La Familia Elnecavé Hay
indicios de la familia Elnecavé en la España del siglo 13, pero uno de
los más famosos y conocidos vivió en el siglo 14. Rabí Israel Ben
Yosef Elnecavé “Hakadosh”, rabino de la ciudad de Toledo y autor
del “Menorat Hamaor”. Fue muerto durante los pogroms de 1391 “Al
Kidush Hashem” por no aceptar renunciar
a su fe.
Su hijo también rabino y eminente médico, considerado
precursor de la gerontología, huyó al norte de Africa y se instaló en
Tlemcen. Se trató de Rabí Efraim Elnecavé, apodado “El Rab”.
El 13 de marzo de 1931 funda “La Luz” en Buenos Aires
siendo sus principales objetivos hacer conocer los valores morales,
espirituales e históricos del judaísmo, las ideas sionistas de redención
en Erets Israel; la unión de las colectividades ashquenazíes y sefaradíes;
la difusión de los valores históricos y nacionales de la república
Argentina; la difusión de hechos y noticias de todo el mundo judío; la
confraternidad entre todos los credos y todos los pueblos del mundo. En
el ámbito comunitario, entre otras cosas, “La Luz” se empeña en señalar
los errores institucionales, con el único propósito de velar por el
interés público.
Paralelamente, en la década del ’40, Don David Elnecavé
fue embajador itinerante de la Universidad Hebrea de Jerusalem, llevando
su verbo entusiasta a través de conferencias que dictó en las
principales universidades de Latinoamérica para que se conociera la
cultura de Israel.
Publicó varios trabajos y libros y en 1955 cedió la
dirección de “La Luz” a su hijo Nissim Elnecavé Z”L.
Quiero manifestar el orgullo espiritual e intelectual que
me embarga por el hecho de constituir la cuarta generación consecutiva
de una digna familia de intelectuales y periodistas.
Esta línea es de la Continuidad cuyas bases consisten en
la educación que se mama en el hogar. Cuando esto sucede –cosa que se
invoca diariamente en las oraciones- no es necesario esperar la
desaparición de un familiar para poder heredar, y esto sabemos que
generalmente es motivo de agrias disputas familiares porque se trata sólo
de herencias materiales. Las verdaderas herencias espirituales se legan
en vida, tal como sucedió en nuestra familia: mi bisabuelo en vida le
cedió la dirección de “La Luz” a mi abuelo y éste hizo lo mismo
con mi padre. Tradición moral que ha dado vida renovada a nuestro
pueblo durante más de cinco milenios. Ariel Elnecavé |
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