ARCHIVO PÚBLICO DEL COMANDANTE CLOMRO
Informe Clomro-1  EL CONOCIMIENTO CÓSMICO Y EL DIVULGADOR
Sección II EL COMANDANTE CLOMRO
Subsección B  HISTORIA PERSONAL
Capítulo II  LOS TIEMPOS DE MI ALEJAMIENTO DE LA MISIÓN


Parte II
UNA PRINCESA CÓSMICA
 

ENCUENTRO CERCANO

Como caída del Cielo

    Con mi mente adaptándose a una nueva forma de plantear mi vida, y ya que yo andaba por Brasil, y se venía a la Argentina una chica brasileña muy especial para mí, empecé a pensar en ella y en las piedras de su país, con lo cual tuve idea de llevarle un sobre con información cuando viniera.
    Va transcurriendo la primavera. Hace poco que puse mi atención en ella. En anteriores años, me venía siendo indiferente. No tengo ídolos, no se me mueve un pelo si estoy frente a un personaje famoso, porque en estos años he aprendido a verlos como personas iguales a mí, y a verme como igual a cualquiera, tal como lo he leído hace tiempo: "no eres más que una planta ni menos que nadie". Pero algo me pasa con ella; algo que no me pasa con ningún famoso, y no sé si será por su fama, o si hay algo que está más allá. Soy un potencial fan de ella, cosa que deberé evitar, conforme a mis principios por los cuales no hay que seguir a nadie, ni permitir que a uno lo sigan. Siento algo por ella, me resulta simpática y agradable. La gente se ríe cuando, hablando de esta chica, digo que la amo. Es que parece de esos amores que quedan en el que ama, y no llegan a la     persona amada, y que si acaso llegaran, no la conmoverían lo más mínimo. Por lo tanto, la gente tiene derecho a reírse de mi "tonto enamoramiento". Más aún, considerando que de alguna manera, todo enamoramiento es tonto.
    Termina el 90, y es mes de diciembre, día 20, en Buenos Aires. Hace una semana compré Ami, el niño de las estrellas, y ahora estoy esperando a una estrella de los niños. Encontraré, tiempo después, la relación entre ambas cosas. Promedia la tarde, y estoy en el Teatro Broadway. Ella está por llegar. Será su primer show en la Argentina. Yo no sabía que el show era hoy, y justo paso por la esquina en la hora de la función, y veo su nombre en un cartel. Veo una cola de gente y creo que están para comprar entrada. Pero están entrando. Las entradas eran gratis y ya se habían repartido en Telefé, agotándose hace días. Alguien que me ve preguntando por entradas,   me ofrece venderme una entrada, y... ya estoy adentro. Menos mal que el tipo estaba justo al lado mío para escucharme, y no unos metros más lejos, o me quedaba afuera.
    Lo veo a Jorge Rial, el novato integrante del equipo de Lucho Avilés. No veo otras caras conocidas; la conferencia de prensa en el Sheraton los debe haber tenido a todos allá. Menos mal que cuando ya iba para allá, me arrepentí, pensé que me quedaba afuera, y me volví. Si no, no habría pasado por acá de "casualidad", y ni me enteraba de que esto era justo hoy y ahora.  Nos mandan a todos a la sala para despejar el hall, pero me busco un pretexto y me quedo; me compro un jugo en el quiosquito y hago tiempo hasta que ella aparezca. Me quedo en un costado tomando el jugo, esperando el momento. Ella está por entrar. Atraviesa una multitud agolpada en la calle, e ingresa al teatro. Ya todos esperan en las butacas, así que soy uno de los poquitos que esperamos en el hall; algunos fotógrafos, gente de la casa, y un par de curiosos como yo. La princesa pasa frente a mí, radiantes sus cabellos dorados y celestial su blanco vestuario que, con una minifalda y sus características botas, la asemeja a una muñeca de un metro noventa, tacos incluidos. Mudo de admiración, y de respeto, me guardo las ganas de gritarle mi adoración. Al cielo se le debe haber caído un pedazo a la Tierra; un pedazo que allá debería ser un ángel, y que al venir acá tomó un cuerpo de ángel, y hasta se viste de manera angelical.
    Entro en la sala. No hay lugar adelante de todo. Empiezo a buscar alguna ubicación en otro sector. Termino en uno de los palcos allá arriba y a un costado del escenario, junto a un reflector. Para lo que hubiera querido, pésima ubicación; para mis posibilidades como están dadas, mejor lugar, imposible. Estoy de pie, solo, y la luz me hace visible. Ella aparece en el escenario, mira hacia mi rincón escondido, desde tanto y tan poco como unos diez metros de distancia, y me sonríe saludándome con la mano en alto. La saludo con mis dos puños en alto agitándose en señal de alegría. No me explico por qué justo a mí. También a la nena que está al lado mío, y a alguno que otro privilegiado. Comienza el show.
 

Algo mágico

    Ella baila, canta, divierte, pero también enseña: pasar "energía" con la mano arriba (Chindolelé), la importancia de los sueños (Luna de Cristal), la magia de los colores (Arco Iris)... ¿Qué significa todo esto? ¿Qué hay detrás de todo esto? ¿Adónde conduce todo esto? Realmente estoy sorprendido, estoy shockeado con lo que acabo de descubrir, con este mensaje espiritual que transmite esta chica. Yo creía que esto era nada más que un divertimento infanto-juvenil; yo no había escuchado más que Ilarié y alguna otra cosa, y ahora descubro un repertorio que me sugiere propósitos más trascendentes. Estoy sintiendo y presintiendo la razón de por qué me encuentro en este lugar. Estoy sintiendo una magia que empieza a transformarme. No podía ser un simple enamoramiento televisivo; presiento que he sido traído aquí para iniciar algo, y ya empiezo a ver de qué se trata. Y para que eso se cumpla, piensen lo que piensen y me digan lo que me digan los demás, acá no estoy frente a un personaje al cual crean que yo no llegaré jamás: estoy frente a una persona a la que puedo mirar a los ojos, que me puede mirar a los ojos, ¡que me ha mirado a los ojos!... Que me ha sonreído, que le he sonreído; que podría tocar, que podría escucharme...
    El final está cerca. Ella dice sus palabras de cierre. Tres días después, por Telefé, todos  verán este show que está siendo grabado. Todos la verán decir esas palabras finales. Verán que la vista de ella, por unos instantes, reposa en algo mientras habla. Como sucede comúnmente ante un público, cuando entre cientos de espectadores, la vista del que habla se queda instalada en uno solo. Nadie podrá saber que ése al cual miraba, era yo.
 

Ofrenda de amor

    Termina el show. No me apuro en salir. Arriba, en los palcos, pocos quedan. Una animadora televisiva argentina, que tiene un programa infantil y que está muy de moda, se encuentra del otro lado del teatro, en un palco lateral a la altura del que ocupé. No es Flavia Palmiero, sino Alejandra Gavilanes. Hacía días nada más, que le había mandado una carta. Nos habíamos conocido hacía años, cuando era maestra jardinera; una hermosura. Voy directo hacia ella y... la manija de mi portafolios se sale.   Mientras acomodo el maletín en una butaca, ella y yo nos miramos desde lejos en la penumbra; imposible que me reconociera. Tomo el inconveniente como una señal, así que si algo está sucediendo o por suceder, mejor que me apure y deje el arreglo de la manija para otro momento. Ella baja por la escalera de su sector, yo por la del mío, y abajo, de inmediato, las dos animadoras infantiles se ven rodeadas de gente. Menos mal que no me entretuve allá arriba, o me perdía a la que vine a ver.
    No imaginé que saldría tan rápido; ni siquiera se cambió: está con la ropa blanca con que cerró la función. La rodea su seguridad personal, que saldrá a los empujones, y si me trato de acercar demasiado, seré uno de los empujados. Y si me trato de acercar sólo un poco, me empujarán los que quieran acercarse más, y que no son precisamente niñitos.  Quiero acercarme y busco la forma más adecuada. Entonces me sumo al cordón; con mi voz pidiendo paso y con mi portafolios bajo el brazo (lo cual me ayuda a hacer creer que pertenezco al grupo) unos se van abriendo a mi paso, y a los que no, los voy desplazando con el maletín y con todo el peso del cuerpo, mas el del cordón. He quedado justo en el centro y adelante de todo. Soy el ariete del vallado humano protector que le abre paso empujando gente, forcejeando entre la multitud. Por fin, sube al ómnibus que la llevará. He quedado bien ubicado junto al transporte. Se asoma por una ventanilla, desparrama al vuelo fotos suyas, y entrega en mano otras. Mi mano es una de esas privilegiadas. Desde ese día, hasta más allá del día en que, siete años después, escribiré esta historia, esa foto habrá de permanecer a la vista en un estante junto con otros recuerdos importantes.
    Entre los gritos de tantos, consigo que fije su mirada en mí. Le grito la declaración de amor, la ofrenda amorosa, la única y mejor que en un momento así se podría. Halagada, ella me sonríe con simpatía. No sin sorpresa: esto no es común todavía en la Argentina. Los apasionados seguidores serán muchísimos en un tiempo más, pero ella está frente a un apasionado de casi treinta años, no un chico. El mismo que por un tiempo seguirá siendo visto como un tonto, como el único tonto conocido que le comenta a todos que a ella la ama. Hasta que aparecerán todos los apasionados; y se verá que muchos de los que creían tonto un amor así, también terminarán enamorados de ella. Pero, por ahora, soy uno de los pocos de mi edad, y en este momento hay más cholulos que apasionados en este lugar; esa diferencia se nota, y en mí ella la pudo notar: en la frase pronunciada, en la expresión, en la mirada. Ha sido una bonita sonrisa la que me mostró como comprendiendo esto. Entre cholulos, adolescentes y niños, ha visto y oído a un treintañero  diciéndole a ella que la ama, y de un modo que no era de pasar como cosa ligera.
    Lo que tanto hubiera deseado y que parecía un sueño realizable, pero distante, estaba cumplido: que un sentimiento así no quedara guardado, sino que la persona amada lo supiera, lo recibiera. Aunque estas cosas no sirvan para nada. Aunque de ahí en más no pasara nada. Aunque uno más entre millones no significara nada. Porque no significará nada en una visión panorámica, pero en un segmento de tiempo, de breves segundos en un mísero fragmento de tiempo, estas pequeñeces son vivencias enormes, valiosísimas.
    Decenas de manos se estiran para tocar la suya. Ella toma una por una. Hasta que, incomprensiblemente, ya nadie busca tocarla. Ya no hay tanta gente. Se diría que la han dejado sola por un momento. Por lo menos, en el sentido de esa compañía que se ofrece cuando no se quiere dejar la mano de alguien sin ser tomada. El muchacho de la declaración amorosa se aproxima entonces. La toma de la mano y no la suelta. En una clara intención de significar aquello. Así permanecemos durante unos momentos que no son tan breves. Hasta me da la sensación de que esta momentánea pausa en el asedio de la gente, ha sido una milagrosa providencia para permitir mi privilegiado acercamiento. Ella no me mira mientras tanto, ni nos decimos nada; no hace falta: no hay nada que decir más importante de lo que ya me ha escuchado decirle, y no hay nada que mirar en mis ojos que no sea lo que es de suponerse. Mientras su mirada recorre otras miradas, su mano reposa calmamente en la mía. No habrá registro fotográfico para perpetuar este instante.
    El segmento de tiempo casi irreal, providencial, parece haber transcurrido: vuelven las manos a buscar a la de ella, que va retirando delicadísimamente, suavemente su mano de la mía, para seguir repartiendo saludos.
    El vehículo que la llevará, arranca. Se va desprendiendo lentamente de la muchedumbre. Ella sigue asomada, saluda a los últimos que van quedando a su paso, dispersos. Las últimas palabras que escucha son: "Volte pronto... boa viagem". Ella contesta: "Obrigado", a aquél que, cuando todos han quedado atrás, sigue acompañándola hasta los últimos metros. Porque es alguien de esos que entienden que estas compañías hay que ofrecerlas hasta los últimos metros. Así lo harán tiempo después centenas de seguidores que entenderán lo mismo. Pero, por ahora, solamente yo he ido unos metros más allá, que los últimos dispersos de la muchedumbre. Y me quedo parado ahí saludándola con la mano, viéndola mirarme al alejarse; viéndome ella mirarla mientras se aleja.


