Porque “ no se va” ????

        
El regreso a mi paìs estuvo marcado por contrastes muy fuertes. Una mezcla de emociones encontradas y descubrimientos maravillosos. Nostalgia, extrañamiento, sensaciòn de “no pertenecer,” preguntas sobre mi futuro en un paìs en crisis, miedos, miedo a no adaptarme, a estar desempleada, a sentirme sola en una ciudad tan violenta como Caracas, etc, etc, etc. Pero durante un viaje largo por las carreteras y mas espectaculares paisajes de Venezuela, tuve una bella e inesperada revelaciòn: entendì porque esta revoluciòn bolivariana apenas comienza.
         Al principio, este viaje solo pretendia darme la bienvenida. El tan deseado  “
Welcome back to your Country.” De hecho fue la forma mas sublime de reencontrarme con mi tierra. Pero resultò ser muchisimo mas que eso. Resulto ser para mi todo un experimento, ya no acadèmico, sino vivencial sobre lo que realmente esta sucediendo en el paìs a nivel politico y socio-econòmico. Uno se pasa tanto tiempo leyendo, discutiendo y opinando sobre el tema; buscando las razones teòricas y coherentes, tejiendo teorìas y mas hipòtesis sobre la gran pregunta que asalta a muchos hoy: Por que Chàvez no se va? Por què sobrevive esta revoluciòn en un pais històricamente derecho-democràtico? Còmo es que la gente todavia cree en este proyecto tan verborreico? 
          Creo que cuatro años de estudio, de discusiones y entrevistas con algunos de los analistas y teòricos mas brillantes sobre la materia, jamas habian arrojado resultados tan exactos e inmediatos como los que arrojo este simple experiemento de “rodar” por Venezuela.  No solo salta a la vista la presencia de las iniciativas sociales de este gobierno en cada pueblo, caserio y ciudad del pais; sino que tambien penetra en tus oidos los numerosos testimonios de fidelidad y agradecimiento del venezolano comùn hacia la figura del presidente. El venezolano comùn, aquel que habita en el cerro, en el pueblito mas recondito del paìs y a orilla de carretera, està “
hasta la muerte con el proceso.”    
.          Es impresionante evidenciar que en cada pueblo que atravesaba, desde que sali de Caracas, habia al menos un Mercal, un comedor popular y un consultorio de Barrio Adentro o un Clìnica Bolivariana. Aunque queramos tapar el sol con un dedo, la cruda realidad es que las “misiones” si llegan a todos, y mejor aun, llegan a todo el territorio nacional. En el interior la gente ve con muy buenos ojos estas iniciativas del gobierno, las reciben con gran necesidad, se involucran y se hacen participes del proceso de cambio.   El venezolano humilde, avido de atenciòn, se identifica natural y emocionalmente con estas iniciativas. Allì es donde esta estrategia tiene su fuente de poder: en la simpatia colectiva con los planes sociales, la posibilidad de protagonizar y por consecuencia la creaciòn de lealtades para con el proceso.  Esta es precisamente la realidad que no terminamos de entender los que nunca nos ha faltado el pan, el techo y una atenciòn medica digna.
             Muchos teoricos llamarian a estas iniciativas populismo: la entrega de dadivas a cambio de votos o apoyo polìtico, la simpatia generada a traves del sentido de nacionalimo y orgullo cultural, las promesas de una vida mejor para el colectivo, el carisma y cualidades personales atribuidas al lider y celebradas por sus seguidores, el personalismo extremo que deriva en caudillismo, la identificacion del lider como defensor de la soberania popular, etc.  La realidad es que por mas populista que parezca – y lo sea de facto – esta es la punta de lanza que el gobierno, muy inteligentemente, ha preparado. 
              De nuevo, cualquier estudioso diria – con razon – que estas son caracteristicas bàsicas del populismo. Pero ¿es malo el populismo? No lo sabemos a ciencia cierta. Autores como Michael Conniff aseguran que es sorprendentemente exitoso para llegar al poder, mantenerlo y que ademàs continuarà asegurando el èxito polìtico por decadas en venir (Conniff, 1999: 1).  Seria muy fàcil identificar el Chavismo como un movimiento populista mas en el continente. Como lo fueron todos aquellos 
ismos de los años 60,70 y 80: peronismo, getulismo, velasquismo, gaitanismo, menesismo, etc.  Pero es que este proyecto va mas allà del populismo.  Este proyecto, al menos en intenciòn, evita a toda costa crear relaciones patron-cliente organizadas horizontalmente. Mas bien, incentiva a las masas a participar, a ser sus propios patrones y clientes, a autogestionarse. El populismo tradicional, por el contrario, hace arreglos corporatistas donde la oligarquia crea patrones de control elitesca, donde una clase (generalmente la desposeìda) depende de la otra.
               Entonces, ¿podriamos catalogar el gobierno del presidente Chàvez como populista?  Si hemos de llamarlo populista, entonces habria que hacer la salvedad de que no se corresponde con la definiciòn tradicional de populismo.  Talvès esta es una de las razones por las que Chàvez no se va: los latinoamericanos, y particularmente los venezolanos, tenemos una memoria històrica repleta de gobiernos populistas. La verdad es que no conocemos otra cosa. No conocemos de otro tipo de polìtica. En dos platos, nos han enseñado que la polìtica es sinònimo de populismo. De modo que es casi imposible poder aspirar a un trato distinto de este.  Queda para nuestra reflexiòn si lo que vivimos en el presente es aquello que tanto anhelabamos durante los años del puntofijismo, llamese populismo, o no.  Creo que una no muy cesuda reflexion sobre nuestros deseos, aspiraciones y necesidades como pueblo podria arrojar luces para entender por que Chàvez no se va.  En el fondo, somos populistas todos.

                                                                                                                        Caracas, 20 de Marzo del 2006.