Ahora yo quisiera contar un poco sobre obstáculos en el camino hacia la Iluminación. Por ejemplo, hay mucha gente con orgullo fuerte. Supongamos que la señora A. es una mujer orgullosa. Ella quiere que cada uno sepa: “¡Es mi camino y así yo vivo!” Desde luego, ella está llena de deseos. Por ejemplo, conquistar respeto general.
Si aparece un hombre que va a herir su sentido de orgullo, la señora A. va a luchar contra él insistentemente. Ella actúa así porque su orgullo es fuerte.
Sin embargo, este orgullo obstaculiza la Iluminación. Ustedes ¿entienden porque? Por ejemplo, señora A. seguramente mira a todo con altivez. Si es así, ella no puede ver las cosas como son. Si ella está en condiciones, en las cuales puede satisfacer su orgullo, entonces no es capaz de pensar en su perfeccionamiento. Y en este caso, ni siquiera podrá aproximarse a la Iluminación.
Y ¿que pasará si su orgullo será destruido? Si su orgullo esta herido, la mujer empieza a enfadarse. Sin embargo, ¿que sucederá si su orgullo será destruido completamente? En mayoría de los casos tal persona cae en la humillación de sí mismo. ¿Están de acuerdo?
Y estando en la humillación de sí misma, la señora A. empezará a mirar a todo desde abajo arriba. Además de esto, se hará pasiva. De esta manera, y en este caso tampoco ella podrá percibir los fenómenos como son. Es natural que como resultado ella se aleje de la Iluminación.
Así que, no debemos caer ni en orgullo ni en la humillación de sí mismos.

Superar las aficiones

Afición también es uno de los obstáculos que hay que eliminar si nos aspiramos a la Iluminación. Permítanme en calidad de un ejemplo, examinar la afición a una persona. Supongamos que un hombre que tiene afición, administra alguna organización. En este caso, él asciende los cargos de aquellas personas que le gustan. A él no le importa si ellos tienen las capacidades y talentos o no. Y por el contrario, él despide a la gente a la cual no siente afición, incluso si empleado es talentoso y necesario para la organización.
¿Adonde lo llevará eso? El desarrollo de la organización que puede y tiene que desarrollarse será parado. El gerente, desde luego, será contento de sí mismo, pero no se puede decir que él cumple bien sus obligaciones.
A continuación, observemos que es lo contrario a la afición. Vamos a pensar sobre un hombre que no es capaz de amar a nadie. Él es muy frío, no cree en nada y rechaza todo. Es un estado contrario a la afición. Supongamos que él administra alguna organización. Desde luego, él puede tener la capacidad de ver claramente la situación. Él piensa: “Señor A. tiene buen carácter, pero es incompetente. Señor B. no tiene buen carácter pero es necesario para la organización. Señora A. es linda pero su belleza, en este caso, no tiene significación. A pesar de que la señora B. no sea linda, en este caso tengo que ascenderla.” ¿Hasta ahora todo está bien?
Sin embargo, no importa a quien decida contratar, nadie de esta gente va a querer trabajar con él – ni A, ni B. Primeramente, porqué él no tiene amor, ellos van a sentir frío en cada su palabra. Los ánimos de esta gente, que oiga siempre palabras negativas, va a penetrar el frío. Es natural que A. y B. vayan a dejar al gerente tan frío.
Ambos tipos del humano, sobre los cuales acabo de contar, precisamente, las personas que tienen aficiones y las que tratan a los demás sin amor, están muy lejos del Logro, porqué cuando el humano logra la Iluminación él adquiere la capacidad de amar a cada uno y comprender todo correctamente. Pues, ustedes probablemente han entendido que la Iluminación (Logro) garantiza la felicidad no sólo en la vida siguiente, sino en esta también. La capacidad de amar a cada uno y estimar precisamente los fenómenos es la condición de una obtención rápida de la felicidad.