INDAGACIÓN

    Los días que siguieron, me la pasé consiguiendo revistas sobre ella, incluso la que publicaba su historia. Encontré curiosidades que iban confirmando mis ideas sobre su papel en el mundo. Libro preferido: El Alquimista, de Paulo Coelho. Frase inspiradora de su actividad: "Dejad que los niños vengan a mí", de Jesús. Un retrato de Jesús riéndose, en su casa (por fin una imagen alegre para un ser al que siempre lo pintaron con cara de dolor o de beatitud, como si eso hubiera sido su constante). Ella con su convicción de que su tarea es una "misión divina" o "cosa de Dios". Lo de la energía, ya lo había visto en el teatro. Yo no tenía la mínima duda de que mi atracción hacia esta persona, involucraba motivos hasta entonces insospechados, y de los que ya empezaba a tener sospechas. Estaba teniendo elementos para sospechar. La información obtenida en las revistas confirmaba mis percepciones cuando la vi en el teatro.
    Esperaría, desde entonces, su regreso el año próximo, para establecer comunicación con tan interesante persona. Con esa persona que podía decir mucho más de lo que ya les estaba transmitiendo a los niños. Para eso requeriría una preparación que ya estaba encaminada: si prefería entre sus libros al de Paulo Coelho, y si manejaba el tema de las energías, de ahí a lo cósmico, lo extraterrestre, el paso sería muy pequeño. Por lo tanto, para que esa preparación continuara ampliándose en ella, mi intervención podría ser útil, quizá necesaria: por algo fui a parar a ese teatro, por algo se dieron las cosas como se dieron adentro y afuera de allí; para algo tal vez alguna fuerza externa a mí y a ella, me puso dentro de su campo magnético. El por qué de haberla conocido, tenía que estar mucho más allá de lo circunstancial. Y si por eso mi intervención no sólo podía ser útil, sino también necesaria, tenía varios meses para pensar en el asunto seriamente.
    Por lo pronto, el primer contacto con ella estaba producido. Visual, verbal y táctil. Tenía yo un sobre con ciertas informaciones para ella, cuando la tuve ahí pudiendo dárselo. Pero entre lo informativo y lo afectivo, le dejé esto último. Fue esa mi elección en ese momento. Evalué la situación en ese instante y advertí que era un momento para efectuar una transmisión de sentimientos, y no de asuntos en papeles. Por más que ella pudiera olvidar a ese sujeto que se le aproximó de modo llamativo, el contacto estaba abierto a nivel de almas; el encuentro estaba producido y el camino estaba abierto para futuras transmisiones que yo empezaría a pensar en efectuarle, preferentemente por escrito.
    Así cerró ese año 90, en el que sobre extraterrestres había hablado muy poco y en pocos lugares, porque estuve volcado a otras actividades, no menos importantes para el planeta. Actividades que tuvieron que ver con mi aproximación a esta persona clave en lo que me parecía una estrategia cósmica operada en la Tierra, y que, por lo tanto, pasaría a ser clave en mi propia estrategia de difundir ciertas cosas para la humanidad.


ESTUDIO Y DIVULGACIÓN DEL FENÓMENO

    Es necesario ubicar a Xuxa en el contexto de la pluralidad de mensajes que se transmiten y de opiniones y convicciones que se tienen sobre el futuro del planeta, ¿Dónde está situada ella? ¿Dentro de qué y fuera de qué? ¿A qué forma de pensamiento representa? ¿A cuáles no?
    Dentro de su actividad y de sus propósitos, ni a Xuxa, ni a su equipo de producción, ni a su público les ha interesado saber todo eso. La transmisora, los elaboradores y los receptores del mensaje sólo tienen una cosa clara: ése es el mensaje adecuado a sus deseos. Y no importa si se trata de un mensaje de aspiraciones utópicas: lo importante es creer posible lo imposible. En la dinámica del hacer, los artífices del "fenómeno Xuxa" difícilmente podrían detenerse a estudiar en qué contexto ideológico filosófico-doctrinario se mueve el asunto. La misión de Xuxa y su equipo parece transcurrir sin tanta percepción de lo que está pasando. Mi tarea consiste en explicarlo.
    ¿Qué diferencia hay entre saber y no saber lo que está pasando? El conocimiento no sólo produce un contacto con la realidad a nivel del pensamiento. Produce también un acceso, una sintonía, una vinculación con lo que se conoce, un pasar a formar parte de esa realidad. Y una vez que el lector de este trabajo conozca la parte de esta realidad que le resultó desconocida hasta aquí, sintonizará de un modo distinto con la "cuestión Xuxa".
    También a mí me pasó, en su momento, que el conocimiento de ciertos aspectos especiales de Xuxa, me puso en sintonía con ella. Pero estas cosas que supe, las supe por conocimiento previo de cierta temática. De no haber estado en tema, Xuxa y sus connotaciones e inclinaciones místicas me habrían pasado tan imperceptibles frente a mis ojos y oídos, como a millones de espectadores que no han sabido descifrar ciertos códigos. Al percibir instantáneamente cuál era el trasfondo espiritual y cósmico de lo que pasaba con Xuxa, y al vincularme lo más a fondo posible con este fenómeno, observándolo desde adentro, pasé a disponer de información cualificada, accesible a pocos, con la que eventualmente podría dejar impactados a unos cuántos con quienes conversara.


MI ENTRADA EN ACUARIO

Influencias

    1991 me vio llegar a Capilla del Monte por cuestiones comerciales ajenas a los ovnis y al Uritorco. Y por las mismas cuestiones extra-ufológicas, estuve, ya por el otoño, y en Buenos Aires y aledaños, visitando instituciones dedicadas a los temas cósmicos. No hablo de observatorios astronómicos, sino de entidades espiritualistas en línea acuariana. Y por moverme entre gente de la New Age, escucharla, leer lo suyo, mi mente empezó a ser influenciada al incorporar otras variantes. Mi lectura de los Ami y de otros libros de Enrique Barrios, me hacía entender ciertas cuestiones cósmicas con las que yo estaba en desacuerdo. O, dicho de un modo más apropiado, me hacían creer entender, o creer lo que creía estar entendiendo.
    Mi entrada en el campo magnético de Acuario, con su literatura y sus personas referentes, me permitió advertir que aquella ídola de los niños y adolescentes, era una típica mensajera acuariana. Y más aún: una estratégica mensajera capaz de llegar a un público tan variado y tan numeroso, que no habría persona mejor situada que ella para operar transmisiones de conciencia como las que ella efectuaba y que podía efectuar con mayor amplitud. Pero yo no fui el único que pensó así: ya en su retorno a la Argentina, dijo que le había sido regalado el libro Ami. El comentario lo hizo antes de grabar su primer programa aquí, y minutos antes de que yo saliera para Buenos Aires a comprarle y llevarle ese libro. Señales como ésta, me indicaban el camino.
    Con el nuevo mapa de realidades que estaba trazando en mi mente, mi orientación estaba tomando un giro de 90 grados. La primera rotación de los mismos grados, había sido cuando despegué de mi creencia en que había que prepararse para la evacuación en las naves; un par de años atrás, al distanciarme de la organización de gente contactada con los seres cósmicos, y cuando sintonicé con el mensaje de Cocoon II. Los 180 grados de giro se completaban ahora, con Xuxa y la Nueva Era, cuando no sólo no me importaba irme del planeta, sino que me importaba seriamente hacer algo por él. Porque lo que hasta el final de los años 80 había visto y aprendido, me auguraba un futuro pesimista para el mundo.
 

La razón y la fuerza

    Los años 90 que comenzaban, con el optimismo que inspiraban Ami y Xuxa en cuanto al futuro del planeta, me verían con esperanzas y dónde apostarlas. El libro me dio razones; Xuxa, la fuerza: con alguien como ella funcionando así en la Tierra, algo tendría que pasar; si no se ha dado cuenta, o si nadie se ha dado cuenta, yo sí veía en ella una fuerza enorme, capaz de ser aprovechada para lograr gigantescas transformaciones mundiales. Y yo tenía que apostar mis esperanzas, mi pensamiento y mi sentir, a lo que estaba vislumbrando. Creer en que esa persona era la ideal para que, mediante los niños, muchos cambios fueran posibles, me hacía creer en el futuro, hasta entonces falto de faros encendidos como éste, a mi vista. Esa fuerza, su fuerza, era impulsora de mi fuerza. Y cuando digo fuerza, digo entre otras cosas, esperanza. Porque con alguien así, a uno le cuesta menos tener esperanzas por el futuro del mundo.
    Sobre la propuesta de Xuxa para el futuro, bastaba escucharla cantar, entre otros temas, uno donde un coro cantaba las notas de John Williams en "Encuentros Cercanos del Tercer Tipo":

QUIÉN SABE, UN DÍA...

Quién sabe, un día vendrá por aquí
un ser que nadie imaginó.
Verá al venir
el desquicio que la gente armó.
Aire dicícil de respirar,
plantitas que ya no dan flor.
Un verde que ya nadie sabe cómo es que acabó.
Descenderá el raro ser
de un rayo de sol fenomenal.
Esto va a ocurrir, y el mundo entero cambiará.
La - ri -la - la -la
la - la - la -la
La - ri -la - la -la
El mundo puede cambiar...

