Ésta es la carta de un hermano 
a otro en un día 
  Cercano al día de la madre. 
 
   Querido hermano: 
   Ser mamá es una tarea complicada, 
pero los hijos, 
 
   a pesar de ser mayores, la hacemos
 más difícil. Piensa en esto: 
   Ella nos enseña a sentirnos
 valiosos e inteligentes, 
   y lo hace tan bien, 
   que después nos creemos mucho 
más inteligentes que ella
. 
   Todo lo que tiene nuestra madre 
es parcialmente nuestro, 
   todo lo que tenemos los hijos
 es totalmente propio. 
   La mamá es para muchos la responsable 
   de todo lo que no funciona en nuestra vida. 
   Ella, como tal, nos debe perdonar 
   aun las ofensas más graves. 
   Nosotros, como hijos, la resentiremos
 
   y la juzgaremos durante años,
   aun por pequeñeces. 
 
   Los hijos podemos opinar con todo
 el derecho,sobre lo que hace, 
deja de hacer o debería hacer, 
   Pero le exigimos con firmeza que respete
 
   nuestra privacidad y autonomía. 
   Es común que tengamos al alcance de la mano
 
   la lista de lo que, a nuestro juicio, 
   hizo mal o dejó de hacer por nosotros, 
 
  pero pocas veces recordamos concretamente
 
   todo lo que nos dio, ayudó y benefició. 
   Con frecuencia le reprochamos
 no haber expresado,su afecto por nosotros
 de la manera que esperábamos, 
   y usamos esto como pretexto 
para no demostrarle lo que sentimos
 de una forma que ella realmente perciba. 
 
   (Tiene que ser ella la culpable.) 
  Los defectos los heredamos de ella 
   y las cualidades las tenemos a pesar de ella. 
 
  Ella se quitó el pan de la boca, 
   para darnos la mejor educación posible 
   y ahora nos sentimos más refinados que ella
   Queremos que nuestra madre sea 
una muy buena abuela, 
 
   que esté pendiente de sus nietos, 
  pero, eso si; que no se meta con 
la educación de nuestros hijos. 
   Nos gusta que nuestra madre
 se sienta agradecida
 
   con nosotros porque decidimos, sin consultarle, 
   Lo que consideramos mejor para su vida. 
   (Que probablemente es lo más
 conveniente para nosotros.) 
 
   Agradecidos con mamá, en el día de la madre, 
   de afán le compramos una tarjeta barata, 
   un regalo cómodo y la invitamos 
  a comer nuestra comida favorita. 
Y en unos años nos quejaremos 
de lo desagradecidos yduros que son 
nuestros hijos con nosotros. 
Autor desconocido
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