Radha Burnier.

 

 

 

PALABRAS PRINCIPESCAS

Radha Burnier, ‘The Theosophist’, Julio del 2.000

 

Las conferencias Reith sobre desarrollo sostenido dadas recientemente en Inglaterra han atraído muchos comentarios y publicidad debido a la posición firme y clara tomada por Carlos, Príncipe de Gales, contra la visión mecanicista de la Naturaleza que prevalece hoy.  Cuando los procesos de la vida son considerados como nada más que los tejidos de una máquina complicada, no hay ningún lugar para escrúpulos morales sobre crueldad infligida o por compasión y aspiración espiritual.  De ahí que nuestra sociedad humana global se ha convertido en un campo de batalla en donde el poderoso y el listo explota y engaña al pobre y al humilde.

 

El concepto homocéntrico de la vida que aún domina las actividades humanas y que la humanidad debiera haber superado a la luz del pensamiento de avanzada, obviamente agrava el egoísmo inmisericorde.  El abrir la puerta al sentido de lo sagrado significaría cambiar el estilo de vida aceptado y la filosofía de tener más y más, utilizando todo lo disponible sobre la tierra para la propia satisfacción.  El reconocimiento de una vida más amplia puede ser considerado como una amenaza para la economía de consumo, tal como se creyó en un tiempo que la abolición de la esclavitud sería un presagio de colapso económico.  Aunque pretendemos ahora que estamos en una época de democracia, la igualdad que ésta profesa defender está muy lejos de la realidad.

 

Sólo la reverencia por la vida puede generar un verdadero sentido de igualdad de la clase que aboga el Bhagavad Gita: el sinvergüenza y el paria, el culto y el poderoso, son iguales para el que verdaderamente sabe.  La vida es preciosa para todos.  La felicidad y la libertad son el derecho de nacimiento de todos.  Una verdadera sociedad ética e igualitaria significa reconocer este hecho y sentir la vida divina y el amor ‘que todo lo abarca en la unidad’.

 

El Príncipe de Gales fue enfático en apelar sobre su audiencia para ‘reconocer un sentido de lo sagrado en nuestras relaciones con la naturaleza y con nuestros semejantes’:

 

Si literalmente ya nada se tiene por sagrado ¾porque se considera esto como sinónimo de superstición, o por lo menos de irracional¾ ¿qué hay que nos prevenga de tratar a nuestro mundo total como algún ‘gran laboratorio de la vida’ con consecuencias potenciales a largo plazo?

 

El cambio imposible de predecir  en el clima, la aparición de nuevas enfermedades, la brecha cada vez más amplia entre ricos y pobres, son todas señales peligrosas.  De manera correcta el Príncipe de Gales dirigió la atención hacia la necesidad de establecer límites para nuestras ambiciones si han de preservarse el equilibrio, el orden y la armonía en el mundo natural.  Se está poniendo en peligro el orden de la Naturaleza , no sólo las diversas formas no humanas de la vida sino también a largo plazo el progreso humano ¾moral, espiritual e incluso también físico.  Como dijo el Príncipe de Gales:

 

Debido a nuestra incapacidad o rechazo para aceptar la existencia de una mano guiadora, es que la naturaleza ha llegado a considerarse como un sistema que puede ser manejado para nuestra propia conveniencia, o como un estorbo para evadir y manipular, y en cual cuanto suceda puede ser decidido por la tecnología y la ingenuidad humanas.   En esta época de tecnología dirigida, todo nos conduce a olvidar que la humanidad es una parte de la naturaleza y no algo aparte de ella.

 

El deseo desenfrenado por conocimiento, riqueza, poder y confort, nubla la visión; es como una catarata que vela la conciencia de la vastedad y la profundidad de la vida.  Los científicos sufren también de visión miope, nociones fijas y prejuicios.  En el campo científico, como en cualquier cosa, las mentes ortodoxas reaccionan contra todo lo que no les es familiar.  No es de sorprender que hubiera fuertes reacciones a las declaraciones del Príncipe Carlos.  Se reportó que Richard Dawkins, quien es un líder materialista, consideró el discurso como un absurdo.  Otros bien conocidos científicos lo vieron como nada más que un brote de la superstición de la ‘nueva era’ o nuevo paganismo, extremo misticismo, etc.

 

El Príncipe Carlos señaló que ‘aún hay una inmensa cantidad de cosas que no conocemos acerca de nuestro mundo y las formas de vida que lo habitan’.  Citando al Astrónomo Real Sir Martín Rees, añadió:  ‘En un comentario que sólo un astrónomo puede hacer, él describe a una mariposa como un desafío intelectual más intimidante que el cosmos’.  Hay un misterio en dondequiera que haya vida.  La sensatez y la seguridad se basan en aproximarse a la vida con respeto y una vacilación nacida de la humildad.  El destino de los seres humanos no es pisotear a todas las criaturas menores, sino ser servidores responsables de la tierra y redescubrir ‘la unidad y orden esenciales de los mundos vivientes y espirituales’.

 

La palabra ‘espiritual’ es anatema para muchos materialistas que no desean reconocer la existencia de nada que no sea concreto, incluyendo campos y vibraciones que sólo pueden percibirse refinando nuestras propias facultades.  El Príncipe de Gales acertadamente señaló hacia una nueva clase de educación que combine lo verdaderamente religioso con lo científico:

Necesitamos mirar hacia la creación de un equilibrio mayor en el modo en que educamos a las gentes, de tal manera que la sabiduría práctica e intuitiva del pasado pueda combinarse con el conocimiento y la apropiada tecnología del presente para producir el tipo de profesional que esté agudamente consciente de ambos mundos, el visible y el invisible, que forman el cosmos entero.

 

Los Teósofos apreciarán la sinceridad y el valor de la conferencia del Príncipe Carlos que fue contra la opinión de los que se dejan llevar por la arrogante creencia en la infalibilidad de la ciencia y los ciegos apremios consumistas.

 

 

 

 

AMBICIÓN Y APATÍA

Radha Burnier, ‘The Theosophist’, Julio del 2.000

 

La intensidad de la aspiración es parte integrante del sendero espiritual.  La tradición dice que si el anhelo de sabiduría es tan fuerte en una persona como el ansia vehemente por aire de un hombre que se está ahogando, la sabiduría comenzará a aparecer en ella.  Pero la intensa aspiración puede estar mezclada inconscientemente con el egoísmo.  Tal ‘ambición espiritual’ o deseo por lograr algo para uno mismo ¾  liberación del sufrimiento, sabiduría trascendental o gracia divina ¾ puede ser un gran peligro.  Al concentrarse intensamente en lo que quiere el yo, la mente puede permanecer completamente indiferente hacia el sufrimiento de otros y el del mundo en general.  Posiblemente por esta razón el Buddha enseñó la necesidad de estar profundamente conscientes del trágico sufrimiento del mundo como una base para la búsqueda de sabiduría.

 

Todas las formas sutiles de ambición deben ser eliminadas, hasta que, como dice Luz en el Sendero, cuando el Maestro lea el corazón del discípulo, ‘lo encuentre absolutamente limpio’.  La aspiración debe no sólo ser intensa e incondicional, sino completamente inegoísta.

 

Durante los milenios de evolución, la inercia natural ha crecido por el estímulo del deseo.  La mente humana ha adquirido el hábito de ser activa y enérgica sólo con el objeto de satisfacer los deseos del yo.  Estos deseos, crudos al principio, pasan por un cambio con el cultivo de la personalidad y toman incluso una sutil forma ‘espiritual’.  En ambos casos es el producto de repetidos clamores del yo.  ¿Cómo desprenderse de este hábito?  ¿Cómo conservar su energía sin tener propósitos egoístas, inclusive de la clase más sutil?

 

Cuando el deseo no impulsa a la persona a la actividad, hay apatía, la cual es otra forma de egoísmo.  En su libro Biología y el Enigma de la Vida, Charles Birch llama la atención, entre otras cosas, a cómo gran número de personas  pueden permanecer indiferentes a cuestiones morales y perpetúan el mal con su apatía.  Cita el caso de una persona que fue sujeta a investigación en Alemania Oriental por la odiada policía secreta.  Después de la caída del régimen comunista, tuvo acceso a su registro policial y a las personas e informantes que lo habían espiado:

 

Lo que encontró fue menos malicia que debilidad humana, menos deshonestidad deliberada que una infinita capacidad de autoengaño.  Se dejaron llevar fácilmente por las apariencias...  Ninguno lo describió a él como malvado.  Sin embargo la suma de las acciones de estas gentes produjo un tremendo mal.

 

La inercia de parte de gran cantidad de gentes, que no son malas o crueles, permite a otros que sí lo son dar rienda suelta a sus estragos. Los retos de la era presente son cruciales.  Sin embargo millones de personas sólo desean vivir en confort y gozar de sus familias, mientras permanecen completamente apáticas a los cursos y fuerzas inicuos que operan a su alrededor.  En países en donde la corrupción es irritante y opera en todas partes, la gente se queja en privado, pero no desea tomar partido contra la corrupción o colocarse en una oposición activa.  Es sorprendente que el mundo como un todo no se levante para protestar contra el tráfico de armas, puesto que nadie se beneficia de él excepto una pequeña minoría!  Podrían citarse muchos otros ejemplos de notoria indiferencia ¾en especial la pasmosa brutalidad y crueldades en una época que es eminentemente inventiva y organizada.

 

En un lado del ‘filo de la navaja’ del sendero de sabiduría está el egoísmo de la apatía, en el otro la intensidad de la ambición.  Cuando los dos florecen lado a lado, comienza la caída de la civilización.  La clave consiste en despertar a la verdad de la Vida Una.  En la medida en que el conocimiento de la unidad penetra la conciencia, hay equilibrio, que no se inclina hacia la apatía ni hacia la actividad egoísta.  ‘El equilibrio es yoga’; es destreza en la acción y el camino hacia la armonía y la sabiduría.                                               a

 

 

 

 

 

 

SENTIR LO QUE ES RECTO

Radha Burnier, ‘The Theosophist’, mayo del 2.000

 

Una vida limpia es la vida ética, la integridad interna que lo guía a uno a la recta acción.  Hay una cierta sutileza para comprender esto, y los que no son sensitivos se creen muy rectos y tienden a moralizar acerca de los actos de los demás.

 

En primer lugar debemos considerar si la rectitud está relacionada con la situación del que actúa.  No es lo mismo que creer que todos los valores son relativos.  Los valores fundamentales son absolutos, perennes.  Pero es un hecho que todo ser humano está en una cierta situación evolutiva, y en una relación única con otras cosas y personas.  Nadie está en una situación exactamente igual a la de otro.  Por esto los antiguos Indios hablaban de svadharma (el dharma individual).  Cada persona tiene una responsabilidad que nadie más tiene.

 

Es fácil comprender esto con un simple ejemplo.  El deber de una madre con un niño no es el mismo que el de una hermana, hermano, hijo o hija.  El deber de los hijos con sus padres no puede ser igual que con los otros miembros de la familia.  Nuestra responsabilidad con un subordinado es específica y no puede compararse con el deber que debemos al mundo en general.  Quien planta un arbolito, o acepta un animal como mascota, adquiere una responsabilidad que no tiene con una planta o animal en el jardín del vecino o en el campo.  La intención que precede a la acción crea una responsabilidad especial.  Hay también relaciones ‘accidentales’ que llegan querámoslo o no a nuestra existencia.  (Quienes son conscientes de que hay una Ley de Karma saben que no existen las casualidades.)  Entonces surge una nueva responsabilidad debido a esa situación, tiempo y contacto.

 

El hecho de que el dharma de cada persona es único e individual, puede convertirse en una filosofía conveniente para escaparse de actuar rectamente.  De aquí que los antiguos aclararan que el dharma de un individuo está subordinado a responsabilidades éticas comunes a todas las gentes, que nadie puede ignorar sin pagar el precio kármico.  La compasión es un dharma tal.  En cualquier situación que esté una persona, alta o baja, débil o fuerte, la compasión es un deber ¾ no sólo hacia los humanos, sino hacia los seres vivientes.  Este es uno de los grandes principios éticos, válido en todo tiempo y en toda situación.

 

Al examinar este tema, podemos tomar otro ejemplo: el de una pobre mujer con niños, con pocos medios para alimentarlos.  Estos casos existen incluso en países ricos en donde también hay seres sin techo y desposeídos.  Si una mujer en tales condiciones se apropia de comida de la cocina de alguien, puede ser condenada como ladrona.  ¿Pero es ella más inmoral que personas adineradas que comen ricas viandas todos los días mientras otros no tienen casi nada?  Cuando se comete un acto, llega a ser punible, pero la no-acción puede ser aún más infame algunas veces.  ‘La inacción en un acto de caridad, se convierte en acción en un pecado mortal’  (La Voz del Silencio).  Cientos de ejemplos de esta clase  pueden citarse para poner de relieve la complejidad de las situaciones de la vida y para mostrar por qué las actitudes de auto-rectitud y de juzgar deben evitarse estrictamente.  La acción verdaderamente ética no depende de pesar los pros y los contras mentalmente.  Surge de la sensibilidad y de los sentimientos de unidad con los demás.  En efecto, no hay ninguna medida ética superior al sentimiento de no-separatividad que le enseña a uno a ser espontáneamente recto.

 

El proceso evolutivo de la misma vida urge a cada alma a ir a través de cierto tipo de experiencias y captar su significado.  Annie Besant explicó que cuando hay una compulsión interna en un individuo, incluso para hacer algo descabellado o indebido, a pesar de advertencias y consejos ¾ por ejemplo, beber alcohol o proceder imprudentemente en una dirección elegida ¾ esto indica que hay alguna experiencia que el alma debe tener.  Como corolario, ella enfatizaba que una persona en peligro debe ser ayudada sin tener en cuenta si es buena o mala, si ha obrado bien o si ha obrado mal.  El sufrimiento es el mismo para quien quiera que lo experimente, y nuestro deber es aliviarlo.

 

Los sabios iluminados cuyo amor es infinito saben lo que es absolutamente bueno y también por qué y cómo una persona falla.  Realmente ellos saben que no hay ningún fracaso; cada falla es un peldaño hacia el conocimiento. Nosotros, que no somos tan sabios, debemos proseguir forzosamente nuestro camino sintiendo dentro de lo que es recto.

 

 

 

 

EL CIUDADANO Y EL ESTADO

Radha Burnier, ‘The Theosophist’, mayo del 2.000

 

Se dice que en los Estados Unidos dos millones de personas están ahora en las cárceles; muchas de ellas han sido apresadas por infracciones bajo efectos de las drogas, no por actos violentos.  Las cárceles privatizadas están haciendo un buen negocio; lo mismo que los traficantes en drogas.  Pero la causa raíz de la propagación de la adicción no parece que esté recibiendo atención.  En Holanda, por otro lado, los adictos a la droga están teniendo una buena época debido a las nuevas políticas del Estado que buscan parar la actividad subterránea.  Los adictos están afluyendo a esta ‘capital de la droga’ en Europa.  La prohibición de los burdeles en Holanda también se ha levantado supuestamente para mejorar la salud y la seguridad.  Globalmente la prostitución organizada ha crecido de modo que no tiene precedentes, con la ayuda de la nueva información tecnológica.  Millones de niñas y jóvenes de los países más pobres han sido llevadas por la mafia y reclutadas con engaño o por la fuerza en lo que ahora se llama la ‘industria del sexo’.

 

Estos ejemplos deben cuestionarnos sobre el propósito del Estado.  El profesor K.P. Mukerji, en su libro El Estado (TPH Adyar), señala que incluso bajo la constitución más democrática, el Estado es capaz de legalizar ilegalidades.

 

¿La legalización reduce el sufrimiento y la degradación envuelta en la industria del sexo o de la adicción a la droga?  ¿No tiene el Estado la obligación de ayudar a sus ciudadanos a alcanzar niveles morales más altos y elevar la calidad de la civilización?  ¿Indudablemente no debiera ser  el Estado sólo una organización gigantesca para facilitar la vida material sino el elevador de la mente y del comportamiento humanos?

 

Mucho se ha escrito y dicho acerca del papel del Estado desde los más antiguos tiempos de Manú y de Platón hasta ahora, incluyendo su responsabilidad para mantener un orden moral e incluso fomentar el estudio y la investigación espiritual.  Hemos permitido que el mundo se enferme, porque, como señaló Annie Besant, hemos hecho del Estado y de la gente entidades opuestas que ‘están en una condición de tregua vigilante y armada’.  El terreno se ha hecho fértil para el conflicto entre los explotadores y los explotados, y se está ampliando la brecha entre el extremo lujo y la extrema pobreza.  El que haya o no haya una constitución democrática, parece que difícilmente produce una diferencia.  Incluso en las así llamadas democracias, en donde una cierta libertad se supone que existe para el ciudadano para que crezca estética, intelectual, moral y espiritualmente, hay muchas clases de opresión.

 

El Estado renuncia a su responsabilidad cuando las condiciones sociales y morales conducen a la violencia, a la explotación, a la crueldad organizada y a otros síntomas de decadencia.  También fallan los ciudadanos para asegurar su propio bienestar y el de los demás, cuando ignoran y suprimen su conciencia y su deber moral por causa del confort y los placeres.  El verdadero Estado Benefactor no complace meramente las necesidades físicas, sino debe estar preocupado por el desarrollo moral y espiritual de todas las gentes.  La mutua relación entre los ciudadanos y el Estado debe estar basada en el reconocimiento de la unidad de la vida y la realización de que ‘si una parte del cuerpo sufre, todo el cuerpo siente el daño’.  Como declara el Profesor Mukerji:  ‘Los aspectos intelectuales, socio-morales y espirituales de nuestra vida deben integrarse en una visión sintética de la vida, y sólo entonces tendremos una filosofía política válida.’  De tal manera que la Teosofía no está desconectada de la ciencia política y de las políticas.

 

Desafortunadamente hoy en día la sociedad presiona a sus ciudadanos para que sean despiadadamente ambiciosos, y los ciudadanos conspiran con su egoísmo para que el Estado sea una máquina tiránica.  Se necesita una nueva conciencia para transformar la relación entre los ciudadanos y el Estado dentro de un orden sano basado en principios morales y espirituales, y no en el logro de poder.

 

 

 

 

 

 

 

EL MOMENTO DE LA MUERTE

Radha Burnier, ‘The Theosophist’, diciembre del 2000

 

Con mucha frecuencia se pregunta acerca del punto de vista teosófico sobre trasplante de órganos y otras tecnologías modernas.  Como política, la Sociedad Teosófica no presenta pareceres oficiales sobre tales materias.  Sólo proporciona algunos principios guiadores y los deja para que los individuos y grupos los interpreten y apliquen.  Sin embargo, para aquellos que están perturbados por materias tales como trasplante de órganos, pueden ser de interés ciertas importantes declaraciones que aparecen en Las Cartas de los Maestros.  El Mahatma K.H. escribió acerca del proceso de morir:

 

Aun un demente, o una persona en un ataque de delirium tremens, tendrá su instante de perfecta lucidez en el momento de la muerte, aunque eso no le sea posible en el presente.  A menudo el hombre puede parecer muerto.  Sin embargo desde la última pulsación, desde el último latido de su corazón y entre éste y el momento cuando la última chispa de calor animal deja el cuerpo ¾ el cerebro piensa y el Ego revive en esos pocos breves segundos toda su vida nuevamente.  Hablad en susurros, los que asistís a un lecho de muerte y os encontráis en la presencia solemne de la Muerte.  Especialmente permaneced sosegados en el momento en que la fría mano de la muerte se ha posado sobre el cuerpo.  Hablad en susurros, digo, para que no perturbéis la tranquila ondulación del pensamiento, y obstaculicéis el activo trabajo del Pasado lanzando sus reflejos sobre el Velo del futuro.

 

En otra parte el mismo augusto autor señala que ese sentimiento que es el más fuerte en el crítico momento del paso del físico a las regiones internas, será el labrador de felicidad o de desdicha, ‘el principio de vida de nuestra futura existencia’.  Está claramente explicado en el pasaje del cual la anterior cita ha sida extraída, que el último pensamiento es involuntario, que las impresiones y pensamientos que fueron más fuertes durante la vida en el plano físico que ha terminado son los que surgirán tal como el cerebro los dejó cuadro tras cuadro en unos pocos cortos momentos de revisión que ilumina la conciencia.  De allí que no pueda dejar de recalcarse la importancia de vivir una vida diaria pura y buena.  El consejo del Maestro K.H. es: ‘Tenemos que vigilar nuestras acciones y controlar nuestras pasiones y deseos a lo largo de toda nuestra carrera terrestre’, de tal manera que nuestros últimos pensamientos y deseos no puedan ser desfavorables para el futuro progreso.

