El PER, una espoleta para la reconversión

Todos asumimos como un hecho que el éxodo producido en el campo es debido a la tecnificación del sector, así como a la política llevada a cabo desde el gobierno.
La huida a otra profesiones se ve favorecida coyunturalmente en la exposición universal de 1.992. La gran oferta que hace Sevilla a los profesionales de la construcción sobre todo en los años 1.990 y 1.991 haciendo doblar, triplicar y a veces más el sueldo, la rapidez con que se necesita la mano de obra, favorece las especialidades y se empiezan a crear verdaderos autómatas de los ladrillos, los azulejos, soldadores, etc.
Terminada la Expo del 92, el panorama es desolador, el retorno a los pueblos de una ingente cantidad de mano de obra que ya no tiene retorno sobre una masa social ya colapsada, con la incorporación de la mujer al mundo del trabajo; como un boquete a la salida para esa olla a presión a punto de ebullición se vislumbra el P.E.R.
Una frase acuñada por los trabajadores dice así: "a igual trabajo, igual salario". Mal interpretada, se empieza a contratar mano de obra cualificada, sin ningún referente de prestación o aportación de rendimiento, en relación al coste que para la sociedad supone es decir: La contratación de un especialista le cuesta a la sociedad el equivalente a 3 parados por mes, pero a cambio, "atención", éste no está obligado a ofrecer un mínimo de producción de ningún tipo, o sea, que cualquier unidad producida puede hacerse en el doble o triple de tiempo sin que nadie se escandalice.
Se podrá argumentar que el trabajo de un oficial merece esa distinción, la respuesta es que ya se le paga por esa cualificación por lo que no es motivo de discusión de éste artículo la calidad sino el rendimiento. Por lo tanto para ser consecuente con la frase antes mencionada, diríamos a un determinado salario corresponde un determinado trabajo.
Es notorio y evidente que los sectores más dominantes llamémosles "especialistas", están imponiendo sus modo y sus formas, obsérvese que la construcción es el sector más pujante incorporando especialistas en el PER, relegando a segunda o tercera categoria a los demás ciudadanos de la industria, los servicios, etc.; los conductores, por ejemplo, tienen una incidencia mínima cuando en nuestro pueblo existe un gremio importante que vive del volante.
De ahí se deduce que éstas consecuencias son las que dan lugar a lo que se ha dado en llamar la "cultura del pacto" o de "estómagos agradecidos", es decir, en la medida en que ciertos individuos obtienen unas ventajas laborales con respecto a sus compañeros, ceden en sus reivindaciones y actúan de pantalla. Estamos pues ante un nuevo fenómeno ante el que cualquier observador medio le sería dificilísimo saber quién es más responsable de éste desaguisado, los gobernantes o los gobernados, los primeros consintiendo y los segundos manteniendo el estatus de los primeros, esta simbiosis o acuerdo crea un determinado clientelismo, es decir, tú me eres fiel y yo te doy. De seguir así, los sectores más desfavorecidos deber preparar su propio pacto, si no las ayudas que cada dos años reciben del PER, se pueden convertir en el equivalente de la limosna que da Cruz Roja o Cáritas. Había que plantearse esa y otras discusiones seriamente porque tarde o temprano la espoleta que para la reconversión supone el PER, nos puede estallar en nuestras propias manos.

Nota:Debido al alto porcentaje de tergiversación a que puede ser sometido este artículo, me ofrezco e invito para abrir un debate con quienes quieran y donde quieran, con la única condición por mi parte de que sea público y abierto.

Horacio Muñoz Leoniza

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