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Marzo de 2002        

    Antropologia

 ANTROPOLOGIA Y SU RELACIÓN CON LA ODONTOLÓGICA

Dr. José D. Colque Morales

Especialista en Gestión Universitaria

Tarijo - Bolivia

 

 

 

Crecimiento y salud en menores de cinco años

 

Dado su particular trayectoria evolutiva, la especie humana tiene características específicas, una de ellas es que en el momento del nacimiento los individuos son todavía inmaduros y que, por tanto, una buena parte de su proceso de desarrollo ocurre fuera del útero. Quizá la principal ventaja evolutiva de esta particularidad sea el garantizar las condiciones para el despliegue de la enorme complejidad del sistema nervioso central, base fisiológica fundamental para la existencia de lenguaje, pensamiento abstracto, cultura, y relaciones sociales. Pero, a la vez, esta situación condiciona que durante los primeros años de vida los niños sean extremadamente vulnerables.

 

Así, los bebés nacen con potencialidades que, sin embargo, deben ser desarrolladas en interacción con el entorno extraorgánico que los rodea, que, por ello, tiene un enorme peso tanto en posibilitar o limitar su existencia física, como en moldear su corporeidad y convertirse en miembros de grupos sociales. Por ejemplo, su aparato cognitivo y fonador eventualmente les permitirá pensar y hablar, pero es el contexto cultural el que determinará cual será su idioma y los códigos simbólicos que condicionarán su existencia.

 

Como en otras especies, en los seres humanos el crecimiento físico sigue un patrón específico controlado genéticamente, así, por ejemplo, al momento del nacimiento el peso es en promedio de 3 kg y la estatura de 50 cm (Bogin, 1994). El proceso de crecimiento, que inicia desde el momento de la concepción, está caracterizado por una dirección céfalo-caudal y ventro-dorsal; un ritmo, constituido por las modificaciones secuenciales, también universales, que sufren los diferentes segmentos que componen el cuerpo; una velocidad, medida en los centímetros que se crece por unidad de tiempo, y momentos críticos, dado que los máximos incrementos ocurren de la concepción hasta los seis años, con una desaceleración a partir del segundo año, y durante la adolescencia (Ramos Rodríguez, 1978).

 

En el proceso de crecimiento es muy evidente que en la especie existe la capacidad de “ajuste” a las circunstancias circundantes. Generalmente, se distingue entre los cambios adaptativos producto de la selección natural, que se transmiten genéticamente, como podría ser el patrón de crecimiento de la especie; la aclimatación, es decir, los cambios fisiológicos reversibles no heredables que es capaz de llevar a cabo el cuerpo, y la plasticidad, o sea las modificaciones ontogenéticas que se estructuran a través del proceso de crecimiento y desarrollo y son irreversibles, pero no inevitables. Según Schell (1995), desde el punto de vista teórico y a la luz de la perspectiva evolutiva en la discusión actual hay dos puntos de vista opuestos sobre los cambios ontogenéticos, se consideran o bien un medio para la adaptación, o una forma de medir ésta.

 

Hay dos modelos de interpretación del crecimiento: el de la adaptabilidad, que ve al crecimiento como un medio de adaptación que tiene como consecuencia adaptaciones plásticas ontogenéticas y el modelo médico, en que el crecimiento es una forma de medir la adaptación (Schell, 1995)

 

Se considera que la característica adaptativa que por evolución está presente en nuestra especie es la plasticidad, esa capacidad del organismo de adecuar el crecimiento y el desarrollo físico (en sentido amplio) a muy diversas circunstancias externas y que, en su caso, las modificaciones observables durante el desarrollo ontogenético, valoradas a través de parámetros antropométricos y de acuerdo a los patrones de referencia conque se comparan, la manera en que se expresa dicha plasticidad. Desde este punto de vista la adecuación morfológica a las condiciones del exterior no es la adaptación, sino su resultado (Peña Florencia, México 1997).

