Diosas del agua

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4: Len conoce a Maris

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A la mañana siguiente, Maris estaba más animosa. Parecía estar todo bien, incluso Ana no regañó a Io por nada. Después él me dijo que Maris y su sombra le habían hecho el almuerzo a los tres, y que Ana le había dicho que siguiera con sus recetas. La clase se desarrolló con normalidad, pero a la salida empezaron los problemas.

Acompañé a los tres a casa, donde Maris dijo que iría a buscar sus valijas al hotel. Rechazó mi ofrecimiento de acompañarla, porque, según ella, Len Tao no la conocía, pero a mí sí, y entonces habría problemas. Me agradeció la amabilidad y se fue al hotel. Ana me dijo que si quería me podía ir, porque la cena la prepararía Maris, y yo le hice caso, aunque estaba nervioso. ¿Y si Len Tao la había visto y la había atacado?

Pero Maris volvió con sus tres valijas, en taxi, sana y salva, según me comentó Io el martes. Maris estaba feliz, y había hecho bifes a la criolla. Ana dijo que estaba aprobado, lo que significaba que estaba delicioso, y así era. Su sombra no comía, sino que se alimentaba de la energía de Maris, así que ella comía un poco más de lo normal. Le gustaba mucho la natación, así que se inscribió en ése club en la mañana.

Pero a la noche decidí quedarme. Algo me decía que Maris escondía algo. La llevé aparte cuando íbamos a buscar a la cocina la cena y se lo pregunté.

-Len Tao te vio ayer, ¿verdad?-

Maris estaba de espaldas y se detuvo. Después tomó la fuente con la comida.

-Sí- me dijo, con voz queda.

-Ayer fui a buscar tu espada, pero no estaba. ¿Se trata de eso?-

-Sí- repitió ella.

-¿Qué importancia tiene para ti ésa espada?-

-Ésa espada es la forma física de su brazalete- dijo Ana a mis espadas, sobresaltándome –Sin él, no podrá usar sus poderes de tigre de agua-

-¿Acaso lo sabías, Ana?- le preguntó Minako, tomando forma.

-Sí, lo sabía, y no podrás disimularlo- dijo Ana, entrando en la cocina –Te amenazó con destruirla o quedársela, pero no querías alarmarnos. Y sin el brazalete, no podrás usar tus poderes para entrenar, y seguir evolucionando, hasta que Minako consiga su cuerpo humano-

-¿Eres sacerdotisa o adivina?- le preguntó Maris, dándose vuelta.

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-Debiste habértela llevado- dijo Io, con el rostro serio.

-Tus heridas eran más importantes- dijo Maris -Y Len Tao podría haber ido al hospital a matarte, y contigo a Manta. Después ya era demasiado tarde-

-Debes recuperar la espada cuanto antes- dijo Ana –Io te ayudará, y yo iré con ustedes-

-¿Y yo?- pregunté, alarmado.

-Te quedarás aquí, limpiando la casa- dijo Ana –Es muy peligroso que vayas, ya que no tienes ningún poder, y serás un blanco fácil-

-Pero si la casa está limpia... –

-Entonces lava los platos-

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Al final me quedé lavando los platos, pero mi nerviosismo iba en aumento. Miré la televisión, pero no podía centrar mi atención, y a cada momento miraba el reloj, que avanzaba a paso de caracol. Intenté dormirme, pero sólo escuché el tic tac del reloj durante todo el tiempo, escuchando los ruidos de la noche.

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Len Tao también sabía sobre los Portadores de Sombra. Los creadores de ésa redención habían sido diez magos y brujas chinas, una de las cuales había sido de su familia. Y sabía que la espada de Maris tenía más poder del que había demostrado, porque no estaba su sombra con la Portadora, no tan estables emocionalmente... Y eso le divertía. Ahora Io, Ana y ésa tal Maris vendrían por la espada. Entonces acabaría con ellos, con la misma espada que antes lo había derrotado a él.

-Señorito Len, ellos están llegando- dijo Basón, apareciendo.

-Que vengan, les tengo una gran sorpresa preparada... – dijo Len, sonriendo.