    Era, para mí, conmovedor escucharla, verla, ver lo que pasaba a su alrededor, esa magia que se transmitía a la gente. Veía yo las lágrimas de los niños cuando ella se iba en su plato volador al final de los programas; como si fuera, repetido diariamente por años, en ficción, un adelanto de algo que tal vez algún día sucederá en la realidad.
    Poco importaba el tiempo de Playboy y del cine erótico; esta persona no era la misma. Y si una estrategia tuvo que ser planificada en los Cielos para que ella llegara al centro de todas las miradas, desde donde iniciar el cumplimiento de la misión, y tuvo que ser por ese conducto y vía Pelé (porque para triunfar en este sistema hay que "ser astutos como la serpiente", dijo Jesús) para mí era comprensible; no la juzgaba ni condenaba como tantos "moralistas". Y como yo era  uno de los muchos que así lo entendían, colaboraría con esta misión que estaba muy a mi vista, dejando de lado las otras realidades cósmicas de la misión que yo integrara entre mediados y la segunda mitad de los años 80. Mis conocimientos cósmicos trascendían tanto la realidad de este mundo, que se tornaban inútilmente inaplicables a mis posibilidades terrenales. Aquí había, en cambio, una posibilidad concreta de acción positiva. Con esta mujer como inspiradora y movilizadora.
 

De una misión a otra

    Esta nueva toma de posición, me hacía sospechar que la razón de haber sido mandado a este planeta a ocupar este cuerpo, no era la que me venía impulsando en sentido contrario. En primera instancia, se me había enviado a participar de una misión ajena al problema de la Tierra, junto con seres que cumplían aquí objetivos cósmicamente a mayor escala. Había una verdadera guerra universal, y no meramente galáctica, y aquí en la Tierra había una lucha de cabezas de Fuerzas opuestas,  que vinieron a dar a este escenario, como el Graf Spee vino a dar al Río de la Plata, en un combate fuera de contexto. Y yo fui sacado de mi contexto de responsabilidades cósmicas para con este planeta, para ser puesto en ese combate entre generales. Yo, un soldadito galáctico en medio de tamaña lucha de fuerzas inconmensurables.
    Luego de esas instancias iniciales, mi alejamiento de tal misión empezó a parecerme ya previsto (y hasta inducido) por los mismos mandos que determinaron mi envío a la Tierra a ocupar este cuerpo. Si se me hubiera enviado para mantenerme en la misión, ¿qué estaba haciendo en sentido centrífugo? Por momentos me sentía un traidor, y por momentos un engañado o un utilizado que se estaba rebelando. El fondo de la cuestión era que este mundo tenía que ser destruido por los altos mandos del Universo, y yo no tenía ninguna obligación de ayudar a evitarlo: lo mal hecho, debe ser deshecho; ése era el mandato. Razones había, pero en mi rebelión, empezaba a adherir a un mandato galáctico: lo mal hecho, debe ser reciclado. Por lo tanto, mientras la destrucción del mundo como prevención de males mayores en expansión, se evitara, yo me integraría a las fuerzas galácticas de restauración de la armonía planetaria. Es decir, la Confederación. Ésa cuyos comandantes, eran tan soldaditos como yo en comparación con las jerarquías universales a cuyas órdenes me encontraba. Y yo sabía bien que estaba retirándome de algo grandioso, para abocarme a pequeñeces de un insignificante rincón de una galaxia perdida en la noche del espacio.
    Quizá éste fue mi más correcto proceder, pues haber estado por accidente ante lo que tuve el privilegio de estar, no suponía que yo estuviera para tan grandes asuntos.
 

Conflicto de ideas

    Sin embargo, se nos había  dicho que el sólo hecho de haber accedido a tales revelaciones, ya nos hacía diferentes de cualquier ser de niveles galácticos. Porque lo que vivimos, lo que supimos por estar en medio de tal experiencia ajena a todo lo de aquí, no llega a ser aprendido en las etapas de evolución galáctica. La transmisión efectuada al grupo que yo integraba, por parte de seres que no eran de esta galaxia, ni de ninguna otra, sino de más allá de lo físico... revelaba cosas ajenas no sólo a las galaxias, sino al Universo... pues hay otros Universos más allá de éste. Ningún ser galáctico podía saber sobre esos planos, por no poder alcanzarlos. Cuando un conocimiento al que no se puede, entonces, acceder, desciende a niveles como el nuestro, produce transformaciones allí donde se reciba. Produce un estado de conciencia por el cual el receptor verá todo distinto, podrá actuar distinto, por más baja que sea su evolución galáctica, mientras que el resto seguirá viendo y haciendo todo igual, por más alto que sea su grado galáctico de evolución. Por eso no temo desafiar a ningún comandante galáctico que me quiera venir a enseñar lo que cree saber que es el Universo y cómo debe ser la vida en él. Por eso mi adhesión al plan galáctico de ayuda al planeta, es condicional: colaboro con que este mundo se arregle, pero no con enseñarle a la humanidad que haya sido creado para una normal evolución, cuando para la evolución verdadera  mundos así son una aberración.
    Sin embargo, mi mente se contaminaría a tal punto de conceptos galácticos de la Confederación, que por un tiempito yo llegaría a formular la conjetura de que todo fuera al revés de lo que yo pensaba, y que realmente Dios había sido quien hizo que todo esto funcionara así, y para fines evolutivos. Fue como una película virtual que me hice, en la cual me introduje pasando por toda la trama, hasta llegar al desenlace de que no; yo no había pensado al revés de la realidad: la realidad que me vendían la New Age y sus comandos interestelares, era un bonito cuento de hadas.
    Pero eso sucedería entre mediados del 91 y dos años después. Luego, mi desactivada misión extragaláctica, universal, recobraría chispazo


ENTRE LA PASIÓN Y LA MISIÓN

Sentimientos y Pensamientos

    La Operación Xuxa (como un amigo la definió cuando le conté mis planes y pasos) se cumplió a lo largo del año con mi envío de cartas y de libros sobre toda esta temática espiritual y cósmica. Quiero ser breve acerca del resultado de todo este despliegue, lo cual consta detalladamente en mi archivo privado, en tanto no resuelva publicarlo en un libro. Lo que deseo resumir, es que aquella persona que a los demás les parecía inaccesible para mí, e incapaz de prestarle la mínima atención a mis ideas y a mis sentimientos, sí me dio la respuesta que yo sabía que ella podía darme a ambas cosas.
Yo no me hubiera imaginado en el papel de un frío e insensible transmisor de información y conocimiento para que ampliara su preparación, su conciencia. Dudo que algo así de mi parte le  pareciera especial, y digno de alguna respuesta.
    Tampoco yo me hubiera imaginado en el papel de mandarle cartas de amor o seguirla a sol y sombra como sus fans, sin otro propósito; sin ningún propósito de transmitirle todas esas cosas que estaban encaminadas a activar ciertos aspectos de la misión que ella cumplía. Se habría encariñado conmigo tanto como le sucedió con sus seguidores, pero nada más. Nada menos se podría decir, pero yo debía serle útil en otros aspectos, aquellos trascendentes; no sólo útil a su afectividad.
    Estaba bien, entonces, que yo para ella haya sido una combinación de cariño y función; en otras palabras, sentimientos por un lado, pensamientos (la misión) por el otro. Ella tenía claro que mi sentir que me llevaba hacia ella, estaba equilibrado con mi función de transmitirle cosas. Era, entonces, a veces muy pasional, muy comúnmente humano, y a veces muy espiritual y cósmico en mis actitudes hacia ella.
    Ya desde mi primera carta (mis cartas llegaban a destino por vías seguras, sí) ella percibió ese "cariño muy especial" (tales sus palabras al comentar una de mis cartas en un programa), el cual me agradeció. Pero también en la primera carta, yo le escribía sobre la misión cósmica que, a mi entender, le había sido planificada para que ella viniera a cumplir a la Tierra. Algo que le reiteraría otras veces, por si le quedaba alguna duda, con mi contundente afirmación de que ella venía de otro mundo para esta misión.
 

Ideas "locas"

    Por aquel entonces, alguien me comentó que una vez la vio llegar o irse en el plato volador de su programa, haciendo un saludo que le llamó la atención: "es el saludo de un comandante", me decía sospechando como yo, algo sobre su procedencia espiritual antes de esta vida. Un parapsicólogo ahora amigo, declaraba en una revista, que Xuxa es una enviada que vino a preparar a los niños para la Nueva Era. Y una vidente que por entonces conocí, hablando del mal estado de las cosas en el mundo, me dijo que, ante eso, Xuxa "es alguien que han tenido que mandar..."
    Me decía una seguidora que el chofer de Xuxa, Gerardo Roa, comentaba que esta mujer hacía cada cosa, que parecía de otro planeta. Eso no sería una mera expresión elogiosa, sino que daba idea de una percepción más profunda. La chica seguidora había visto, un día, una radiación en una de las Paquitas, y tenía un amigo que estaba en el tema de los extraterrestres, al cual me presentó. Así las cosas, las charlas entra ella y Gerardo habían dado lugar a ciertas consideraciones de ambos sobre este misterio que sugería la cuestión Xuxa. Ella me lo presentó, y desde entonces he hablado muchísimo con él, incluso sobre mi propia experiencia con aquellos seres cósmicos, y sobre mi visión del tema Xuxa. Porque él pertenecía a la clase de personas con las que de estos temas se podía hablar. Siguió ligado laboralmente a Xuxa durante todos estos años, tanto que en algún momento lo llamé "el piloto de la nave que la transporta".
    Hoy por hoy, ya al filo del 2000, se habla en algunas partes sobre su procedencia venusina... (Quien haya leído Servidores de la Luz, de Rhea Powers, contactada con venusinos, sabrá advertir cómo el mensaje de Xuxa está en perfecta consonancia con en mensaje de los seres de Venus).


