamación de la tribuna ante tal
revelación; la "terrenal" animadora televisiva seguía
resistiéndose a que su ficción tuviera un fondo de verdad; su
ficción de llegar e irse en un plato volador de utilería.
El día en que fue emitido este programa
(martes 23 de junio) estaba yo listo para verlo en mi casa y ya
había avisado a todos los que había podido, y que, a su vez,
avisarían a otros. Cuando Xuxa escuchó, de la boca del
escritor, lo que yo le venía diciendo desde mi primera carta...
imagine cada uno. A mí me causó risa y exclamé:
"¡sonaste, Xuxa!". Lo que yo siempre le había dicho
en privado, acababa de hacerse público. Era como si, Barrios
mediante, estuviera yo hablándole otra vez, una vez más
golpeando su vallado mental. Porque, quizá, las cartas que a él
le había enviado tocando este punto, habían sido influyentes en
su pensamiento.
Yo venía trabajando en un proyecto de libro
sobre Xuxa, en el cual revelaría tal procedencia cósmica para
los que nunca lo hubieran imaginado. Mi duda de publicar tal
pensamiento, terminó ante las palabras que Barrios pronunció
sobre el origen de ella. Esa misma tarde decidí que mi libro se
publicara lo antes posible: parecía que la naturaleza
cósmica de Xuxa estaba siendo puesta al descubierto. Y era
mi momento de echar toda la leña al fuego.
Sin embargo, la elaboración de este libro,
cuya idea era de octubre del 91, se extendería por tantos años
que, ya en octubre del 97, está indefinida en cuanto a tiempos
posibles, ante la abundancia de contenidos actualmente en
compaginación. No podía ser un libro para el presente, sino
para que, en un futuro, se haga luz sobre lo que, para entonces,
habrá de ser un pasado en el que quedarán puntos oscuros que
esclarecer. Y que proyectarán luz sobre cosas que sucederán.
Algunos seguidores de Xuxa con los que yo
me reunía por el tema de Ami, recibían cartas de Barrios, luego
de que yo le pasara sus direcciones. Hubo padres, católicos, que
ya venían metiéndose en el asunto, interceptando cartas. Con la
aparición de Barrios en el programa de Xuxa, lo cual vieron, y
al cual escucharon para confirmar sus "sospechas"
("mi hijo, los chicos y Xuxa están cayendo en una
secta"), la situación tomó cuerpo. La Fundación SPES (en
latín, fe, pero en "católico", Servicio Para el
Esclarecimiento en Sectas, de la Universidad Católica) recibió
entonces la denuncia de estos padres preocupados, y Barrios y yo
éramos los denunciados.
Era la noche del viernes 23 de junio, en
Buenos Aires, cuando tras una reunión de seguidores de Xuxa, una
de las chicas que estaba en el tema Ami, me dijo que tenía una
muy mala noticia, y no encontraba la forma de decírmela, como
para que al oírla no me cayera de espaldas, o algo así. Cuando
me informó lo que estaba sucediendo, le dije, imperturbable,
"¿Y qué problema hay? voy ya mismo a la Fundación SPES, y
si me quieren investigar, que me investiguen en persona, y si no,
que le vayan a preguntar por mí a Alfredo Silletta, que sabe
quién soy". Fui para la fundación, pero estaba cerrada.
Después dejé pasar la cosa, y no volví. Meses después, yo
sería bienvenido allí, por esas vueltas del destino, sin que
tuviera que dar ninguna explicación de nada, pero donde de todos
modos presentaría voluntariamente un informe sobre la cuestión
Xuxa-Barrios-seguidores, en el cual dejaría bien clara mi
posición antieclesiástica, y a lo cual la autoridad allí (el
Lic. José María Baamonde, vocero eclesiástico en la Argentina
en el tema sectas) me contestaría: "Está bien, no hay que
ser clericalista". Sin comentarios.
En previsión de las posibles derivaciones
de la cuestión SPES, aquella misma noche de junio, le escribí
una carta a Xuxa para ponerla al tanto. Extensísima, sirvió
también para manifestarle cosas que aclararían o no, dudas que
sobre mi comportamiento ella haya tenido. Reproduciré unas pocas
partes.
(...)Hay hechos dolorosos que desearía que
no supieras. Quién sabe, mayor dolor causarían si te enteraras
sin estar prevenida. El propósito de esta carta, es precisamente
ése: prevenirte de cosas que sucederán. Sabrás cómo
reaccionar y manejarlas cuando algo pueda suceder.