Las características del ajuste que lleva a cargo el organismo durante el proceso de crecimiento cuando no encuentra condiciones óptimas de desarrollo, principalmente por la presencia de malnutrición e infecciones gastrointestinales y broncorrespiratorias recurrentes, situaciones características de los sectores depauperadas, se ha investigado a profundidad (Waterlow y al., 1977; Ramos Rodríguez, 1978), no así las consecuencias del ajuste a largo plazo. (May y al. 1993), en restos óseos encontraron que los individuos que presentaban un mayor número de líneas de hipoplasia del esmalte, indicadores de estrés nutricional entre los 3.5 y los 7 años, murieron a edades más tempranas que quienes no mostraban huellas de haber sufrido desnutrición a esas edades, lo que denota que existe relación entre la nutrición en los primeros años de la vida, con el momento de la muerte en la edad adulta, dos hechos "biológicos" distantes entre sí.

 

Determinación del estado de salud.

 

         Como ya se comentó anteriormente no todas las poblaciones con una dieta similar presentan necesariamente el mismo estado de salud. Ello puede deberse al grado diferencial de presión ambiental soportado así como a factores genéticos y culturales específicos de cada grupo humano. Los indicadores de presión ambiental a partir de restos óseos podemos considerarlos divididos en dos grupos: marcadores de estrés episódico y marcadores de enfermedades que ocurren en una sola ocasión. La hipoplasia del esmalte dentario y las líneas de Harris serían dos indicadores correspondientes al primer grupo, mientras que la cribra orbitaria, la caries y las enfermedades infecciosas o traumáticas pertenecerían al segundo.

 

         Como ya mencionamos, está demostrado que la hipoplasia adamantina es el resultado de una alteración en la producción de la matriz del esmalte. Investigaciones a nivel experimental y epidemiológico han establecido la relación causal entre distintos factores sistémicos y la hipoplasia del esmalte dental. Deficiencias nutricionales, estados febriles y una gran cantidad de otros agentes pueden ser responsables de disrupciones más o menos severas en la amelogénesis y producir la aparición de la alteración. Numerosos autores (Trancho y Robledo, 2000) sugieren que la hipoplasia es un indicador patológico inespecífico, en otras palabras, que si el individuo queda expuesto a cualquiera de los factores causales de forma severa, desarrollará la lesión.

 

Estudios en poblaciones humanas actuales demuestran que la prevalencia de hipoplasia dental es mayor en zonas geográficas con deficiencias nutricionales y sanitarias, respecto a la detectada en los países industrializados más avanzados. Sin embargo, aún no ha podido demostrarse si las alteraciones del esmalte dental son consecuencia directa de una disminución en la cantidad o calidad de la ingesta o si aparecen porque los individuos peor alimentados tienen una menor capacidad de respuesta inmunitaria y padecen con mayor frecuencia enfermedades infectocontagiosas y parasitarias. Incluso podría tratarse de un efecto sinérgico que incrementasen ambos factores de riesgo.

 

La lesión hipoplásica es producida durante la formación de la corona y puede aparecer en todos los dientes que se estaban desarrollando en el mismo momento en el que ocurrió la disrupción metabólica. Dado que las piezas dentarias maduran durante la infancia siguiendo un patrón conocido, puede estimarse fácilmente la edad a la cual aparecen las bandas de hipoplasia. Resulta sencillo medir la distancia entre la línea amelocementaria y el principio de la lesión con un calibre digital y conocida dicha medida trasformarla en meses de vida gracias a ecuaciones matemáticas estandarizadas.

 

         Estudios realizados en poblaciones humanas del pasado, demuestran la existencia de picos máximos de hipoplasia a edades superiores al primer año de vida, entre los dos y cuatro años, por esta razón numerosos investigadores han relacionado esos valores con el momento del destete (Curruccini et al., 1985; Goodman et al., 1987). En España Robledo (1998) ha podido demostrar que la población hispanomusulmana de Xarea (Vélez Rubio, Almería) cumplía las recomendaciones del Corán respecto de la edad de destete, los dos años de vida, sin un trato diferencial entre niños y niñas que favoreciese a los primeros.

Durante el desarrollo anatómico de un individuo y como consecuencia de fenómenos de hiponutrición proteinocalórica pueden producirse retrasos en el crecimiento normal de los huesos largos. Cuando la presión ambiental cede en intensidad o desaparece, el crecimiento normal se reanuda. Estos cambios en el ritmo de formación de la matriz del hueso provocan la aparición de unas líneas horizontales de mayor concentración ósea (Líneas de Harris) que pueden ponerse de manifiesto mediante placas radiográficas al ser más radio opacas. Por su número y posición puede calcularse el número de crisis y la edad a la que se produjeron.

