Mi
Poesía es mi corazón. Así como él late a cada instante y
me da vida, mi palabra poética fluye desde todo mi ser,
como un latido.
Mi
Poesía es mi Fuego Creador. A veces es tan intenso que, al
quemarme y sentirme una brasa viva, debo quitarlo de mí y
volcarlo en el papel que también queda sellado por la
impronta de Lo Ígneo. Pero a veces los versos son el calor
agradable que me permite disfrutar los distintos presentes por
los que transito, y el poema brota en mi canto, deleite pleno
maravilloso e irrepetible parecido a una deliciosa entrega de
Amor.
En
fin, mi Poesía soy yo mismo. Te la brindo porque a ti me
brindo en ella. Pasaré por tu mente, podré albergarme en tu
corazón -un tiempo o para siempre-, bajaré hasta tus entrañas...
y me contemplaré iluminado en la Luz de tus pupilas si mi
Palabra logra el milagro de saber que tú y yo somos uno mismo.
Alberto
Peyrano
|