INCONVENIENTES

    Me fui dando cuenta, a medida que iba viendo sus reacciones, de que a ella no le gustaba que se pensaran cosas tales. La revista Tele-Clic hablaba de sus visibles connotaciones místicas, lo cual ella negaba tener. Ella quería ser una humana normal, y no dar lugar a tales especulaciones. Esto me permitió deducir que ciertas cosas mías, no le gustaron. Y el año 91 cerró con incertidumbre acerca de la síntesis interpretativa que en todo ese tiempo ella haya hecho de mi parte afectiva y mi parte operacional en cuanto al propósito trascendente. Las cosas entre ambos no habían quedado en buenos términos, es la verdad. Pero mi duda era si lo que provocó el distanciamiento había sido mi parte sentimental interfiriendo en mi dignísimo y honorable propósito espiritual y cósmico, o si este propósito interfirió en lo que pudo haber sido un simple intercambio de sentimientos entre ambos. Porque quizá la afectividad que yo le transmitiera y la que todos le estaban transmitiendo -y no delirios místicos- era lo que más le importaba de la vida en aquellos momentos a veces oscuros y solitarios.
    En este aspecto, mi transmisión afectiva estuvo por debajo de las posibilidades y oportunidades que se me presentaron. Por momentos me comportaba como lo que podría parecerle un fan, inclusive viéndome a veces reunido con seguidores suyos (hice amistades en ese entorno, e incluso con gente más directamente vinculada a ella). Pero, por momentos, mi comportamiento era esquivo hacia ella; me veía mantener distancias que tal vez no comprendía por qué yo las ponía, si ella no lo hacía conmigo. Mi idea del asunto era que sólo debía hablar con ella si había de qué hablar, si algo importante hubiera que tratar, si como consecuencia de las cosas que le enviaba, le surgían ideas o temas para conversar conmigo. Por eso no trataba de acercarme para hacer surgir cosas que no estaban surgiendo. Si ella necesitaba más tiempo para comprender adónde apuntaba lo mío, le daría todos los meses o quizá años que fueran necesarios. Yo no estaba para correr entre sus seguidores para saludarla, como en un momento había sucedido.
    Ni siquiera había querido volver a hacer tal cosa, en una oportunidad en la cual, cuando me vio en uno de los taxis que la escoltaban, en su rostro vi dibujársele la sonrisa más hermosa que alguien me había mostrado en mi vida. La sorpresa y la alegría estaban en esa expresión que me dejó paralizado; la sorpresa de quien no esperaría encontrarse conmigo, y mi paralizante sorpresa de no imaginar que yo pudiera ser motivo de tal alegría. Me hizo una señal que no pude ver, por un reflejo de sol que justo dio en el parabrisas. Poco después, durante el trayecto, con los dos vehículos apareados, se inclinó para buscarme con la vista, y al verme otra vez, su expresión hacia mí fue distinta de la anterior: casi seria, apenas una leve sonrisa, mirada profunda, y la mano estirada haciéndome con tres dedos su habitual saludo en el lenguaje de los sordomudos para significar "te amo".
    Había sido reciente mi envío a ella de un telegrama a Río (cuya recepción confirmaría luego), diciéndole que la extrañaba, durante una  prolongada ausencia en setiembre. Y también había sido reciente mi envío de cierto material periodístico en el que me habían hecho una nota en la que hablaba favorablemente sobre ella, en medio de las polémicas sobre sus vinculaciones o no con cosas demoníacas. Sumado esto a cartas y todo lo anterior, era de entenderse su imprevista actitud para conmigo. Pero a pesar de esta demostración de afecto, que era toda una invitación a aproximarme de una vez, no lo hice. No quise dejarme llevar por esa impulsividad típica de un fan, que ante una posibilidad así, se habría bajado del vehículo para correr a saludarla: habría sido el principio del error, el retorno a un pasado en el que las corridas acompañando expresaban mi aspecto pasional. Y yo tenía que ser más racional y equilibrado, en virtud de mi función, a la cual en aquellos momentos yo denominaba "misión", y a la cual no debía poner en peligro con comportamientos que deslucieran mi persona. Porque no quería ser visto por ella como un seguidor, que por el sólo hecho de ser o parecer tal, podría significarle cierto grado de idolatría, que no concordaría con mi propósito y mi mensaje, a lo cual desmerecería.
    Alguien entre sus fans me preguntó por aquellos tiempos, ¿hace mucho que seguís a Xuxa?, a lo cual le respondí "27 millones de años" (ocurrencia que no sé de dónde me salió), y le aclaré: "no la sigo: la acompaño". Compañía fantasmal y distante, a veces cercana, que le brindaba en cada carta, en cada presencia, pero con mi mente evitando que mis emociones me impulsaran al contacto físico en condiciones inconvenientes.
    Luego, cuando me traicionaron los sentimientos, estando en Río de Janeiro, intenté un acercamiento, pero la cosa no prosperó. Su actitud hacia mí fue esquiva en todo momento. Quizá estaba bien y hasta le hacía bien mi distante y epistolar cariño que alguna vez me agradeciera. Y quizá estaba bien mi transmisión de cuestiones místicas a distancia. Pero yo no había estado del todo bien al poner tanta distancia, y como consecuencia ahora no estaría del todo bien aparecerme en su casa, dentro de su casa como lo hice (toda guardia puede ser persuadida), y tampoco me serviría de mucho que le dejara mensajes dictados a quien atendiera su teléfono (todo número puede ser obtenido) para cerrar el 91 con un "feliz año nuevo" deseado a ella por esa vía.
 
 

Grabación del "Xou da Xuxa" en el Teatro Fénix de la TV Globo, en la tarde del martes 10 de diciembre de 1991.
Como venida de otro mundo, el de la ciudad espacial de la escenografía, la princesa cósmica descendió de su nave.
Recibida por su corte, llevará su mensaje de paz, amor y alegría al público presente y al que la verá por la pantalla.
Clomro, cámara en mano, registra esta escena similar a tantas repetidas, pero singular para él.
Después, la despedida de la mensajera celestial, el retorno a su rosado plato volador, la puerta cerrándose, y el final.
Y en cada final de programa, las cámaras enfocan a niños que lloran: "se fue... ella ya no está..."
Y aunque volverá y habrá muchos más programas, cada cierre parece el anuncio de la partida final.
Entre la alegría de la bienvenida y las lágrimas de la despedida, cada programa resume esto de la misión
de venir al mundo y de tener que partir definitivamente algún día, quizá en una nave, de retorno a su origen.


ENCUENTROS CON GENTE ESPECIAL

    1992, febrero; con Capilla del Monte y el cerro Uritorco, se me preparaba el escenario para realidades muy cósmicas que viviría. Allí conocí a Enrique Barrios, a quien ofrecí contactarlo con Xuxa, ya que me dijo que todavía no se habían dado las condiciones. Y conocí gente que me llevó a un supuesto contacto programado en el cerro sagrado. El grupo parecía sectarizarse, bajo la conducción de uno de esos especímenes especiales para formar sectas. Finalizada la reunión, (a la que los ovnis al final no asistieron...) hablé con algunos sobre mi pasado y sobre mi ocupación de este cuerpo. Les hablé sobre la importancia de la confusión para llegar a la verdad, pues la convicción aferra a creencias y no permite salir del error si se está en él, y descubrir lo cierto. Esta apreciación mía sobre lo útil que es estar confundido, le hizo pensar y decir a uno de los presentes, que entonces Menem es muy útil, porque se la pasa creando confusión. No me cabía otra cosa que concordar...
    Quien dijo eso, me manifestó en un momento dado, en tono de broma, su temor a que yo, que había hablado de los extraterrestres negativos, y de mi procedencia, fuera uno de ellos. Al día siguiente, él tendría la respuesta a su duda. Estaba yo en un bar con gente amiga y otra que acababa de conocer. Estaba un chico de 11 años, cuya madre lo había llevado a Capilla del Monte ante la insistencia de él por conocer el Uritorco. Eran de Neuquén. El problema de la madre, que nada sabía de extraterrestres y esas cosas raras, era que el nene se la pasaba hablando de todo eso, dibujando naves y seres extraños, a tal punto que se lo suponía autista. Y los "profesionales" a cargo, querían efectuarle un tratamiento con drogas, pues se suponía que padecía de un problema glandular que le provocaba estas "deficiencias psíquicas".  Mi oportuna aparición ayudó a evitar tal aberración.
    Como el problema mayor era que el nene decía ser extraterrestre, le informé a la señora sobre la existencia de casos similares, que esto es normal, que son muchos los chicos que dicen esto, porque es verdad que vienen de otros mundos a cumplir misiones. Le hablé de Flavio Cabobianco y su recién publicado libro Vengo del Sol, y de sus apariciones televisivas que produjeron llamados de padres con hijos que actuaban parecido. Y por si esto fuera poco y por si todavía le quedaba alguna duda sobre la salud mental de su hijo "extraterrestre", pasó algo increíble en esa mesa. Cuando le dije a la señora que yo también soy como su hijo, y que no estoy loco ni él tampoco, el chico (que al parecer percibía cosas), le dijo en voz baja a la madre que yo también vengo de otro mundo, cuyo color describió, y empezó a dibujar naves y seres. La nave que dijo que él había tripulado, era el clásico plato volador. La nave mía, según su dibujo, era triangular; "¡es una nave de combate!", exclamé al ver sus características. Eso no parecía concordar con la misión que el chico dijo que yo vine a cumplir: "traer el rayo del amor".
    Hablando de rayos,  días después, el nene hizo salir rayos luminosos de un cristal que le regalé. Y supe que, testigos del hecho, andaban después por los comercios buscando "los cuarzos que hacen luz"... Y hubo quien me dijo que vio al nene hacer con una mano señales al cielo, desde donde una luz pulsante parecía responderle.
    Y entre lo curioso que sucedió durante la charla en la mesa del bar, en ese momento, el señor que, la noche anterior, había mostrado su inquietud ante la posibilidad de que yo fuera un extraterrestre "malo",  justo había pasado por ahí, me había visto y se había detenido, en el preciso instante en que el nene hablaba sobre mi origen y misión. Para ese señor, que observaba y escuchaba todo sin que supiéramos que estaba a un costado, tal coincidencia fue poco menos que una prueba absoluta. Yo diría que nada de poco menos: fue, con todas las letras, una prueba absoluta para él. Desde entonces, Pancho es uno de mis mejores amigos. Hizo cuanto pudo para ayudarme en contactarme con personas que estaban en temas cósmicos, espirituales (a muchas de las cuales, en los primeros tiempos, él les comentaba que tenía un amigo extraterrestre) así como yo lo puse en contacto con gente así, o a gente así con él, dado su papel de interconectar personas, del cual era conciente. Gran destino el suyo, que pudo haber tenido otras derivaciones si, cuando él era un bebé, su padre bodeguero hubiera colocado, como iba a hacerlo, la foto de él y su apodo como marca, en el que iba a ser el vino Panchito, pero que terminó siendo el famoso Resero. Pancho estaba muy al tanto de mis movimientos con el tema Xuxa, y hasta uno de sus hijos llegó a tener amistad y algo más con una de las Paquitas argentinas de ella, con la que en algún momento he conversado bastante, pero no de mis intimidades cósmicas. Mi propósito con respecto a la "misión Xuxa", involucraba a la gente ligada a ella, de modo que Paquitas, productores, seguidores y quien tuviera algo que ver, recibirían durante estos años algo de mí, pues mi visión de la cuestión Xuxa, era la de un "proyecto cósmico" centralizado en ella, pero estando ella secundada por toda esta gente, sin la cual, nada funcionaría. Y eso me llevaba a suponer que no cualquiera participaba de algo con tan trascendente trasfondo: debía tratarse de seres espiritualmente acordes con esta misión. Y fortalecer o despertar las conciencias de cuantos pudiera entre ellos, era parte de mi tarea.


