1.-
No expresar miedos personales al dentista enfrente del
niño,
la
causa primaria del miedo en los niños es oír a sus padres
quejarse de sus experiencias personales con el dentista;
además de no mencionar sus propias experiencias
desagradables, pueden evitar el miedo explicando de manera
agradable qué es la odontología y lo amable que va a
ser el dentista. Para los padres que aún temen los
servicios dentales, actualmente existen muy modernas y
cómodas técnicas para el manejo del niño en el
consultorio, en consecuencia no hay necesidad de que el
niño ni los padres teman al tratamiento dental. Se ha
avanzado notablemente en el alivio del dolor en
odontología, y los niños educados para que sean receptivos
al tratamiento dental aprecian más la odontología.
Generalmente se encuentran dificultades cuando los padres
u otras personas han inculcado temores profundos en el
niño, por esto los padres también deben ocultar
sentimientos de ansiedad, especialmente cuando llevan a su
hijo al odontólogo. Si sus
encías sangran cuando se cepilla los dientes, no mostrar
al niño porque se impresionan demasiado.
2.- Nunca utilice la odontología como amenaza de castigo,
es muy recomendable no obligar al niño a comer o hacer
algo que no loe gusta con la amenaza de llevarlo al
dentista o de pinchaduras con anestesia. En la mente
del niño se asocia castigo con dolor y cosas
desagradables.
3.- Familiarizar a su hijo con la odontología llevándolo
al odontólogo sin necesidad de que tenga dolor,
así
se irá acostumbrando al consultorio y empezará a
conocerlo, el odontólogo cooperará plenamente saludando al
niño con cordialidad y llevándolo a recorre el
consultorio, explicando y haciendo demostraciones con el
equipo; en estas visitas se realizan aplicaciones de flúor
o se enseña el empleo correcto de utensilios de limpieza
dental. Algún pequeño regalo al final del recorrido hará
que el niño sienta que acaba de hacer un amigo.
4.- Mostrar valor en asuntos odontológicos,
esto ayudará a dar valor a su hijo cuando enfrente lo
mismo, existe una correlación entre los temores de los
niños y de sus padres.
5.- Inculque en casa la importancia de actitudes
moderadas para llegar a formar niños bien centrados.
Un niño bien centrado es generalmente un paciente dental
bueno.
6.- Recalque el valor de obtener servicios dentales
regulares,
no tan sólo para preservar la dentadura, sino para ser
buenos pacientes dentales. Desde el punto de vista
psicológico, el peor momento de llevar a un niño al
consultorio es cuando sufre un dolor de dientes.
7.- Es imperioso no sobornar a los niños para ir al
consultorio,
esto da a entender al infante que debe enfrentarse a algún
peligro a algo que no le gusta.
8.- Nunca tratar de vencer el miedo al tratamiento de sus
hijos por medio de burlas, o ridiculizando los
tratamientos dentales,
en el
mejor de los casos tan sólo crea resentimiento hacia el
dentista y dificulta sus esfuerzos.
9.- No deben prometer al niño lo que va a hacer o no el
odontólogo,
el dentista no debe ser colocado en una situación
comprometida donde se limita lo que puede hacer para el
niño. Tampoco se debe prometer que el dentista no les va a
hacer daño, el odontólogo trata de producirlo, pero si
ocurre las mentiras solo llevan a decepción y
desconfianza; es mejor dejar que el niño se acostumbre a
tener confianza en lo que se le hace y que todo lo que
pueda sentir es pasajero.
10.-Varios días antes de la visita al dentista, se debe
comunicar al niño de manera natural que han sido invitados
a visitar al dentista,
los padres nunca deberán forzar las cosas, mostrar al niño
exceso de simpatía, mimos, miedo o desconfianza.
11.- Se deberá encomendar el niño a los cuidados del
dentista al llegar al consultorio y no deberán entrar en
la sala de tratamiento a menos que el odontólogo lo
solicite,
en tal caso al entrar al consultorio deberán actuar tan
sólo como espectadores y tratar de no hacer conversación
con el niño.
12.- No permitir que otras personas cuenten a sus niños
cuentos aterradores sobre visitas al dentista,
esto influirá en la opinión del niño hacia el dentista.
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