 

 

         La frecuencia de esta afección se ha utilizado en el cálculo de tasas de morbilidad de las poblaciones humanas desde hace más de treinta años. Hoy sabemos que pueden ser reabsorbidas durante el crecimiento óseo, al menos parcialmente y que sus valores no se corresponden exactamente con los de la hipoplasia dental; sin embargo, esta aparente contradicción podría explicarse si ambos indicadores correspondiesen a presiones ambientales de diferente etiología.

 

         Algunas enfermedades infecciosas pueden dejar señales muy variadas en el hueso. La mayoría no llegan a ser identificadas con exactitud y sólo puede afirmarse la existencia de un proceso infeccioso. Otras en cambio como la sífilis, tuberculosis y lepra son reconocibles aunque poco frecuentes. La prevalencia de este tipo de lesiones probablemente aumentó como consecuencia del cambio de patrón económico cazador-recolector a agricultor y especialmente por el aumento de la densidad de población. Dicha modificación cultural también influyó en el aumento de enfermedades orales durante el tránsito de las sociedades recolectoras a las agrícolas, entre las más frecuentes cabe destacar a la caries, abscesos, periodontolisis y pérdidas de piezas dentarias ante mortem.

 

 

         Por último, entre los indicadores de actividad física o entesopatías, se considera que existirá una mayor variabilidad morfológica en las extremidades superiores. Parece lógico detectar mayor asimetría en el desarrollo bilateral de los brazos, ya que la actividad muscular de las piernas está lógicamente asociada a la bipedestación y a la marcha. El estudio combinado de estas características anatómicas con las lesiones artrósicas pueden ayudar a determinar el tipo de actividad profesional de la persona o al menos conocer el grupo de músculos o de articulaciones funcionalmente más afectados. A estos análisis se debería añadir estudios paleopatológicos de todo el esqueleto del individuo, considerando entre otros aspectos la presencia de malformaciones craneales, tumoraciones, trepanaciones, traumatismos y fracturas, afecciones reumáticas, prácticas rituales, etc., al lector interesado le recomiendo la revisión publicada por Campillo en 1994.

 

         Como puede imaginarse las líneas precedentes son tan sólo un esquema del contenido de esta ciencia, una sencilla aproximación que en modo alguno debe interpretarse como propuesta definitiva. Se puede afirmar firmemente que lo importante en un científico es cuestionar de forma continua muchas de las hechos que suponemos correctas, sólo así, reevaluando los conocimientos se puede ayudar al avance de la sociedad en la que se vive y gozar del trabajo. Sólo así aumentará la cultura presente y futura de nuestros hijos.

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

 

DELGADO B. MIGUEL. RODRÍGUEZ F. CARLOS. RODRÍGUEZ F. ERNESTO MUÑOZ B. EDITH "Análisis paleopatológico dental de la población prehispánica del tambo alto del rey, municipio del tambo, departamento del cauca, sur occidente colombiano, entre los años 1200 y 1600 d.c". Universidad del Cauca. Colombia. IV congreso virtual hispanoamericano de anatomía patológica. 2001.

MAY, R.L., A.H. GOODMAN Y R.S. MEINDL  "Response of bone and enamel formation to nutritional supplementation and morbidity among malnourished Guatemalan children". American Journal of Physical Antrhopology, 92:37-51.1993

PEÑA SAINT MARTIN FLORENCIA “Antropología física y salud en tres regiones de la zona metropolitana de la ciudad de méxico”. Latin American Studies Association, México, Abril  1997

RAMOS RODRÍGUEZ, R.“Crecimiento físico, composición corporal y Proporcionalidad”, Tesis de Maestría en Antropología Física, Escuela Nacional de Antropología e Historia. 1978

RODRIGUEZ C. JOSE.“Avances de la antropologia dental en Colombia” Universidad Nacional de Colombia Santafé de Bogotá, enero de 1999

SCHELL, L. M. “Human biological adaptability with emphasis on plasticity: History, development and problems for future research”. Human variability and plasticity, Gran Bretaña, Cambridge University Press. 1995

TRANCHO GONZALO “Biología animal I (Antropología)”. Universidad Complutense de Madrid.  <http://www.ucm.es/info/antropo/trancho/salud.htm>. (consulta 06/23/2001)


 

 

 

 

 

 

 

 

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