"NUEVOS NIÑOS"

    Se venía hablando mucho a estas alturas, de los chicos que estaban naciendo y las cosas sorprendentes que decían y hacían. Casos como el de Flavio Cabobianco y el chico de Neuquén que con Pancho conocimos en Capilla del Monte, iban apareciendo y anunciaban una progresiva apertura de la llegada de conocimientos cósmicos por medio de estos llamados "nuevos niños". Planifiqué, entonces, una reunión que debería ser televisada, en la cual estaría Flavio, y estarían personas que sabían de este fenómeno que se está produciendo, con el nacimiento reciente y actual de estos seres. Podrían estar Trigueirinho y Pedro Romaniuk, que venían hablando del tema; Enrique Barrios, Juan Vitali,  Xuxa...
    La primera entrevista televisiva a Flavio, y quizá la mejor, se la había hecho Silvina Chediek. Se daba la coincidencia de que Pancho era amigo del productor de ella, así que no hubo duda de que ella era la conductora ideal para un programa tal, incluso por su aptitud profesional para algo así.
    Paralelamente, para el cumpleaños, a Xuxa le regalé el libro de Flavio, con la idea de que lo invitara a su programa, lo cual sería importantísimo para que chicos y grandes supieran lo que él decía. Más aún, para que estas cosas que muchos chicos dicen, sean tomadas con mayor atención, a partir de un caso como éste que Xuxa estaría presentando. No hubo ningún comentario de ella al respecto.
    Habiendo establecido comunicación con la familia del chico, supe que el sábado 2 de mayo, estaría en Telefé en el programa de Juan Alberto Badía, y fui a verlo. Al mismo tiempo a pocos metros, grababa Xuxa, que pasó por un corredor frente a nosotros, y Flavio se quedó inmutable como si hubiera pasado frente a él cualquier persona de la calle (lo cual no deja de ser una verdad). Detrás pasó y la intercepté para saludarla, la Paquita Pituxita, a quien en Río le había regalado el cassette con las canciones de Ami, cuando supe por su prima que yo conocía, que ella estaba con ese libro. Entré luego al programa de Badía con Flavio, los padres y el hermano. Un programa más para revelaciones cósmicas, y para mantener en boca de muchos el tema de los chicos que traen estas enseñanzas.
    Mientras tanto, el programa con la reunión de las referidas personalidades seguía en fase de planeamiento. Ya había hablado con el productor de Silvina Chediek, y ya ella había leído una carta mía, donde le manifesté que yo soy... eso que soy. Pero era una confidencia que le confiaba para que supiera cómo venía manejada la cosa, por quién y con qué intención, que en ningún momento hubiera sido la de aparecer yo en pantalla. Era un tiempo en el cual yo no estaba para decir mis propias cosas, sino para colaborar con los que estaban diciendo lo suyo, propiciándoles circunstancias, con gente y medios, para que pudieran divulgarlo todavía más. Era una etapa durante la cual, todo ese conocimiento hipertrascendente que yo había recibido, estaba neutralizado por conceptos y realidades galácticas de toda la literatura y personas con las que interactuaba. Nada tenía entonces que decir de todo aquello, y en cuanto a esto, para qué decirlo yo, si veía clarísimo que mi papel más útil pasaba por este trabajo de laboratorio para teledirigir vinculaciones entre personas y establecer vías de difusión cuya vertiente era predominantemente televisiva, y necesaria y estratégicamente con Xuxa en el centro de la escena.


"CORREO CÓSMICO" Y CIERTO PAPEL DEL QUE HABLABA

    Habiendo continuado la incomunicación entre Xuxa y yo, ya era la mitad del año, y sólo me había limitado a mandarle libros y materiales referentes al propósito en cuanto a mi función. Los sentimientos estaban heridos y confundidos, pero eso no debía interferir en lo que yo tenía que cumplir. Para el cumpleaños de ella en marzo, había llegado hasta su casa en Río, dejando un paquete conteniendo el libro del chico Flavio, y tres cartas; una mía, otra de Solange, amiga seguidora que integraba el fan club "Arco Iris", y otra del actor Juan Vitali (que había estado en uno de los programas de Xuxa con un grupo de niños que cantaban temas inspirados en Ami), a quien conociera por medio de Pancho.
    Fechada el 8 de mayo, una carta del prestigioso especialista en temas cosmobiofísicos, Pedro Romaniuk, fue por mi intermedio a la casa de ella en Brasil ("Muy querida hermana en la Luz de Cristo Jesús: Debido a que Ud. está ENTREGADA A LOS NIÑOS y por lo tanto... quienes AMAN a los niños AMAN A DIOS y su obra a través de la Luz del CRISTO JESÚS  (...)  Reciba todo mi apoyo por su obra con los niños y oraremos por su Salud y Fuerza. Hasta siempre".); y libros y un video de él, también llegaron a ella por mi intermedio.  Hice de correo con varias personas, pues estaba en buenas condiciones de garantizar que lo que me dieran llegaría a destino.
    Era curioso observar cómo mi presencia en ciertos lugares donde se venía hablando mal de Xuxa, terminaba por revertir actitudes. Como si yo generara un campo de fuerza o algo así, que daba lugar a transformaciones de pensamientos en otros. Quizá eso era parte de mi papel en todo este asunto. Era curiosa la paradoja de que, siendo el mensaje de Xuxa típicamente "New Age", todo grupo o institución en la línea Nueva Era que yo visitara, tenía entre su gente a muchos que veían a Xuxa como un ser negativo. Poco o nada se había prestado atención a algunas cosas muy destacadas en cuanto a este mensaje acuariano que ella transmitía. Para agregar a todo lo dicho hasta aquí,  puedo citar una de las canciones menos conocidas que, titulada "Quién sabe, un día...", con un trecho musical con las notas de Encuentros Cercanos, de la música de John Williams, habla de la futura llegada de un "un ser que nadie imaginó", un "raro ser" con "ojos llenos de amor, sembrando de luz la oscuridad",  que descenderá de "un rayo de sol", y a partir de esto, "el mundo entero cambiará".
    Pero al desconocimiento de esta parte de la cuestión Xuxa, se sumaba la insistencia en aquello de las grabaciones diabólicas en las canciones pasadas al revés, lo cual nunca fue demostrado; sólo "parecía" ser así... También el tema en cuestión era lo comercial de Xuxa, y la idolatría que sobre su imagen estaba montando, conduciendo al fanatismo; los evangelistas veían anticrístico hacerse idolatrar, pues "sólo Dios debe ser adorado" -decían- y se prohibía entre ellos ver los programas de Xuxa y escuchar su música. Una chica que conocí entre ellos, rezaba por Madonna y por Xuxa, "para que se liberaran de Satanás", y rezaba por mí, para que yo estuviera con Jesucristo (y supongo que no con Xuxa, en tanto ella "siguiera con el diablo"). En círculos New Age, se hablaba de la succión energética que ella operaba sobre los niños.
    Para ser ecuánime, imparcial y desapasionado, debo decir que hay algo de razón en todo esto de la excesiva comercialización, de la idolatría que arrastra ciegamente a la dependencia psíquica, y en esto hay un mecanismo de captación de energías. Ese torbellino energético volcado hacia un eje inductor de fuerza centrípeta, imposibilitaba a los adeptos para ser centrifugados hacia valores más trascendentes; en definitiva, buscar energías en planos superiores, en conexión con el Ser Superior Universal, y no en una persona. Xuxa quería y enseñaba esto, pero el sistema de marketing instalado, lograba lo otro. Para los seres menos preparados, más necesitados de afecto, o más proclives al fanatismo, Xuxa era un eje. Para una minoría capaz de entender su mensaje y su propósito, ella era un puente hacia otra cosa. Por algo los que así lo entendíamos y que estábamos en temas trascendentes, la buscábamos para convertirla en ese puente de divulgación de una conciencia nueva. Como los que le escribían canciones espirituales, ecológicas o concientizadoras en diversas realidades, para que, al cantarlas, muchos que escucharan, descubrieran y marcharan hacia un cambio. Sin estos músicos, Xuxa no habría trascendido: su propuesta musical fue lo que definió su éxito. Si una misión vino a cumplir, era imposible sin el cumplimiento de la misión artística de los creativos que la rodeaban, lo que también incluye escenografía, vestuario, coreografía... Una misión de muchos, y no sólo muchas misiones. O, en otras palabras, un plan de misiones integradas.
    Pero esto era invisible a muchos ojos de "new agers" fanatizados en sentido inverso, viendo los defectos en vez de las virtudes. Se hablaba mal de alguien que estaba diciendo y haciendo lo que podía para que ciertas enseñanzas empezaran a ser recibidas por los niños, entre mucho más, de público conocimiento. Hice cuanto pude para revertir estos pensamientos en mucha gente. Hasta les daba la razón a muchos en ciertos aspectos, pero les decía cosas tales como: "si es negativa y la criticamos, no hacemos nada útil; yo le he estado mandando muchas cosas que pueden hacerla más positiva, porque a lo negativo hay que revertirlo y aprovecharlo, no destruirlo" Y era curioso ver cómo, uno por uno, se iban dando vuelta esos pensamientos en personas que terminaban hablándome bien de ella, y hasta dándome cosas para que le llevara. Hasta el mismísimo Enrique Barrios terminó siendo uno de ellos, luego de algunas dudas que había tenido por el tema de las grabaciones satánicas, y de las correspondientes aclaraciones que al respecto le hice.


ENCUENTRO PROGRAMADO

Hora de definiciones

    Xuxa venía elogiando y recomendando leer el libro Ami. Ella tenía la idea de hacer una versión fílmica de ese libro. Había seguidores de ella que lo habían leído y a quienes conocí. Los contacté con el autor, tracé un plan, y al poco tiempo intermedié, como inductor de situaciones y como intermediario en mensajes, para que él y Xuxa se conocieran (todo sujeto "insignificante" puede hacer lo que poderosos y famosos no siempre logran por sí mismos). El por ella tan ansiado encuentro, sucedería en un programa suyo en Buenos Aires. Para Xuxa, fue trascendente al extremo. Fue un sueño en su vida, que recién en ese momento iría a cumplirse.
    Si bien desde que la conocí supe que yo podía ser útil para vincularla con personas así, pues mi función y aptitud yo las tenía claras, no habría imaginado que yo iba a estar en el medio de esta historia. Recién ahí estuve en condiciones de darme cuenta de cuál había sido la relación entre mi presencia en aquel primer show de Xuxa en la Argentina, y mi compra del libro Ami en aquellos días. Así como la relación de esto y de sus consecuencias finales, con el hecho de que fuera yo (si es que alguien no hizo lo mismo) quien le regalara a Xuxa casi todo lo que había publicado Enrique Barrios y que ella, en una nota en Gente de octubre del 91, dijo haber leído.
 

¿Una directora para la película?