Directo al tema: la presencia de Enrique
Barrios en tu programa y lo de Ami, tuvo reacciones
desfavorables. (Le hablé de todos los que no creen en los
extraterrestres, incluyendo a los católicos opositores de Ami, a
los Testigos de Jehová y a los millones de evangélicos que a
ella la creen diabólica). (...) En la medida en que
continúes divulgando esto, verás crecer una corriente de
negatividad desde esos focos que sentirán la fuerza de tu
misión y sufrirán una progresiva disminución de sus ejércitos
infantiles. Los niños hijos de la gente de esas religiones,
recibirán de ti algo que contradice las creencias de sus padres.
Se producirá un conflicto; serás factor de discordia en las
familias. Y muchos niños elegirán lo tuyo.
Como ya debes saber, y desde hace bastante,
hay padres que les prohiben a sus hijos ver tu programa. ¿Habrá
de ser prohibido por ellos también Ami?
Creo en cosas de muchas religiones, pero no
integro ninguna. Tengo buenas relaciones con varios grupos e
instituciones filosóficas, místicas, ovniológicas y de
contactos con extraterrestres, pero no pertenezco a ninguna. Me
invitaron a integrarme a varios de tus grupos de seguidores, pero
no entré en ninguno. Porque mi función es conectar
grupos y personas, no concentrar mi energía en
sectores en particular; estoy para cosas que promuevan la
integración de esas fuerzas que pueden agruparse y que están
desconectadas.
(...)Y el tuyo es un programa
religioso: hablas de Dios, de energía, del poder del pensamiento
positivo, de la magia de los colores, del milagro de la vida, del
amor.
Por eso te encontré: porque estabas, como
yo con mis cristales y extraterrestres, haciendo parte de la
misma religión que yo. Ami y tú llegaron a mí con diferencia
de sólo una semana, cuando lo descubrí y cuando por primera vez
te saludé, en aquel diciembre de 1990. Todo un símbolo, una
señal de lo que iría a suceder.
Cuando desde mayo del 91 te empecé a
bombardear incesantemente de libros, cartas y cosas muy
cósmicas, queriendo prepararte para una misión que cada vez
está ahora más a la vista, pero que, en su momento, nadie, ni
tú misma, excepto yo, imaginaba, era mi riesgo que tomaras lo
mío como un adoctrinamiento contrario a tu voluntad, a tu
conciencia y a tu paciencia. Pero no lo veía, el riesgo estaba,
pero yo no lo distinguía: para mí, tú comprendías mis
intenciones y compartías mucho de lo que yo pensaba.
(...) Con el tiempo, me di cuenta de que yo
estaba mucho más convencido que tú de tu papel cósmico en la
Tierra. Declaraciones tuyas negando que seas "un
ángel", y que lo tuyo "no es algo místico", y
eso de tus miedos cuando te veías esa aura luminosa, me dieron
los justos parámetros para darme cuenta de que mis cartas a ti
habían sido demasiado místicas para tu modo de pensar. Me
sentí como un fanático religioso queriendo adoctrinarte.
Sabía yo que una "Xuxa cósmica"
sería mejor que una Xuxa que no transmitiera cosas
trascendentes, pero sabía también que se levantaría el enemigo
en tu contra, que serías atacada por las fuerzas de mal en esta
guerra cósmica en la que el Bien nunca puede hacerse sin
provocar oposición. Y preparar tu conciencia, era prepararte
para la guerra, cuando podría haberte dejado tranquila y fuera
de peligro.
(...) Puedes evitar problemas, guardándote
tus ideas y convicciones al respecto. El fenómeno Xuxa como
negocio, vende más si no entra en oposición o contradicción
con el gusto del público, y ese gusto implica que Xuxa no tenga
ideas religiosas, políticas y hasta deportivas que no coincidan
con las del público. Y el negocio peligra cuando se transmiten
valores con los cuales hay gente que no se identifica. Una Xuxa
mística, terminaría por ser mal negocio, porque sólo un sector
del público la aceptaría como tal. A menos que otros digan:
"pobre chica, debe estar volviéndose loca; pero da gusto
verla cómo baila, cómo canta, cómo juega, cómo quiere a los
niños". Y que, al final, tus creencias y convicciones no
sean para tanto problema. Y como estoy seguro de que "el
negocio" y que "lo que vende y lo que no vende",
no te importa nada en lo que a decir lo que sientas se refiere,
creo que tu corazón sabrá decirte cual es la medida justa de lo
que guardarás y lo que entregarás.
