Antes de leer: en éste mundo Ken nació en el año del dragón de metal. Según esto, toda la historia se debería desarrollar en 1949 ó 2009 (el año del dragón de metal es 1940 y 2000 respectivamente) pero todo finaliza en el año 2002, y Ken tiene nueve años al principio del relato.

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Dragones de plata

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“Las Redenciones de Sombra: una luz en la oscuridad” (fragmentos)

De las redenciones existentes, las Redenciones de Sombra son las más interesantes de todas las descubiertas; la interacción vampiro-humano es única, ya que compartir cuerpo y sombra es algo difícil, a veces imposible para los humanos que la dan 

Sólo unos pocos humanos, los que tienen el suficiente potencial, pueden ser portadores de una sombra de vampiro(...) Sólo el ser humano que tenga asignado el mismo signo y elemento del horóscopo chino podrá ser compatible con el vampiro que desee la redención. Sólo el extracto de plata pura mezclada con agua lunar en una ampolla de diamante puede identificar a los seres compatibles. 

El símbolo mágico debe realizarse con el fluido vital de los dos, y el vampiro no debe beber ni una gota de la sangre del humano. Luego deben vestirse igual, y beber nueve gotas de la ampolla en una mezcla de doce cucharadas de polvo de ortiga en agua. 

Sólo si el humano (en su mayoría mujeres) lo bebe hasta el final lograrán acceder al mar de la decisión, un lugar oscuro y nublado, en donde el destino del vampiro está en manos del humano(...)

Al aceptar, el humano adquiere las habilidades de su animal del zodíaco chino, mientras que el vampiro debe quedarse como sombra, sin ninguna clase de poder, sólo puede actuar si su portador se lo permite. Al fusionarse, luego de las apariciones físicas a los seis meses de orejas, garras y colas –y alas en algunos casos- el humano puede obligar al vampiro –que no tiene voluntad al respecto- a fusionarse con él, obteniendo una apariencia humanoide, en una mezcla de su animal común y el ser humano. 

Aunque se puede separar la sombra del portador sólo se logra si el humano entra en hibernación por medio de la magia, y la sombra es desterrada. Aún así, el humano posee los poderes con o sin sombra, y puede controlarlos a voluntad. 

Los poderes de los humanos que poseen sombra de vampiro, independientemente de su animal común, varían según su elemento; agua (NDA: poderes síquicos y espirituales), fuego (poderes de guerrero y estratega), tierra (poderes relacionados con la naturaleza, similares a los poderes Banshêê, un espíritu femenino muy apegado a la naturaleza), metal (los Cables y Escudos de Plata, aparte de poder manipular todo tipo de tecnología al antojo del Portador o Portadora) y madera (poderes mágicos, pero no relacionados con el mundo espiritual) Pueden fusionarse seres de distinto sexo. Si los dos son de igual elemento, no sólo podrán controlarlo, sino que tendrá el poder de invocar a su guía espiritual, su animal sagrado para algunos. Además, desarrollarán algunos poderes mágicos relacionados con su elemento. 

La Redención de Sombra sólo terminará con la muerte del humano. Sólo en casos muy especiales, con la ayuda de dos seres poderosos de la Luz se lograría separar cuerpo y sombra, y darles un cuerpo individual a cada uno (...) 

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Ni siquiera después de leer el libro que Daisuke me había indicado pude entender bien a qué me enfrentaría. Yo era el único que lo había visto en medio del festival de floración de los cerezos, después de meses de seguirme. No sabía si podría ser un buen Portador, aunque Daisuke me decía en mi cabeza que sí, que por algo nos habíamos reunido. Nunca me dijo cuántos años tenía, de dónde venía, en qué ciudad había nacido o cuándo se había vuelto un vampiro. Ni las razones por las cuales había hecho eso. No se lo pregunté. Él me dijo que le hablara con mi mente, que él me respondería por el mismo modo. Me dijo a la primera que por favor no le preguntara nada de su pasado, que por favor nos concentráramos en nuestro futuro. Tal vez sea demasiada responsabilidad para un chico de nueve años, pero yo la acepté. A mí también me hubiera gustado que me ayudaran si yo estuviera en la misma situación.