Bajo esta luz, ¿cuál es la situación del paciente que llega a ser una víctima de la tecnología médica moderna y que o yace impotente con tubos y medicamentos metidos en su cuerpo moribundo, o cuyos órganos han sido extraídos o que tiene un nuevo órgano colocado en su cuerpo, cuando ocurra el momento de revisión y lucidez?  Aunque desde el punto de vista material parece mejor prolongar la existencia corporal, ¿es sensato o deseable irrumpir en el solemne y sagrado momento cuando se le da al alma la oportunidad de comprender qué es realmente bueno?  ¿Beneficia al donante del órgano o al recipiente, desde el punto de vista espiritual?

 

 

 

 

 

ALOCUCIÓN PRESIDENCIAL

Radha Burnier, 125ª. Convención Anual de la Sociedad Teosófica

‘The Theosophist’, Enero de 2001

 

En estos ciento veinticinco años muchos cambios han tenido lugar en el mundo, no sólo materialmente sino también en la esfera del pensamiento.  Yo creo, y seguramente ustedes también, que la Sociedad Teosófica ha contribuido de manera muy notable en la producción de estos cambios esenciales para el progreso humano.  De tiempo en tiempo los periodistas preguntan, ‘¿Qué ha estado haciendo la Sociedad Teosófica todos estos años?’  A menudo hay una implicación, cuando los periodistas hacen esta pregunta, de que la Sociedad no ha hecho nada notable para aliviar  el sufrimiento humano: ellos saben que ningún orfanato se ha construido, ni que grandes sumas de dinero se han recolectado y donado para trabajos de beneficencia.  Para tales personas parece como que no hay ningunos efectos visibles que prueben el reclamo de la Sociedad de que es un cuerpo espiritual y filantrópico.  Hay además otros periodistas que, también, desechan actividades tales como dictar conferencias, organizar estudios y discusiones, y difundir literatura, como ocupaciones teóricas que no responden a las necesidades del mundo y sus problemas prácticos.  Por contraste, para los miembros de la S.T. debe estar perfectamente claro que la acción más práctica para una Sociedad como la nuestra es dar un impulso firme para el recto pensar basado en la visión recta de la vida.  Hasta ahora la Sociedad ha dado este impulso calmada y consistentemente.  ¿Continuará haciéndolo?

 

Las actitudes mentalmente rectas surgen fácilmente cuando se penetra en la multidimensional y profunda naturaleza de la vida y sus propósitos.  Nuestros miembros deben darse cuenta de que pensamiento recto y consideraciones rectas son indispensables para la regeneración de la conciencia humana y para que surja una nueva civilización más espiritual, y que todos nosotros debemos trabajar duro para ser capaces de dar una pauta en esa dirección.  Los cambios en el campo mental no ocurren rápidamente porque la mente está pesadamente acondicionada.  El proceso de desacondi-cionamiento implica renunciación a intereses y apegos personales, lo cual no es trabajo de un día.  Por consiguiente nuestro compromiso debe continuar, y como un cuerpo debemos ofrecer aliento y oportunidades para discutir y examinar problemas de la vida con el objeto de tener un profundo discernimiento que conduzca a pensamiento y acción altruistas.  Esto puede parecer teórico e improductivo para los que no ven lejos.  No debiéramos descorazonarnos si la expectativa de resultados rápidos ¾ no resultados permanentes ¾ por parte de otros, no se cumple.  Como todo el mundo sabe, los molinos de Dios muelen lentamente: la regeneración espiritual por la cual nuestra Sociedad está trabajando tendrá lugar sólo por medio de la fe en el esfuerzo paciente y constante.

 

Veamos las condiciones a finales del siglo diecinueve cuando Madame Blavatsky reproclamó las enseñanzas de la sabiduría antigua.  Fuera de India difícilmente había personas que se dieran cuenta de que la vida es una, una totalidad, y que todo es conciencia en este vasto universo.  No obstante, hoy en día, hay mucha gente pensante ¾ filósofos, científicos, ecologistas y otros ¾ que ven interconexiones y fuerzas unificadoras en todo el universo.  Sir Williams Rees, el eminente cosmólogo y Real Astrónomo Británico, dice: ‘Hay profundas conexiones entre estrellas y átomos, entre el cosmos y el micro-mundo.’  Esta nueva pero antigua percepción indica un enorme cambio en el campo del pensamiento, y los teósofos, en gran medida, han estimulado el progreso en esta dirección a través de escritos, conferencias, estudios, contactos personales y, algo no menos importante, ondas de pensamiento.  Los teósofos han ayudado a poner en movimiento vibraciones en la esfera invisible de la mente a través de su contemplación y meditaciones, las cuales han tenido repercusiones sobre la conciencia humana como un todo.  Puede que no hayamos sido los únicos en hacerlo, pero hemos estado en la vanguardia.

 

¿Es deber de los teósofos asistir a reuniones o unirse a Logias de la Sociedad y participar en estudio y discusiones?  Hay algunos miembros que no desean realizar tales ‘deberes’; algunos otros toman tales actividades como parte de una rutina aceptada en sus vidas.  Pero miembros que están genuinamente comprometidos a indagar los misterios de la vida y se han dedicado al alto ideal del progreso y perfección humanos, se reúnen, examinan y buscan juntos ¾ gozosos, no mal dispuestos ¾ con el objeto de despejar el camino para que la luz de sabiduría penetre sus mentes.  La exploración conjunta, la discusión y el estudio serios, no sólo promueven la comprensión individual, sino unifican las mentes.  El Óctuple Sendero enunciado por el Buddha se refiere a recta visión y recto pensamiento; la rectitud viene por medio de profunda indagación y correcta percepción.

 

Es fácil ignorar o desacreditar la importancia del recto pensamiento.  La Voz del Silencio dice: ‘La mente es el gran matador de lo Real.  Que el discípulo mate al matador.’  Esto no significa que podamos vivir negligentemente al nivel empírico de nuestras actividades ordinarias o volver a la inconsciente perfección del estado pre-humano.  En éste último prevalece la inocencia, y funciona la inteligencia de la Naturaleza que llamamos instinto.  Pero a nivel humano la mente tiene un importante papel en la dirección de actividades.  Cuando la mente es personal y auto-centrada, se tuerce el pensamiento y la acción se torna maligna.  Creo que es una mala interpretación de las declaraciones de Krishnamurti imaginar que debe evitarse todo proceso de pensamiento.  En efecto dijo:  ‘Sólo una mente capaz de pensar es la que puede crear un nuevo mundo donde no haya ninguna miseria, ningún dolor.’  Él ciertamente se refiere al recto pensar.  Obviamente no podemos actuar sin pensar y convertirnos en imbéciles.  Pero como con frecuencia dijo él, el pensamiento debe ponerse en su lugar correcto y usar apropiadamente la capacidad de pensar.

 

Muchos de los males de hoy en día tienen su fuente en el pensar incorrecto y en una incorrecta visión del mundo.  Investigaciones han probado que el crecimiento de la violencia en estos días, de la cual somos testigos, se debe, en no pequeña medida, a las escenas violentas presentadas en el cine y a la literatura novelesca en las cuales el crimen y la violencia son el centro.  Por otro lado, la literatura de la antigua India que trata del drama, la danza y otras artes, declara que el arte debe abstenerse completamente de presentar escenas de asesinatos, violencia y sensualidad.  Ellos sabían que el mensaje comunicado a través de tales presentaciones es que la violencia y la gratificación sensual son respuestas apropiadas en muchas situaciones.  El pensamiento toma forma a lo largo de estas líneas y, por consiguiente, ha llegado a convertirse en una realidad diaria en el mundo presente para violar, matar a tiros, poner explosivos que destruyen vidas y cometer otras atrocidades.

 

El pensamiento incorrecto se genera por la ignorancia de las leyes fundamentales del universo y una falsa visión de la vida.  Por ejemplo, la visión generalizada  de que este mundo está compuesto de humanos y otros seres vivientes no relacionados entre sí, con propósitos e intereses separados, no puede sino generar agresión y maldad.  De modo similar, un concepto de la vida en el cual sólo el hombre es importante y los animales, las plantas y otras criaturas se ven como objetos para utilizar, no seres sensibles con sentimientos de dolor, afecto o confianza, resulta en el egoísmo tan característico del mundo moderno.  ¿Por qué es aceptada en tal escala, sin cuestionamiento, la crueldad con seres humanos y animales?  Porque la gente no piensa que tal comportamiento es inmoral.  Su concepto de la vida es que sólo el hombre tiene valor, o podemos decir más correctamente, sólo ciertas clases de seres humanos son considerados realmente humanos.

 

La sabiduría antigua proclama que todo es vida e inteligencia en el universo, incluso los minerales y las cosas aparentemente inanimadas; por todas partes hay respuestas internas de conciencia, aun cuando no las percibamos porque nos falta sensibilidad.  Dolor y gozo, temor y confianza, son las experiencias de todas las criaturas vivientes, por pequeñas que sean. Cuando el pensamiento es recto, está basado en la visión de que estamos en un universo viviente, indivisible; entonces la bondad, la paz y la alegría son una parte natural de nosotros.

 

Recordemos también que todos nuestros pensamientos y sentimientos están comunicados; se difunden en todas direcciones.  A través nuestro otras personas están siendo influenciadas todo el tiempo por nuestros pensamientos buenos o malos.  Más poderosas aun que las imágenes visuales producidas en la pantalla por medio de la cual muchas personas se condicionan, son las vibraciones en el mundo síquico de la emoción y el pensamiento.  La literatura teosófica, incluidos libros tales como El Poder del Pensamiento de Annie Besant y Formas de Pensamiento de C. W. Leadbeater, ha presentado al público importante información acerca de hechos invisibles.  Si no hemos perdido la confianza en las percepciones que nos condujeron a la Sociedad Teosófica, nos daremos cuenta de que nuestros intercambios en reuniones, clases de estudio y conferencias, e incluso en conversaciones y exploraciones informales en la mesa del comedor o durante una caminata, pueden tener un potente efecto sobre la conciencia humana, la nuestra y la de la humanidad en general.  Estamos constantemente purificando y fortaleciendo nuestras mentes e intelecto o haciendo lo contrario; cada día de nuestras vidas estamos vertiendo dentro de la atmósfera mental pensamiento que conduce a verdadero progreso o no lo estamos haciendo.  Estas formas de trabajo teosófico no deben tomarse como un deber de rutina, ni debe debilitarse su importancia.  Son una medida de la responsabilidad que sentimos por el progreso de la humanidad y de nuestra comprensión del trabajo que tenemos en manos.

 

Gentes sabias han enseñado que podemos aprender de todas las cosas en la vida, de los que obran mal como de la gente buena, del dolor como de la alegría.  ‘Ningún hombre es tu enemigo, ningún hombre es tu amigo.  Todos por igual son tus maestros.’  Si alguien obra mal, podemos aprender de él o ella lo que no se debe hacer.  Si una persona es virtuosa y buena, tenemos la oportunidad de imitarla.  Los estudiantes espirituales aprenden de toda cosa, de toda circunstancia, poniendo su atención y su corazón en ello.  Si en una discusión se hace un comentario tonto, éste es un motivo de estímulo para un examen más profundo de la verdad.  Tanto el conferencista torpe como el brillante pueden poner en movimiento preguntas que hacen pensar en la mente de un oyente inteligente y fraternal. Cuando lo que llamamos bueno o malo inflama nuestras energías, rápidamente nos hacemos más maduros y por consiguiente más capaces de prestar servicio a otros.

 

Para tener buen éxito en el estudio de la vida el estudiante debe estar dotado de una mente abierta, sensitiva y alerta.  La participación seria en el estudio teosófico con un espíritu cooperativo, transforma la mente en esta dirección.  La observación de la vida y de las muchas relaciones que tenemos con nuestros semejantes y con el resto de la Naturaleza, también profundiza el conocimiento.; de otra manera podemos aprender superficialmente sin asimilar lecciones necesarias.

 

El énfasis en la Sociedad Teosófica siempre se ha puesto sobre el acceso abierto a la Verdad y las relaciones armoniosas.  Cuando trabajamos juntos en un grupo que es fraternal y armonioso, las vibraciones producidas en los mundos internos son fuertes y benéficas.  La mala voluntad y la aspereza de cualquier clase tienen el efecto contrario.  En su ensayo sobre Ocultismo Práctico Madame Blavatsky repetidamente enfatiza la importancia de que los estudiantes estén en paz con todo, y la necesidad de que estén a tono con cada uno, eliminando todo pensamiento hostil.  Trabajar unidos en un espíritu completamente fraternal, con mentes abiertas y sensitivas a la verdad, venga de donde viniere y en cualquier forma que pueda presentarse, es la característica del real trabajo teosófico.  No es difícil mantener gentes agrupadas por medio de creencia en dogmas, o seguir ideas y filosofar sin experimentar universalmente relaciones fraternales.  La Sociedad Teosófica tiene una condición extraordinaria para estar en la vanguardia del pensamiento mundial porque en ella puede encontrarse aliento para estar abiertos en la búsqueda de la Verdad, y para tener un corazón amplio y compasivo.  Sólo un cuerpo así, de gente entrenada para tener un espíritu de universalidad, y para inquirir profunda-mente en los misterios de la vida, puede estar en la vanguardia del progreso.

 

 

 

 

DESDE EL MIRADOR

Radha Burnier, ‘The Theosophist’, noviembre de 2.000

 

La Teosofía no es una religión, es religión per se; la Teosofía es la Religión-Sabiduría en el corazón de todas las religiones, que se encuentra cuando todas las incrustaciones, interpretaciones falsas y supersticiones se dejan de lado; la verdadera religión y la verdadera filosofía deben ofrecer la solución a todo problema; la Sociedad Teosófica fue escogida como la piedra angular, el fundamento de las futuras religiones de la humanidad.  Estas declaraciones son conocidas por todos los estudiantes de la literatura teosófica y por todos los miembros serios de la S.T.  Pero sus implicaciones para el trabajo de la Sociedad, especialmente para el papel de la Sociedad en el futuro, no es comprendida  por la mayoría de los miembros.  Obviamente el nombre ‘Sociedad Teosófica’ no fue escogido vanamente ni sin intención.  Él define la conexión entre el cuerpo de personas que compone la Sociedad y el conocimiento trascendental que es la Religión-Sabiduría, y el camino de vida de propia abnegación que abre el alma a lo Eterno y la prepara  para que sea una servidora compasiva y sabia del afligido mundo.

 

La falta de tal comprensión resulta en una tendencia a considerar a la Sociedad como una asociación ordinaria de hombres y mujeres, en conjunto bien intencionadas e idealistas, pero nada más.  A veces se oyen quejas acerca de cuán difícil es atraer nueva gente a la S.T. porque muchos otros grupos ‘ocultos’ y ‘esotéricos’ han tomado información de nuestra Sociedad y la han presentado en una forma distorsionada e incluso sensacional para capturar la atención.  Tal es en gran medida el caso en relación con el concepto de los Maestros de la Sabiduría y la Jerarquía Oculta de Seres Perfectos.  Sin embargo, no hay ninguna justificación para descorazonarse.  La S.T. tiene ante sí una renovación de energía y una nueva era de espléndido trabajo, siempre y cuando los miembros no se estanquen al nivel de ideas e información.  Éste es el momento para que la S.T. irradie a mentes receptivas con un espíritu vigorizador, universal, religioso, y se mantenga fiel a las elevadoras implicaciones del nombre dado a la Sociedad.

 

El primer objeto de la S.T. es filantropía.  El verdadero teósofo es un filántropo ¾‘no por su bien sino por el mundo en que vive’.  Esto, y la filosofía, la recta comprensión de la vida y sus misterios, darán la ‘base necesaria’ (para encontrar esferas de influencia) y mostrar el recto sendero.

 

Este consejo del Maestro K.H. está seguido por su comentario de que la necesidad absoluta es por la doctrina del corazón como opuesta a la doctrina del ojo.  Sólo esto puede ayudar para rescatar al mundo de sus sufrimientos morales y espirituales.

 

Es mucho lo que está implicado en los Objetos de la Sociedad: la auto-abnegación que es la base de una verdadera conciencia religiosa; un espíritu dinámico y altruista  dedicado a descubrir la solución correcta para los sufrimientos morales y espirituales de la humanidad; y el compromiso de hacer los sacrificios necesarios para penetrar el misterio de la vida, particularmente la naturaleza del yo.  Al presente, los Objetos de la S.T. son practicados de manera superficial porque los miembros raramente son conscientes de que están conectados con el fermento de la mente humana por medio de una orientación religiosa e incluso un fervor religioso ¾en el más amplio sentido de la palabra ‘religioso’.

 

El materialismo es rampante hoy día, aunque de alguna manera diferente del materialismo del tiempo de H.P.B., porque no está apoyado por la corriente avanzada del pensamiento científico.  Sin embargo, el éxito de la tecnología ¾que alimenta en exceso los instintos de búsqueda de placer, la adquisición y el auto-centrismo ¾hipnotiza a las gentes haciéndoles creer que las irrealidades a las cuales se adhieren son reales y dignas de poseerse.

 

La tecnología intensifica la codicia llenando los mercados con tentadoras mercancías y usando eficientes técnicas para lavar cerebralmente a millones de personas para que compren más y más.  El consumismo no sólo daña el ambiente sino agrava  la violencia y el egoísmo del ‘hombre animal’.

 

Pueden darse muchos ejemplos de cómo los rápidos cambios externos producidos por la ingenuidad humana están condicionando completamente a los seres humanos para que olviden sus propias posibilidades divinas, y giren y giren como retardados mentales en círculos de placer, ambición e ilusión.  El materialismo, como también la religión dogmática, que suprime la investigación y la comprensión inteligente, están privando a la humanidad del contacto con su alma ¾esto es, con su naturaleza superior.  ‘Cuando la sal ha perdido su sabor, ¿con qué se salará?’.

 

Lo que el mundo necesita desesperadamente es religión en el verdadero sentido ¾ Teosofía ¾ que es viviente, que es una evocación y una profunda conciencia de vida como un todo indivisible.  Todos nuestros estudios y actividades deben conducir a una unidad ‘que sea tan universal y que todo lo abarque, que ningún hombre, como ninguna partícula ¾ desde los dioses y mortales hasta los animales, la brizna de hierba y el átomo ¾ puedan estar fuera de su luz’.

 

Para llegar a ser la piedra angular de las religiones del mundo, la Sociedad Teosófica debe infundir un espíritu tal en el corazón humano que signifique que los miembros mismos deban inspirarse para vivir la Teosofía, no meramente estudiarla y profesarla.  En el nivel externo, cada persona debe expresarse de manera individual, apropiada para la energía creativa que fluye de su interior.  Las formas que expresan sentimientos religiosos tales como reverencia, aspiración y auto-entrega, tienen limites para el cambio.  Pero las formas dejan de ser importantes y cesan de dividir a las personas cuando se realiza que la verdadera religión existe sólo en el plano de la conciencia, y que un corazón puro e inegoísta, y una mente abierta y no condicionada son su fundamento.

 

La conciencia ha florecido gradualmente durante el largo proceso evolutivo, inicialmente con el desarrollo de los sentidos, después de las emociones y la mente, y más adelante con los notables poderes intelectuales humanos que los seres humanos muestran en la presente etapa.  Pero, funcionando como lo hace sin la luz de Buddhi, el intelecto es ciego, andando a tientas sin éxito en busca de soluciones de problemas tales como la guerra, la pobreza y la inmoralidad.  Es incapaz de ver que la dirección espiritual es la única que liberará a la humanidad de cometer repetidamente graves errores.  Como menciona el Bhagavad Gitã, la mente se ramifica en muchas direcciones que se contradicen entre sí y por consiguiente crea confusión y sufrimiento.  Pero Buddhi es decisivo, porque es claridad de conciencia, una percepción que es holística y basada en la naturaleza unitaria de la existencia.

