ARTICULO SOBRE UN HOMBRE Y SU PECADO
de Chantal GuyTraducido de un artículo de Cyberpresse
Colaboración especial, La PresseTodo el paisaje de Lanaudière había ya revestido sus flameantes colores de otoño cuando La Presse se dirigió al rodaje de "Un homme et son péché", donde se afana un equipo numeroso desde finales de agosto y desde las primeras luces del amanecer.
Un momento del día casi sagrado para Claude-Henri Grignon, autor de esa novela que, por el número de adaptaciones radiofónicas, televisivas y cinematográficas que ha suscitado, ha adquirido, en el maginario colectivo quebequés, una importancia tal que solamente el talento del escritor no puede explicar.
Hablamos aquí de una fábula contada durante numerosas generaciones, de una herencia: en otras palabras, de un clásico, casi de una leyenda. Séraphin Poudrier, Donalda Laloge et Alexis Labranche son los arquetipos de una historia de la cual todavía no se ha extraído toda la savia, a lo que el director Charles Binamé se aplica actualmente, para un público nuevo, probablemente para gran dicha del antiguo.Ha sido a Pierre Lebeau a quien le ha caído la pesada tarea de encarnar al célebre avaro y de repetir a su manera “carne de perro”. Un papel que ha hecho y deshecho la carrera de Jean-Pierre Masson, asociado a Séraphin hasta el final de sus días, tanto había destacado su interpretación en la serie televisiva. “Es muy difícil hablar de un personaje que se está interpretando, nos confía Pierre Lebeau, prudente y humilde, fiel a su costumbre. Encuentro formidable interpretar el papel de Masson, que veía cuando era pequeño. Es casi irreal. Pero es difícil interpretar un personaje que todo el mundo cree conocer”. No se siente preocupado. No se hizo ninguna pregunta cuando Binamé le ofreció el papel, sin haber pasado ninguna audición.
Mirando a Pierre Lebeau, maquillado y vestido, sin haberle visto rodar, ya es creíble. Quien le haya visto como mafioso inquietante en Matroni et moi sospechará bien lo que podrá aportar a Séraphin PoudrierSolo el primer día de rodaje le ha puesto nervioso. “Es en ese momento cuando le ponemos nuestra marca al personaje. Para los espectadores, es un personaje ya marcado. El gran reto ha sido olvidarse de todo eso, como el nadie hubiera interpretado a Séraphin. Y eso es muy duro”.
Discutiendo con Charles Binamé, ha elegido explorar más interiormente a Séraphin Poudrier. “Decidí abordarlo como un hombre que sufre, en una dimensión más multiforme, explica. El aspecto sexual del personaje es muy importante. Séraphin se siente turbado por las mujeres, pero será sobretodo sobre su oro donde proyectará todos sus fantasmas. Como una neurosis obsesiva”.Es una de las llaves de la interpretación de la nueva adaptación de Un homme et son péché. La sociedad quebequesa no estaba lista para abordar el asunto en 1933, año de aparición de Un homme et son péché, no más que en 1939, tras la adaptación radiofónica o que en 1949 y 1950, años de las primeras películas de Paul Langlais e incluso en 1956, durante la serie televisiva. Las convenciones sociales tan represivas tal como se las puede comprender en la novela de Grignon (que situó la acción a finales del siglo XIX) estaban todavía presentes en el momento en que el
autor escribía su relato y sus trasposiciones.Durante nuestra visita se rodaba la escena del entierro de Simone, la huérfana del pueblo. Según los rumores, habría tratado de hacerse un aborto ella misma, posiblemente embarazada tras una violación. Donalda sigue el cortejo fúnebre bajo la mirada penetrante de Alexis. El deseo en todas sus formas –con sus consecuencias- será al fin abordado de cara. Será todavía más interesante ya que el “bello Alexis” estará interpretado por Roy Dupuis, del cual conocemos bien el poder de evocación sexual tras Les filles de Caleb...