Como Daisuke me hablaba a mí con su mente, no me preocupaba que lo descubrieran, pero apareció un brazalete en mi mano izquierda, que se dividía en dos, que sí podían descubrir. Era plateado, una parte me tapaba la parte posterior de la mano, me tapaba desde el dedo medio hasta la muñeca, y había una gema blanca en el medio. La otra parte partía de la muñeca y seguía hasta casi llegar al codo. Las dos partes estaban unidas por una fina cadena, y había dragones tallados alrededor. Sin embargo, nadie pareció notarlo. Daisuke me dijo que sólo los seres que poseyeran poderes especiales lo verían, y me tranquilicé un poco.

No le dije nada a mamá ni a papá. Osamu me quiere, pero no creo que lo entienda. Además, él está acostumbrado al éxito, y hasta ahora el único ser que lo ha contradicho fue Daisuke. Durante los primeros cinco meses y medio no hubo problemas, pero Daisuke me hizo notar que en menos de dos semanas podían aparecer mis alas de dragón, y sería algo difícil de explicar. Así que les dije a mis padres que me iba a la casa de Takeru, un compañero de clase, al que le dije que necesitaba su ayuda por un asunto personal. Le dije que era algo que no le podía decir porque había hecho una promesa, pero que, llegado el caso, le diría todo. Takeru me preguntó –preocupado- si era algo grave, y yo le dije que sólo necesitaba pasar veinticuatro horas fuera de casa para arreglarlo. Aceptó y me fui a su casa a dormir, pero a la medianoche me fui por el techo.

Sé que Takeru estaba despierto, pero no podía decirle nada sobre Daisuke. Me llevé algo para comer y pasé toda la noche volando con mis alas de dragón plateadas a la luz de la Luna llena. Cuando salieron tuve un sentimiento extraño, como de picazón, y el mismo símbolo que hicimos Daisuke y yo, apareció a mis pies. Cuando la luz que me había rodeado desapareció, tenía mis alas de dragón, junto con mis garras. Era raro tener dedos de la mano que se doblaran a la mitad, y que la mitad superior fuera una gran garra muy afilada, y que tuviera las mismas garras uniéndose al pie en vez de dedos, pero lo que más me asustó fueron los colmillos de dragón. Pensé que eran de vampiro, pero Daisuke me tranquilizó, diciéndome que eso era normal.

Mis primeros intentos de volar fallaron, pero después pude elevarme. Volé sobre los árboles desnudos del parque –en ése entonces era invierno- y Daisuke me avisó que ya iba a amanecer y que debía esconderme. Fue una suerte que ése día fuera domingo, porque no tenía que ir a la escuela. Me escondí todo el día en un local abandonado que antes había sido una discoteca. Practiqué con mis garras y me di cuenta que eran peligrosas, así que tuve mucho cuidado de no lastimarme. Hubiera sido difícil explicar cómo me había hecho lastimadoras como si me hubiera arañado un gato de dos metros.

Comí poco, en parte por la emoción y en parte porque tenía miedo que me descubrieran. No lo hicieron, y la noche cayó con lentitud. Cuando faltaba media hora para la medianoche salí volando, agradeciendo que fuera una noche nublada, y volví a casa de Takeru cinco minutos antes que se deshiciera el efecto. Me escondí hasta que el símbolo volvió a aparecer y recobré mi forma humana. No sé cómo mis zapatos reaparecieron en mis pies, ni cómo mi remera se reparó de inmediato en la parte de atrás, donde salieron mis alas. Sin embargo, estaba contento. Daisuke no lo decía, pero él y yo compartíamos sentimientos y pude saber que estaba muy feliz. No dejó de hablar sino hasta que Takeru apareció por la ventana de su pieza.

-Tuve que decirles que habías regresado temprano porque tenías que hacer algunas cosas- me dijo Takeru -¿Has hecho lo que querías hacer?-

-Sí- le respondí, yendo hacia su ventana y entrando –Y no sabes cuánto te lo agradezco-

-¿Es por una chica?-

-No, es por otra cosa, pero me has ayudado mucho. Si hay alguna manera en que pueda pagarte, dímelo-

-Si quieres, no me respondas, pero ¿en qué estás metido?-

-Es algo difícil de explicar. Estoy tratando de ayudar a alguien, pero no lo conoces-

-¿Es un amigo tuyo?- Takeru se sentó en su cama y yo me senté a su lado.