 

El bienestar futuro de la humanidad se basa en dirigir energía para despertar a Buddhi, llamado algunas veces intuición.  La intuición no es una corazonada; no puede funcionar mientras el yo personal, que es el producto de la mente separativa, esté activo y dominante.  El yo personal debe morir y dejar lugar a una nueva conciencia, si ha de haber verdadero progreso.

 

La ‘Escala de Oro’ que conduce al Templo de la Sabiduría, indica brevemente el camino para la percepción espiritual sin velos que iluminará el intelecto todavía desequilibrado y transformará sus propósitos y actividades.  Estas guías son esenciales para comprender cómo deben los Teósofos trabajar y actuar, y no ser negligentes.  Cada frase debiera investigarse concienzudamente en lo tocante a su significado y ponerse en práctica.  Podríamos tomar como un ejemplo la primera frase solamente, que parece ser tan simple como para necesitar alguna explicación o esfuerzo.  ¿Pero lo es realmente?  En efecto, el pleno significado de pureza en pensamiento, palabra y obra, sólo puede empezar a comprenderlo una persona después de años de vivir atentamente y plenamente consciente de que estamos de continuo influyendo sobre el mundo ¾ beneficiándolo o perjudicándolo ¾ por la pureza o impureza de las vibraciones que salen de cada parte de nosotros.

 

Una vida limpia se caracteriza por una integridad absoluta y una actitud incambiable de indañabilidad hacia todos los seres vivientes, y por no requerir para uno mismo más de lo que es esencial para vivir sencillamente.  También implica un sentido de equidad y respeto por todo lo que pertenezca a la Naturaleza, y presteza para servir.  Vida limpia en lo poco puede estimular mucho para vivir rectamente; esto depende del nivel de sinceridad y devoción en los que la practican.  Aunque los miembros de la Sociedad Teosófica son relativamente pocos en número, si hay seriedad real en ellos, el mundo será ayudado para cambiar.

 

Mente abierta, corazón puro, intelecto despierto ¾ cada uno de estos peldaños debe ser examinado, sus múltiples implicaciones comprendidas y vividas diariamente.  Este trabajo no debe estar medio guardado en el corazón o recordado y emprendido ocasionalmente.  Debe ser central en la vida de los miembros.

 

Con paciencia y perseverancia, debemos prepararnos para el alborear de la luz de Buddhi en nosotros y en la humanidad.  La Sociedad Teosófica está singularmente dotada para ayudar al progreso en esta dirección.

 

 

 

 

ADVERTENCIAS PREMONITORIAS

Radha Burnier, ‘The Theosophist’, junio del 2.001

 

La conciencia humana difiere de la conciencia en las criaturas menos evolucionadas en muchas maneras.  Por ejemplo su habilidad para ver conexiones es mucho mayor que la de los animales y puede extenderse para abarcar todo el universo.  El sicólogo promedio puede ver una conexión entre los problemas mentales de un paciente y las experiencias de la primera infancia del paciente, pero una persona espiritualmente avanzada puede ver cómo el problema se desarrolla a través de varias encarnaciones.  De manera similar, toda persona inteligente tiene alguna visión previa de las consecuencias futuras de ciertos tipos de acción en el presente, pero la conciencia iluminada de un vidente o de un sabio percibe claramente incluso detalles del mapa panorámico del futuro, que la persona promedio no puede.  Se dice que tanto el pasado como el futuro son como un libro abierto para el Adepto.

 

Nuestro Ser inmortal es casi omnisciente porque es uno con la conciencia atemporal universal en la cual toda pequeña cosa se origina.  Cuando los más elevados y más bajos estados de conciencia de un individuo se fusionan, puede recordarse todo lo que ha existido por siempre, y posiblemente puede percibirse todo lo que pueda llegar a ser en el futuro.  H.P.B. parece haber sido una visionaria en relación con muchas cosas debido a la extrema sensibilidad de su conciencia y al flujo de campos superiores del conocimiento que todo lo abarca.

 

En un tiempo en que nadie en el mundo occidental era consciente del peligro de inculcar la competencia y la rivalidad, H.P.B. hizo una aguda advertencia (Ocultismo Práctico).  Posiblemente ella vio por adelantado cómo las actitudes y estilos de vida occidentales se diseminarían, y cómo por inculcar y fomentar el espíritu de competencia incluso a los estudiantes para descollar siempre sobre los otros, podrían causarse estragos en la sociedad.  J. Krishnamurti se extendió largamente sobre este tema, que H.P.B. mencionó en el último cuarto del siglo diecinueve.  H.P.B. también señaló hace más de un siglo, cuando las mujeres eran más decorosas y protegidas, que el principal impedimento bajo el cual labora el sexo femenino, parte del hecho de que ellas son meros objetos de lujuria, no compañeras o iguales, y lo que es peor, que las mujeres aceptan este papel degradante y ‘se ocupan principalmente en hacer sus encantos físicos más atractivos’.  Desde su tiempo ha habido una tremenda agravación de estas tendencias.  Crecientemente mujeres hacen un vulgar despliegue de sus ‘encantos’ y hombres las explotan sin inhibición bajo la moderna bandera de la falta de respeto por la tradición y las buenas costumbres.  Para las mentes occidentales, el sistema del talento parece pasmoso, como ciertamente lo es.  Pero ellos tienden a ignorar completamente la abyecta degradación efectuada por el énfasis en la atracción sexual y en las vulgares exposiciones de toda clase.

Las advertencias de hace mucho tiempo de H.P.B. son testimonio de su previsión.  Su mente altamente perceptiva podía ver en pequeñas tendencias el comienzo de vastos problemas.  ¿Podemos ver por fin ahora que la competitividad, la sensualidad y el materialismo de la actualidad están en la raíz de sus inmensos males?

 

 

 

 

 

EL ELEFANTE Y LA HORMIGA

Radha Burnier, ‘The Theosophist’, julio del 2.001

 

En el libro sagrado de los Sikhs (el Gurú Granth Sahib), pueden encontrarse muchos relatos interesantes del Gurú Nanak y de sus sucesores.  Entre ellos está el siguiente:  Dios es como azúcar esparcida sobre la tierra.  Un gran elefante no puede recogerla pero las pequeñas hormigas sí.

 

Cuando aspiramos a ser grandes elefantes, perdemos la dulzura de la vida en la tierra que sólo un mente simple experimenta y disfruta.  Una mente mundana no puede ser simple ¾excepto en el sentido de ser torpe, crédula o subdesarrollada.  La mente se vuelve verdaderamente simple cuando está libre de los turbulentos y complicados pensamientos emociones y a los cuales da nacimiento el auto-centrismo; estos son los productos de propósitos y valores egoístas y materialistas.  La simplicidad no es asunto de tener sólo unos pocos vestidos o vivir en una choza o bajo el cielo.  Existe en la mente que no se disipa en lo no esencial.

 

Cuando estamos centrados en el yo, tendemos a conectar la mayoría de las cosas con nosotros.  Leemos motivos en las palabras de otras personas y presumimos que ellas deben estar hablando de nosotros.  Porque el mundo dice que debemos elevarnos sobre los demás, permitimos que temor, ira e insatisfacción crezcan como llagas cancerosas dentro de nosotros.  Por otro lado, una mente sencilla libre de trabas es clara y pacífica.  Nunca está turbada por los antiguos pensamientos y emociones a los cuales dieron nacimiento las preocupaciones e intereses del yo.  De aquí que grandes instructores enseñaron la necesidad de no sólo vivir simplemente sino de ser internamente simples.  También ellos pusieron profundas verdades en palabras sencillas, en metáforas y parábolas que tocaron los corazones de sus oyentes.  Tomás de Kempis escribió:  ‘Cuanto más un hombre está unido dentro de sí consigo mismo, y se vuelve más sencillo internamente, tanto más y mayores cosas entiende sin trabajo...’

 

En los Yoga Sutras se dice que la Pranava o sílaba sagrada Om representa a Isvara, la realidad que sustenta la creación, el azúcar que endulza la tierra.  Se dice que la meditación sobre esta realidad puede ayudarse, por lo menos al principio, repitiendo la sílaba o sonido que la representa, es decir, Om.  Tal japa o meditación fue enfatizada en ciertas tradiciones espirituales, incluida la de los Sikhs.  Sin embargo, la mente complicada, encontrando esto demasiado sencillo, ha inventado teorías y convenciones acerca de cuántas veces debe repetirse el divino nombre, por quién, cuándo, etc.  La repetición o japa a llegado a ser una formalidad y no un trampolín para experimentar el carácter sagrado de la existencia, que los videntes del Upanishad denominaron la Verdad de verdades.

 

Recordemos que así como el azúcar se mezcla en la tierra, la sustancia divina todo lo penetra.  No permitamos que la mente mundana, idealizada por una imagen de sí misma que ocupa el centro o por lo menos una parte del escenario, nos extravíe.

 

Puesto que somos frágiles, estamos propensos a distraernos y confundirnos.  Ejercicios tales como la repetición verbal de una frase o un nombre sagrado y leer literatura espiritual, son ayudas que buscan recordarnos que el esplendor de la vida existe invisible en los corazones de todos los seres vivientes como ‘la crema en la leche’.  Sri Krishna dice en el Gitã ‘Yo soy la vida en todos los seres’.  Y los que saben dicen, como dijo Nanak:  ‘Duermo sintiéndome feliz, me despierto feliz, vivo cada día felizmente sin angustia o ansiedad’; lo cual es similar a la declaración de Jesucristo:  ‘Mi yugo es suave y mi carga ligera’.  En presencia de lo Real, el miedo y la ansiedad se disuelven.

 

Una mente que no está preocupada ni cargada de ambición, la mente simple, es la que empieza a sentir y luego a conocer lo Real.  ¿Por qué permitimos que estemos agitados por trivialidades?  Pronunciamos palabras que realmente no pretendimos decir.  ¿Por qué entonces no simpatizamos con otros que también dicen lo que no pretenden?  ¿Por qué no elevarnos por encima de la confusión dentro y fuera de nosotros?  Meditando sobre el elemento divino que está en el corazón de toda vida, como la hormiga que gusta el azúcar en la tierra, la mente se acerca a la verdad y se vuelve libre, calma y clara.  a

 

 

 

 

 

 

DISCURSO INAUGURAL

Radha Burnier, ‘The Theosophist’, agosto de 2001.

En la ceremonia para asumir el Cuarto Término en el Cargo

de Presidenta de la Sociedad Teosófica.  Adyar, 15 de julio de 2001

 

Es con un sentimiento de humildad y conciencia de la gran responsabilidad puesta sobre mí como Presidenta de la Sociedad Teosófica que he aceptado un cuarto término del cargo.  Comenzando con el Coronel Olcott y continuando con Annie Besant, hemos tenido como Presidentes y líderes hombres y mujeres con dotes excepcionales, que dieron el tono para el trabajo de la Sociedad.  Su ejemplo y disertaciones mostraron cómo la luz de la Teosofía ilumina todo campo de la actividad humana.  Sus pensamientos y trabajos han inspirado a generaciones de personas de todo el mundo para que se entreguen al bienestar del mundo en lugar de a su interés personal; todos ellos a su turno han movido a otros a vivir cuidadosa e inegoístamente, y a hollar el sendero de perfección que es universal, sin ortodoxias, dogmas y rituales sin sentido.  Se necesita valor para romper viejas costumbres y prácticas anticuadas, y todos los teósofos notables fueron personas valerosas que labraron nuevos surcos en los campos de la religión, de la educación, de las relaciones sociales, e incluso de la política.  Rindo homenaje a todos mis distinguidos predecesores y sinceramente espero probar que soy digna de ellos y de la confianza depositada en mí por los miembros que me han elegido nuevamente.

 

Algunas veces, parados en la bella playa de Adyar, podemos ver una embestida de agua hacia la orilla que es arrastrada de nuevo quieta e invisiblemente hacia el océano por una fuerte corriente bajo la superficie.  De pronto hay un dramático choque entre la poderosa marejada hacia la orilla y la corriente no visible que devuelve la masa de agua.  El choque lanza las olas hacia arriba y luego caen con estrépito.  Esto parece un símbolo de cómo la mente humana repetidamente se precipita hacia las arenas y rocas secas de la existencia sensoria y material, sin darse cuenta de que no puede escaparse de la poderosa energía invisible que la empuja de regreso al vasto océano de la realidad.  El choque entre estas corrientes cruzadas, periódicamente resulta en catástrofes que perturban la mente humana y la sociedad humana ¾pero, por fortuna, ¡sólo temporalmente!

 

Tales son los tiempos cuando los retos son más intensos y las oportunidades mayores.  Todo en la vida nos está ofreciendo oportunidades todo el tiempo, pero en pequeños modos.  Y toma un largo tiempo, incluso muchas encarnaciones, para llegar a ser conscientes de que aun los pequeños encuentros con personas, objetos o situaciones, tanto placenteras como aparentemente desagradables, son parte del benevolente esquema de la Naturaleza para despertar conciencia y abrir los corazones de los hombres a las verdades de la vida.

 

Hoy estamos siendo testigos de una prisa ciega por poder, riqueza y diversión, sin consideraciones morales y éticas.  La violencia, crueldad, corrupción y egoísmo no tienen precedentes debido a que nuestra era tecnológica hace un sistema de todo y se fabrican cada día herramientas más eficientes para ser usadas benéfica o maléficamente.  Sin embargo, al examinar agudamente los terribles resultados de la lucha que el hombre moderno lleva a cabo contra las leyes y designios de la Naturaleza, nuestra era suministra una oportunidad excepcional para una comprensión más profunda del problema humano ¾ el problema del egoísmo en lucha contra el universo.

 

Krishnamurti a menudo habla de la mediocridad como si fuera un pecado, o incluso un crimen.  Podemos decir que la mediocridad es insensibilidad de la mente, su falla para responder a las sencillas oportunidades de la vida diaria que allanan el camino para el despertar espiritual.  Encerrada en una concha de egocentrismo, tal mente es insensible y tarda para responder a los desastres y a las señales de peligro.  La lección de la historia del siglo veinte es que la mayoría de la gente hace cosas terribles ¾ matar e incluso torturar, espiar y traicionar a familia y amigos ¾ porque todo el mundo lo hace.  La abominable crueldad  practicada sistemáticamente sobre seres humanos y animales es tolerada sin un murmullo por la mayoría de la gente porque es la norma de la época.  Pocos se levantan para afirmar que lo que es incorrecto no se vuelve correcto porque un millón de personas lo hagan.  La cultura de hoy día, si puede llamarse cultura, está privando a esas facultades de poner al corazón humano en contacto con la fuente de la vida y de la salud.  Como declara Luz en el Sendero: ‘Quien busca el mal, se niega a mirar dentro de sí mismo, cierra sus oídos a la melodía de su corazón.’  Tal melodía está en todo corazón humano, profundamente oculta, tal vez silente, pero está allí.

 

En los tempranos días de la Sociedad Teosófica, miembros fueron advertidos por un Adepto:

 

La Sociedad, como un cuerpo, tiene una tarea ante sí, que, a menos que se lleve a cabo con la mayor discreción, será causa de que el mundo del indiferente y del egoísta se levante en armas contra ella.  La Teosofía tiene que luchar contra la intolerancia, el prejuicio, la ignorancia y el egoísmo, ocultos bajo el manto de la hipocresía.  Tiene que lanzar toda la luz que pueda de la antorcha de la Verdad, de la cual sus servidores están encargados.  Esto debe hacerse sin temor o vacilación, sin miedo a la crítica o a la condenación.  La Teosofía, a través de su vocera, la Sociedad Teosófica, tiene que decir la Verdad en la misma cara de la mentira; enfrentar al tigre en su madriguera, sin pensamientos de temor o malas consecuencias, y mantenerse firme a despecho de calumnias y amenazas.

 

En efecto, muchos miembros de la Sociedad lucharon por causas que fueron ridiculizadas en su época ¾ ellos afrontaron calumnia y sarcasmo.  Pero el trabajo de la Sociedad Teosófica no es meramente tratar de rectificar los males y errores de la sociedad humana, sino también animar a sus miembros a ir a la raíz de los problemas humanos, encontrar y comprender su origen dentro de ellos mismos y aprender a elevarse por sobre las ilusiones de la mente acondicionada.  Sin tal acción no es posible para la humanidad llegar a heredar los vastos dones y potencialidades creativos de la sabiduría inherente en la conciencia.

 

Uno de los Objetos de la Sociedad es investigar las leyes ocultas de la Naturaleza y los poderes latentes en el hombre.  ¿Cuáles son estos poderes?  A menudo la respuesta señala hacia trivialidades.  Pero hemos llegado a un estado en la historia humana en donde no es suficiente emprender investigación síquica y llegar a algunos logros superficiales acerca de la telepatía y otras habilidades que pueden clasificarse como poderes o siddhis inferiores.  Tenemos que reconocer el profundo significado de las palabras de este Objeto, y estudiar sinceramente nuestros corazones y los de nuestros semejantes, con el fin de evitar engañarnos constantemente en la creencia de que las irrealidades son reales.  Lentamente, en la medida en que nos sumergimos en las tranquilas profundidades de nuestra propia conciencia, puede llegar el comienzo de la reflexión sobre los profundos secretos de la Naturaleza, ocultos en las dimensiones internas materiales y sutiles tanto del hombre como del universo.

 

Si el universo es un misterio, es aún un misterio más grande el que la evolución haya llegado a la mente humana con su incontrolable aspiración de conocer la verdad y también amar la verdad.  Con la pérdida de la fe en la religión organizada con todas sus supersticiones y énfasis en la autoridad, la gente en general ha llegado a confiar sólo en las verdades de la ciencia, acumuladas por la observación del universo objetivo.  La posición ha cambiado ahora con el reconocimiento de que el observador tiene un impacto directo sobre lo que observa.

 

La vida no es un grito, es una canción, dicen los Seres Sabios.  Tras el sufrimiento y el caos, hay un plan y propósito, dice la Teosofía.  ¿Podemos saber si esto es un hecho?  Sólo encontrando la verdad dentro de nosotros, y rompiendo las barreras internas para la percepción.  Las palabras ‘fraternidad universal’ generalmente se han tomado para significar que debemos comportarnos en una manera imparcial, amistosa y amable.  Pero es mucho más que eso; una verdadera fraternidad es un cuerpo viviente o núcleo que es regenerativo.  La Fraternidad Universal de la Sociedad Teosófica no debe ser una condición pasiva, sino un poder dinámico armonizador que todo lo abarca en un estrecho parentesco.  Ese parentesco es a un nivel profundo; es ‘la mezcla espiritual y síquica del hombre con la naturaleza’ que revela la verdad que yace oculta bajo los objetos de sensación y por su medio promueve el espíritu de unidad y armonía.  La fraternidad universal regenerativa es el fundamento para el surgimiento de un sentimiento religioso no sectario y no autoritario entre las gentes del mundo, que contrarreste la fútil tendencia materialista.

 

En las cartas de los Maestros se hizo la declaración: ‘La ciencia moderna es nuestra mejor aliada.  Sin embargo es esa misma ciencia con la cual generalmente se fabrica el arma para romper nuestras cabezas.’  Desde entonces la ciencia ha hecho grandes avances.  Está surgiendo un nuevo cuadro en la medida que una moderna generación de investigadores y pensadores en el campo científico está presentando puntos de vista que tienden a quebrantar el rígido materialismo de los dos últimos siglos.  Este cambio en el pensamiento científico ayuda a introducir en la humanidad un sentido fresco de responsabilidad por el bienestar de la tierra y todos sus habitantes.  Escritores bien conocidos como el Profesor Lewis Thomas están sugiriendo que el proceso evolutivo ha estado sostenido, desde el tiempo de los primeros microbios, por un sistema de cooperación, comunicación e interconexión en la Naturaleza, y no por una amarga lucha por la supervivencia como la gente ha creído por más de un siglo.  Otros dicen que no debe darse por sentado que la violencia es dominante en la Naturaleza; el altruismo y la ayuda mutua son en gran medida una parte del orden de la Naturaleza.  El Profesor Charles Birch enfatiza el lugar de los sentimientos de compasión y simpatía y la existencia de propósito en la Naturaleza.  El concepto de que hay una inteligencia y poder universal inescrutable, al cual podemos llamar Dios, ya no es nunca más totalmente inaceptable para los científicos.  Toda una corriente de pensamiento fresco que fluye de la comunidad científica promete alterar la educación que recibirán futuras generaciones.  Ciertamente la ciencia puede llegar a ser la aliada de la Religión-Sabiduría; la verdadera conciencia religiosa puede posiblemente retornar al mundo por la puerta de atrás de la ciencia!