¿Sucumbirá Donalda? Karine Vanasse se niega a decirlo. La joven actriz tendrá el ingrato papel de resistirse a Roy Dupuis. Desde que se supo que sería la mujer de Séraphin en la gran pantalla, muchas personas le han dicho “es usted muy joven para hacer Donalda”. Sin embargo, su edad corresponde con la de Donalda en la novela de Grignon, o sea 18 años. La diferencia de edad entre Séraphin será por lo tanto más flagrante y su amor por Alexis, sacrificado por deber, todavía más cruel.
“En la época en que Donalda daba lástima, dice karine Vanasse, que ha podido familiarizarse con el personaje gracias a los episodios de Belles histories des pays d’en haut y de lo que sus abuelos le han contado. Pero hay volver a ponerse en el contexto. Ella eligió casarse con Séraphin. Salvó a su familia, es fiel a sus valores. ¡Falta por saber si será capaz de vivir con su elección!”
Será por lo tanto el tercer papel de importancia en películas para Karine Vanesse (Emporte-moi, Du pic au coeur), cuya precoz carrera está llena de exitos. En fin, Pierre Lebeau no escatima los elogios para su colega, que le encanta.
Pasa “algo” en St-Charles-de-Mandeville transformado para la ocasión en Sainte-Adèle a finales del siglo XIX. Algo que tiene el olor de la Historia e incluso, un olor de santidad. Fuertes efluvios de incienso de iglesia flotan por todas partes, ya que lo utilizan para crear la atmosfera brumosa del bosque. Para construir el pueblo de Séraphin, se ha desbrozado una zona localizada entre dos pequeños lagos, teniendo cuidado de conservar los troncos de los árboles, con el fin de
notar la urgencia de la colonización en la época descrita por Grignon. “He querido mostrar la
crudeza y la dureza del país”, explica Charles Binamé, entre dos tomas.El aspecto político es otro tema que será abordado por el director. “En esta película, se lanza una mirada sobre la colonización, el desarrollo que se hizo con el sacrificio de los colonos, dice, recordando recordando que ya había abordado ese asunto en la teleserie Blanche. Séraphin representa a su manera a una multinacional que tiene a todo el mundo en su poder. Le di a Alexis una mirada más moderna; él es consciente de los recursos naturales y de la riqueza del país que están explotando”.
Tras su trilogía urbana (Eldorado, Le coeur au poing, La beauté de Pandore), Binamé efectúa un regreso a los origines y abandona su estilo “cámara a la espalda” por una aproximación cinematográfica más clásica, como había hecho en la serie Marguerite Volant. También es consciente de que se enfrenta a un gran pedazo de la cultura quebequesa. “No quiero criticar la serie televisiva, que a la gente le ha gustado tanto, pero le he querido dar más cancha, más profundidad a los personajes, dice. Le pedí a los actores que encarnen sus papeles desde la humanidad. ¡Quería que alcanzara la amplitud de la Comedie humaine de Balzac!”
En el plató, la hija del escritor, Claire Grignon, 75 años, exclama: “¡Nunca se habrá hecho una película tan buena sobre la obra de mi padre!”. No podemos creerlo. Es casi el who’s who quebequés quien participa en la producción: Rémy Girar (Pére Laloge), Robert Brouillette (Bidou Laloge), Céline Bonnier (Nanette Laloge), Benoit Brière (Jambe de bois), Julien Poulin (Le père Ovide), Pierrette Robitaille (Mme. Malterre), Anne-Marie Cadieux (Olympe), Normand Chouinard (le curé Raudin), Robert Lalonde (Le Docteur Cyprien), Louise Portal (Delphine Lacoste) y Marie Tifo
(Delima Greenwood).Todos estarán apoyados en los diálogos por nada menos que Antonine Maillet.
Los esfuerzos desplegados, la distribución impresionante, el rodaje extendido durante cuatro estaciones (lo que es bien raro en la cinematografía quebequesa en los últimos años), nos permiten esperar los mejor para su estreno en diciembre de 2002. Crééétak! No habíamos visto nada así desde hace mucho tiempo.
Traducido al español por Clara Varela
Merci beaucoup ;)