    Al mismo tiempo en que esto sucedía en Buenos Aires, yo estaba ya en Río para la Eco 92. Había viajado para llevar un mensaje ecológico a las Naciones Unidas, cuyas copias entregaría también a las ONGs. Ingresé al Forum Global con alguien muy especial para mí, y que había conocido el 25 de mayo, luego de un primer contacto postal entre ambos: la directora de la película Super Xuxa contra Bajo Astral, y autora de la letra de Arco Iris, canción que, hecha para esa película, quedó imprevistamente como uno de los éxitos de Xuxa incorporados a su repertorio.
    El filme, que yo había visto casi un año atrás, transmitía enseñanzas muy místicas, en especial sobre los poderes del cristal de cuarzo, y sobre la lucha entre el Bien y el Mal. Supe, al conocer a Anna Penido, que mi suposición sobre el propósito de hacer un filme así, había sido correcta: que esto fue hecho por gente que está en lo místico; que buscaron a Xuxa para vehiculizarla como transmisora de enseñanzas preparatorias para una nueva conciencia en los niños.
    Tal había sido mi percepción de ese filme cuando lo vi en julio del 91, que a partir de ese momento me vi obligado a acelerar todo el plan que tenía trazado para que Xuxa fuera, gradualmente, recibiendo ciertas cosas por mí intermedio. Porque la película me acababa de mostrar que ya alguien se había encargado de hacerle conocer a Xuxa unas cuántas cosas, y esto ya había sucedido en 1988 con este filme. Fue entonces cuando, basándome en cosas que ella evidentemente ya conocía, puse en acción los cristales; aquello tan destacado en el filme. Resplandeció así, en uno de sus programas, una piedra de cuarzo de varios quilos que le regalé.
    Y ahora, casi un año después, miércoles 10 de junio, estaba yo en el Forum Global 92 ingresando con el pase que me prestó la cineasta, con su nombre escrito, en tanto ella llevaba otro. En todo caso, yo era transexual, o qué sé yo. No nos miraron los nombres. Conmovedor era ver ecologistas, místicos, religiosos, artistas, gente de todas las razas y de muchas naciones, reunidas allí para salvar al planeta. Con Anna fuimos a ver actuar a uno de los artistas; un músico de California, con quien habíamos cenado momentos antes, y que me había dicho que tenía contactos telepáticos con extraterrestres.
    Le comenté a Anna la idea de Xuxa de hacer la película de Ami, y como ella sabía español, le regalé el libro, en su versión ilustrada en colores, junto con Ami Regresa y Ami y Perlita. Era mi deseo que ella dirigiera esa película, lo cual le manifesté, así como lo haría días después por escrito a Xuxa. Un deseo basado en su profesionalismo y en su visión mística de la vida. ¿Cómo definirla?, de cabello rubio muy largo, ojos... ¿verdes o celestes? (qué frecuente duda aun con gente a la que veo a veces), rondaría los 35 años y, ante un abrazo suyo, uno sentía como una parte del cielo abriéndose para recibirlo. Su marido David, co-director del referido filme de Xuxa, era, como ella, místico. Habían recibido carta mía hacía un tiempo, y por la respuesta que Anna me envió, fui a conocerla a la empresa fílmica Dreamvision. Cuando vi a los dos salir a recibirme, sus miradas parecían verme desde el infinito. Tuve la impresión de estar frente a dos ángeles. Ella dio indicaciones de no ser interrumpida, porque estaba con "una  persona muy importante" (jamás había escuchado hablar así de mí, que yo recordara) y había una razón para eso.
    Hacía unos meses, le había mandado una carta, con una copia de un documento municipal de aquel lugar de Minas Gerais donde se explota cristal de cuarzo y donde yo diera mis clases en la escuela, y donde pasara también el video de la película de Xuxa. Dicho documento fue producto de que propuse y se aprobó una disposición (diciembre del 91) cuyo texto es el siguiente:
    "Art. 3º - Es declarado de interés municipal el filme "Super Xuxa contra Bajo Astral", por el valioso contenido que posee sobre la energía del cristal, en un lenguaje comprensible para la mentalidad de los niños, y que muestra la importancia de conocer las fuerzas ocultas que regulan la vida y la naturaleza; lo que es esencial para el propio autoconocimiento y enriquecimiento espiritual, siendo por su valor educativo, incorporado a la enseñanza escolar".
    "Quedé feliz y emocionada" -me respondió Anna en su carta- "Nunca imaginé que mi filme pudiera inspirar en alguien una actitud tan concreta, al punto de volverlo ley", decía sobre aquel artículo de esa ley municipal que, en los dos anteriores, declaraba de interés municipal a mi actividad cultural con los cristales, y al estudio y divulgación de sus propiedades energéticas, sobre todo en el campo de la enseñanza escolar. Una película como ésa, me facilitaría mucho las cosas con los chicos, porque pensando en prepararlos mentalmente fue que Anna la concibió. Y, al final, entre la Eco 92, Xuxa y Ami, estaba con Anna compartiendo unos momentos para la eterna recordación.
 

Difusión de Ami y cierta otra gente

    Mientras tanto, en Buenos Aires se acercaba la visita de Enrique Barrios al programa de Xuxa, tal como había sido fijado antes de mi salida para Río, para el viernes 12. La fecha se fijó luego de un par de movimientos rápidos. El sábado 30 de mayo llegó a mi casa una carta de Barrios para Xuxa, fechada el 25 (día en que conocí a Anna, y en que revista Para Ti aparecía con una nota a Xuxa, en la que ella hablaba de extraterrestres). A la llegada de Xuxa, el 4 de junio a la noche le hice entregar la carta. Quien se la dio, me dijo que Xuxa no podía creerlo: ¡¿Para mí?!, dijo; ¡el autor de Ami escribiéndome!, pensaría,  con inocultable alegría.
    Al día siguiente, viernes 5, a las 17, en la grabación del programa a emitirse el martes 9, Xuxa leyó esa carta, invitando a Enrique Barrios a su programa. A la espera de novedades, estaba yo en inmediaciones del canal, así que alguien que había estado en la grabación, me dio aviso de lo sucedido; de inmediato llamé a Juan Vitali, avisándole de la invitación de Xuxa a Barrios, que el martes podría verse en pantalla, así que, adelantándonos a esto, Juan iría al otro día al canal a hablar con la producción, fijándose al viernes 12 a las 17.00 para la visita de Barrios.
    Juan Vitali había sido uno de los numerosos asistentes a reuniones espirituales que eran convocadas en la Plaza Naciones Unidas. Durante un tiempo, la convocatoria la hacía una organización fantasma que con Pancho y dos o tres más, integraba yo, bajo la precaución de no agruparnos para no caer en el sectarismo. Yo había escrito mi "Decálogo de los no agrupados": 1- No hay más líder que cada uno, 2- No hay cargos ni funciones fijas, 3- No hay estatuto ni encuadre jurídico, 4- No hay nombre ni sede, 5- No hay fin del mundo, 6- No hay un fin claro definido, no hay verdad segura, no hay doctrina, 7- No hay más que fines inmediatos, 8- No hay  pertenencia ni presencia fija, 9- No hay unidad total de pensamientos, 10- Unir a los sectores divergentes. Ideas que quedaron tras aquel viaje a Capilla del Monte, y que procedían de mi propia experiencia de militancia sectaria, donde los líderes eran demasiado inexpertos para no caer en los errores que yo sí, con tal experiencia, sabría evitar.
    El programa con Enrique Barrios se grabó a las 20.00 del día prefijado; hora en que me encontraba en el Forum Global en una reunión de la LBV (Legión de la Buena Voluntad), curiosa religión cristiana que sostiene la existencia de la reencarnación, y la importancia de las energías del sol, del agua y del cristal de cuarzo; con sede central en Brasilia, donde levantó el Templo de la Buena Voluntad, una maravilla con reminiscencias quizá atlantes, o un "recuerdo" anticipado "del año 5000", como lo definió un artista. Pues bien, estuvo entonces Enrique Barrios con Xuxa, y lo que ambos vivieron en ese momento sería indescriptible con un simple relato escrito. El video del programa, creo que puede conseguirse en la editorial Errepar, que lo pasó en su stand de la Feria del Libro. Allí está para quien desee saber lo que entonces sucedió, al margen de una buena propaganda para Ami, que era lo más importante en cuanto a la finalidad de que se difundieran sus enseñanzas. (Por mi parte, hice bastante mientras estuve en esto; además de lo ya expuesto, y sin contar a la gente desconocida a la que le prestaba, regalaba o recomendaba los libros, cassettes de Juan Vitali y todo eso, podría mencionar, ya que estamos, a Claudia Schiffer, a quien le llevé cuando vino, Ami en inglés, dentro de esa estrategia que consistía en tocar ciertas cabezas instaladas en niveles o ámbitos influyentes para que las cosas se divulguen. No así a otras visitantes destacadas, como Sharon Stone, y Madonna, a quien mi regalo, simétrico a su mensaje, es innombrable para páginas de este lenguaje).
 

La enviada

    Lo que sí voy a mencionar, es que en un momento del diálogo, Enrique Barrios dijo haber visto luces en el cielo y naves, preguntándole a Xuxa si ella no ha visto. Ella le respondió: "No, pero cuando yo vea, yo creo que me voy con ellos". No sonó a que fuera a dar un paseo cósmico, sino a cosa definitiva. Llama la atención que una persona que cree estar cumpliendo una misión como la que ella estaba convencida de que cumplía, pudiera llegar a abandonarla por la tentación de un paraíso cósmico. Quizá eso daba la medida de su voluntad frente a su deseo; de su servicio frente al vicio en su ser. Porque en este enviciamiento de soñar con salvavidas interplanetarios, mucha gente, y parece que entre ella Xuxa, no ha adquirido la noción de que nosotros somos esos salvavidas, no arrojados a este mundo para salir, sino para flotar aquí mismo. ¿Y si Xuxa fuera la extraterrestre? ¿Qué sentido tendría irse con ellos, si se es de ellos y ha venido a estar aquí?
    El diálogo continuó con Enrique Barrios diciéndole a Xuxa: "Tú bajas de una nave todos los días acá", a lo que ella contestó: "Sí, eso es para llamar uno, para que pueda quedarse más contento acá con nosotros". En su ingenuidad, quizá ella dijo una verdad que ni siquiera haya pensado: que, fuera de la tridimensión, en el programa no haya uno, sino muchos de "ellos" observando, no sólo no sería raro, sino que sería raro que eso no ocurriera. Y en cuanto a "quedarse más contento" allí con Xuxa y toda la gente, habría que ver cómo es la alegría para seres que participan pasiva o activamente desde otro plano, en medio de emociones humanas en un programa televisivo. Pero no imagino que pueda haber insensibilidad ante una transmisión de afectos y ante las energías desprendidas por la gente en estados de alegría como los vividos allí. Si eso no pudiera hacer que un extraterrestre se quede más contento, ser un e.t. sería un poco aburrido.
    El autor de Ami le dijo luego a Xuxa: "Sabes, yo creo que hay personas que nacieron acá, pero vienen de otros mundos, mejores que éste, y que vienen con la misión de ayudar a que este mundo cambie, que sea mejor. Yo creo que tú eres una de ellas". La grave expresión de Xuxa no acompañó a la exclamación de la tribuna ante tal revelación; la "terrenal" animadora televisiva seguía resistiéndose a que su ficción tuviera un fondo de verdad; su ficción de llegar e irse en un plato volador de utilería.
    El día en que fue emitido este programa (martes 23 de junio) estaba yo listo para verlo en mi casa y ya había avisado a todos los que había podido, y que, a su vez, avisarían a otros. Cuando Xuxa escuchó, de la boca del escritor, lo que yo le venía diciendo desde mi primera carta... imagine cada uno. A mí me causó risa y exclamé: "¡sonaste, Xuxa!". Lo que yo siempre le había dicho en privado, acababa de hacerse público. Era como si, Barrios mediante, estuviera yo hablándole otra vez, una vez más golpeando su vallado mental. Porque, quizá, las cartas que a él le había enviado tocando este punto, habían sido influyentes en su pensamiento.
    Yo venía trabajando en un proyecto de libro sobre Xuxa, en el cual revelaría tal procedencia cósmica para los que nunca lo hubieran imaginado. Mi duda de publicar tal pensamiento, terminó ante las palabras que Barrios pronunció sobre el origen de ella. Esa misma tarde decidí que mi libro se publicara lo antes posible: parecía que la naturaleza cósmica de Xuxa estaba siendo puesta al descubierto. Y era mi momento de echar toda la leña al fuego.
    Sin embargo, la elaboración de este libro, cuya idea era de octubre del 91, se extendería por tantos años que, ya en octubre del 97, está indefinida en cuanto a tiempos posibles, ante la abundancia de contenidos actualmente en compaginación. No podía ser un libro para el presente, sino para que, en un futuro, se haga luz sobre lo que, para entonces, habrá de ser un pasado en el que quedarán puntos oscuros que esclarecer. Y que proyectarán luz sobre cosas que sucederán.


