Las Parras: el reto de beber

El equipo de gobierno del ayuntamiento de Montellano, no tuvo en cuenta el proyecto del área de obras y urbanismo de IU Los Verdes de Montellano, donde se proponía la construcción de una fuente abrevadero con dos grifos y su correspondiente rebosadero para el agua sobrante. El ayuntamiento ignoró el proyecto, pero acometió otro parecido que en la práctica se revela ineficaz e inútil a la hora de resolver el problema que tienen los ganaderos de la zona. En lugar de tener dos grifos como el que se proponía, tiene uno sólo, a tanta altura que la presión del agua es insuficiente. Para colmo de males, la altura del abrevadero es tal que las pobres cabras se ven obligadas a hacer malabarismos para poder beber. El resto de los animales del entorno, ovejas, perros y demás, lo tienen más difícil todavía.
Pensamos que la solución propuesta al ayuntamiento en su día, por el área de obras y urbanismo de IU Los Verdes, era la más correcta; no podemos decir si más barata o más cara, puesto que desconocemos el coste total de la obra llevada a cabo por el grupo de gobierno, pero desde luego no hubiéramos puesto el pilón a esa altura.
Aparte de los graves inconvenientes que plantea el abrevadero a los animales que se acercan a él, la obra realizada en la zona conocida como Las Parras, ha supuesto otro quebranto de la historia parecido, aunque no tan grave, al acometido en los antiguos lavaderos del pueblo.
Algunos de los obreros que han trabajado en la obra, y nosotros mismos, pudimos ver en su día unas antiquísimas pilas de piedra, excavadas en la roca, que en tiempos lejanos hicieron las veces de abrevadero.
Las citadas pilas de piedra, naturalmente, estaban a la altura que debían estar, y además se apreciaban en ellas pinturas de almagra.
Pensamos que lo hecho con las antigua pilas de roca ubicadas en el abrevadero de Las Parras, es otra muestra del terrorismo histórico que contínuamente comete con el patrimonio de Montellano el actual equipo de gobierno.
Lo suyo hubiera sido rescatar las antiguas pilas del abrevadero, algunas de las cuales hubieran servido incluso en las obras del propio rebosadero, o bien dejarlas en un sitio próximo al lugar donde se acometió la obra, aunque fueran tan sólo como recuerdo de nuestros tatarabuelos, que hace siglos transitaban por el lugar con grandes rebaños de ganado.
Cuando el ayuntamiento emprendió las obras, debía haber tomado un pequeño parecer al pueblo, o al grupo de la oposición que ya le había presentado un proyecto de fuente-abrevadero, por cierto, mucho más estético, práctico y quizás económico que el llevado a cabo por el equipo de gobierno del PSOE.

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