(...) como Enrique y otros escritores; como
yo y otros "extraterrestres" como tú, estamos todos en
un compromiso de alta responsabilidad frente al futuro. Y que
esta carta diagnosticando una enfermedad en gestación, sea por
si una epidemia intentare debilitar esta fuerza positiva que
estamos generando en el planeta; una carta capaz de ganarle
posiciones al adversario: porque mientras él prepara su
estrategia, tú previenes sus movimientos con una actitud inmune
a toda crítica que pueda aparecer.
(...)Después de todo lo que vienes
pasando, y de todo lo que no sólo de mí escuchaste, porque
otras voces te lo están diciendo, creo que estás en buenas
condiciones de autodescubrirte. Y no creo que juzgues mis
proféticas palabras como locuras. Porque estás yendo bien, muy
bien. Así lo percibo. ¡Continúa así!...
Estaba fechada al inicio, a la
medianoche del 26 al 27 de junio. Iba acompañada de otra fechada
a las 15.15 del miércoles 24, en la que, en un trecho, le
decía:
Aunque no sé cuánto tiempo me resta en el
planeta, y atravesé mil riesgos sin que la hora me llegara, como
si se me diera a entender que no sirve querer irme, y que
seguiré siendo inmortal hasta que la misión termine (...).
HE VENIDO A TRAERTE LAS COSAS Y PERSONAS
QUE, COMO HUMANA Y COMO MISIONERA EN LA TIERRA, NECESITAS. Sólo
luego de eso volveré allá de donde vengo. No sé si serán
años o décadas. Me da lo mismo, y si fueran meses o semanas,
también: mi muerte no será otra cosa que el final de mi papel
aquí (...). Habrá champagne y baile en mi velorio,
porque mi cuerpo quedará con la expresión de una misión
cumplida, que dejaré en su rostro al irme.
Esas doce páginas que le insumirían una
buena hora de lectura nocturna, estaban al fondo de una caja que,
para colmo, tenía una pila de libros y otros regalos que le
preparé. Eran las 21 del jueves 2 de julio cuando, llegada al
Aeroparque de Buenos Aires, recibió la caja y la abrió en el
acto. Por vía televisiva al día siguiente y, al otro día, por
una seguidora amiga suya y mía, me envió su agradecimiento y un
beso, luego de tantos meses de silencio. Le dijo a la chica, que
me transmitiera que había leído "todo, todo, todo",
que "eran un montón de papeles que no se terminaban
nunca". Felizmente para mí, mi transmisión más importante
desde que todo empezó, había quedado efectuada.
La denuncia al SPES no iba a prosperar. Pero algo ajeno al asunto sucedió, y repercutió por ese lado y por muchos otros. El miércoles 15 (seguimos en julio) llegan noticias de Brasil: un niño asesinado, otro desaparecido, una secta sospechada, y argentinos en ella. Luego se comprobará que el jefe de la policía del estado de Paraná, había desviado hacia ellos la investigación, y que los culpables eran otros, que al final cayeron. Pero el avispero ya había sido agitado, las investigaciones, denuncias y coberturas periodísticas habían agitado a la Argentina, Brasil, Uruguay... Y como yo manejaba cierta información sobre ciertas cosas, fui uno de los tres agitadores principales. Alfredo Silletta y Alejandro Agostinelli fueron los restantes. Cada uno en su papel: yo como denunciante, los otros como sectólogo uno, refutador de pseudociencia y especialista en cultos ovni el otro. La "caza de brujas" iba de los cultos platillistas a los cultos afro-brasileños, del incipiente Mauro Viale anfitrión de denunciantes y delincuentes, a la legendaria Mirtha Legrand, pasando por Susana y Grondona, por Gente y ¡Esto!, por Veja y TV Globo, por el Herald y por las agencias noticiosas del mundo.
Las muertes en la Argentina
por intoxicación con propóleo -sabotaje a un laboratorio-
hicieron bajar hasta las ventas de miel y de dietéticos en
general. Tal el temor por la inconciencia de lo que estaba
sucediendo; todo al mismo tiempo en que se perseguía a grupos
espirituales "por si acaso", "ya que
estamos..."
Aunque el caso policial de la secta
argentino-brasileña no hubiera trascendido, la paranoia
persecutoria de cultos no católicos tenía que saltar por un
lado o por otro. Sobre todo con la New Age, que venía pisando
fuerte y arrastrando gente que ya no era captable por las
iglesias. Y esta inquisición de fin de segundo milenio,
conseguiría debilitar a muchos líderes y seguidores de grupos
místicos, desarticulados unos, disueltos otros, sobreviviendo a
duras penas los más sólidos. Corría el rumor de que el
Vaticano había impartido orden de generar una sistemática
persecución de otros cultos en nuestras tierras, pero habría
que ver hasta qué punto eso era real; la cosa parecía más
anárquica que teledirigida.