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-Io, me gustaría ayudarte en algo... pero no sé si podré- dijo Maris, mientras iban al lugar del encuentro, el mismo negocio donde, tiempo después, irían Ryo y su banda a declararlo su lugar favorito.

-Ya me ayudaste antes, en la batalla contra Len Tao en el cementerio- dijo Io, con una sonrisa –Además, no será la primera vez que  me enfrento a él-

-De todas formas, si llega el momento, yo podré ayudarte a ayudarlo- dijo Minako a Maris, pero sólo ella la escuchó.

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Len Tao los estaba esperando.

-Vaya, veo que han venido los cuatro por la espada... ¿Durante cuánto tiempo se los ocultaste, Maris?-

-No has cambiado nada, Len Tao- dijo Io, serio.

-Les devolveré la espada, pero quiero a Amidamaru a cambio-

-Nunca- dijo Io, con voz firme.

-Entonces, tendré que eliminarte, y entonces lo obtendré por la fuerza... Y a Maris también-

Maris se sorprendió. ¿Eso era una declaración? Io no se había dado vuelta, pero Ana la miraba.

-¡Prepárate!- gritó Len, lanzándose al ataque.

Pero ésta vez no llevaba su lanza.

Tenía en las manos la espada de Maris. La espada de los tigres de agua.

Io la vio, pero fue demasiado tarde. Len Tao le lanzó un rayo de energía espiritual con la espada, que golpeó a Io, lanzándolo lejos.

-¡IO!- gritó Maris. Len Tao la miró.

-Ésta victoria es para ti, mi amor- dijo, y volvió a atacar a Io.

Sus ataques eran muy poderosos. Io apenas podía esquivarlos, pese a haber llevado la espada de madera de Ryo, Manta se la había pedido antes de que ellos se fueran. Len Tao estaba jugando con él, y no tardaría en matarlo.

“Es por le espada” se dijo Maris “la espada del elemento que representa a los Shamanes y a otros seres con poderes espiritistas. Len Tao aumentará su fuerza mientras confíe en que puede, y ahora lo único que quiere es matar a Io... ¿Qué puedo hacer?”

“Déjame ayudarle” le dijo Minako en su cabeza “Tal vez pueda...” pero en ése momento Io cayó a suelo, inconsciente. Sangraba por media docena de heridas. Len Tao había vencido, y descendió, dispuesto a ultimarlo. Levantó la espada, y eso decidió a Maris.

-¡DETÉNTE!- gritó, y Len Tao y Ana la miraron –Me rindo-

-¿Qué?- Len Tao no lo creía.

-Que ganaste, y seré tuya, pero no mates a Io- dijo Maris.

Len Tao la miraba sorprendido. ¿Acaso era un truco?

-No, es verdad. Pero no mates a Io- repitió Maris.

Durante unos instantes, todos se quedaron inmóviles. Ana había descruzado los brazos, y su boca estaba abierta, al igual que la de Len. Pero después él sonrió con malicia, y bajó la espada.

-Tarde o temprano debía suceder- dijo, caminando hacia Maris. La tomó del brazo –en la otra mano empuñaba la espada- y se la llevó.

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Amidamaru me avisó enseguida. Io había perdido, y lo habían llevado al hospital. Ana estaba con él. Maris se había rendido para salvarle la vida a Io, y ahora estaba con Len. Yo no podía creerlo, y Amidamaru debió llamarme tres o cuatro veces por mi nombre para que reaccionara.

-¿En qué hospital está Io?- le pregunté, y Amidamaru me llevó.

Cuando llegamos, Ana parecía haber llorado. Su rostro era de preocupación, miraba a Io todo el tiempo, cubierto de vendajes. Tenía dos costillas y un brazo quebrados, además de muchas heridas graves. Ana no dejaba de mirarlo, esperando que se levantara, pero Io seguía dormido, o desmayado.

Nos quedamos los tres allí, cuidando de Io. Era la sala de terapia intermedia, y después fui a comprar algo para comer. Io no despertó en dos días, y las enfermeras los alimentaban por vía intravenosa. En ése momento yo lo único que deseaba era volver al primer día donde conocí a Maris, donde ella estaba feliz, Io estaba sano y Ana seguía con su malhumor de siempre... Y hablando de eso ¿Maris estaría bien?

