Estos signos
se corresponden con los de la depresión. Se manifiesta más como
una tristeza o un pasar moral, como la inercia motriz. Es una imposibilidad
de poder conectarse al mundo.
En una nota publicada el lunes 5 de enero de 2004 en el matutino "La
Prensa", se explica esta afección de la que padecen muchos jóvenes
de nuestra sociedad.
Se produce en tres etapas:
1- La pubertad, época de cambios físicos notables y donde aparecen
muchas angustias porque tienen que adaptarse a los cambios típicos
de esta edad.
2- Después de los 14 años, llega la época de la construcción
de la identidad y de la separación de los padres, que los lleva a signos
de depresión o de una falta de posibilidades de comunicación
En esta etapa aparece otra dificultad que está dada por la imposición
por parte de la sociedad de principios consumistas con los que el sujeto no
puede establecer una identificación que le permita construir su identidad.
3- El joven tiene que estructurar una vocación. Ahí aparece
una crisis de la sociedad en su conjunto. Toma distancia con respecto a los
padres, se siente desamparado y aparece riesgo de drogas. Toma una postura
antisocial y una actitud rebelde con seres queridos.
En otros casos, se siente el salvador de la familia cuando ante problemas
que surgen en el hogar y se hace adulto tempranamente, pero el equilibrio
es precario y no lo puede sostener. Las adicciones son consecuencias de la
abulia y la apatía y, además, la fomentan. El adolescente está
estimulado a tomar alcohol y a consumir drogas por que se enseña que,
de esa manera, va a tener una personalidad y va a ser feliz. Se crea un mundo
ilusorio.