Surgió en medio de todo, el famoso video del
chileno Carlos Warter diciendo ser un extraterrestre, y que Menem
también es un agente extraterrestre puesto por
"ellos". Un desprestigio para la gente de la farándula
que estaba con él o que había estado (con Warter, claro; con el
otro Carlos, el desprestigio de ser visto no necesitaba
motivos extraterrestres).
En una charla de bar, hablando con Silletta,
en medio de todo este asunto, le pregunté qué pensaba hacer con
Xuxa, ya que ella estaba en la Nueva Era (cosa que él no había
percibido en su mensaje) y me dijo que no, que a ella siempre la
defendía cuando hablaban de las grabaciones satánicas y todo
eso. Le comenté del proyecto Xuxa-Ami cinematográfico, del que
no estaba al tanto. Él lo comentó luego en una conferencia en
Mar del Plata, y de unas pocas líneas que La Capital publicó al
respecto, Crónica levantó la información para ponerla en
primera plana: "DENUNCIAN QUE UN ESCRITOR DE SECTAS FILMARÁ
CON XUXA".
La información se trasladó a Telefé; Susana
había invitado a Xuxa y le preguntó por el asunto, y ella
aclaró; Juan Vitali, en el programa de Xuxa, ya había estado
días antes con sus chicos del Grupo Ami, aclarando él y Xuxa
cosas que se estaban diciendo sobre todo eso de la supuesta
"secta Ami".
Todo este escándalo culminó con que la
Iglesia retiró a Ami de las librerías católicas (al parecer
hubo quemas... ¡como en los viejos tiempos!), Enrique Barrios
anunció su retiro de toda actividad pública, a cambio de que lo
dejen en paz (un deseo de paz que yo no entendía cómo podía
tenerlo quien debe estar preparado para una guerra como la que
supone escribir ciertas cosas). Anunció también que la
película con Xuxa ya no se haría (antes, Anna Penido había
intentado comunicación con él, sin resultado, según ella me
dijo). Era 29 de setiembre cuando supe todo eso, al recibir de
él un boletín informativo, que a veces me mandaba y que en este
caso era el último que iría a publicar: se acababa hasta el
contacto postal con los que estábamos en el tema.
En razón de todos estos sucesos, alejado yo
precautoriamente de Xuxa y de sus seguidores, que sabían de mi
relación con todo el asunto, y cuyo contacto conmigo evitarían
algunos, por temor a no sé qué, pero por las dudas...
reaparecí recién a los cinco meses, para el show que ella hizo
en el estadio de Vélez, el 19 de diciembre. Nuestras miradas se
encontraron a la salida, pero no hubo saludo. Así quedó la
cosa. Así cerró el 92 en ese aspecto.
Y en cuanto a mi posición con respecto a qué
pensar de Dios, del Universo y del mundo, tras todas esas
influencias acuarianas, al cierre de ese año, tenía ya
recuperada mi cosmovisión anterior. En una carta cercana al
final del año, a una persona que sabía bastante de mí, le
decía:
"No puedo aún revelarle a Xuxa un
secreto sobre la verdad de este mundo, de la vida, de quién
creó todo esto realmente y de quiénes son Dios y el Diablo en
realidad, y no lo que se piensa.
Lo que pasa es que soy más extraterrestre
de lo que puedas imaginar, y hay cosas que sé que también
serían increíbles. Por eso Xuxa no las sabe aún. Pero es
posible que en breve decida mostrarle todo eso".
En cuanto a mi trayectoria y vinculación en
lo que se refiere a sectas, grupos y pensamientos, y apariciones
mías en los medios que me habían traído complicaciones por
estar en estos asuntos, mi balance podrá sorprender a muchos.
Siendo que yo era persona de ideas inconvenientes para ciertas
estructuras de poder, y siendo que los organismos investigadores
de sectas y pseudociencia sabían tanto de mí como para, el día
de mañana, desacreditarme, no habrían de hacerlo, al menos
hasta la redacción de este informe cinco años después. Porque
se sabía que mi experiencia sectaria me había dado tal
aprendizaje, que yo no estaría en riesgo de integrarme a ninguna
secta peligrosa o idearla y dirigirla. Se sabía también que yo
había hecho un aporte muy útil al enfrentarme públicamente
(medios) a una secta a la que le desnudé muchos de sus puntos
débiles, y se sabía que a mí la gente sectaria no me gustaba.