-Sí- dije. No habló, pero pude sentir que Daisuke primero se sorprendía y después se alegraba.

-¿Puedes decirme qué problema tiene? ¿Es con respecto a su familia?-

-No sabría decírtelo. Es algo... complicado-

-Oh- hizo una pausa -¿Quieres que vayamos juntos a la escuela? Ya casi es hora de desayunar-

-Creo que mejor iré a mi casa. Estarán preocupados por mí- pero lo dudaba. Si Osamu estaba, no creía que mi desaparición se notara.

Me despedí de Takeru y salí por la ventana. Salté al patio –Dios, era increíble cómo habían mejorado mis habilidades físicas- y me fui corriendo a casa. En efecto, nadie notó mi ausencia. Se sorprendieron un poco cuando aparecí por la puerta, pero enseguida Osamu dijo que había ganado un premio nuevo, y no sabía si lo hizo para evitarme una explicación que no quería dar o si era por costumbre. De todas maneras, me senté a desayunar.

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-¿Te divertiste?- me preguntó Osamu cuando íbamos a la escuela. Él era tres años mayor que yo, y los dos íbamos a la misma escuela.

-¿Qué?- todavía estaba pensando en lo que había pasado el día anterior, mi cambio físico. No dejaba de sorprenderme.

-Vamos, sé que eso de Takeru fue una cortina para hacer otra cosa- insistió mi hermano. No en vano era inteligente -¿Fuiste a ver a una chica?-

-No-

-¿A un chico?-

-¡No, cómo se te ocurre!-

-Hum... Bueno, era una broma. ¿Fuiste a un club secreto?-

-No, Osamu... –

-Ya sé que no fuiste a la casa de Takeru porque te invitó, así que dime a dónde fuiste-

-Osamu, eso es algo difícil de explicar, y, además, yo no te pregunto qué haces con Mamini cuando sales a bailar con ella-

-¿No me lo quieres decir?-

-No es eso... Hice una promesa y la voy a cumplir-

Osamu estaba sombrado. Era la primera vez que no conseguía algo. Fue una suerte que Mamini lo llamara, así me pude escapar. Llegué al aula a tiempo, y Takeru omitió comentarios acerca de lo que había pasado. Le agradecí mucho por eso.

Las clases pasaron normalmente. Takeru me preguntó si estaba bien, que me veía más callado que de costumbre, y yo le dije que sí, que era por lo que había pasado anoche.

-¿Acaso fuiste a ver a un chico?-

-No, fue para ayudar a un amigo, no te miento-

-Si tú lo dices... –

No me preguntó más, pero me dijo que, si necesitaba ayuda, que le avisara. Mientras tanto, Osamu quiso sacarme algo de información, pero no le dije nada. Hasta me preguntó si no tenía una novia, pero le dije que no era eso. Además, dudo que me hubiera creído si se lo hubiera contado todo. Yo mismo no lo creía totalmente, y lo que hice fue en parte porque me hubiera gustado que me ayudaran si yo estuviera en la misma situación en que estaba Daisuke, y en parte porque no quería saber qué pasaría conmigo si me negaba. Osamu volvió algo molesto a casa, pero no dijo nada a mamá y a papá. Cené poco, y me fui a mi pieza. Osamu se había ido a casa de Mamini, a una fiesta por el cumpleaños de ella, y la tenía toda para mí. Me senté enfrente de mi laptop y empecé a navegar.

Me bajé algunas cosas para la escuela, y después consulté mi correo. Luego de salir, escribí en mi diario lo que me había pasado. Lo empecé a usar desde que aprendí a escribir, porque me sentía muy solo y escribir era terapéutico para mí. En ése entonces no teníamos Internet, así que empecé a escribir primero en Bloc de notas y después en Word, para pasar a una página web que nunca sería publicada.

