Diario «Ambito Financiero» 21 de octubre de 1992

Respuesta a Julio Ramos

 

 

No somos estatistas, pero tampoco privatistas dogmáticos, porque las privatizaciones son instrumento y no un fin en sí mismas. En la Argentina no se realizaron como inversiones de riesgo que garantizaran la prestación de los servicios públicos esenciales, sino como un mecanismo de pago de la deuda externa. Sólo así se entiende que las tarifas telefónicas cuesten hoy ocho veces más que cuando existía ENTEL, según lo denunciaron la UIA y la CGI.

La economía de mercado es necesaria pero no suficiente. El sector privado tiene legítimos fines de lucro, por eso no invierte en la escuela pública, en el hospital, en la administración de Justicia ni en la seguridad. El rol del Estado es fijar equilibrio entre el Modelo nacional y la libertad; entre la regulación y la iniciativa privada, porque siempre alguien regula. Si el granjero no regula su gallinero, lo regula el zorro.

¿Qué podría esperarse de un gobierno del MODIN?

Una recomposición de los mecanismos para recuperar el ahorro interno. El ahorro nacional -adecuadamente orientado- transformado en inversión es la causa del desarrollo. La inversión extranjera, que será siempre bienvenida, es complemento de ese ahorro interno. Sin inversión no hay tecnología; sin tecnología no hay desarrollo, y sin desarrollo habrá conflicto, porque el desarrollo es el nuevo nombre de la paz, como bien definió Paulo VI. El objetivo es crear más riqueza y distribuirla mejor.

Salarios dignos para desarrollar el consumo, dinamizar el comercio y activar la producción, porque el salario no puede ser la ventaja comparativa de un país que tiene recursos naturales y capital humano más que suficiente para establecer otros parámetros de competencia. Y porque necesitamos un mercado interno tan poderoso, que su demanda sea capaz de cubrir los costos fijos de las empresas.

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Modin. Una patria con Justicia, Dignidad y Libertad