 

La Teosofía es en esencia ciencia y religión.  Es un llamado para que usemos nuestra razón para comprender la vida en sus variados aspectos, conociendo muy bien las limitaciones de la razón.  Pues se necesita algo más que la razón para captar la esencia de una flor, una canción, una persona, para captar la verdad del vasto universo viviente del cual somos una pequeña parte.  Como dijo Annie Besant: ‘La Verdad debe llegar a cada individuo como resultado del estudio, la reflexión, la pureza de vida y la devoción a altos ideales.’  Todos nosotros debemos practicar el arte de vivir y aprender la ciencia de la vida para cumplir con éxito los propósitos y objetos de la Sociedad Teosófica.  a

 

 

 

 

 

 

LOS MALES DE LA OPULENCIA

Radha Burnier, tomado de ‘Selección Teosófica’ de mayo de 1989

 

En ciertos países del mundo actual la gente tiene lo mejor de todo.  Incluso en países pobres del Tercer Mundo un sector de la población goza de riqueza que está enteramente fuera de proporción con las posibilidades de vida de la persona común y corriente.

 

En un mundo ostentosamente consumista, como lo indicó hace poco un periodista, hay más y más gente ‘para quienes las virtudes tradicionales de usar la riqueza con discreción ya no tienen ningún sentido; tienen dinero y lo usan ostensiblemente.

 

Sin embargo la opulencia trae sus propios males.  Un considerable número de drogadictos pertenece a familias ricas; el dinero ha hecho sus vidas menos y no más significativas. El empalagamiento los deja aburridos y perdidos.

 

En comentarios hechos recientemente sobre la sorprendente cantidad de analfabetos en un país como los Estados Unidos de América, si dio como una razón para que ellos no quieran ser educados ‘la falta de objetivos ocasionada por la prosperidad’.  No asistir a la escuela, aficionarse a las drogas y no aprender a leer, se dice que son cosas interrelacionadas.

 

La persona corriente equipara el lujo y la riqueza con la buena fortuna; pero desde el punto de vista del desarrollo espiritual eso no puede ser más afortunado que la pobreza.

 

Una película sobre la vida del último Emperador de China y los relatos de su vida hacen descollar notablemente cómo los poderosos y ricos pueden ser cautivos de las costumbres y de la necesidad de aparecer como lo que otros esperan de ellos.

 

La posesión de riqueza plantea un peligro constante para el que la tiene.  La vanidad se apodera de él.  Puede enamorarse del placer hasta tal punto que quede como un ciego incapaz de ver cómo vive y lucha el resto del mundo.  Y así vemos que algunas personas en los países ricos declaran que en otras partes del mundo las gentes son pobres porque les gusta ser así.  También le es difícil a los opulentos saber qué afecto es genuino y cuál no lo es.

 

El contento no viene necesariamente con la riqueza, pues al compararse ellos mismos con los que son todavía más opulentos hasta los ricos pueden sentirse pobres y descontentos.  Aunque en Japón hay muchísima riqueza, las encuestas entre los ricos muestran que un alto porcentaje de ellos piensan que no están particularmente bien; y un economista ha acuñado la expresión ‘seudo-pobreza’ para describir esto.

 

De suerte que, desde el punto de vista interno, la opulencia no es generalmente una bendición.  Las tentaciones y frustraciones pueden ser tan grandes que hagan de la riqueza un obstáculo para el desarrollo moral y espiritual.  De hecho, a una persona que se desarrolla internamente a pesar de la desventaja de posesiones, se la puede considerar afortunada.

 

Naciones enteras y clases de gentes difícilmente puede esperarse que emerjan sanas y puras a través de la adversidad de la riqueza, por lo menos en la etapa actual de evolución.  Como andan perdidos en el insensato consumismo y la conformidad a las tendencias corrientes, la decadencia ya ha comenzado.  Los signos de decadencia pueden verse en la violencia, el alcoholismo, la drogadicción y la enorme brecha entre los pobres y los ricos en la sociedad actual.  a

 

 

 

 

 

LA AMENAZA DEL CONOCIMIENTO

Radha Burnier, ‘The Theosophist’, octubre de 2001

 

El tiempo está mostrando más claramente y con mayor urgencia que la posesión de conocimiento no es una bendición irrefutable.  El conocimiento es poder, y el poder corrompe la mente.  El espantoso ataque reciente contra los Estados Unidos es una prueba muy convincente de que el conocimiento ¾técnico, científico, o cualquier otro¾ puesto en manos perversas o indignas, puede ser una amenaza para todo el mundo.  Unas pocas chispas o una pequeña llama, llevadas por el viento, pueden causar gran devastación; así también, unas pocas personas estúpidas o llenas de odio, armadas de habilidades y conocimientos modernos, tienen el poder de causar daño inimaginable tanto a la tierra como al progreso de la humanidad.

 

Sin embargo, existe el hecho de que la expansión del conocimiento y su transferencia a un inmenso número de personas es imparable.  Cuantas más personas reciben educación, lo cual no era el caso en épocas pasadas pero sí lo es hoy día, un creciente número ¾incluidos jovenzuelos inmaduros, los inclinados a la criminalidad, y los mentalmente trastornados¾ tendrán libre acceso al conocimiento.  Hoy, el conocimiento no está al alcance sólo de los pocos, en pequeñas agrupaciones, a través de lentos procesos de comunicación; se le está dando a gran número de personas en cantidades inasimilables, de manera desintegrada e incluso distorsionada mentalmente.

 

¿Es deseable o no la divulgación del conocimiento?  pregunta Annie Besant en su muy instructivo artículo sobre ‘Ocultismo’.  Su propia respuesta es: ‘Si el conocimiento se traduce en servicio humano, sí; pero si ha de incrementar la miseria humana, no.’  Pero si no se puede dar marcha atrás ni al avance del conocimiento ni a la divulgación de la información, ¿cómo podremos estar seguros?

 

El peligro no vendrá sólo de los terroristas y sus acciones perversas.  Peores amenazas pesarán sobre nosotros de académicos y científicos engreídos, anhelosos de superar o perturbar la Naturaleza por medio de sus propias creaciones grotescas.  Nuevos tipos de gérmenes resistentes, nuevas enfermedades, cerebros genética o quirúrgicamente modificados, en muchas formas y matices puede surgir Frankenstein de un exceso de información en la humanidad.  ¿Qué vamos a hacer?

 

Los productos del estudio y la investigación en el campo de lo que ordinariamente se conoce como ciencia plantea suficientes amenazas para poner a la humanidad a prestar atención y pensar de nuevo, si definidamente está inclinada a pensar y no simplemente a perecer bajo sus propias maquinaciones.  Hay indicaciones de naciones metidas en ‘ciencias ocultas’ como telepatía y control de la mente, con el objeto de dominar a sus enemigos.  La amenaza del conocimiento que poseerán, si  tienen algo de éxito en esta dirección, es imponderable.  La mitología ofrece indicaciones de situaciones así.  El gran oponente de la encarnación divina, Rãma, en la obra épica Rãmãyana fue armado con poderes mágicos por virtud de las severas austeridades que realizó, y se hizo necesaria la intervención divina para destruir su poder.  Todos los que adquieren poder por medio del conocimiento tienen que disciplinarse de un modo u otro con el objeto de progresar en su propio campo.  Pero los que tienen poderes superfísicos deben, como dice la Dra. Besant, ‘vestirse con la armadura de la pureza y el yelmo del inegoísmo’.  Sus motivos deben ser incuestionablemente altruistas, o de otro modo se convertirán en parte de las hordas de Satanás.

 

Desde este punto de vista la sociedad humana ha fallado, alborozada por el progreso ilusorio hecho en el siglo pasado, y por la identificación del progreso con el creciente conocimiento y su divulgación a las masas.  Ninguna reflexión se

ha hecho sobre la cualidad de la mente que usará como una herramienta el conocimiento cada vez más poderoso.  Paradójicamente, la sociedad ha adoptado la consigna de la ciencia y se enorgullece de que es ‘libre’.  Se han producido químicos mortales, profanado ambientes naturales, explotado animales y oprimido gentes indefensas, sin ningún pensamiento de bien o mal.  En una sociedad ‘libre’ todo es permisible.

 

¿Qué haremos ahora cuando comenzamos a despertar a la amenaza ante nosotros de terroristas y otros totalmente irresponsables pero expertos técnicamente que toman la ley en sus propias manos?  ¿Será acaso posible lograr el despertar moral con el avance del conocimiento?  Este es un punto crucial de los tiempos modernos que no podemos darnos el lujo de desatender. a

 

 

 

 

 

PREGUNTAS Y RESPUESTAS

Radha Burnier, ‘The Theosophist’, enero de 2000

 

Pregunta:  Los incidentes en la vida de un hombre son debidos a su karma, pero, ¿qué causa el sufrimiento en el caso de los animales?

 

Como dijo H.P. Blavatsky en La Doctrina Secreta, karma es la ley o el principio  por el cual se restaura el equilibrio cuando quiera que se ha perturbado.  El universo o universos ¾todo en la manifestación¾ es un estado de maravillosa armonía y equilibrio.  Toda armonía es equilibrio, pero no equilibrio en un sentido como nosotros pensamos, esto es, un balance entre dos cosas.  No es algo tan simple.  Es tan extraordinariamente complejo, vasto e inimaginable, con miríadas y miríadas de manifestaciones en esa manifestación.  Y cuando ocurre algo que perturba este equilibrio, recobra por sí mismo su balance  Es un universo que se auto-organiza, y a eso lo llamamos karma.  ¿Cómo podemos nosotros, con nuestra estrecha visión, con nuestras limitadas percepciones, comprender todo esto?  No somos conscientes de esa armonía, y no somos conscientes cuando se crea el conflicto, aun en nuestro círculo inmediato, y así, ¿cómo podemos comprender de qué manera se restaura el equilibrio?  Pienso que es saludable, al presente, que no podamos comprender todas las cosas en el universo.  Pero es muy importante comprender que no debiéramos causar desequilibrio.  Si todo esto es una sola vida, no debiéramos hacer a otros lo que no queremos que se nos haga a nosotros.  Y si lo hacemos, causando desequilibrio, estamos perturbando el orden y creando karma.  Si a la Naturaleza se le deja a sí misma, los animales no sufren mucho.

 

Hay dos clases de karma.  Ésta es una manera de hablar que no se debe tomar literalmente.  Primero, el karma que afecta el sistema físico.  Como ha sido explicado en Un estudio sobre Karma de la doctora Besant y en otros libros, no importa cuál sea el motivo, incluso si no es malo, si hacemos daño tenemos que sufrir las consecuencias de ese acto; tendremos que experimentar dolor.  Ésta es una clase de karma en donde causas y efectos están relacionados.  Pero la otra clase de karma es sicológica: lo que experimentamos como sufrimiento sicológico es muchísimo más grande que lo que experimentamos físicamente.  Si tenemos un dolor de cabeza, es simplemente eso.  No sé si los animales experimentan dolores de cabeza, pero cuando son heridos se echan quietamente, pacientemente, hasta cuando se sienten mejor.  Es maravilloso ver eso, cómo aceptan las cosas y esperan a que el cuerpo se recupere.  ¡Pero nosotros los humanos no lo hacemos!  De tal manera que aumentamos nuestro karma.  Decimos: ¿Por qué el doctor no responde a mi llamada telefónica?  ¡Los vecinos hubieran podido venir y ayudarme!  Mi hija no me trajo un vaso de agua con suficiente rapidez.  Muchas personas se preguntan: ¿Por qué me sucede esto a mi?  ¿Vemos qué está implicado en todo esto?  El dolor le puede llegar a todo el mundo, pero no a mi.  Así, cuando otros sufren dolor, no decimos ¾ ¿Por qué el dolor les ha llegado a ellos?, sólo decimos, ¿Por qué a mi?  Alguien muere ¾ ¿Por qué tengo que sufrir esto?  ¡Nadie con quien yo esté relacionado debiera morir!

 

Así nos acarreamos dolor por el modo en que reaccionamos.  Afortunadamente los animales no reaccionan así, son más sabios.  Ellos aceptan.  Pero lo que hacemos a los animales es terrible, y pienso que todos nosotros, como miembros de la Sociedad Teosófica, debemos hacer cuanto podamos para ver que nada les suceda que esté fuera de la vida natural que normalmente deban tener, y les causa dolor.  Si miramos al mundo de hoy, la mayor parte del sufrimiento de los animales es causado por los seres humanos.  ¿Llevamos a los niños a los zoológicos en donde los pobres animales enjaulados viven miserablemente durante toda su vida, sabiendo que el modo en que son capturados les causa gran dolor?  ¿Nos beneficiamos al usar materiales, medicinas, toda clase de productos que se obtienen por medios crueles?  Aquí en India, comúnmente, se anuncian varias cremas de afeitar y cosas que contienen almizcle.  ¿Nos damos cuenta de cómo se produce el almizcle?  No cuando fluye naturalmente, como pienso que se acostumbraba hacer en el pasado.  No, al pobre ciervo almizclero lo llevan en una jaula, lo sacan cuando la glándula está llena de almizcle, lo inmovilizan y aprietan fuertemente la glándula ¾ y si pudiéramos ver el cuadro ¾ es aterrador.  Es tan doloroso para el ciervo que sus ojos casi se les salen, y nosotros disfrutamos usando la crema de afeitar o lo que sea.  De todos modos hay muchas de tales prácticas.  A los animales no sólo se los mata hoy para tener su carne.  Se les mantiene en especies de campos de concentración; así se hace con gallinas que producen huevos.  ¿Todos los miembros se abstienen de usar tales productos?  ¿Por qué causamos así dolor a los animales?  ¿Nos levantamos para no herir a estas criaturas indefensas?  Pienso que podemos aplicar esto a nosotros mismos en lugar de preocuparnos por los problemas en gran medida inescrutables de cómo se creó el karma.  El noventa por ciento del karma de los animales que están sufriendo es el resultado de la acción humana.  Es muy claro qué causa ese dolor.  Somos nosotros los causantes, nosotros los seres humanos.  De tal modo que dejemos de hacerlo y el karma se reducirá.   a

 

 

 

 

LUCHA CONTRA EL CRIMEN

Radha Burnier, ‘The Theosophist’, octubre de 1989

Tomado de ‘Selección Teosófica’ de abril de 1990

 

Los teósofos estarían de acuerdo con Platón en que todo mal obrar nace de la ignorancia; no de las leyes del Estado o de las consecuencias externas, sino ignorancia de los valores verdaderos y la naturaleza integral de la vida.

 

Como indicó un Mahatma, la fraternidad universal, basada en un sentido intuitivo, si no consciente, de la unidad de la existencia, es la base más segura para la moral.  Los que experimentan un marcado sentimiento de ser ‘diferentes’, son los que comenten actos de violencia y dolor e inmoralidad.  Fomentar la comprensión de valores y de la naturaleza real de las relaciones, es por tanto de importancia primordial en la prevención del crimen.  Es esencial educar a toda la gente, en términos sencillos si acaso no en términos más profundos, acerca de la verdadera naturaleza del hombre y la dirección en que está su progreso.

 

La sociedad consumista moderna mete en las mentes jóvenes ideas falsas concernientes al progreso.  Desde una edad temprana se las incita a buscar ganancias y ventajas para sí mismas, a trepar a los peldaños superiores del triunfo, a posiciones y poder, a buscar todos los medios de satisfacer su instinto de placer, y cosas así.  En la búsqueda de triunfo se tiende a desatender la clase de medios que se utilizan.  El concepto materialista del hombre todavía reina supremo, y hay poquísimas personas que se dan cuenta de que el adelanto humano es esencialmente de índole moral y espiritual.

 

Debido a que las satisfacciones materiales son efímeras e inciertas, la inseguridad se expresa en formas agresivas.  Por otro lado, en el desarrollo de cualidades espirituales tales como el amor a la verdad, la armonía y la serenidad, está el cimiento para un hondo sentido de bienestar.

 

El crimen está aumentando en la mayoría de los países del mundo.  Todos los días la televisión y otros medios de comunicación presentan escenas de violencia y agresión, haciendo que los jóvenes videntes crean que semejante acción es normal.  También se ofrecen diariamente por medio de la publicidad incentivos para satisfacer placeres temporales, mientras que los procedimientos educacionales casi no se preocupan de enseñar para qué es la vida y qué fines debieran poner ante sí los seres humanos inteligentes.

 

En las condiciones actuales, y con esa ausencia de educación por líneas correctas, nunca pueden tener buen éxito los intentos por controlar el crimen meramente por medio de castigos.  Las ganancias que logran ciertas de las peores bandas criminales son tan grandes, que la tentación de arriesgarse al castigo es fuerte.  Los castigos son en su mayoría represivos y tienden a endurecer la índole de los delincuentes, lo cual asegura la continuación de los problemas.

 

Se necesita un acceso educativo en la imposición de castigos.  Aunque puede tomar un tiempo muy largo educar moralmente a gentes ignorantes, al fin y al cabo cualquier sistema para controlar el crimen debe estar basado en contrarrestar ideas falsas.

 

Se dice que Lao-Tze indicó que luego de poner falsos valores ante la gente no podemos culparla de que obre mal.  Si se anuncia que los diamantes son de un valor mucho más grande que la virtud, la gente naturalmente querrá los diamantes y no la virtud.  Si se presenta la vida como un sistema de sillas en un teatro, todo el mundo correrá a conseguir los asientos más codiciados.

 

Los antiguos ideales acerca de un vivir sencillo y noble basado en enseñanzas sobre el verdadero destino del hombre, siempre estarán llenos de sentido; se necesita urgentemente presentar esos ideales como una parte del proceso educacional.

 

Se necesita un programa dual.  Por un lado, enseñar la relatividad de las satisfacciones, y la naturaleza antisocial del crimen.  Lo que es malo para la sociedad no puede ser bueno para ningún individuo.  Y por otro lado, darse cuenta de que el castigo por sí solo no irá lejos en controlar el crimen, y que es esencial la educación del delincuente.  El trabajo en estas dos direcciones debe formar un programa integrado para reorientar actitudes; si esto falla, no sólo continuará la tendencia hacia más violencia e inmoralidad, sino se intensificará la ignorancia acerca de la dirección en que debe avanzar la humanidad.   a

 

 

 

 

MEDITACIÓN ES RENUNCIACIÓN

Radha Burnier, ‘The Theosophist’, abril de 1989

Tomado de ‘Selección Teosófica’ de octubre de 1989

 

No es de sorprender que la meditación se haya vuelto un tópico de interés popular en estos días.  En esta era de creciente complejidad, superorganiza-ción  e intensa rivalidad, la gente sufre de un sentimiento de soledad y tensión mental, y se vuelve hacia cualquier cosa que prometa ser un medio de alivio y sosiego sicológico.

 

Aquellos gurúes que tientan a sus discípulos con la seguridad de resultados rápidos, reúnen  un gran séquito.  Discípulos a quienes poco se les exige excepto dinero y conformidad, se hacen fáciles víctimas de los falsos instructores de espiritualidad que los embaucan a pensar que pueden quitarse la responsabilidad de sus propias vidas y confiar en que el gurú los conduzca a la felicidad de olvidarse de sí mismos.  La popularidad de una enseñanza o técnica en estos casos está en proporción directa con su superficialidad o falta de mérito.

 

Pero según el punto de vista Teosófico, la meditación no es una forma de compensación por dificultades sufridas, un escaparse de responsabilidades, un medio de tranquilizar la mente, o una técnica para adormecerse en un sentimiento de seguridad mediante la creencia en la gracia de alguien, fórmulas rutinarias, un régimen físico o habilidad para ejecutar trucos como la levitación.

 

La verdadera meditación exige que se preste atención a la calidad de los pensamientos y ocupaciones diarios de uno mismo, y también una disposición a sacrificar la personalidad en el altar de una vida más grande.