No sabía si Osamu la había usado alguna vez a mi laptop son que yo lo supiera. Yo nunca había tocado su computadora para nada, pero a veces dudaba que él no hubiera mirado mis archivos. Creo que no, pero al ver la gran seguridad que tenía él frente a la vida me cohibía un poco. Nunca fui un chico fuerte que se destacara en deportes y nunca fui popular, pero me di cuenta que eso no era lo principal. Sin embargo, veía que mi hermano salía todos los fines de semana y siempre tenía amigos a los cuales acudir. Mamá y papá estaban felices con él, y yo entendía que no podría estar al mismo nivel que Osamu. Sé que me querían, pero estaban más satisfechos con Osamu. Yo, en cambio, era un chico solitario, y tenía pocos amigos. Algunos, como Takeru, me eran más simpáticos, pero nunca tuve una amistad verdadera con alguien. Muchas veces tuve problemas, pero no quería ser sólo una fuente de conflicto en mi familia, así que los resolvía como podía. Fueron muchas las noches en que me la pasé llorando en silencio, para que mi hermano no me oyera.

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Daisuke me decía que no me callara los problemas, que eran mis padres y que me querían. Pero yo no le hice caso. Me fui a dormir y soñé con un mundo extraño. Parecía una isla normal, pero tenía partes raras: una montaña, bosques, una zona de hielo... y una gran playa. Y vi volar algunas criaturas extrañas entre los árboles, cuando miraba los bosques. Insectos gigantes, aves que parecían peluches y también seres pequeños que saltaban entre las piedras.

No fue un sueño desagradable, son extraño, pero a la mañana siguiente me sentí mejor. El día pasó sin novedades, pero a la noche decidí salir a entrenar. Sabía que debía ejercitar mis poderes, pero no sabía cómo sacar mis poderes de “metal” como decía el libro que me había dicho Daisuke. Era una noche sin viento, y pude salir por la ventana. Afuera me transformé, porque el resplandor del símbolo podía despertar a mi hermano.

Volamos hasta el mismo local abandonado donde habíamos estado antes. Allí empecé a probar cuánto podían partir mis garras. Después volé con rapidez, doblando bruscamente de tanto en tanto, girando y viendo cuán alto podía subir. Bajé antes de llegar a mi límite, porque ya casi había perdido de vista el local entre tantas luces.

Cuando volví, seguí probando mi fuerza física. Era mucha más de lo que había visto. Pude levantar una vieja caldera de trescientos kilos sin problemas, y sin el menor esfuerzo. Pero lo que yo quería era controlar mi elemento, el metal. Intenté durante dos horas, diciéndole a la caldera “levántate”, “rueda”, “elévate” y cosas así, pero no lo logré. Daisuke me decía que era demasiado pronto, que había progresado mucho para alguien que era poco más que un niño. Me animó un poco, y volvimos a casa. Cuando entré, ya en mi forma netamente humana, eran las tres de la mañana. Osamu estaba durmiendo, o así me pareció.

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A la mañana siguiente me llevé una sorpresa. En mi laptop habían un mail extraño. No tenía virus ni era spam, pero no aparecía el remitente. Osamu no me había visto entrar... ¿O era él y me estaba haciendo una broma? No, él me dijo que no me había mandado nada, que para qué me lo iba a mandar si vivíamos en la misma casa. Me convenció, pero si él no me lo había mandado, ¿quién? El mensaje era corto, pero me dejó una inquietud constante, como si alguien me estuviera vigilando. El mail sólo decía esto:

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Ken, bienvenido a mi mundo.

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Guts! Yo de nuevo, ésta vez con un Fanfic de Digimon 02. Es una realidad alterna, como se habrán dado cuenta, y tal vez aparezcan personajes de otras series de Digimon y algún que otro personaje mío. Como ven, hay algunas grandes diferencias; todos los chicos van a la misma escuela –Taichi y compañía también- Osamu está vivo y Daisuke tiene una historia bastante diferente... Supongo que ya se imaginarán quién aparecerá más adelante en la historia, así que no les digo nada.

Chau

Nakoruru

nakokun@yahoo.com.ar

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