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-Así que tú eres la Portadora de Sombra... No esperaba que fueras latina- le decía la hermana de Len –Jun- a Maris. Ella no había despegado los ojos del suelo desde que había parado la batalla y se había ido con Len.

-Ya lo ves hermana, y creo que nos será muy útil... Ya has visto el poder que tenía ésa espada, y es sólo una pequeña parte- dijo Len.

-Has hecho bien- los dos hablaban en chino, pero Maris podía entender sus intenciones –Le diremos a nuestro padre, y quedará muy complacido. Encontrar a un dragón, una serpiente o un tigre de agua es difícil... y no hay que pasarlo por alto- y salió de la habitación.

Maris estaba en un sillón, en la sala. Ahora estaba sola con Len, y él se acercó, sin hacer ruido. Le tomó la mano a Maris y se sentó junto a ella. Maris levantó la mirada hasta encontrarse con sus ojos.

-No tengas miedo, no dejaré que mi padre te haga daño- le dio él, con voz dulce. Maris nunca le había oído ése tono, y si Io hubiera estado allí, él hubiera afirmado que nunca lo había usado –Si quieres, puedes venir a China conmigo, y entonces no te faltará nada de lo que desees- se estaba acercando mucho, y Maris empezó a retroceder –Basón y Minako se llevarán bien... Y nosotros haremos lo mismo, ¿verdad?-

Len iba a besarla, y Maris lo dejó. Después de todo, ella se había rendido, y tenía que obedecerlo. Por el bien de Io, Manta, Ana... y por el de Minako. Len le dio un apasionado beso francés, y ella se sorprendió, pero no se echó atrás. Después, Len la miró con ojos dulces, y Maris se preguntó si realmente era él quien, menos de una hora atrás, casi había matado a Io.

-¿Quieres cenar, dormir o tomar un baño?- le preguntó él.

-No, gracias- respondió Maris, con la voz algo apagada.

-No debes sentirte triste, Maris. Yo prometí no matar a Io, y no tocaré a Manta ni Ana... Yo cumplo mis promesas si cumplen las promesas que me han hecho.. ¿Entiendes?- Maris afirmó con la cabeza –Ahora no te pongas así de triste. Manta y Ana están bien, e Io estará caminando en un mes.

“Y no te preocupes. Yo les diré a tus padres que te quedarás un poco más en Japón... para después ir a China conmigo. Mi hermana no se opondrá, y mi padre quedará encantado contigo. Y cuando me convierte en el Rey Shaman, tú estarás a mi lado, ¿verdad?.

Maris asintió en silencio.

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Cuando volví a la escuela, Maris ya no estaba. Se había cambiado al colegio de Len Tao, y nos había enviado una carta, disculpándose por todos los problemas que nos había causado. Le pidió disculpas a Io por sus heridas, a Ana por las ofensas, a Amidamaru por angustiarlo y a mí por ser una mala amiga. Después nos envió a cada uno una carta, donde pedía disculpas por todo. Ana leyó la suya, impasible, y después anotó algo en un papel. Eran las recetas de Maris. Me ordenó hacer la cena con eso, y que no mencionara ni una palabra sobre de dónde las había sacado.

Muchas veces intenté hablar con Maris, esperando que los dos hermanos salieran, pero Basón vigilaba. Io caminó en un mes, y para Junio ya se había recuperado del todo. Ana le dio un entrenamiento más duro que nunca, pero Io y Amidamaru no se quejaban. Yo los ayudaba en lo que podía, porque sabía que lo hacían para rescatar a Maris.

Una vez entré en la escuela de Len, faltando a la mía. Me escondí en el patio y esperé a que Len la dejara sola. Entonces le chisté y ella me vio. Su mirada era de miedo y vergüenza, y no quiso mirarme.

-Disculpa, Manta, y espero que no me odien- me dijo ella, con la voz quebrada.

-Io entrena sólo para salvarte, y Amidamaru y hasta Ana lo ayudan- le dije.