 

Estudiantes teosóficos que han estudiado el Diagrama de Meditación de Madame Blavatsky, se darán cuenta de que meditación implica derribar los linderos de la yoidad y entrar en la inmensidad de la unidad.  Hay que anular sin equivocación el yo como sensación, personalidad, posesión, separatividad, apegos, etc.  Aquietar las fluctuaciones de la mente, como se enseña en yoga, es en verdad esto, pues las ondas de perturbación que constantemente giran en la mente emanan del yo separativo.  Cada fluctuación es un síntoma de que el yo está operando, ya sea que tome la forma de querer algo, desear, buscar comodidad, o lo que sea.  Algunas de estas manifestaciones pueden ser sutiles y otras no, pero hay que notarlas y dejarlas aun lado.

 

Meditación implica también vaciar la mente de recuerdos inútiles y de imágenes y conceptos escondidos en el subconsciente.

 

El deseo de vida está en la raíz del apego al pasado.  Desde tiempos antiguos los verdaderos instructores han hablado sobre la necesidad de libertar la mente de su tendencia a proyectar imágenes fútiles (vikalpa) y todas las formas de querer para sí mismo.  Esto significa que debe haber observación serena, objetiva y sostenida, y penetración en la hondura de la naturaleza de uno mismo.  Por constante vigilancia la mente debe purificarse de toda intención egoísta.

 

Meditación es no sólo renunciación del yo sino realización de la vida universal única.  La mente debe despertar a la necesidad de ser libre, y hacerse sensitiva, alerta, armoniosa, capaz de responder a lo sutil y lo profundo.  Sin una disciplina espontánea, a la vez física e interna, este estado mental no puede existir.

 

Muy pocos se preocupan por vivir la clase de vida y optar por la disciplina necesaria para la meditación en el sentido real del término, que es Raja Yoga y camino a la Sabiduría Divina.  Para aceptar disciplina y hacer trabajo duro, hay pocos.  Por tanto no puede esperarse que muchas personas vengan a la Sociedad Teosófica para aprender qué es meditación.  Sólo los que tengan el celo de seguir el sendero genuino serán atraídos al camino que mostramos.

 

La meditación real no puede enseñarse a otros, porque es un proceso de despertar, una transformación interna de ser a no ser, del yo al no yo.  Sólo líneas guiadoras pueden ofrecerse a estudiantes que son serios y a los que se les alienta a hacer el trabajo ellos mismos.  Semejantes líneas guiadoras están  disponibles en abundancia en literatura teosófica, a partir de La Voz del Silencio y Luz en el Sendero, y seguidas por un número de otras enseñanzas.

 

En años recientes J. Krishnamurti ha hablado sobre la belleza y profundidad de la meditación en términos inspiradores que indican tanto lo que es meditación como lo que no es.

 

Los que están listos recibirán, otros pueden decir que la Sociedad Teosófica no tiene nada que ofrecer, ...pero eso no importa.   

 

 

 

 

ALOCUCIÓN PRESIDENCIAL

De la señora Radha Burnier, Presidenta de la Sociedad Teosófica,

 en la 126ª  Convención Anual, Adyar, diciembre 26 de 2001.

 ‘The Theosophist’, enero de 2002

 

El tema de esta Convención es el Sendero espiritual por el cual el ser humano puede trascenderse y entrar a una dimensión superior superhumana.  Debemos darnos cuenta de que los tres Objetos tienen esto como trasfondo.  La Fraternidad Universal, con énfasis en la palabra ‘universal’, implica desacon-dicionar la mente; el segundo Objeto nos urge a amar la verdad y vivirla; y el tercer Objeto nos enseña a no estar satisfechos con las apariencias, sino a descubrir lo desconocido en el universo y también en nosotros mismos.  El prejuicio en la mente humana es la causa de todas las divisiones que resultan en guerra, pobreza y explotación; y el engaño hace que la gente persiga falsos fines.  Por consiguiente es importante para el progreso que los hombres y las mujeres pueden aprender cada vez más a desacondicionarse y hacer de la Verdad el supremo objeto de sus vidas.  Éste es el significado de entrar en el Sendero.  El futuro de la Sociedad Teosófica puede depender de dar su estímulo en esta dirección y ser un instrumento de transformación.  Consideremos breve-mente algunos puntos pertinentes.

 

Por todas partes en la Naturaleza hay movimiento invisible transformando todas las cosas de acuerdo con el Plan del Universo.  La vida en cualquier forma implica que una energía desconocida está trabajando, produciendo cambios en los niveles material, sicológico y espiritual.  Incluso las cosas así llamadas inanimadas ¾minerales, montañas y rocas¾ están cambiando, pero en general tan lentamente que pasamos por alto el hecho.  Pero hay también muchos cambios a nivel síquico más sutil y en conciencia más profunda que son ‘lentos’ de acuerdo con nuestra medición del tiempo e imperceptibles para nuestros sentidos.

 

Los árboles asimilan energía de la luz solar, de la tierra y del agua ellos absorben; esa energía toma forma, crece, florece y produce fruto.  Externamente, en cualquier momento dado, no parece que esté sucediendo nada.  Pero dentro hay un proceso dinámico por medio del cual la energía recibida se transmuta creativamente, de tal modo que quienes observan el árbol con una mente y corazón abiertos participan en ese proceso creativo ¾experimentando gozo, belleza y expansión interna en un sentimiento de unidad con el árbol.  Así la energía del sol y de la tierra ¾de hecho la energía universal¾ pasa a través de cada célula de la planta y directamente a la conciencia del observador sensitivo, ligándolos a ambos en unidad.  La materia y la conciencia se fusionan por este enlace de ser con ser, aunque el observador y el árbol, en este caso, pertenecen a reinos diferentes.  Este curso natural de intercambio y expansión por medio de la unificación se para en seres humanos que son incapaces de percibir un empuje continuo hacia arriba en el movimiento dinámico de la vida.  Nosotros raramente nos damos cuenta de que un poder interno invisible está transformando toda forma externa y proveyendo también una oportunidad para el desenvolvimiento de la conciencia en otros hacia un nivel más alto.

 

Se ha dicho que hay un sendero de evolución que es un florecimiento de alegría.  Hay un sendero de progreso más espontáneo y rápido que muchos otros.  Como sabemos, los niños son naturalmente alegres, y durante sus primeros pocos años crecen a través del gozo puro de usar el cuerpo físico.  Más adelante, observando inocentemente y con asombro la vida circundante ¾el movimiento de un insecto o de una cometa¾ florecen más.  El afecto y el amor también nutren sus almas.  Ellos conocen el secreto de ser felices sin motivo.  La naturaleza les enseña, como lo hacen todas las otras criaturas inocentes, que vivir felizmente es un modo de crecer internamente.  La ausencia de alegría es un signo de conciencia contraída.  Todo el universo ¾el vasto espacio, el sol y las estrellas, las diversas formas y colores, la interacción de miríadas de cosas¾  son fuentes siempre nuevas de alegría para la mente inocente y ayudan al proceso de una transmutación interna del individuo.  Desafortunadamente, la gente en general está enfrascada  en búsquedas artificiales y propósitos ilusorios.  Por esto ignoran la existencia del sendero de espontaneidad y de alegría.

 

La felicidad está inherente en el alma de todos los seres.  Esto es obvio no sólo cuando vemos jugar a los niños, sino en el canto de los pájaros, en el retozo del pez, y en otras actividades y procesos naturales.  De acuerdo con el pensamiento Indio, Sat o Existencia es Ãnanda o Felicidad Suprema.  Antes de que los niños sean metidos en el molde de preocupación mundana y mientras están aún benditos por la virtud de no conocer, son felices, porque es natural ser feliz.  Cuando Annie Besant preguntó, ‘¿Hay alguien que sea feliz y quiera ser infeliz?’, señalaba a este hecho.  Cuando la mente es incondicionada y el corazón puro, la felicidad fluye de dentro ¾en efecto, está lista a inundar nuestro ser como también a todo el mundo, porque la vida o existencia es gozo.  Pero nuestros pensamientos apegados a la tierra y nuestros hábitos artificiales bloquean el camino, más sólo por una pocas encarnaciones ¾aunque esto pueda parecer largo desde nuestro punto de vista¾ porque la energía de la Vida es irresistible y nos arrebatará en su curso.

 

El Sendero espiritual no es asunto de ir a alguna parte o llegar a una meta preconcebida.  La palabra ‘sendero’ puede llevar a la mente a un viaje, como los viajes que se hacen en el nivel físico, y tenemos que recordar que estamos usando una metáfora.  El sendero es el fluir de lo que está inherente en nuestro ser, es decir, felicidad, amor, paz, sabiduría y otros valores eternos.  Por eso la antigua enseñanza de que cada ser viviente es un cáliz sagrado o Santo Grial para recibir y derramar a borbotones inagotable energía espiritual. 

 

Todos los profundos anhelos del ser humano reflejan lo que está en su naturaleza espiritual o verdadera.  No sólo es felicidad inherente y natural para nuestro ser, también tenemos una profunda necesidad de mutuas relaciones de armonía y afecto.  Ahora se sabe que las plantas prosperan cuando son cuidadas amorosamente.  Experimentos muestran  que las vibraciones de los animales cambian cuando reciben afecto, y existen innumerables pruebas de su deseo de dar afecto, incluso a diferentes dueños humanos.  Todas las criaturas se complacen en el amor y se desarrollan saludable y rápidamente cuando están en una atmósfera de afecto y armonía, porque el amor, como la felicidad, es una parte inherente de la vida y del ser.

 

No podemos desarrollar el tema en detalle aquí, pero todos podemos considerar y descubrir que las necesidades del alma reflejan las cualidades inherentes del principio de Vida, sin el cual todos cesaríamos de existir.  Existe, por ejemplo, el profundo deseo de seguridad, no sólo seguridad física sino el bienestar de una conciencia libre de temor.  ¿Dónde puede encontrarse?  No en poder o posesiones, pues no hay seguridad en la dependencia.  La cosa de la cual dependemos puede cambiar, desaparecer o negarse a cooperar, y el sentido de seguridad se frustra.  La paz interior existe sólo cuando no hay ninguna dependencia en algo externo para sentirse internamente saludable y bien.  Debemos recordar que la seguridad real está en descubrir el campo de nuestro propio ser, que es universal, Vida inmortal, la fuente y soporte de nuestra propia vida.  Podemos decir que los atributos del ser puro, tales como felicidad, amor y un absoluto sentido de seguridad y paz, son como semillas que están enterradas en el suelo de nuestra conciencia.  Lentamente brotan y crecen, y en cierta etapa el ser humano se da cuenta de que así es como la corriente oculta de todas las vidas está fluyendo y que debemos conformar nuestras vidas de tal modo que las cualidades latentes de nuestra verdadera naturaleza se desarrollen.

 

Un jardinero no puede hacer crecer una planta, pero puede ayudar a crear condiciones que faciliten el crecimiento.  No tenemos que hacer nada para que nos desarrollemos espiritualmente.  Sólo podemos hacer esto más fácil para que las cualidades divinas que ya están en lo profundo de nuestro ser se manifiesten en todo su esplendor.  Esto es lo que significa autocultura.  Desde los antiguos tiempos de la Vedãnta hasta las recientes declaraciones de Krishnamurti, el sabio ha dicho que no hay nada para alcanzar en el sendero, pero sí mucho  para renunciar.  Como señala Luz en el Sendero, la ambición no tiene ningún papel en el desarrollo espiritual, debe acabar completamente.  El sendero debe ser hollado sin esfuerzo, sin el yo y sin conceptos acerca de la meta.  La vida nos enseña a dónde ir ¾a profundizar siempre, a expandir siempre alegría, belleza, amor, paz, y a estar siempre despiertos.  ¿Cómo facilitar esto cuando sabemos que es así?  Caminando todo el tiempo en esa dirección.  Ésta es la vida ética en la cual debe establecerse firmemente el desarrollo espiritual.

 

En la vida diaria, cuerpo, mente y palabra deben comenzar expresando los valores inherentes en la vida universal, que demandan grande vigilancia.  Así como un buen jardinero remueve la maleza con cuidado, deben ser eliminados cuidadosamente los impedimentos para la manifestación de esos valores ¾lo cual es renunciación, no logro.

 

Es evidente que la felicidad no puede existir conjuntamente con la frustración, el amor con el odio, la paz con la ambición, o la verdad y la luz espiritual sin un despertar de conciencia.  El terreno en el cual ambición y frustración, odio e inseguridad se plantan y se desarrollan cuandoquiera que hay momentos oportunos, es el terreno del egoísmo.

 

No somos verdaderamente inegoístas cuando estamos satisfechos de ser definitivamente lindas personas, no camorristas, listos a hacer algunos pequeños sacrificios por el bien de otros.  El egoísmo existe en muchas formas y condiciones, indicadas por muchas palabras que comienzan indicando el ego ¾auto-importancia, auto-compasión, auto-interés, auto-afirmación, auto-presunción, etc.  Ansiedad, prejuicio, excesiva importancia por la salud, seguridad y posesiones de uno, actitud controversial, esfuerzos por parecer inteligente ¾estos y muchos otros hábitos sicológicos son exhibiciones de auto-voluntad y auto-preocupación, un despliegue de las maneras separativas del yo.  Más adelante, como dice A los Pies del Maestro: “Si por completo has olvidado al yo personal, no es posible que te preocupe cuándo quedará libre ese yo, ni qué clase de cielo obtendrá.”  El llamado Sendero es este trabajo de remover la variedad de malezas enraizadas en el yo.

 

La verdadera espina teosófica y el modo teosófico de hacer cualquier cosa ¾dar conferencias o argüir, reunirse con personas o tratar asuntos mundanos¾ es poner el yo en segundo plano y dejarlo morir.  Entonces habrá lugar para que las cualidades divinas de nuestro verdadero ser, del cual hemos estado hablando, broten y florezcan, y nuestra aceptación de los Objetos de la Sociedad tenga real significado.  La Sociedad Teosófica puede ser dinamizada por nuestra comprensión de la importancia del Sendero en este sentido y por nuestro vivir la vida apropiada, porque el mejor y más ilustre entre nuestros miembros que vive la vida, trabajará permitiendo que se manifieste la vasta energía del principio mismo de la Vida.  De otra manera estamos cayendo en rutinas, y no hay ningún cambio perceptible en nuestras vidas para entusiasmar e inspirar a otros.

 

Comencemos entonces a remover las malezas de nuestra psique y conciencia, y permitamos que la luz interna brille sin impedimentos.  Preparémonos y entre-mos al Sendero de pureza y santidad.   a

 

 

 

 

 

VIVIR CON ATENCIÓN

Radha Burnier, reimpreso de ‘Selección Teosófica’ de julio 1985

 

El conocimiento tiene que ser asimilado, como sucede con la comida, y cuanto más completamente se asimile mejor es el resultado.  El alimento nutritivo, asimilado apropiadamente, se convierte en parte del torrente sanguíneo y es fuente de vitalidad y buena salud.  El tipo de acción de que el cuerpo es capaz depende de la asimilación y la calidad del alimento.  Fuerza, agilidad, flexibilidad, energía, etc., son signos de buena salud.

 

El tipo de acción mental de que una persona es capaz, también depende de lo que ella asimila dentro de sí.  El conocimiento no es sino cuestión de simple memoria y es superficial, entonces la acción resulta contradictoria.  Tensión, irritación, frustración, aislamiento y muchas otras cosas negativas, son síntomas de que la mente está en mala condición.

 

Vale la pena considerar si lo que generalmente se llama aprender es en verdad un proceso de asimilación.  Se usa ese verbo muy a la ligera; una buena memoria y agudeza en el uso de palabras, puede aparecer como aprender, pero no lo es.

 

Para que el verdadero aprender tenga lugar, se necesita gran atención.  Hasta aprender a usar una máquina de escribir exige al comienzo gran atención.  Con golpear las teclas al azar como lo haría un mono, no es posible aprender mecanografía.  ¿Una vez que se ha aprendido, qué sucede?  Se vuelve posible hacer el mismo trabajo mecánicamente, sin atención, como un reflejo.  Así pues, primero viene el aprender y luego la acción refleja.  En la acción automática no hay atención o conciencia.  En la vida diaria la mayoría de la gente obra por hábito, y por lo tanto no hay aprendizaje.

 

Pero cuando vivir es un arte, la posición es muy diferente.  Arte implica no quedar preso en la acción mecánica.  Un bailarín debe prestar muchísima atención a que el cuerpo funcione de cierto modo.  Cuando las lecciones se han aprendido bien, el cuerpo se mueve solo.  Pero si el bailarín dejara que prevaleciera el automatismo, no habría arte en la danza.

 

Hay todo un mundo de diferencia entre una tarea perfecta pero automática, y otra artística.  Tiene que haber conciencia continua a fin de poner en movimiento aquella excelsitud indefinible que es arte.  Es esencial prestar atención constante a todo lo que sucede, afuera tanto como adentro, para que haya asimilación de lo que es bueno y acceso a lo verdadero.  

 

 

 

 

ESTAR EN EL MUNDO Y NO SER DEL MUNDO

Radha Burnier, ‘The Theosophist’, febrero de 2002

 

Probablemente muy pocas personas se dan cuenta de lo que implica ser parte del mundo; otras están tan envueltas y perdidas en el mundo que, como una persona que se ahoga, no son conscientes de qué está sucediendo.  En tiempos antiguos comparaban la vida mundana a girar alrededor de una rueda.  Se decía que el que nace príncipe puede llegar a ser un esclavo, y uno que es un subordinado puede elevarse a una elevada posición.  Como hormigas que se agarran a una rueda, todo el mundo sube y baja sacudiéndose.  Nadie puede estar seguro de que ‘la felicidad’ de hoy existirá mañana.  Así la rueda de samsãra es un símbolo de la extrema incertidumbre en la cual vivimos en este mundo de constante cambio, en donde nadie está exento de perder las cosas que posee, goza o espera.

 

Otro símbolo usado es el océano de vida (bhava-sãgara).  Se dice que está lleno de peligros, agitado por tormentas, habitado por tiburones y otras criaturas voraces.  La condición mundana es comparable a luchar en este océano.  Incluso los que están de acuerdo teóricamente con lo que señalan estas imágenes raramente toman de corazón la necesidad de un cambio, y siguen viviendo con las enormes incertidumbres y peligros como si no existieran.  El peligro no es sólo de perder posesiones materiales, estatus o respetabilidad; el peligro más grande es ser arrastrado impotentemente dentro de las corrientes de este ‘océano de vida’, funcionando mecánicamente, inconsciente de lo que está pasando, y perdiendo los valores propios moral y espiritualmente.

 

Una tercera descripción de la vida mundana es sugerida por las palabras bhava-roga: un grave mal.  Así como una enfermedad debilita cada célula del cuerpo y lo hace insano, produciendo finalmente decaimiento y muerte, ser del mundo es una aflicción sicológica, constituida de ilusiones y distorsiones mentales, y que lleva a una desintegración moral y espiritual.  Cuando se vive en medio de constante incertidumbre, una cosa es casi segura ¾que el vaivén de los opuestos, esperanzas y temores, resultará en agitación mental y perdida de paz.  Ésta es la experiencia, en menor o mayor grado, de casi todos en las variadas situaciones del mundo.  La esperanza de encumbrarse en la vida, de ganar afecto, de llegar a ser alguien y así sucesivamente, está acompañada del temor de fracasar y perder.  Además de los opuestos básicos de temor y esperanza surgen otras dualidades, como indica el Bhagavadgitã.  El cumplimiento de la esperanza conduce al júbilo y al sentido de victoria; el no cumplimiento a la depresión y a la frustración.  Sicológicamente la mente se revuelve entre la exasperación y el goce, permaneciendo perpleja o ignorante acerca de los valores y el propósito de la vida. 

 

Se buscan muchos modos para escapar el problema de subidas y bajadas, de esperanzas y temores.  Una forma de escape es la búsqueda de placer, tan común en estos días ¾buscando nuevas cosas para comer, nuevas modas en la ropa, o yendo de aquí para allá.  Estas actividades no son necesariamente malas, siempre que no haya ninguna crueldad o indiferencia hacia las necesidades de otros, pero tal escape deja a la mente con su problema básico de inseguridad y confusión sin resolver.  Todas las formas de escape son una distracción de la necesidad de reflexionar sobre la vida y su significado, tal como la excitación compensa la inseguridad, pero sólo brevemente.