SE VIENE LA "INQUISICIÓN"

La "secta Ami"

    Algunos seguidores de Xuxa con los que yo me reunía por el tema de Ami, recibían cartas de Barrios, luego de que yo le pasara sus direcciones. Hubo padres, católicos, que ya venían metiéndose en el asunto, interceptando cartas. Con la aparición de Barrios en el programa de Xuxa, lo cual vieron, y al cual escucharon para confirmar sus "sospechas" ("mi hijo, los chicos y Xuxa están cayendo en una secta"), la situación tomó cuerpo. La Fundación SPES (en latín, fe, pero en "católico", Servicio Para el Esclarecimiento en Sectas, de la Universidad Católica) recibió entonces la denuncia de estos padres preocupados, y Barrios y yo éramos los denunciados.
    Era la noche del viernes 23 de junio, en Buenos Aires, cuando tras una reunión de seguidores de Xuxa, una de las chicas que estaba en el tema Ami, me dijo que tenía una muy mala noticia, y no encontraba la forma de decírmela, como para que al oírla no me cayera de espaldas, o algo así. Cuando me informó lo que estaba sucediendo, le dije, imperturbable, "¿Y qué problema hay? voy ya mismo a la Fundación SPES, y si me quieren investigar, que me investiguen en persona, y si no, que le vayan a preguntar por mí a Alfredo Silletta, que sabe quién soy". Fui para la fundación, pero estaba cerrada. Después dejé pasar la cosa, y no volví. Meses después, yo sería bienvenido allí, por esas vueltas del destino, sin que tuviera que dar ninguna explicación de nada, pero donde de todos modos presentaría voluntariamente un informe sobre la cuestión Xuxa-Barrios-seguidores, en el cual dejaría bien clara mi posición antieclesiástica, y a lo cual la autoridad allí (el Lic. José María Baamonde, vocero eclesiástico en la Argentina en el tema sectas) me contestaría: "Está bien, no hay que ser clericalista". Sin comentarios.
 

Carta de advertencia

    En previsión de las posibles derivaciones de la cuestión SPES, aquella misma noche de junio, le escribí una carta a Xuxa para ponerla al tanto. Extensísima, sirvió también para manifestarle cosas que aclararían o no, dudas que sobre mi comportamiento ella haya tenido. Reproduciré unas pocas partes.
    (...)Hay hechos dolorosos que desearía que no supieras. Quién sabe, mayor dolor causarían si te enteraras sin estar prevenida. El propósito de esta carta, es precisamente ése: prevenirte de cosas que sucederán. Sabrás cómo reaccionar y manejarlas cuando algo pueda suceder.
    Directo al tema: la presencia de Enrique Barrios en tu programa y lo de Ami, tuvo reacciones desfavorables. (Le hablé de todos los que no creen en los extraterrestres, incluyendo a los católicos opositores de Ami, a los Testigos de Jehová y a los millones de evangélicos que a ella la creen diabólica). (...) En la medida en que continúes divulgando esto, verás crecer una corriente de negatividad desde esos focos que sentirán la fuerza de tu misión y sufrirán una progresiva disminución de sus ejércitos infantiles. Los niños hijos de la gente de esas religiones, recibirán de ti algo que contradice las creencias de sus padres. Se producirá un conflicto; serás factor de discordia en las familias. Y muchos niños elegirán lo tuyo.
    Como ya debes saber, y desde hace bastante, hay padres que les prohiben a sus hijos ver tu programa. ¿Habrá de ser prohibido por ellos también Ami?
    Creo en cosas de muchas religiones, pero no integro ninguna. Tengo buenas relaciones con varios grupos e instituciones filosóficas, místicas, ovniológicas y de contactos con extraterrestres, pero no pertenezco a ninguna. Me invitaron a integrarme a varios de tus grupos de seguidores, pero no entré en ninguno. Porque mi función es conectar grupos y personas, no concentrar mi energía en sectores en particular; estoy para cosas que promuevan la integración de esas fuerzas que pueden agruparse y que están desconectadas.
    (...)Y el tuyo es un programa religioso: hablas de Dios, de energía, del poder del pensamiento positivo, de la magia de los colores, del milagro de la vida, del amor.
    Por eso te encontré: porque estabas, como yo con mis cristales y extraterrestres, haciendo parte de la misma religión que yo. Ami y tú llegaron a mí con diferencia de sólo una semana, cuando lo descubrí y cuando por primera vez te saludé, en aquel diciembre de 1990. Todo un símbolo, una señal de lo que iría a suceder.
    Cuando desde mayo del 91 te empecé a bombardear incesantemente de libros, cartas y cosas muy cósmicas, queriendo prepararte para una misión que cada vez está ahora más a la vista, pero que, en su momento, nadie, ni tú misma, excepto yo, imaginaba, era mi riesgo que tomaras lo mío como un adoctrinamiento contrario a tu voluntad, a tu conciencia y a tu paciencia. Pero no lo veía, el riesgo estaba, pero yo no lo distinguía: para mí, tú comprendías mis intenciones y compartías mucho de lo que yo pensaba.
    (...) Con el tiempo, me di cuenta de que yo estaba mucho más convencido que tú de tu papel cósmico en la Tierra. Declaraciones tuyas negando que seas "un ángel", y que lo tuyo "no es algo místico", y eso de tus miedos cuando te veías esa aura luminosa, me dieron los justos parámetros para darme cuenta de que mis cartas a ti habían sido demasiado místicas para tu modo de pensar. Me sentí como un fanático religioso queriendo adoctrinarte.
    Sabía yo que una "Xuxa cósmica" sería mejor que una Xuxa que no transmitiera cosas trascendentes, pero sabía también que se levantaría el enemigo en tu contra, que serías atacada por las fuerzas de mal en esta guerra cósmica en la que el Bien nunca puede hacerse sin provocar oposición. Y preparar tu conciencia, era prepararte para la guerra, cuando podría haberte dejado tranquila y fuera de peligro.
    (...) Puedes evitar problemas, guardándote tus ideas y convicciones al respecto. El fenómeno Xuxa como negocio, vende más si no entra en oposición o contradicción con el gusto del público, y ese gusto implica que Xuxa no tenga ideas religiosas, políticas y hasta deportivas que no coincidan con las del público. Y el negocio peligra cuando se transmiten valores con los cuales hay gente que no se identifica. Una Xuxa mística, terminaría por ser mal negocio, porque sólo un sector del público la aceptaría como tal. A menos que otros digan: "pobre chica, debe estar volviéndose loca; pero da gusto verla cómo baila, cómo canta, cómo juega, cómo quiere a los niños". Y que, al final, tus creencias y convicciones no sean para tanto problema. Y como estoy seguro de que "el negocio" y que "lo que vende y lo que no vende", no te importa nada en lo que a decir lo que sientas se refiere, creo que tu corazón sabrá decirte cual es la medida justa de lo que guardarás y lo que entregarás.
    (...) como Enrique y otros escritores; como yo y otros "extraterrestres" como tú, estamos todos en un compromiso de alta responsabilidad frente al futuro. Y que esta carta diagnosticando una enfermedad en gestación, sea por si una epidemia intentare debilitar esta fuerza positiva que estamos generando en el planeta; una carta capaz de ganarle posiciones al adversario: porque mientras él prepara su estrategia, tú previenes sus movimientos con una actitud inmune a toda crítica que pueda aparecer.
    (...)Después de todo lo que vienes pasando, y de todo lo que no sólo de mí escuchaste, porque otras voces te lo están diciendo, creo que estás en buenas condiciones de autodescubrirte. Y no creo que juzgues mis proféticas palabras como locuras. Porque estás yendo bien, muy bien. Así lo percibo. ¡Continúa así!...

     Estaba fechada al inicio, a la medianoche del 26 al 27 de junio. Iba acompañada de otra fechada a las 15.15 del miércoles 24, en la que, en un trecho, le decía:
    Aunque no sé cuánto tiempo me resta en el planeta, y atravesé mil riesgos sin que la hora me llegara, como si se me diera a entender que no sirve querer irme, y que seguiré siendo inmortal hasta que la misión termine (...).
    HE VENIDO A TRAERTE LAS COSAS Y PERSONAS QUE, COMO HUMANA Y COMO MISIONERA EN LA TIERRA, NECESITAS. Sólo luego de eso volveré allá de donde vengo. No sé si serán años o décadas. Me da lo mismo, y si fueran meses o semanas, también: mi muerte no será otra cosa que el final de mi papel aquí (...). Habrá champagne y baile en mi velorio, porque mi cuerpo quedará con la expresión de una misión cumplida, que dejaré en su rostro al irme.

    Esas doce páginas que le insumirían una buena hora de lectura nocturna, estaban al fondo de una caja que, para colmo, tenía una pila de libros y otros regalos que le preparé. Eran las 21 del jueves 2 de julio cuando, llegada al Aeroparque de Buenos Aires, recibió la caja y la abrió en el acto. Por vía televisiva al día siguiente y, al otro día, por una seguidora amiga suya y mía, me envió su agradecimiento y un beso, luego de tantos meses de silencio. Le dijo a la chica, que me transmitiera que había leído "todo, todo, todo", que "eran un montón de papeles que no se terminaban nunca". Felizmente para mí, mi transmisión más importante desde que todo empezó, había quedado efectuada.
 