-Le hice una promesa a Len Tao, y debo cumplirla. Si no lo hago, matará a Io, y no creo que se detenga. Además, él sigue teniendo mi espada, y con ella es invencible-

-Encontraremos alguna forma de rescatarte, cueste lo que cueste- y después le pregunté -¿Qué le dijo a tus padres?-

-Que me quedaría en Japón por un tiempo más, porque me encanta éste país, y me sigue gustando... Pero ya no puedo disfrutarlo. En cada cosa que veo recuerdo cómo Len golpeaba a Io, y recuerdo mi promesa. Jamás pensé que un país tan hermoso pudiera causar tanto dolor-

-Maris, esto no durará. Dentro de poco, Io y Amidamaru vendrán a rescatarte y... – pero ella me interrumpió.

-Dile a Io que ésta noche sueñe con Amidamaru-

Len Tao se acercaba, feliz. Era increíble. Estaba sonriendo.

-¡Maris, ven, te traje tu almuerzo!-

Después, la pareja se alejó.

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Fui a la casa de Io y Ana, y les conté todo. No entendí qué quería decir ella con “Que Io sueñe con Amidamaru” pero ellos dos sí lo entendieron. Se acostaron temprano, y yo recordé el sueño que había tenido con Minako. ¿Acaso iban a reunirse con ella?

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“Amo Io, creo que ella es Minako”

“Ya la veo, Amidamaru. Acerquémonos a ella”

“¿Cree que podrá ayudarnos?”

“Al menos, es una oportunidad”

Io y Amidamaru estaban soñando el mismo sueño. Minako no podía comunicarse con ellos si no era por medio de los sueños de Maris, y ella siempre soñaba con ellos, aunque sólo ahora se había decidido a enviarles a su sombra. Minako los esperaba impaciente, con noticias.

“Len Tao se ha enamorado de Maris” empezó “Y no la deja casi nunca sola. Se preocupa porque no le falte nada, pero está decidido a no dejarla ver a alguno de ustedes. Basón me vigila mientras estoy despierta. La espada de los tigres de agua Len la escondió en su habitación, y por más que hemos intentado, siempre hay alguien vigilando”

“¿Siempre?” preguntó Io.

“Excepto cuando Maris se cambia o va al baño, pero siempre hay alguien que nos vigila, aunque no lo veamos. Incluso tiene varios zombis bien escondidos por si intentamos escapar”

“¿Cómo está Maris?” quiso saber Io.

“Deprimida y avergonzada. No hay noche en que no llore hasta pasada la medianoche, y ya casi no habla, excepto conmigo. No sabe qué hacer, y cada día que pasa piensa que Len le dirá que se irán a China, donde ninguna de las dos conoce el idioma ni a nadie, para asegurarse que no huiremos”

“Yo pensaba que él no podía amar a nadie” dijo Amidamaru.

“Él ha crecido en un ambiente donde la única forma de querer a alguien es dominándolo. Al ver a Maris y sentir su poder, supo que, si la tenía, tendría más poder que su padre, y entonces podría quererlo, o al menos demostrarle que no es inferior a él”

“¿Qué dijo la hermana de Len Tao?” preguntó Io.

“Lo felicitó por haberla atrapado. Los dragones, las serpientes y los tigres de agua, en ése orden, son los Portadores de Sombra más difíciles de encontrar, y son los que poseen mayor poder espiritual. Y una parte de éstos se manifiestan en los brazaletes, donde se ‘guardan’ los poderes, y sólo manifiestan la mitad del poder que tiene un Portador si el brazalete se transforma en espada. Maris trató de disminuir al mínimo su poder, pero Len Tao le agregó el suyo y pudo ganarte”

“¿Dónde están ahora?”

“En el hotel donde nos alojábamos primero, en una habitación al lado de la de Len Tao”

“Y ya que hablan tanto de mí, salgan de aquí” dijo Len Tao, apareciendo de la nada.

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Guts! Las cosas se complican más de lo que esperaba... ¡Len Tao enamorado! JAMÁS en mi vida lo hubiera imaginado. Pero la vida te da sorpresas, y ésta fue grande... La verdad es que en el próximo capítulo esperen lo que sea, porque ni YO sé que esperar. Dios mío, Len Tao enamorado...

Al final, no sé si éste Fanfic tendrá más o menos de siete capítulos, porque primero iba a ser largo, después corto y ahora no tengo ni idea. Dio dirá como dicen.

Bueno, nos vemos

Nakoruru

nakokun@yahoo.com.ar

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