 

Otra forma de escape es cerrarse al mundo y sus acciones, diciendo: ‘no quiero participar en este juego.’  Entonces la vida queda encerrada y absorbida en los pequeños asuntos de la familia, de la comunidad, o incluso de la nación.  Cuántas personas hay en este tiempo de violencia y enormes incertidumbres que están tan preocupa-das con sus propios asuntos que viven completamente ausentes de todo lo demás.  Si no fuera así, la mayoría del mundo se levantaría para protestar contra la fabricación de armamento y pedir su fin, y contra las otras serias calamidades del mundo moderno producidas por el hombre.  Hay mucha comodidad en el ensimismamiento y la conformidad, y así la mayoría de la gente hace lo que los demás hacen y esperan lo mejor.  El vivir imitativo es parte del espíritu mundano.

 

Cualquier curso que la gente adopte, con el tiempo produce cansancio.  Mucha gente mayor ha experimentado esto, no simplemente porque es difícil arreglárselas con un cuerpo envejecido, sino por sentir una suerte diferente de fatigas. Todas las experiencias mundanas son repetitivas y, por consiguiente, después de un tiempo, aburridas, trilladas e incluso intolerables.  De aquí que en toda época y civilización algunos hombres y mujeres se han retirado a un monte o a un convento para vivir en soledad, oración y contempla-ción.  Pero allí, también, a juzgar por los hechos publicados, la misma clase de emociones, pensamientos y reacciones están en juego como en el mundo externo.  Hay celos por pequeñas cuestiones, tales como conseguir la atención de la Abadesa, pesares y búsqueda de poder.

 

Una vida físicamente aislada no puede ser muy diferente de la que está en el mundo cuando la misma suerte de mente está operando en ambas.  Sin embargo la mayoría de las religiones dicen que usted no puede vivir en el mundo sin ser atrapado en las corrientes mundanas de pensamiento y comportamiento, y permanecer puro internamente.  La presencia humana con la mente auto-centrada está en todas partes.  Aun el Monte Everest está lleno de basura y lugares remotos no están libres de ruido.  No es tan fácil retirarse del mundo lleno de tensión o ser parte de él.  Un cuerpo enfermo está puesto bajo tensión; de manera similar una mente malsana, con temores, esperanzas e incertidumbres, experimenta tensión, y esa tensión existe en un alto nivel en el mundo moderno, con su filosofía competitiva y promotora del yo.  Por esto muchas personas están estudiando Buddhismo, Zen, Vedãnta, y asistiendo a conferencias y a templos para evadirse de ella.

 

Entonces, ¿qué podemos hacer?  El Pontífice de Srngeri, un culto monje, dice: ‘La gente cree que es necesario ir a la selva para hacer tapas, pero tapas puede practicarse en dondequiera que uno esté.’ (Tapas significa literalmente ‘quemar’ todos los elementos producidos por mundanalidad e impureza).  Para resumir su consejo, tapas corporal incluye ser recto, inofensivo y casto.  Tapas verbal es aprender a hablar con palabras que son rectas, no lesivas, sino agradables y provechosas; palabras que conducen al conocimiento propio.  Y tapas mental significa ser sereno, con sentimientos puros y mente refrenada, conducente al silencio.

 

Consideremos brevemente lo que es no ser de este mundo.  No en un sentido físico naturalmente, sino libre y con el comando de la vida propia y su curso, no arrastrado por actitudes adoptadas, valores y creencias externas o compulsión interna.  En el Yoga-vãsishtha y en la Biblia encontramos el consejo dado por Vasishtha y por Jesús respectivamente de volvernos como niños.  Un niño es feliz por naturaleza.  Aun un niño enfermo se las arregla para ser feliz en cuanto tiene la oportunidad.  Los niños no luchan con el mundo, empeñados en actividades adquisitivas o en la exaltación del yo.  Son ellos mismos simplemente.  Por contraste, la esencia de la mundanalidad se expresa en el adulto en actitudes de lucha y confrontación conscientes o inconscien-tes.  A los Pies del Maestro dice que no debemos tratar de aparecer inteligentes, ¿pero por qué debemos aparecer inteligentes en alguna manera?  ¿Por qué toda esta lucha?  ¿Es posible actuar y vivir, hacer lo que es digno, útil y bueno, sin necesitar sicológicamente de luchar por eso?

 

Porque luchar es un hábito del yo, cuando la gente desea no ser parte del mundo y aspira a conducir la vida espiritual, la mente continúa estando ansiosa de tener la atención o la gracia del gurú, de obtener la iluminación rápidamente, o encontrar el mejor método de superar sus defectos.  Así no hay paz.  ‘No os dejéis engañar fácilmente por vuestro corazón’, dice Luz en el Sendero.  Es fácil ser mundano, mientras se imagina uno que es espiritual.  Por otro lado, aprendiendo a ser conscientes de que el yo egoísta se alimenta en la lucha y en la confrontación con personas, ideas, circunstancias, y sus propios defectos, la tensión se echa de sí y hay calma.

 

Vivir sanamente, ser naturales y felices como niños, significa no demandar, no luchar, sino permanecer tranquilos y calmados con lo que sea.  El Taoísmo enseña la no-resistencia, lo cual implica profundo contentamiento interno de la mente, en armonía con tierra y cielo.  ¿No se refiere también a esto el Bhagavadgitã cuando nos aconseja actuar ‘estableciéndonos en el yoga’?  Yoga es realizar plenamente la armonía de tierra y cielo de los cuales somos parte.  Cuando no hay ningún sentimiento de lucha (a lo cual los antiguos llamaron sama o tranquilidad) en cuanto hacemos o pensamos, hay un cambio notable en todas nuestras relaciones y en nuestro mismo ser.

 

Muchas personas brillantes, diestras, educadas, están ofreciendo diversas soluciones a los inmensos problemas que existen en la peculiar época presente, pero la cura es a menudo peor que la enfermedad.  El uso de muchos químicos producidos por el hombre nos presenta un ejemplo.  Se creyó que nos llevarían a una sociedad libre de enfermedades, pero sólo han creado nuevos problemas.  ¿Quién sabe qué resultará de las manipulaciones genéticas?  Somos incapaces de poner fin  a los tremendos conflictos en el mundo, o de erradicar la pobreza que priva a la gente no sólo de comida sino de oportunidades para crecer.  ¿Es porque somos víctimas de confusión y tensión basadas en el yo que es esencialmente mundano, que proyecta ilusiones de mentes perturbadas y por consiguiente sin claridad?  Obviamente, sólo la mente tranquila posee claridad; la mente agitada no.  Pero cree en sus propias capacidades y destrezas, y presume que su confusión puede ser disipada de repente cuando vuelve a un tema familiar.  Pero eso no sucede, porque sus percepciones no son ni completas ni sanas.

 

¿Cómo podemos producir una profunda tranquilidad  y sentido de armonía interna, que sólo pueden asegurar  acción benéfica?  Tranquilidad y acción pueden aparecer como contradicciones, pero no lo son.  La ‘inacción en la acción, y la acción en la inacción’, de la cual habla el Bhagavadgitã, es acción de una mente profunda y clara.  Todo lo demás es actividad inquieta e infructuosa.  Puede ser vital para el mundo y para los individuos aprender a actuar a partir de un estado interno tranquilo, claro, inactivo, y no a través de una mente luchadora.  A menos que ahondemos en esto y nos liberemos de ser llevados forzosamente hacia adelante por la corriente de la mundanalidad, el dolor no puede cesar.

 

Por consiguiente debemos parar para darnos cuenta de cómo estamos funcionando ¾no qué estamos haciendo, y cómo encontrar solución a los problemas, sino cómo estamos funcionando.  Tal vez aun una pequeña acción hecha en el recto estado de mente hace mucho mayor bien que muchas cosas hechas por lucha egocéntrica.  En el océano, cuando corre un fuerte viento, al principio hay pequeñas ondulaciones; pero en la medida que el viento arrecia las ondulaciones se hacen más fuertes y más amplias; entonces se convierten en enormes olas y rompientes.  Incluso firmes barcos de vela del pasado no podían resistir tales olas.  Todos nosotros luchamos en pequeños modos, debido a mezquinas ambiciones y a necesidades imaginarias.  En el campo sicológico, como en el océano, hay un proceso acumulativo, como vemos cuando sucede algo en una multitud.  Unas pocas personas comienzan a pelear y entonces el pánico de todo el mundo resulta en una estampida.  El mundo entero es así.  Nuestras pequeñas contiendas crecen y se agrandan en grandes contiendas y guerras.  Personas como Krishnaji y el Dalai Lama dicen: ‘¡Tu eres responsable por el mundo entero!  Cuando no vivimos en serenidad y paz, creamos guerras.

 

Estar encarnado en el mundo no es de importancia, siempre que haya armonía y tranquilidad interna.  Los Buddhas nacen en el mundo cuando hay degeneración, pero ellos no cesan de ser Buddhas.  No son nunca del mundo, son libres y no producen karma, puesto que son incorporaciones de paz.  Karma no es simplemente acción física, comprende la clase de energía que ponemos en acción externa.  La energía de los Buddhas es amor y paz, mientras que la energía que la gente genera ordinariamente es egoísta en menor o mayor grado, y es por tanto la causa de violencia.  Para la paz que ha de venir al mundo sufriente, dentro de nosotros no debe haber ni lucha ni las ilusiones de inseguridad y ambición. Cuando nuestras ilusiones terminen, seremos heraldos de paz.   a

 

 

 

 

 

 

 

ESTAR EN EL MUNDO Y NO SER DEL MUNDO

Radha Burnier, ‘The Theosophist’, febrero de 2002

Probablemente muy pocas personas se dan cuenta de lo que implica ser parte del mundo; otras están tan envueltas y perdidas en el mundo que, como una persona que se ahoga, no son conscientes de qué está sucediendo.  En tiempos antiguos comparaban la vida mundana a girar alrededor de una rueda.  Se decía que el que nace príncipe puede llegar a ser un esclavo, y uno que es un subordinado puede elevarse a una elevada posición.  Como hormigas que se agarran a una rueda, todo el mundo sube y baja sacudiéndose.  Nadie puede estar seguro de que ‘la felicidad’ de hoy existirá mañana.  Así la rueda de samsãra es un símbolo de la extrema incertidumbre en la cual vivimos en este mundo de constante cambio, en donde nadie está exento de perder las cosas que posee, goza o espera.

 

Otro símbolo usado es el océano de vida (bhava-sãgara).  Se dice que está lleno de peligros, agitado por tormentas, habitado por tiburones y otras criaturas voraces.  La condición mundana es comparable a luchar en este océano.  Incluso los que están de acuerdo teóricamente con lo que señalan estas imágenes raramente toman de corazón la necesidad de un cambio, y siguen viviendo con las enormes incertidumbres y peligros como si no existieran.  El peligro no es sólo de perder posesiones materiales, estatus o respetabilidad; el peligro más grande es ser arrastrado impotentemente dentro de las corrientes de este ‘océano de vida’, funcionando mecánicamente, inconsciente de lo que está pasando, y perdiendo los valores propios moral y espiritualmente.

 

Una tercera descripción de la vida mundana es sugerida por las palabras bhava-roga: un grave mal.  Así como una enfermedad debilita cada célula del cuerpo y lo hace insano, produciendo finalmente decaimiento y muerte, ser del mundo es una aflicción sicológica, constituida de ilusiones y distorsiones mentales, y que lleva a una desintegración moral y espiritual.  Cuando se vive en medio de constante incertidumbre, una cosa es casi segura ¾que el vaivén de los opuestos, esperanzas y temores, resultará en agitación mental y perdida de paz.  Ésta es la experiencia, en menor o mayor grado, de casi todos en las variadas situaciones del mundo.  La esperanza de encumbrarse en la vida, de ganar afecto, de llegar a ser alguien y así sucesivamente, está acompañada del temor de fracasar y perder.  Además de los opuestos básicos de temor y esperanza surgen otras dualidades, como indica el Bhagavadgitã.  El cumplimiento de la esperanza conduce al júbilo y al sentido de victoria; el no cumplimiento a la depresión y a la frustración.  Sicológicamente la mente se revuelve entre la exasperación y el goce, permaneciendo perpleja o ignorante acerca de los valores y el propósito de la vida. 

 

Se buscan muchos modos para escapar el problema de subidas y bajadas, de esperanzas y temores.  Una forma de escape es la búsqueda de placer, tan común en estos días ¾buscando nuevas cosas para comer, nuevas modas en la ropa, o yendo de aquí para allá.  Estas actividades no son necesariamente malas, siempre que no haya ninguna crueldad o indiferencia hacia las necesidades de otros, pero tal escape deja a la mente con su problema básico de inseguridad y confusión sin resolver.  Todas las formas de escape son una distracción de la necesidad de reflexionar sobre la vida y su significado, tal como la excitación compensa la inseguridad, pero sólo brevemente.

 

Otra forma de escape es cerrarse al mundo y sus acciones, diciendo: ‘no quiero participar en este juego.’  Entonces la vida queda encerrada y absorbida en los pequeños asuntos de la familia, de la comunidad, o incluso de la nación.  Cuántas personas hay en este tiempo de violencia y enormes incertidumbres que están tan preocupa-das con sus propios asuntos que viven completamente ausentes de todo lo demás.  Si no fuera así, la mayoría del mundo se levantaría para protestar contra la fabricación de armamento y pedir su fin, y contra las otras serias calamidades del mundo moderno producidas por el hombre.  Hay mucha comodidad en el ensimismamiento y la conformidad, y así la mayoría de la gente hace lo que los demás hacen y esperan lo mejor.  El vivir imitativo es parte del espíritu mundano.

 

Cualquier curso que la gente adopte, con el tiempo produce cansancio.  Mucha gente mayor ha experimentado esto, no simplemente porque es difícil arreglárselas con un cuerpo envejecido, sino por sentir una suerte diferente de fatigas. Todas las experiencias mundanas son repetitivas y, por consiguiente, después de un tiempo, aburridas, trilladas e incluso intolerables.  De aquí que en toda época y civilización algunos hombres y mujeres se han retirado a un monte o a un convento para vivir en soledad, oración y contempla-ción.  Pero allí, también, a juzgar por los hechos publicados, la misma clase de emociones, pensamientos y reacciones están en juego como en el mundo externo.  Hay celos por pequeñas cuestiones, tales como conseguir la atención de la Abadesa, pesares y búsqueda de poder.

 

Una vida físicamente aislada no puede ser muy diferente de la que está en el mundo cuando la misma suerte de mente está operando en ambas.  Sin embargo la mayoría de las religiones dicen que usted no puede vivir en el mundo sin ser atrapado en las corrientes mundanas de pensamiento y comportamiento, y permanecer puro internamente.  La presencia humana con la mente auto-centrada está en todas partes.  Aun el Monte Everest está lleno de basura y lugares remotos no están libres de ruido.  No es tan fácil retirarse del mundo lleno de tensión o ser parte de él.  Un cuerpo enfermo está puesto bajo tensión; de manera similar una mente malsana, con temores, esperanzas e incertidumbres, experimenta tensión, y esa tensión existe en un alto nivel en el mundo moderno, con su filosofía competitiva y promotora del yo.  Por esto muchas personas están estudiando Buddhismo, Zen, Vedãnta, y asistiendo a conferencias y a templos para evadirse de ella.

 

Entonces, ¿qué podemos hacer?  El Pontífice de Srngeri, un culto monje, dice: ‘La gente cree que es necesario ir a la selva para hacer tapas, pero tapas puede practicarse en dondequiera que uno esté.’ (Tapas significa literalmente ‘quemar’ todos los elementos producidos por mundanalidad e impureza).  Para resumir su consejo, tapas corporal incluye ser recto, inofensivo y casto.  Tapas verbal es aprender a hablar con palabras que son rectas, no lesivas, sino agradables y provechosas; palabras que conducen al conocimiento propio.  Y tapas mental significa ser sereno, con sentimientos puros y mente refrenada, conducente al silencio.

Consideremos brevemente lo que es no ser de este mundo.  No en un sentido físico naturalmente, sino libre y con el comando de la vida propia y su curso, no arrastrado por actitudes adoptadas, valores y creencias externas o compulsión interna.  En el Yoga-vãsishtha y en la Biblia encontramos el consejo dado por Vasishtha y por Jesús respectivamente de volvernos como niños.  Un niño es feliz por naturaleza.  Aun un niño enfermo se las arregla para ser feliz en cuanto tiene la oportunidad.  Los niños no luchan con el mundo, empeñados en actividades adquisitivas o en la exaltación del yo.  Son ellos mismos simplemente.  Por contraste, la esencia de la mundanalidad se expresa en el adulto en actitudes de lucha y confrontación conscientes o inconscien-tes.  A los Pies del Maestro dice que no debemos tratar de aparecer inteligentes, ¿pero por qué debemos aparecer inteligentes en alguna manera?  ¿Por qué toda esta lucha?  ¿Es posible actuar y vivir, hacer lo que es digno, útil y bueno, sin necesitar sicológicamente de luchar por eso?

 

Porque luchar es un hábito del yo, cuando la gente desea no ser parte del mundo y aspira a conducir la vida espiritual, la mente continúa estando ansiosa de tener la atención o la gracia del gurú, de obtener la iluminación rápidamente, o encontrar el mejor método de superar sus defectos.  Así no hay paz.  ‘No os dejéis engañar fácilmente por vuestro corazón’, dice Luz en el Sendero.  Es fácil ser mundano, mientras se imagina uno que es espiritual.  Por otro lado, aprendiendo a ser conscientes de que el yo egoísta se alimenta en la lucha y en la confrontación con personas, ideas, circunstancias, y sus propios defectos, la tensión se echa de sí y hay calma.

 

Vivir sanamente, ser naturales y felices como niños, significa no demandar, no luchar, sino permanecer tranquilos y calmados con lo que sea.  El Taoísmo enseña la no-resistencia, lo cual implica profundo contentamiento interno de la mente, en armonía con tierra y cielo.  ¿No se refiere también a esto el Bhagavadgitã cuando nos aconseja actuar ‘estableciéndonos en el yoga’?  Yoga es realizar plenamente la armonía de tierra y cielo de los cuales somos parte.  Cuando no hay ningún sentimiento de lucha (a lo cual los antiguos llamaron sama o tranquilidad) en cuanto hacemos o pensamos, hay un cambio notable en todas nuestras relaciones y en nuestro mismo ser.

 

Muchas personas brillantes, diestras, educadas, están ofreciendo diversas soluciones a los inmensos problemas que existen en la peculiar época presente, pero la cura es a menudo peor que la enfermedad.  El uso de muchos químicos producidos por el hombre nos presenta un ejemplo.  Se creyó que nos llevarían a una sociedad libre de enfermedades, pero sólo han creado nuevos problemas.  ¿Quién sabe qué resultará de las manipulaciones genéticas?  Somos incapaces de poner fin  a los tremendos conflictos en el mundo, o de erradicar la pobreza que priva a la gente no sólo de comida sino de oportunidades para crecer.  ¿Es porque somos víctimas de confusión y tensión basadas en el yo que es esencialmente mundano, que proyecta ilusiones de mentes perturbadas y por consiguiente sin claridad?  Obviamente, sólo la mente tranquila posee claridad; la mente agitada no.  Pero cree en sus propias capacidades y destrezas, y presume que su confusión puede ser disipada de repente cuando vuelve a un tema familiar.  Pero eso no sucede, porque sus percepciones no son ni completas ni sanas.

 

¿Cómo podemos producir una profunda tranquilidad  y sentido de armonía interna, que sólo pueden asegurar  acción benéfica?  Tranquilidad y acción pueden aparecer como contradicciones, pero no lo son.  La ‘inacción en la acción, y la acción en la inacción’, de la cual habla el Bhagavadgitã, es acción de una mente profunda y clara.  Todo lo demás es actividad inquieta e infructuosa.  Puede ser vital para el mundo y para los individuos aprender a actuar a partir de un estado interno tranquilo, claro, inactivo, y no a través de una mente luchadora.  A menos que ahondemos en esto y nos liberemos de ser llevados forzosamente hacia adelante por la corriente de la mundanalidad, el dolor no puede cesar.

