La luz súbita deslumbra, la luz gradual enseña.

 

Por Manuel Jiménez Rodríguez alumno de 3° de preparatoria.

 

Esta afirmación la he podido concluir después de la lectura y de la reflexión del libro 7° de La República de Platón, La República aborda un diálogo específico, y cada uno de los diálogos lleva un nombre.

 

Al que en este trabajo me refiero, es al diálogo acerca de “La República” o de “La Justicia”, conociendo que además existen otros dedicados al Amor, a la Virtud o bien a la Belleza.

 

En este de la Justicia se nos presenta el famoso “Mito de la Caverna”, que aún en la actualidad tiene una enorme vigencia y forma parte importante de la discusión contemporánea social y filosófica.

 

“La Caverna” podría definirse como una alegoría que nos hace pensar en la representación de la ceguera como la ignorancia y la luz como el conocimiento.

 

Vale la pena destacar que la búsqueda de la luz es la síntesis de los fines y propósitos de instituciones filosóficas antiguas y modernas como la Masonería.

 

La alegoría es una caverna en donde un grupo de hombres encadenados, lo que representa la ignorancia, sólo pueden ver hacia la pared de la misma, y la luz sólo penetra por la espalda de estos seres humanos.

 

Es en una pantalla donde se reflejan las sombras, la pregunta sería: ¿Es esta la verdad?

 

El debate de fondo en este diálogo es la interrogación sobre ¿Qué sucedería si los hombres voltearan de manera súbita a ver la luz en forma directa?

Es evidente reconocer que el contraste tan fuerte y poderoso produciría la ceguera de los mismos.

 

Por ello mi afirmación de que la luz súbita deslumbra de tal manera que no nos conduce a encontrar y comprender la verdad, la sabiduría o la justicia, y que al contrario la luz que se nos presenta de manera gradual, entendiéndola como las etapas del conocimiento, nos conduce hacia el conocimiento y la verdad.

 

¿Qué pasaría si un hombre que viene de la luz les revelara a los que se encuentran en las sombras que ellos están equivocados, que la verdad no está en la pantalla sino que se ubica directamente a sus espaldas?

 

La respuesta pareciera ser que los hombres de las sombras agredirían a los de la luz porque no comprenderían con precisión lo que en verdad se les quería transmitir.

 

Por lo tanto pudiéramos concluir que la verdad es subversiva, es peligrosa, es rebeldía.

 

Los hombres observamos meras sombras porque no estamos educados a acercarnos a la luz, por lo que ésta alegoría se refiere al encuentro de la verdad y del conocimiento científico y hoy tecnológico de manera paulatina y gradual.

 

De esta manera encontramos la acción liberadora de la esclavitud en que nos encontramos porque busca la libertad y la verdad.     

 

¿Nos encontraremos nosotros sujetos a las sombras y de espaldas a la luz?,  y de ser así, ¿Cómo podemos liberarnos de nuestras ataduras?

 

En resumen en la historia de la humanidad, de cualquier era a la que nos refiramos, hay una constante en la lucha constante del saber humano: la búsqueda y encuentro con nosotros mismos y a partir de ahí con la siempre discutible verdad.