Las tres personas de máxima palabra en la
Argentina en este asunto, capaces de hundirme cuando quisieran
(Silletta, Agostinelli y Baamonde, temidos y odiados por
místicos, esotéricos y platillistas pseudorreligiosos de todo
el país) ya habían hablado cordialísimamente conmigo varias
veces, y no guardaban ninguna animosidad hacia mí, ni les di
motivos: yo grupos raros y peligrosos, ni dirigía, ni integraba.
Aun así, de no haberme conocido personalmente, la historia
podría haber sido muy otra: cualquiera de mis
"delirios" de los que se enteraran, les habría dado
interesante material para investigarme con otra actitud y
llevarme a la prensa con otra intención. Estas buenas relaciones
mías con ellos, eran un tanto curiosas desde la perspectiva de
muchos que estaban en lo mismo que yo, y que no entendían cómo
podía relacionarme con "inquisidores" como estos. En
verdad, me daba satisfacción relacionarme con perseguidores, con
perseguidos, con santos, con diablos, con culpables, con
inocentes, con honestos y con mentirosos. Yo, en mi neutralidad,
ajeno a todo grupo, tenía libre acceso a todas partes. Esto no
lo tenían quienes estaban en un lado o estaban en otro, porque
pertenecer, no siempre tiene sus ventajas.
En otro orden, el cierre del año y la
apertura del siguiente me encontraría trabajando en un proyecto
literario conducente a combatir la violencia en el fútbol, con
tratados entre hinchadas. Una utopía que me marcaría, como
termómetro, mi grado de optimismo que mantendría a pesar de
todo.
1993 fue abriendo con
una recomposición de las líneas que la persecución había
debilitado en los grupos espirituales de Nueva Era. Conocí mucha
gente de ésta. Estuve en encuentros, conferencias, reuniones;
publiqué cosas, todo lejos de revelar públicamente mis secretos
cósmicos de mi llegada aquí, salvo a unos pocos, como siempre.
Y con los problemas que siempre supone decirle estas cosas a
alguien inadecuado para escucharlas. Esto me pasó promediando el
año. Me puso en duda de si yo debía seguir diciendo estas
cosas, o si lo mejor era guardármelas, no transmitir nada, y que
la gente me acepte y me quiera como a una persona común y
corriente. Mi amigo Pancho, al saber esto, me dio su parecer: que
pase lo que pase, y por más que tenga que sufrir por quienes no
me comprendan, yo tengo que decir las cosas; que es mi
misión.
Hacia noviembre, conocí el último trabajo
discográfico de Xuxa, que incluía el tema "Corrente de
amor", en el que ella cantaba: "Foi até o
infinito no meu disco voador.
Lá acima eu descobrí de ónde eu vim, pra ónde eu
vou".
(Fui hasta el infinito en mi plato volador.
Allá arriba descubrí de dónde vine, adónde voy.)
El juego de la "princesa
cósmica" en su nave, continuaba con esa alusión a su
descubrimiento, hecho "allá arriba", de su origen
cósmico y su destino.
Durante ese año, con Xuxa, tuve mínimas
transmisiones unilaterales. Nada respondió tras recibir el libro
de la niña Marisol Massola, Rayos de Sol (regalo que, por
mi intermedio, la nena le hizo a Xuxa para el cumpleaños); libro
que presenté para el concurso "Curar el mundo", que
organizaba el Show de Xuxa. El concurso consistía en premiar al
niño que presentara la mejor propuesta para sanar al planeta. Y
ese libro era un tesoro de propuestas. El premio consistiría en
un viaje al rancho de Michael Jackson, autor de la canción Heal
de World, que Xuxa había grabado en español (también a él
le hice entregar el libro de Marisol cuando vino a Buenos Aires).
La conocida demanda judicial que justo por entonces se le hizo
por presunto abuso de un menor, dejó en el aire el concurso, sin
que se diera explicación alguna, la cual habría estado de más.
No obstante, efectué una tentativa de que no se tomara tal
determinación. La justicia no había pronunciado su sentencia, y
Xuxa, supuesta amiga del cantante, se echaba atrás en vez de
apoyarlo. Echando a perder el esfuerzo humano de todos los chicos
que se habían empeñado en aportar algo para curar el mundo.
Todo esto y más críticas y sugerencias iban en una carta, ya
sobre los meses finales, que era la primera que le mandaba desde
marzo. Lo único que supe por quien hizo de correo, fue que ella
se puso contenta cuando le dio el sobre. Tener noticias mías,
nunca le había demorado tanto. ¿Motivo de alegría? Quizá el
comienzo de un nuevo comienzo.