La hora de las sectas

    La denuncia al SPES no iba a prosperar. Pero algo ajeno al asunto sucedió, y repercutió por ese lado y por muchos otros. El miércoles 15 (seguimos en julio) llegan noticias de Brasil: un niño asesinado, otro desaparecido, una secta sospechada, y argentinos en ella. Luego se comprobará que el jefe de la policía del estado de Paraná, había desviado hacia ellos la investigación, y que los culpables eran otros, que al final cayeron. Pero el avispero ya había sido agitado, las investigaciones, denuncias y coberturas periodísticas habían agitado a la Argentina, Brasil, Uruguay... Y como yo manejaba cierta información sobre ciertas cosas, fui uno de los tres agitadores principales. Alfredo Silletta y Alejandro Agostinelli fueron los restantes. Cada uno en su papel: yo como denunciante, los otros como sectólogo uno, refutador de pseudociencia y especialista en cultos ovni el otro. La "caza de brujas" iba de los cultos platillistas a los cultos afro-brasileños, del incipiente Mauro Viale anfitrión de denunciantes y delincuentes, a la legendaria Mirtha Legrand, pasando por Susana y Grondona, por Gente y ¡Esto!, por Veja y TV Globo, por el Herald y por las agencias noticiosas del mundo.

    Las muertes en la Argentina por intoxicación con propóleo -sabotaje a un laboratorio- hicieron bajar hasta las ventas de miel y de dietéticos en general. Tal el temor por la inconciencia de lo que estaba sucediendo; todo al mismo tiempo en que se perseguía a grupos espirituales "por si acaso", "ya que estamos..."
    Aunque el caso policial de la secta argentino-brasileña no hubiera trascendido, la paranoia persecutoria de cultos no católicos tenía que saltar por un lado o por otro. Sobre todo con la New Age, que venía pisando fuerte y arrastrando gente que ya no era captable por las iglesias. Y esta inquisición de fin de segundo milenio, conseguiría debilitar a muchos líderes y seguidores de grupos místicos, desarticulados unos, disueltos otros, sobreviviendo a duras penas los más sólidos. Corría el rumor de que el Vaticano había impartido orden de generar una sistemática persecución de otros cultos en nuestras tierras, pero habría que ver hasta qué punto eso era real; la cosa parecía más anárquica que teledirigida.
    Surgió en medio de todo, el famoso video del chileno Carlos Warter diciendo ser un extraterrestre, y que Menem también es un agente extraterrestre puesto por "ellos". Un desprestigio para la gente de la farándula que estaba con él o que había estado (con Warter, claro; con el otro Carlos, el desprestigio de ser visto no necesitaba  motivos extraterrestres).
    En una charla de bar, hablando con Silletta, en medio de todo este asunto, le pregunté qué pensaba hacer con Xuxa, ya que ella estaba en la Nueva Era (cosa que él no había percibido en su mensaje) y me dijo que no, que a ella siempre la defendía cuando hablaban de las grabaciones satánicas y todo eso. Le comenté del proyecto Xuxa-Ami cinematográfico, del que no estaba al tanto. Él lo comentó luego en una conferencia en Mar del Plata, y de unas pocas líneas que La Capital publicó al respecto, Crónica levantó la información para ponerla en primera plana: "DENUNCIAN QUE UN ESCRITOR DE SECTAS FILMARÁ CON XUXA".
    La información se trasladó a Telefé; Susana había invitado a Xuxa y le preguntó por el asunto, y ella aclaró; Juan Vitali, en el programa de Xuxa, ya había estado días antes con sus chicos del Grupo Ami, aclarando él y Xuxa cosas que se estaban diciendo sobre todo eso de la supuesta "secta Ami".
    Todo este escándalo culminó con que la Iglesia retiró a Ami de las librerías católicas (al parecer hubo quemas... ¡como en los viejos tiempos!), Enrique Barrios anunció su retiro de toda actividad pública, a cambio de que lo dejen en paz (un deseo de paz que yo no entendía cómo podía tenerlo quien debe estar preparado para una guerra como la que supone escribir ciertas cosas). Anunció también que la película con Xuxa ya no se haría (antes, Anna Penido había intentado comunicación con él, sin resultado, según ella me dijo). Era 29 de setiembre cuando supe todo eso, al recibir de él un boletín informativo, que a veces me mandaba y que en este caso era el último que iría a publicar: se acababa hasta el contacto postal con los que estábamos en el tema.
    En razón de todos estos sucesos, alejado yo precautoriamente de Xuxa y de sus seguidores, que sabían de mi relación con todo el asunto, y cuyo contacto conmigo evitarían algunos, por temor a no sé qué, pero por las dudas... reaparecí recién a los cinco meses, para el show que ella hizo en el estadio de Vélez, el 19 de diciembre. Nuestras miradas se encontraron a la salida, pero no hubo saludo. Así quedó la cosa. Así cerró el 92 en ese aspecto.
    Y en cuanto a mi posición con respecto a qué pensar de Dios, del Universo y del mundo, tras todas esas influencias acuarianas, al cierre de ese año, tenía ya recuperada mi cosmovisión anterior. En una carta cercana al final del año, a una persona que sabía bastante de mí, le decía:
    "No puedo aún revelarle a Xuxa un secreto sobre la verdad de este mundo, de la vida, de quién creó todo esto realmente y de quiénes son Dios y el Diablo en realidad, y no lo que se piensa.
    Lo que pasa es que soy más extraterrestre de lo que puedas imaginar, y hay cosas que sé que también serían increíbles. Por eso Xuxa no las sabe aún. Pero es posible que en breve decida mostrarle todo eso".
    En cuanto a mi trayectoria y vinculación en lo que se refiere a sectas, grupos y pensamientos, y apariciones mías en los medios que me habían traído complicaciones por estar en estos asuntos, mi balance podrá sorprender a muchos. Siendo que yo era persona de ideas inconvenientes para ciertas estructuras de poder, y siendo que los organismos investigadores de sectas y pseudociencia sabían tanto de mí como para, el día de mañana, desacreditarme, no habrían de hacerlo, al menos hasta la redacción de este informe cinco años después. Porque se sabía que mi experiencia sectaria me había dado tal aprendizaje, que yo no estaría en riesgo de integrarme a ninguna secta peligrosa o idearla y dirigirla. Se sabía también que yo había hecho un aporte muy útil al enfrentarme públicamente (medios) a una secta a la que le desnudé muchos de sus puntos débiles, y se sabía que a mí la gente sectaria no me gustaba.
    Las tres personas de máxima palabra en la Argentina en este asunto, capaces de hundirme cuando quisieran (Silletta, Agostinelli y Baamonde, temidos y odiados por místicos, esotéricos y platillistas pseudorreligiosos de todo el país) ya habían hablado cordialísimamente conmigo varias veces, y no guardaban ninguna animosidad hacia mí, ni les di motivos: yo grupos raros y peligrosos, ni dirigía, ni integraba. Aun así, de no haberme conocido personalmente, la historia podría haber sido muy otra: cualquiera de mis "delirios" de los que se enteraran, les habría dado interesante material para investigarme con otra actitud y llevarme a la prensa con otra intención. Estas buenas relaciones mías con ellos, eran un tanto curiosas desde la perspectiva de muchos que estaban en lo mismo que yo, y que no entendían cómo podía relacionarme con "inquisidores" como estos. En verdad, me daba satisfacción relacionarme con perseguidores, con perseguidos, con santos, con diablos, con culpables, con inocentes, con honestos y con mentirosos. Yo, en mi neutralidad, ajeno a todo grupo, tenía libre acceso a todas partes. Esto no lo tenían quienes estaban en un lado o estaban en otro, porque pertenecer, no siempre tiene sus ventajas.
    En otro orden, el cierre del año y la apertura del siguiente me encontraría trabajando en un proyecto literario conducente a combatir la violencia en el fútbol, con tratados entre hinchadas. Una utopía que me marcaría, como termómetro, mi grado de optimismo que mantendría a pesar de todo.


LA HORA DE VOLVER A EMPEZAR

    1993 fue abriendo con una recomposición de las líneas que la persecución había debilitado en los grupos espirituales de Nueva Era. Conocí mucha gente de ésta. Estuve en encuentros, conferencias, reuniones; publiqué cosas, todo lejos de revelar públicamente mis secretos cósmicos de mi llegada aquí, salvo a unos pocos, como siempre. Y con los problemas que siempre supone decirle estas cosas a alguien inadecuado para escucharlas. Esto me pasó promediando el año. Me puso en duda de si yo debía seguir diciendo estas cosas, o si lo mejor era guardármelas, no transmitir nada, y que la gente me acepte y me quiera como a una persona común y corriente. Mi amigo Pancho, al saber esto, me dio su parecer: que pase lo que pase, y por más que tenga que sufrir por quienes no me comprendan, yo tengo que decir las cosas;  que es mi misión.
    Hacia noviembre, conocí el último trabajo discográfico de Xuxa, que incluía el tema "Corrente de amor", en el que ella cantaba: "Foi até o infinito no meu disco voador.
Lá acima eu descobrí de ónde eu vim, pra ónde eu vou".
(Fui hasta el infinito en mi plato volador.
Allá arriba descubrí de dónde vine, adónde voy.)

    El juego de la "princesa cósmica" en su nave, continuaba con esa alusión a su descubrimiento, hecho "allá arriba", de su origen cósmico y su destino.
    Durante ese año, con Xuxa, tuve mínimas transmisiones unilaterales. Nada respondió tras recibir el libro de la niña Marisol Massola, Rayos de Sol (regalo que, por mi intermedio, la nena le hizo a Xuxa para el cumpleaños); libro que presenté para el concurso "Curar el mundo", que organizaba el Show de Xuxa. El concurso consistía en premiar al niño que presentara la mejor propuesta para sanar al planeta. Y ese libro era un tesoro de propuestas. El premio consistiría en un viaje al rancho de Michael Jackson, autor de la canción Heal de World, que Xuxa había grabado en español (también a él le hice entregar el libro de Marisol cuando vino a Buenos Aires). La conocida demanda judicial que justo por entonces se le hizo por presunto abuso de un menor, dejó en el aire el concurso, sin que se diera explicación alguna, la cual habría estado de más. No obstante, efectué una tentativa de que no se tomara tal determinación. La justicia no había pronunciado su sentencia, y Xuxa, supuesta amiga del cantante, se echaba atrás en vez de apoyarlo. Echando a perder el esfuerzo humano de todos los chicos que se habían empeñado en aportar algo para curar el mundo. Todo esto y más críticas y sugerencias iban en una carta, ya sobre los meses finales, que era la primera que le mandaba desde marzo. Lo único que supe por quien hizo de correo, fue que ella se puso contenta cuando le dio el sobre. Tener noticias mías, nunca le había demorado tanto. ¿Motivo de alegría? Quizá el comienzo de un nuevo comienzo.