 

Por consiguiente debemos parar para darnos cuenta de cómo estamos funcionando ¾no qué estamos haciendo, y cómo encontrar solución a los problemas, sino cómo estamos funcionando.  Tal vez aun una pequeña acción hecha en el recto estado de mente hace mucho mayor bien que muchas cosas hechas por lucha egocéntrica.  En el océano, cuando corre un fuerte viento, al principio hay pequeñas ondulaciones; pero en la medida que el viento arrecia las ondulaciones se hacen más fuertes y más amplias; entonces se convierten en enormes olas y rompientes.  Incluso firmes barcos de vela del pasado no podían resistir tales olas.  Todos nosotros luchamos en pequeños modos, debido a mezquinas ambiciones y a necesidades imaginarias.  En el campo sicológico, como en el océano, hay un proceso acumulativo, como vemos cuando sucede algo en una multitud.  Unas pocas personas comienzan a pelear y entonces el pánico de todo el mundo resulta en una estampida.  El mundo entero es así.  Nuestras pequeñas contiendas crecen y se agrandan en grandes contiendas y guerras.  Personas como Krishnaji y el Dalai Lama dicen: ‘¡Tu eres responsable por el mundo entero!  Cuando no vivimos en serenidad y paz, creamos guerras.

 

Estar encarnado en el mundo no es de importancia, siempre que haya armonía y tranquilidad interna.  Los Buddhas nacen en el mundo cuando hay degeneración, pero ellos no cesan de ser Buddhas.  No son nunca del mundo, son libres y no producen karma, puesto que son incorporaciones de paz.  Karma no es simplemente acción física, comprende la clase de energía que ponemos en acción externa.  La energía de los Buddhas es amor y paz, mientras que la energía que la gente genera ordinariamente es egoísta en menor o mayor grado, y es por tanto la causa de violencia.  Para la paz que ha de venir al mundo sufriente, dentro de nosotros no debe haber ni lucha ni las ilusiones de inseguridad y ambición. Cuando nuestras ilusiones terminen, seremos heraldos de paz.   a

 

 

 

 

 

EL RESBALADIZO CAMINO HACIA LA DEGENERACIÓN

Radha Burnier, ‘The Theosophist’, marzo de 2002

 

Las civilizaciones se elevan y caen en constante sucesión, y estudios muestran que cuando un pueblo goza de opulencia y se hace adicto al lujo, comienza la decadencia en la vida de la nación.  El Imperio Romano es un ejemplo de cómo un régimen bien establecido puede derrumbarse a partir de las debilidades mentales producidas por demasiado éxito y auto-complacencia.  La situación fue similar en India cuando los europeos, especialmente los británicos, penetraron en el país, al principio comercialmente, pero más tarde con la mirada en la hegemonía política.  Los Nawabs y los monarcas en el poder se habían hundido en un estado deprimente de lasitud y debilidad que los convirtió en víctimas fáciles de los enérgicos extranjeros.  Esto ha sido retratado poderosamente en una de las películas de Satyajit Ray, en donde el soberano de Oudh se ve empeñado compulsivamente en una partida de ajedrez mientras las fuerzas enemigas estaban avanzando rápidamente.  Si no era el ajedrez, eran el alcohol, las mujeres, los festines o alguna otra forma de complacencia o adicción que los hundió.

 

En el mundo de hoy, un inmenso número de personas ¾de hecho, la mayoría de los que tienen los recursos para hacerlo¾ viven sólo para deleitarse en diferentes formas de placer y confort.  En el mundo en desarrollo, en donde el estándar de vida hasta el momento está muy lejos del de las regiones ricas, los implacables programas en los medios publicitarios hipnotizan a los espectadores, y son una pista para el misterio de la enorme seducción que subyuga la mente cuando ve lujos y placeres por todas partes.  Pocos se dan cuenta de que esta clase de tentación y estímulo sensual pronto se tornará en una pasión absorbente por gratificación material y terminará en la descomposición de la estructura de la sociedad.  El deseo de comodidades físicas y mentales crea un hechizo malévolo sobre la mente, esclavizándola y deslumbrándola.  Lo recto y lo malo no vuelven a importar.  Lo único que importa es la satisfacción momentánea del deseo.

 

La insensibilidad y la miopía de mentes humanas ingeniosas se demuestra por las invenciones y proyectos que se presentan como logros espectaculares de la ‘progresista’ era moderna.  Una de estas nuevas ideas sensacionales es la creación de bebés diseñados.  Aunque muchos problemas espinosos rodean este proyectado prodigio, a algunos científicos que buscan celebridad les gustaría presionar para seguir adelante sin dudas acerca de su propia sabiduría y capacidad para ver las futuras consecuencias de interferir con la Naturaleza en tal medida.  Se nos ha dicho que el feto crecerá en un ambiente creado por el hombre, si el proyecto se llega a realizar.  Surge entonces la pregunta de qué clase de humanos se crearán cuando al tierno receptáculo en el cual se infundirá el alma no se le permita el continuo intercambio normal, física e internamente, con la madre, bañándose no sólo en el fluido amniótico sino en su amor. Muchos estudios prueban claramente la conexión entre la ausencia de amor y seguridad en la infancia y en la niñez y las distorsiones en el carácter, e incluso terribles rasgos criminales que se presentan en la vida adulta.  La doctora María Montessori en su apreciable librito Paz y Educación explica claramente la importancia vital de levantar a los niños en el recto ambiente y atmósfera para tener un mundo en paz.  Ella señala que las agresiones se desarrollan inconscien-temente en el niño desde los primeros comienzos cuando falta una atmósfera de amor, libertad y comprensión en su educación y crianza.  Propuestas tales como fabricar niños a la orden surgen de una preocupación enfermiza con ventajas materiales e indiferencia por los valores que sólo hacen a la sociedad humana digna del epíteto de ‘humana’.

 

Atroces crueldades se disfrazan en estos días como actos filantrópicos.  Un artículo reciente en los principales periódicos en India denunció graves irregularidades y violaciones de normas éticas aun en prestigiosas instituciones del país que han sido presentadas por el Comité con el Propósito de Control y Supervisión de Experimentos en Animales.  Incluso la breve reseña periodística de las investigaciones del Comité se lee como una historia de horror.  Se supone que los Indios son los paladines de ahimsã (indañabilidad y compasión) ¾valores enfatizados desde el más antiguo pasado.  Probablemente la mayoría de los científicos y administradores implica-dos en los institutos mencionados arriba incluso creen que están trabajando en forma filantrópica por el bienestar de la humanidad, porque prefieren ignorar el hecho de que practicando inhumanidad no pueden contribuir al bienestar humano.  Continúan haciéndose declaraciones presumidas acerca de los grandes valores guardados con veneración en las antiguas tradiciones del país, a pesar de la creciente corrupción, violencia y demás.

 

De manera similar, los Estados Unidos de América son la fuente  de muchos pronunciamientos acerca de los derechos humanos, aunque el bombardeo indiscriminado de Camboya, Sudán y Afganistán, o poner a los sospechosos Afganos en jaulas en su campo militar en Cuba, está lejos de ser respetuosos de vidas y dignidad humanas.  Escribiendo en The Guardian (22-28 de noviembre de 2001) Jonathan Freedland dice:

 

En los Estados Unidos no hay ningún debate acerca de lo recto y lo malo de la guerra en Afganistán...  Las objeciones sobre las cuales se ha discutido tan acaloradamente en Gran Bretaña y en Europa ¾el riesgo para los civiles Afganos, la moralidad de los racimos de bombas y las minas ‘quiebra-patas’, la pertinencia de Afganistán cuando el al-Qaida hace candentes amenazas en Frankfurt y en Florida como lo hizo en Kabul y en Kandahar¾ escasamente se oyen aquí.

 

Tales actos han dado la apariencia de una misión sagrada por liberar al mundo de violencia.  Éste es el caso de añadirle fuego al fuego para apagarlo.

 

Otros incontables casos de comporta-miento hipócrita surgidos de la inhabilidad para distinguir lo bueno de lo malo, pueden citarse para enfatizar el hecho de que nuestro mundo contemporáneo promueve la auto-complacencia, el anhelo de placer y los méritos de conocimiento superficial sobre todas las cosas, y por lo tanto se hace aparecer lo malo como bueno y no hay ningún respeto por los valores.  Si la corrupción que se ha establecido en la nuestra así llamada civilización ha de ser erradicada, es importante luchar contra la adicción al confort y al placer, que debilita y alucina a la mente.  Todo ciudadano tiene un papel que jugar para detener esa degeneración creciente.   

 

 

 

 

 

OLLAS Y CALDERAS

Radha Burnier, ‘The Theosophist’, abril de 2002

 

Innumerables ollas y calderas metafóricas por todo el mundo están comprometidas en el peligroso juego de llamar al otro negro.  Las diferencias de matiz entre los contendientes ¾que van del negro azabache hasta el gris¾ dan lugar a la idea de que el ‘otro’ es peor que uno.  Ésta es la situación tanto en el nivel global como en el individual.

 

Recientes eventos han centrado la atención sobre la difícil condición de mujeres indefensas en una gran parte del mundo que son forzadas a encubrir sus cuerpos dentro de burkas y se les priva de oportunidades para la educación, a seguir una carrera y gozar de muchas otras ventajas que su contraparte masculina considera como el privilegio de los hombres solamente.  En un artículo en Span (Ene./Feb. 2002) el ‘apartheid sexual’ está asociado con ‘palizas, tortura, violación y homicidio’ y otras indignidades y despojos ‘demasiado afianzados para ignorarlos’.

 

Esta forma de sufrimiento impuesto por hombres sobre mujeres está asociada con la religión Islámica.  Indudablemente ninguna persona compasiva o razonable podría perdonar o justificar el maltrato de la mitad de la población en cualquier parte por la otra mitad.  Las mujeres necesitan ser libres para el desarrollo de sus facultades, y tan crasa desigualdad es intolerable. Todas las personas civilizadas deben ponerse al lado de ellas y respaldar los esfuerzos para promover ideas liberales.

 

Habiendo dicho esto, también debemos anotar que millones de mujeres en países musulmanes como Indonesia, Pakistan y Bangladesh, e incluso en India, en donde hay una gran población musulmana, no están bajo las burkas.  También es necesario anotar que una enorme cantidad de mujeres en países no musulmanes no están mejor que sus hermanas que usan burkas.  The Guardian Weekly (10-16 enero 2002) informa que un creciente número de mujeres y niños han sido forzados a una esclavitud sexual, y uno de los jueces Británicos, Peter Singer, ha reprobado severamente la laxitud en relación con el tráfico de mujeres y para protegerlas de ‘un término indefinido de esclavitud trabajando como prostitutas’.  Castigos relativamente leves, si se dan, son impuestos a quienes se complacen en esta muy despreciable actividad ¾ ‘sólo dos años si causan o fomentan la prostitución de niñas menores de dieci-seis’.  Se dice que alrededor de 1.400 mujeres y algunos niños son llevados a Inglaterra cada año para este comercio, de acuerdo con informes de la ‘Home Office’ y una institución de beneficencia para niños en el Reino Unido.

La situación no es diferente en Europa o en los Estados Unidos, y uno puede legítimamente preguntar si la suerte de mujeres sepultadas bajo burkas es peor de la del creciente número de pobres mujeres que son puestas en las calles y esclavizadas por sus patrones, sin ninguna esperanza de libertad.  Es conveniente poner el dedo sobre otra religión o nación, pero el maltrato de mujeres no es particular a ninguna religión.  Mujeres Hindúes han sufrido por siglos debido a las supersticiones y males que se dice están grabados en textos sagrados.  Las esclavas sexuales, las mujeres desnudas en clubes nocturnos, y otras que son inducidas para asumir el papel de juguetes sexuales

en tierras Cristianas, no son las víctimas del Cristianismo.

 

La tentación de dinero, poder y placer se muestra en toda parte del globo de un modo u otro.  La lista de actos inicuos que cometen gentes de todas las religiones es inagotable.  El juego de ollas y calderas llamando al otro negro sólo agrava el crimen de crueldad añadiéndole el pecado de odio creciente.  También al nivel individual la mayoría de nosotros está listo para señalar las deficiencias en otros.  Cuando se mira objetivamente encontramos que las mismas faltas existen en todos nosotros, aunque en formas y grados modificados.  El orgullo, por ejemplo, es un vicio común contra el cual nos previenen los textos religiosos, pero si observamos imparcialmente veremos que la forma particular que asume el orgullo en otra persona cobra mucha importancia a nuestros ojos, mientras que parece inocua cuando se muestra en nosotros en otra forma o en un grado menor.  El mundo sería mucho mejor si el impulso de autorrectitud para ver la mota en el ojo de la otra persona tuviera fin.

 

‘La inteligencia es imparcial’ (Luz en el Sendero).  La Fraternidad Universal es el fundamento más seguro para la verdadera moralidad, porque significa examinar cada problema en forma impersonal, no motivados por el deseo de ganar puntos sobre los otros.    a

 

 

 

 

DESDE EL MIRADOR

Radha Burnier, ‘The Theosophist’, mayo de 2002

 

Conocimiento y práctica

 

Todo el que esté seriamente interesado en la vida espiritual sabe que el conocimiento y la sabiduría no son lo mismo.  El conocimiento puede existir sin relación con la vida diaria; mucho conocimiento de escrituras, filosofías, instrucción oculta y otros temas no impiden que la gente sea egoísta, peleadora o tonta.  En el Chãndogya Upanishad hay un bien conocido diálogo entre Nãrada y Sanat-kumara sobre este tema, que comienza con Nãrada declarando que él ha estudiado muchas cosas, incluidas las escrituras, artes y ciencias, y sin embargo aún faltaba lo esencial ¾ sabiduría.

 

Instructores espirituales, que han aparecido de tiempo en tiempo para enseñar y guiar a la humanidad, han procurado conducir al mundo hacia la sabiduría, y lo que ellos enseñaron, hasta donde esto ha sido correctamente transmitido, forma un cuerpo de conocimiento que no puede descartarse como improcedente para la búsqueda de sabiduría.  No todo conocimiento está relacionado con esa búsqueda, pero la verdadera instrucción espiritual es comparable con el andamiaje que ayuda en la construcción de un edificio, o la balsa que sirve para alcanzar la otra orilla, cuyo logro comienza con un largo viaje hacia la realización de sabiduría.

 

A los Pies del Maestro dice: ‘Todo conocimiento es útil, y algún día alcanzarás todo el saber; pero mientras poseas sólo una parte, procura que esta parte sea la más útil.’  Esto es particularmente pertinente ahora, cuando el conocimiento y la información están inundando el mundo sin hacerlo correspondientemente más feliz o más pacífico.  Las condiciones actuales de violencia, corrupción y egoísmo prueban que incluso el vasto conocimiento no puede transformar la naturaleza humana, reduciendo el egoísmo y enseñando amor y cuidado por otros.  Por el contrario, el exceso de conocimiento parece crear condiciones favorables para intenso orgullo, crueldad y otros rasgos que deforman la naturaleza humana.

 

Con este comienzo podemos tener la impresión de que la atención a las instrucciones y enseñanzas de los seres iluminados y santos como el Buddha y Jesús son innecesarias.  En su artículo ‘¿Hay un camino para la Verdad?’ (incluido en esta misma revista, pag.5) el Profesor Krishna dice acertadamente:

 

Leyendo todo lo que el Buddha dijo, y lo que varias personas dicen que el Buddha dijo, una persona llega a ser un erudito o un profesor de filosofía Buddhista, pero el profesor no es el Buddha...  El profesor puede incluso hablar y explicar puntos mejor que el Buddha, pero su conciencia no es la conciencia del Buddha.  A menos que haya una transformación de conciencia no hay ninguna sabiduría, sólo conocimiento...  En el campo científico, el campo del conocimiento,  en donde una declaración exacta es una verdad, uno puede aplicarla; por ejemplo, uno puede aplicar la ley de gravitación sin tener ninguna percepción profunda acerca de espacio, tiempo, materia y energía.

 

El Profesor Krishna continúa explicando que en el campo del conocimiento las fórmulas operan al ser expresiones exactas de lo que realmente existe, pero en la búsqueda religiosa las fórmulas y las ideas no son de ayuda alguna.

 

Vale la pena examinar si esto es realmente así, o si el problema es que nosotros creemos prontamente en las fórmulas dispuestas por científicos perspicaces  y por consiguiente hacemos uso práctico de ellas, pero si el Buddha hace una declaración que es cierta, que refleja hechos de la vida que él ha descubierto y experimentado en un estado de profundo e infinito amor y sabiduría, nosotros no la creemos.  Por ejemplo, la declaración de Gautama Buddha ‘el odio no cesa con el odio, cesa con el amor’ es una fórmula que opera, de otra manera él no la hubiera hecho; un Buddha no puede expresar una falsedad.  Pero millones de personas que conocen esta prescripción no creen plenamente que funcione, y por lo tanto son renuentes a ponerla en práctica de todo corazón.  Una casual aplicación superficial no puede ser efectiva, así como una fórmula científica no puede garantizar que producirá resultados si sólo se aplica parcialmente.

 

Obstáculos para la práctica

 

Hay razones para que la inmensa mayoría de la humanidad no esté convencida de las declaraciones hechas por personas espiritualmente iluminadas, mientras que las fórmulas científicas son ciegamente aceptadas inmediatamente por todo colegial.  En primer lugar, el mundo está encantado por los efectos inmediatamente ‘placenteros’ de la aplicación de los conocimientos científicos y de otras clases mundanas.  Las satisfacciones que las mentes mundanas altamente limitadas desean con vehemencia, sin tener en cuenta si se derivan o no beneficios duraderos,  son como las que proporcionan las drogas y sustancias adictivas; la mente queda agarrada en un hábito y no puede ver ni pensar frescamente. 

 

Cuando la ciencia estaba comenzando a hacer progresos como una importante forma de conocimiento, la gente no puso su confianza en ella inmediatamente, pero ahora sus méritos están comprobados; una situación similar existe en relación con la instrucción espiritual válida, cuya validez extremadamente pocos examinan.  El mundo no parece cambiar como resultado de los grandes instructores que hablan de amor, caridad e inegoísmo, porque su enseñanza no se pone en práctica, y sin práctica sincera no puede tenerse ninguna prueba de su validez.  Así como fórmulas basadas en la ley de gravitación pueden ser usadas efectivamente sin profunda comprensión sobre espacio, tiempo, materia y energía, la simple fe en las palabras del sabio, seguidas por práctica constante y sincera en la vida diaria, pueden ser usadas para cambiar el mundo.  Tal vez la violencia y la codicia fueron menos intensas en algunas eras y culturas pasadas porque la fe en las palabras del sabio no fueron en gran extremo desgastadas por el conocimiento que conduce a la gratificación física inmediata.

 

En segundo lugar, el instinto de amoldarse mete a la mente en un surco.  Inconscientemente, la mayoría de la gente copia lo que todo el mundo hace, y por eso la sociedad humana nunca cambia.  En esta época de escepticismo e investigación que conduce a un enorme avance tecnológico, casi no existe ninguna indagación por los valores prevalecientes: el odio provoca odio; se cree que la retaliación es justificable; y responder con amor al odio es ridiculizado como impráctico, o se piensa que es el sueño tonto  de Utopistas chiflados.  Se requiere valor moral para pensar de modo fresco y actuar independientemente con respecto a problemas de relación y cuestiones éticas.  Faltando tal valor, la masa de la humanidad no toma la declaración del Buddha seriamente.  Como se señaló antes, la validez de un precepto así permanece sin ponerse a prueba y por consiguiente inaceptado, aparentemente por falta de pruebas.

 

Un problema es que las escrituras y las tradiciones religiosas están llenas de contradicciones.  Las enseñanzas reales se perdieron en la infinidad de agregaciones, insensateces, corrupcio-nes y falsas interpretaciones acumuladas a través de los siglos.  ¿Cómo puede alguien saber qué dijo un gran Instructor espiritual en su época cuando no existían los aparatos que tenemos ahora para grabar fielmente?  La señora Blavatsky da la respuesta:  la religión en el verdadero sentido une a las gentes y enseña el amor inegoísta.  De aquí que sólo debieran seguirse instrucciones que fomentan la amistad, no el odio; que predican armonía, no separatividad o interés propio.  El mundo experimen-taría un cambio radical si sólo esto se practicara.

