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Eduardo Gutiérrez fue el primero que hizo conocer la figura de Juan Moreira a través de sus relatos en el diario La Patria Argentina. En esta carta un tal Julio Llanos le hace conocer dos episodios desconocidos por el escritor.

 

CARTA SOBRE JUAN MOREIRA

 

Buenos Aires, marzo 20 de 1880.

 

Señor don Eduardo Gutiérrez.

 

Apreciable señor.

 

Al volver a ocuparse usted de Juan Moreira, tipo que ha hecho usted tan popular, no puedo dejar de hacer conocer de usted los hechos siguientes que tanto contribuyen a dar a conocer aquel raro y noble carácter:

 

Garanto a usted su veracidad.

 

El Viernes santo se le ocurrió a Moreira pasar a galope por frente a la iglesia de san Justo. No podía nadie pasar por allí a caballo y cinco de los soldados encargados de la vigilancia lo atacaron sable en mano: bajose Moreira y sin duda por ser día santo, sólo empleó el rebenque en la defensa, parando los golpes con el sombrero, pues no llevaba poncho.

 

Los soldados atacaban con brío al ver que Moreira no usaba sus armas, pero tan repetidos fueron los rebencazos, que volvieron al atrio de donde en mal hora salieron, haciéndose humo como dineros en cajas nacionales.

 

El otro episodio de esa vida temeraria es el siguiente:

 

La partida de san Justo al mando entonces del teniente Ponce hizo un día la tentativa de tomarlo y preparándose como para habérselas con ese ser que se había convertido en aviso permanente de su incapacidad y cobardía, hallolo en una fonda y lo que jamás hubiera creído, Moreira huyó. Envalentonados con ésta, al parecer muestra de temor, salen tras él con la algazara del que pretende animarse a sí mismo. Poco le duró el contento: pues, al llegar Moreira al paraje conocido por el «Estanque» vieron que se bajó, y desensillando con tranquilidad, ató el caballo con el lazo y se sentó en el recado.

 

El teniente hizo alto a respetable distancia y se pusieron a deliberar si debían o no llevarle un formidable ataque; hacían esto en medio de las sangrientas pullas del gaucho; se propuso la idea de no molestarlo, lo que obtuvo mayoría sin necesidad de cuociente.

 

Volvieron a san Justo acompañados por las carcajadas de Moreira.

 

Me es grato hacer conocer a usted estos hechos, a los que su inimitable pluma sabrá llenarlos de ese gran interés que despierta siempre lo interesante cuando está bien escrito.

 

Me repito de usted humilde S. S.

 

Julio Llanos.

 

Chacabuco 464.

 

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