«…sigo el odiado
camino de monótonas paredes
que es mi destino. Rectas galerías
que se curvan en círculos secretos
al cabo de los
años.»
Introducción:
Desde
que a los 7 años, Borges, escribió en ingles un resumen de la mitología
griega, y mas tarde «La visera fatal», inspirada en un episodio del Quijote,
ya se notaban sus dotes literarios. Interesandose más en la literatura «prohibida»,
la que sus padres no le permitían leer.
El cuento que decidí analizar es «La casa de Asterión». En este cuento,
Borges trata los temas, o símbolos, como los laberintos y la muerte como una
liberación.
«A.—…la
voz de Macedonio Fernández repetía que el alma es inmortal. Me aseguraba que
la muerte del cuerpo es del todo insignificante y que morirse tiene que ser el
hecho más nulo que puede sucederle a un hombre. (…) Yo le propuse a Macedonio
que nos suicidáramos para discutir sin estorbo. Z (burlón). —Pero sospecho
que al final no se resolvieron. A (ya en plena mística). —Francamente no
recuerdo si esa noche nos suicidamos.» *
También,
el 27 de marzo de 1983, se publicó en el diario La Nación, el relato «Agosto
25, 1983», en que profetiza su suicidio para esa fecha exacta. Cuando se le
preguntó tiempo más tarde sobre por qué no se había suicidado en la fecha
anunciada, él contestó: «Por cobardía».
Análisis “La casa de Asterión”:
Es
un cuento fantástico,
que esta dentro de la obra El Aleph (Aleph es la primer letra del alfabeto, la
única que el pueblo escucho de Dios. Es símbolo de voluntad y del universo),
en el cual Borges se convierte en en un narrador protagonista (se representa en
el Minotauro), para enseñarnos el mundo de este personaje, el laberinto en el
cual se siente prisionero, donde se encuentra ante una terrible soledad y lo que
hace o piensa para entretenerse y gastar su tiempo, creando un mundo imaginario
con pensamientos contradictorios a la realidad.
Trata
un problema existente, que es el destino del hombre. El laberinto pasa a
significar los sueños o ideales del hombre, cada uno de ellos representa un
nuevo laberinto; algunas veces lo recorre y sale triunfante, pero otras veces se
enreda con obstáculos y su única salvación parece ser la muerte.
Empieza
contando que nunca sale de su casa pero que ésta tiene dia y noche las puertas
abiertas para todo los hombres y animales. «…pero también es verdad que sus
puertas (cuyo numero es infinito)…»
Aqui aparece la primera conjetura del texto, porque «…el original dice
que son catorce, pero sobran motivos para inferir que, en boca de Asterión, ese
adjetivo numeral vale por infinitos». Para entenderlo mejor, a mi entender, las
puertas están ubicadas en galerías que forman un laberinto, donde él siempre
se pierde o se confunde, por eso le parecen infinitas.
Asterión
se considera a si mismo un prisionero, aunque todas las puertas estén abiertas
él no puede hallar la salida.
Menciona
como algunas veces ha pisado la calle pero tuvo que volver antes de la noche
porque las caras de la plebe le infundía miedo y a la vez la gente se asustaba
al verlo. Esto es una contradicción a lo escrito antes, que las puertas de su
casa estan abiertas para el quien quiera entrar y encontrar quietud y soledad.
Rechaza
la escritura porque piensa que ésta no puede comunicar nada. Pero también en
momentos se lamenta por no saber leer.
«Hay
azoteas desde las que me dejo caer, hasta ensangrentarme.»
Cuenta
los juegos que inventa para gastar el tiempo.
«La casa es del tamaño del mundo; mejor dicho, es el mundo» Para
Asterión la casa es todo el mundo, porque es el único mundo que conoce.
«Todo está muchas veces, catorce veces, pero dos cosas hay en el mundo
que parecen estar una sola vez: arriba, el intrincado sol; abajo, Asterión.»
Las unicas dos cosas que estan una sola vez son, el cielo, paraiso, y el
infierno. Él considera que su vida es un infierno.
«Quiza yo he
creado las estrellas y el sol y la enorme casa, pero ya no me acuerdo.» Al no
saber quien creo esas dos cosas que aparecen una sola vez, tiene la idea de
que pudo haber sido él quien las creo y que no se acuerda, dándose así un
lugar de dios.
* Dice que el rey de Creta, Minos, pidió a Poseidón
que hiciera salir del mar un toro y así demostarle a sus hermanos su poder,
pero que el sacrificaría ese toro como adoración. A Poseidón le pareció la
idea y lo hizo, sin embargo Minos no cumplió su parte y conservo el toro,
Poseidón ofendido logro que la esposa de Minos se enamorara locamente del toro
y de ese amor nació un ser de cabeza de toro y cuerpo de hombre al que
llamaron: Asterion ó Asterio. Este fue encerrado en un laberinto que hizo Dédalo(solo
el sabia su salida), por mandato de Minos, y cada nueve años le daban como
sacrificio a 7 jóvenes otras tantas doncellas.
«La
ceremonia dura pocos minutos. Uno tras otro caen sin que yo me ensangriente las
manos. (…) se que uno de ellos profetizo, en la hora de su muerte, que alguna
vez llegaria mi redentor. Desde entonces no me duele la
soledad, porque se que vive mi redentor.» Aca se produce una contradiccion
entre la vida y la muerte, que se da cuando Asterion considera que la muerte de
las personas es como la entrada a una nueva vida, donde te liberas de todos tus
males; por esto es que el mata a los hombres que entran al laberinto, para según
él darles una liberación, que obtienen cuando los mata.
«-¿Lo creeras, Ariadna? –dijo Teseo–. El minotauro apenas se
defendió.» En este final reaparece la cuestión de la muerte. Asterión no
resiste porque quiere ser liberado de su soledad, de ese laberinto.
Todos nosotros, nos encontramos en una «casa de Asterión», porque,
aunque todas las puertas estén abiertas y podamos elegir salir de ella, elegir
lo que queremos hacer de nuestra vida, no podemos hacerlo, no encontramos la
salida, debemos seguir por este laberinto que es nuestro destino, estudiar,
trabajar, tener una familia, porque sino uno termina en la soledad, en la miseria,
y es como se pierde mas en el laberinto. Y la única manera de encontrar esa
salida que nos libere de nuestro laberinto es la muerte.
Y para pasar el tiempo en el laberinto, nos inventamos juegos.
Instituto
Cervantes (España) [Web-site.]
Metamorfosis
Net. [Web-site.]
«Diálogo
sobre un diálogo», El hacedor, Obras Completas, Buenos Aires, Emecé, 1989,
vol. II,
pág. 162.
«El
Laberinto», Jorge Luis Borges, fotocopia.