 

De otra manera incluso, sería de simple sentido común estimar el asunto a la luz de la historia: el odio jamás ha terminado por medio de más odio.  ¿No es ésta suficiente base para descartar viejos valores y tratar de vivir diferentemente ¾ en una manera totalmente diferente como sugirieron los Santos Seres?

 

Aunque este acceso sería lógico, hay enorme resistencia dentro de la psique humana para cualquier cambio revolucionario, aun si el cambio es benéfico.  La mayoría de los seres humanos prefieren seguir miserable-mente en un patrón fijo, con soledad, desengaños, mezquindades y demás, en lugar de producir un cambio total.  Esto está demostrado al considerar cómo víctimas hambrientas y torturadas de campos de concentración que soñaban constantemente en ser liberadas por las fuerzas aliadas, estuvieron tan confundidas por su libertad cuando las puertas fueron finalmente abiertas que regresaron corriendo a sus sucias literas.

 

Al considerar todo esto los teósofos debieran tomar la iniciativa y librarse de las garras del hábito, de la conformidad y de la falta de fe en la bondad que constriñen la mente, y comenzar inmediata y seriamente a vivir de acuerdo con los conceptos éticos fundamentales que son el cimiento para una comprensión más profunda.  Las fórmulas que han caído como perlas de sabiduría de labios de gente santa no debieran ignorarse o descartarse.   

 

 

 

 

 

KARMA INMEDIATO

Radha Burnier, ‘The Theosophist’, junio de 2002

 

En el Dhammapada, que se dice contiene las palabras del Buddha mismo, se nos cuenta que el mal que una persona hace le sigue tan seguramente como las ruedas de una carreta siguen las pezuñas del buey por el cual es tirado.  El bien hecho por alguien también lo sigue tal como su sombra sigue al hombre.  Esta importante declaración es pasada por alto por casi todos los seres  humanos, porque son incapaces de percibir alguna conexión entre sus propios actos y los goces y penas que experimentan.  Prevalece el escepticismo acerca de la reencarnación, y no admiten que no pueden presuponer las conexiones causales entre las acciones y los resultados a largo término.

 

Sin embargo hay un punto de vista diferente, más sutil, que puede hacer que nos demos cuenta de que somos completamente responsables por nuestras propias acciones y los creadores del gozo o de la pena que nos corresponde.  Una de las grandes verdades de la Teosofía se declaró así:  “Cada hombre es su propio legislador absoluto, el dispensador de gloria o lobreguez para sí mismo; quien decreta su vida, su recompensa, su castigo.’  El ser humano es capaz de saber lo que está haciendo, y ese conocimiento echa una responsabilidad sobre él para actuar de modos que produzcan felicidad y no sufrimiento, no sólo para sí sino para los demás.

 

Para comprender esta compleja cuestión uno debe darse cuenta plenamente de que pensamiento, emoción y acción física están interconectados.  Los cuerpos en los cuales nos revestimos en los planos de existencia físico y más sutiles, se interpenetran y por consi-guiente se afectan entre sí.  Ahora es bien conocido que emociones tales como la ira, que son concomitantes de ciertas actividades vibratorias de un orden más sutil que el físico, resultan en úlceras gástricas, alta presión sanguínea, y otros malestares del cuerpo físico.  La ambición, la frustración, y otros complejos e impulsos sicológicos, igualmente producen tensiones en el cuerpo físico que resultan en debilidades del corazón y del sistema vascular, y en otros problemas serios.  Viceversa, las condiciones corporales afectan la mente y las emociones; enfermedades físicas, por ejemplo, pueden producir depresión y actividades mentales relacionadas con ella.  Estos impactos mutuos son inevitables, y no deben ignorarse si deseamos comprender cómo opera karma y cómo podemos conducir nuestras vidas hacia la liberación del dolor y la verdadera felicidad.

 

Cuando se practica la crueldad, por ejemplo cuando un niño es golpeado, es posible que nadie lo descubra y el crimen podría permanecer impune.  En tales casos, de los cuales hay abundancia, parece como si no hubiera ninguna consecuencia adversa, y por consiguiente la existencia de la ley kármica permanecería no comprobada.  Quienes obran mal tienen éxito y gente buena sufre, dicen los materialistas, y por lo tanto no hay ninguna ley o justicia moral.  Aquellos que creen en karma porque se les ha enseñado a hacerlo, temen que sus pecados repercutan sobre ellos y por tanto se refrenan en alguna medida.  Pero cuando el escepticismo y la ‘racionalidad’ descartan como disparate lo que se acostumbra llamar ‘el temor de Dios’, las represiones morales dejan de existir, se cometen crímenes despiadados, y las gentes se complacen en el egoísmo y la violencia porque piensan que pueden actuar con total impunidad.  Pero no es así.

 

Cuando se realiza una acción violenta o cualquier otra buena o mala, tiene un efecto inmediato en los planos más sutiles y en la conciencia de la persona que la causa.  Se crea un impulso psicológico, y se siembra una compulsión de más violencia en el campo psico-mental.  Junto con otras tendencias por el estilo se construye el carácter de toda persona.  Cada pensamiento de violencia o bondad, desprecio o compasión, produce un pequeño cambio en cada uno de nosotros.  Los cuerpos invisibles en el nivel emocional y mental generan reacciones automáticas en el curso del tiempo.  Entonces las reacciones y las acciones externas refuerzan las tendencias internas.  Un acto externo puede ser hecho con aparente impunidad si nadie está viendo, o si ninguna evidencia se pone de manifiesto, pero debido a que el físico está entrelazado, como ya se dijo, con las contrapartes mental y psíquica, un acto bueno o malo produce ciertamente a su paso resultados benéficos o dolorosos, cuando la rueda del karma gira.  Los actos buenos y malos afectan la calidad de la conciencia de una persona a todo momento, y la elevan o la degradan.

 

El efecto inmediato de las acciones no es reconocido o admitido normalmente excepto a través de frases gastadas como: si usted dice una mentira, necesita decir muchas más para encubrirla.  Lo que realmente sucede es que cuando se dice una mentira nace o se refuerza la tendencia a la falsedad.  En la mitología India hay la fábula de cómo fue probado el Rey Yudhisthira, conocido por su rectitud, y falló cuando dijo una mentira para ganar la guerra.  Su carroza cayó y se hundió en las aguas inmediatamente.  Esta fábula muestra que nos hundimos o nos elevamos moral y espiritualmente por lo que hacemos o no hacemos.  No hay ninguna varita mágica para desaparecer el karma inmediato.   

 

 

 

 

 

 

 

 

NUESTRA PROPIEDAD DE ADYAR

Radha Burnier, ‘The Theosophist’, marzo de 2002

Tomado de ‘Sophia’, revista de la S.T. en España, de mayo de 2002

 

El Paraíso que H.P. Blavatsky y H.S. Olcott descubrieron y describieron cuando llegaron a Adyar, no formaba parte entonces de la ciudad de Madrás (ahora llamada Chennai).  El centro de Chennai, la zona tan poblada a la que los ingleses llamaron  ‘George Town’, se encuentra a unas siete millas al norte de Adyar.  En medio la población no era tan densa y la ciudad daba la impresión de ser un pueblo muy grande y agradable, con casas situadas en espacios abiertos, entre pequeños lagos, laderas de árboles frutales y jardines, y todo ello se hallaba al norte del tranquilo río Adyar, abierto a la Bahía de Bengala, en un gran estuario.  Los Fundadores compraron una propiedad de unos 27 acres en la orilla sur del río Adyar, con una vista maravillosa del mar y del estuario, sobre los cuales se ponían y salían el sol y la luna, en el espléndido silencio de la mañana y de la noche.  No había coches, ni teléfonos, ni electricidad, ni otras modernidades que atrajeran a la gente, ocasionaran ruidos o hicieran que la presencia humana fuera un obstáculo para la continuidad de la pureza de ese Paraíso.

 

Cuando Annie Besant ocupó la presidencia después de H.S. Olcott en 1907, adquirió la Sociedad toda la tierra situada al este y sur de la finca original, que forma parte de los terrenos de la sede actual de Adyar, y que abarca el gran árbol Baniano y otros tesoros naturales.  Toda esta extensión le dio a la S.T. una parte de la costa y el espacio necesario para proteger su ambiente tranquilo y su cualidad magnética frente a cualquier intrusión.  Incluso hoy en día, rodeado por la creciente metrópolis que es Chennai, perturbado a menudo por el ruido del tráfico y el estrépito de los altavoces, ese Paraíso continúa conservando un nivel razonable de su misterioso atractivo. 

 

Sus campos contribuyen de manera vital a preservar la salud y la herencia cultural de los ciudadanos de Chennai.  Es un maravilloso pulmón verde que tiene una gran repercusión ambiental; sus zonas naturales, sombreadas y frondosas, ayudan a mantener y a recargar las reservas de agua, que amenazan con acabarse debido al consumo indiscriminado y a la mala planificación administrativa.  La contaminación atmosférica que hay al otro lado de nuestro oasis ha alcanzado niveles muy peligrosos, haciendo que nuestro querido Madrás se convierta en zona de riesgo, parecida a muchos otros núcleos urbanos descontrolados, causantes de desastrosos cambios en los esquemas de las temperaturas y las lluvias, estropeando así la belleza de la tierra. 

 

Se han documentado más de cuatrocientas especies de plantas en nuestros campos, incluyendo muchas especies exóticas, además de una gran diversidad en mamíferos, reptiles, pájaros e insectos que viven en paz y armonía con los residentes y miembros visitantes de todo el mundo que vienen a experimentar el santuario de su sede.  La propiedad es un puerto seguro para los pájaros.  Han sido vistas unas doscientas especies dentro y alrededor del terreno, donde se alimentan, anidan o hacen una pausa, si son aves migratorias.  Hace unas décadas, el estuario de Adyar y las islas adyacentes a la propiedad de la S.T. fueron declaradas por el gobierno un santuario en el que estaba prohibido poner trampas, cepos, cazar o coger huevos.  El gobierno de Madrás le confirió a la S.T. el privilegio de proteger la vida animal, dentro y fuera de la propiedad, contra los cazadores furtivos u otros grupos ignorantes y destructivos como los gitanos.  Nos complace asumir esta responsabilidad dentro de lo posible, porque concuerda con nuestra filosofía de considerar toda vida como una, toda ella sagrada y digna de reverencia.

 

En la portada de la revista The Theosophist, hemos ido presentando algunas de las exquisitas plantas y flores que adornan los jardines.  Recientemente se han fotografiado y reproducido algunos de los preciosos pájaros que contribuyen con sus cantos, su color y su belleza a realzar la propiedad.  Esperamos que, de esta manera, el lector pueda disfrutar un poco de la belleza a nivel físico que refleja la gloria espiritual de la Naturaleza, tan palpable en este lugar, y del Poder que sustenta la Naturaleza.  Se dice que la Naturaleza es el adorno de Dios, la prenda más externa de lo Inefable, que los Upanishadas llamaban ‘Eso’ y que Krishnamurti definió como ‘lo Otro’.  Cuando volvamos el rostro a eso, igual que hace el girasol con los rayos del sol, tal vez las ilusiones empiecen a dispersarse y la luz amanezca en nuestro corazón.  Nuestra propiedad de Adyar tiene ese ambiente especial e inspirador de un lugar al cual han acudido miles de personas con un espíritu de entrega y reverencia.    

 

 

DESDE EL MIRADOR

Radha Burnier, ‘The Theosophist’, agosto de 2002

Ser excesivamente listo

 

La mente es el matador de lo Real’ cuando es torpe e indolente (tamásica); agitada o pasional (rajásica), y también cuando es ‘excesivamente lista’.  Naturalmente que esto no significa que la mente exista sin propósito.  Tiene sus propios usos cuando se emplea en la esfera apropiada, del modo adecuado.  Pero cuando domina la vida humana y reduce otras facultades a un nivel subordinado, o las suplanta, se crea un desequilibrio peligroso en la sociedad.  En lugar de actuar como uno de los instrumentos de atman, pretende ser el Yo, el repositorio de conocimiento y poder.

 

Viveka o discernimiento espiritual no es un atributo de una mente lista, sino de buddhi que ilumina a través de la mente, lo cual no puede hacer cuando esta última levanta un muro resistente de auto-engreimiento y confianza en su propia autoridad final.  Evidencia demasiado común de esto es que viveka está ausente en muchas de las discusiones y debates en todo el mundo.

 

Desde un punto de vista más elevado, ahimsa o respeto por la vida es un principio inviolable.  Sólo la Mente Divina sabe cuándo cualquier existencia individual necesita las experiencias de manifestarse en un cuerpo físico, y cuándo necesita dejar ese cuerpo para asimilar las consecuencias de esas experiencias.  La mente individualizada ordinaria, no iluminada, es incapaz de decisiones y acciones rectas en tales materias.  De aquí la admonición:  No mates. La indañabilidad es un deber supremo.

 

¿Entonces qué pasa con el asesinato masivo ¾de seres humanos, animales y otras criaturas vivientes?  Un extraño punto de debate ¾que puede verse también como un dilema judicial¾ atañe a la diferencia entre genocidio y guerra.  Ambas acciones causan sufrimiento inimaginable, aparte de poner fin a un inmenso número de vidas.  ¿Cometieron genocidio los Hutus al masacrar hombres, mujeres y niños Tutsi, o estuvieron defendiendo su país contra invasores, como lo han proclamado?  ¿Los bombardeos y actos similares de violencia contra gran número de poblaciones civiles son genocidio o parte justificable de guerra justa?  Naturalmente que ambos bandos en una guerra sostienen que lo correcto está de su lado, y por consiguiente ambos creen que no son culpables del odio ligado al genocidio.

 

El asesinato de un político en Europa cuyos puntos de vista sobre la cría de animales eran una abominación para otros, la ejecución de un joven por el asesinato cometido cuando era sólo un niño, la pretensión de cazadores escoceses que protestan que se han violado los derechos humanos porque nuevas leyes en el país prohíben la matanza de animales en despoblado ¾todas estas situaciones provocan candentes argumentos e incluso violentos sentimientos porque la luz de buddhi no puede penetrar debido al ‘matador de lo Real’, la mente personal condicionada.

 

Esta mente alcanza niveles extraordinarios de sofisticación y agudeza, y puede ser un astuto defensor de cualquier punto de vista que convenga a su propio interés.  Afirma que lo falso es verdadero, que matar es justicia, y busca hacer de la práctica de la crueldad un derecho humano.  Numerosos conflictos nacionales e internacionales y una amplia variedad de actos inmorales se originan en una mente que está extraordinariamente lista para el bien de todos.  ¿Por qué de otra manera la humanidad en general está procediendo resueltamente en un curso de autodestrucción?  Continuos conflictos, calentamiento global, enfermedades causadas por el hombre y así sucesivamente, están causando mayores estragos que las calamidades naturales.

 

La Luz de Buddhi

 

Buddhi, como la palabra misma indica, es percepción clara, estar ‘despierto’.  Buddhi significa ‘despertar’.  Buddhi es estar despierto a la indivisibilidad de la vida y por tanto al valor de toda forma viviente.  En esta visión holística hay recta perspectiva y una clara comprensión de las relaciones.  Cada rayo de buddhi que penetra la mente ordinaria la sensibiliza, y ayuda a desarrollar la cualidad de viveka. 

 

En las notas de Robert Bowen sobre las enseñanzas de H.P. Blavatsky, se indica:  “Fundamentalmente no hay sino el SER UNO...  Siendo absoluto, no hay nada fuera de él.  Es indivisible...  Esta idea es la que siempre debe estar en el trasfondo de la mente...”  Éste es el acceso a la conciencia Buddhica, y cuando ésta ilumina la mente, aun temporalmente, pueden hacerse decisiones benéficas.  Entonces el asesinato no aparece como justificable cuando se le llama guerra.  Bertrand Russell fue bien conocido por sus escritos sobre este tema, y Krishnamurti escribió:

 

Es un vasto mundo cínico, y el cinismo nunca puede tolerar el afecto, el cuidado, el amor.  Pienso que hemos perdido esa cualidad ¾la cualidad de la compasión.  No analice lo que es compasión; la compasión puede analizarse fácilmente.  Usted no puede analizar el amor.  El amor no está dentro de los límites del cerebro, porque el cerebro es el instrumento de la sensación, es el centro de toda reacción y acción, y tratamos de encontrar paz, amor, dentro de esta área limitada...

 

Lo que es importante, me parece a mí, es que cuando usted vea la estructura total de la violencia y la brutalidad humanas, que se expresan finalmente en guerra, si usted ve esa totalidad, entonces, en el mismo acto de ver usted hará lo que es correcto.

 

En otra parte escribió:

 

Mientras no tenga lugar un cambio radical y eliminemos todas las nacionalidades, ideologías, divisiones religiosas, y establezcamos una relación global ¾internamente, antes de organizar lo externo¾ continuaremos con las guerras.  Si usted hace daño a otros, si mata a otros, ya sea en un acto de cólera o por medio del asesinato organizado que se llama guerra, usted, que es la base de la humanidad, está destruyéndose a sí mismo.

 

Toda enseñanza verdaderamente religiosa tiene que ver con la gentileza, la indañabilidad y el amor hacia todas las criaturas vivientes.  El gobierno ideal es aquel que apoya la religión en este sentido, promoviendo actividades e industrias que acrecientan sentimientos y pensamientos amables e inegoístas.  La alianza entre políticos y el clero es objetable e inicua porque sus propósitos son egoístas y sectarios.  Pero mandatarios probos y ‘reyes filósofos’ pueden formular políticas que ayuden al desarrollo de la virtud y conduzcan al sendero de la buena voluntad y el amor universal.

 

Progreso y Profesiones

 

En un número reciente de la revista Time, la sección de negocios destaca la industria de la jardinería, que se dice produce ingresos de alrededor de cinco billones de dólares al año.  La feria anual de las flores de la Sociedad Real de Horticultura atrae a una gran cantidad de jardineros entusiastas desde el Príncipe Carlos hasta otros amantes de las flores del país y del extranjero.  El reporte dice que por segundo año consecutivo, los establecimientos sociales y de negocios de Europa estuvieron atentos a este evento de cuatro días y el cubrimiento de la televisión se extendió por varias horas cada día.  Las revistas de jardinería, las secciones de horticultura en los periódicos de fin de semana y los programas acerca de jardines ‘han fertilizado realmente el mercado’.

 

Ciertamente este ‘floreciente’ negocio provee empleo a miles de personas, que se benefician no sólo al tener trabajo, sino al estar empeñadas diariamente en una profesión en donde se nutren varias cualidades humanas.  Ocupándose de cosas vivientes con cuidado, protegiéndolas, asegurándose de que tengan el mejor ambiente para crecer y desarrollarse al máximo, se pone de manifiesto el lado bueno de los seres humanos.  Puede ser parte del mundo de los negocios, pero es un negocio bueno.

 

Hay otros negocios que son lo opuesto.  Lamentablemente, en India, hay un propósito oficial para criar animales en una escala intensiva y extensiva, estableciendo grandes mataderos y derivar ganancias de la exportación de carne.  Indudablemente esto suministrará empleo para muchos, incluyendo jóvenes y aun niños (niños están trabajando habitualmente en varios mataderos).  Sin embargo, personas que están ocupadas en este negocio se vuelven inmunes a la brutalidad y al derramamiento de sangre.  Matar es parte de su vida diaria; el sufrimiento y los lastimeros bramidos de criaturas vivientes no perturban sus corazones.

 

El efecto sobre las conciencias humanas por las actividades diarias en profesiones es enorme: cultivar flores es elevador, mientras que la ocupación en el negocio de matar reses es degradante.  También las rutinas militares insensibilizan las mentes de los muchos hombres que están planeando guerra, inventando armas o realmente tomando parte en la destrucción.  Pueden hacerse negocios en una variedad de áreas, pero la recta elección está siempre abierta para el gobierno como para los individuos.  India, para tomar un ejemplo, ha tenido una maravillosa tradición y manufactura artesanal, y mentes listas pueden convertir esto en un floreciente negocio en lugar de estar planeando degradar la antigua cultura espiritual de la gente con el desarrollo de mataderos.  El ‘Recto medio de vida’ es suficientemente importante para el progreso humano para haber sido incluido por el Buddha en el óctuple sendero para la iluminación.  La paz es la base de cultura y verdadero progreso.