EPÍLOGO

 

 

 

   A la mañana siguiente, las Guerreras Mágicas son sorprendidas por la voz del Vala Céfiro pidiéndoles que se reúnan con él en el jardín.

   En silencio, las tres jóvenes obedecen.

   Han pasado demasiadas cosas en muy poco tiempo. Presea y Lisand se han marchado sin decir a dónde y cada una percibe (de forma distinta) una serie de cambios que no saben exactamente cómo definir.

   Paris, Ascot y Lantiz están esperándolas a la entrada del jardín y las acompañan hasta... ¿¿el Árbol Blanco??

   El jardín es mucho más grande que el día anterior y en su centro hay una especie de anfiteatro con uno de los emblemas de Céfiro dibujado en el mosaico. El Árbol Blanco está ahí, ocupando el centro exacto del castillo. Bajo su sombra hay siete tronos blancos, dispuestos en semicírculo y cada uno de ellos tiene un emblema distinto, realzado con joyas.

   Y Clef está ahí, de pie frente al trono del centro.

   -Bienvenidos -les dice, otra vez con la voz del Espíritu de Céfiro.

   -¿Qué significa esto? -pregunta Lantiz.

   -Un nuevo comienzo. Ahora que el último secreto ha sido revelado, me es posible cambiar algunas cosas, corregir errores antiguos. Posiblemente termine cometiendo errores nuevos, pero el riesgo vale la pena, o al menos eso es lo que me han enseñado ustedes.

   -¿Quieres decir que eliminarás por completo la Base del Pilar? -pregunta Lucy

   -Para hacer eso tendría que destruirme a mí mismo y, aunque hubo ocasiones en que esa parecía ser la única salida, la verdad es que tengo algunas razones para seguir viviendo. Pero puedo hacer un par de cambios.

   -¿Qué clase de cambios?

   -Este planeta dejará de sustentarse en la voluntad del Pilar y la Base para derivar naturalmente, como ocurre en la Tierra -Lucy, Marina y Anaís se sobresaltan al escuchar que Clef se refiere al "Mundo Místico" con el nombre correcto-, por supuesto, si llegamos a tener un desastre ecológico por contaminación o algo por el estilo (sé que ustedes tres, niñas, entienden a qué me refiero), el resultado será el mismo que si destruyera la fuente del Fuego Blanco -aquí, Clef sonríe y cierra los ojos-. He limitado mucho mis propios poderes para conseguir esto, de modo que si alguna vez llegamos al borde del colapso, no será mucho lo que pueda hacer, pero me someto con gusto a las consecuencias que pueda traer mi decisión. Amigos míos, desde hoy este planeta será gobernado por los siete miembros del Consejo del Árbol Blanco, su margen de actuación será mucho más amplio que el del Pilar, al igual que su margen de error, pero creo que nuestra gente puede comprender ya cuál es la diferencia entre vivir con libertad y sobrevivir "a salvo". Dado que yo mismo soy el espíritu de Céfiro, no puedo sustraerme de formar parte del Consejo, pero decidí entregar seis séptimas partes de mi poder a seis personas que he elegido cuidadosamente. Ellos serán los Príncipes de Céfiro y gobernarán conmigo, sin que por ello estén atados a Céfiro como lo estuvo la princesa Esmeralda. ¿Qué opinan de esto?

   -Me parece una buena idea, ser el Pilar de Céfiro era una responsabilidad demasiado grande para una sola persona -dice Anaís.

   -Sí, estoy segura de que los nuevos guardianes de Céfiro harán una buena labor -dice Marina.

   -¡Por supuesto! Si aman este mundo y a su gente tanto como nosotros, sólo podemos esperar lo mejor    -dice Lucy.

   -Sé que mi hermana aprobaría tu decisión -como siempre que habla de Esmeralda, Paris está muy serio y solemne.

   -Habría que ser muy tonto para discutirlo -dice Ascot, con cara de no estar muy convencido-, tienes la mala costumbre de tener siempre la razón. Y, cuando no la tienes, haces lo que te da la gana.

   Lantiz tarda un poco en dar su opinión.

   -¿Estás seguro de que quieres hacerlo, Espíritu de Céfiro? Una vez dijiste que para eliminar por completo el Pilar tendrías que destruirte a ti mismo. ¿No es eso lo que sucederá cuando dividas tu poder?

   La risa de Céfiro viene de todas partes, el cielo, de la tierra, del agua, incluso del Árbol, y forma pequeños remolinos de aire, pero el rostro de Clef no cambia de expresión.

   -Dolió, y mucho. Sin embargo, ya está hecho, no puedo volver atrás y no moriré por ello, será sólo otra cicatriz en el corazón y no voy a amargarme esta vez, hay cosas que me importan más en este momento.

   -Bueno, si no hay más remedio... -Ascot empieza a caminar hacia la salida.

   -¿A dónde vas, muchacho? -pregunta Clef.

   -A buscar a alguna de mis criaturas que esté menos agotada que yo. ¿Seis príncipes, dijiste? Me imagino que tendremos que ir a buscarlos, ya que siempre nos toca el trabajo pesado. Es más, supongo que están en seis lugares diferentes de Céfiro, eso si no tenemos que buscarlos en Autosan, Faren, Cizeta o el Mundo Místico, cosa que no me extrañaría.

   Esta vez la risa de Clef y la del Espíritu de Céfiro están bien coordinadas, en otras palabras, Clef ríe a carcajadas, todo parece brillar con una luz distinta e incluso es posible sentir un ligero temblor de tierra.

   -¿Qué es lo gracioso? -Ascot está furioso.

   Clef se seca las lágrimas con el dorso de la mano.

   -Pensé que te habrías dado cuenta tan pronto como dije que eran seis personas. Ustedes son los Príncipes de Céfiro.

   Al parecer, sólo Lantiz lo había entendido al primer intento.

   -Pero,... pero,... pero... -tartamudea Lucy.

   -Un solo "pero" ya es demasiado, Lucy -advierte Clef, poniéndose serio.

   -Es que nosotras somos del Mundo Místico -logra decir la niña.

   Clef sonríe, como reuniendo toda su paciencia.

   -¿Pero entonces nunca volveremos a casa? -se angustia Anaís.

   -Yo no dije eso. Pueden ir y venir según su deseo.

   -Pero tú dijiste que sólo el Pilar de Céfiro podía traer a las Guerreras Mágicas desde el mundo Místico... -dice Lucy.

   -Y a eso puedo añadir que la princesa Esmeralda tenía ese poder porque se lo había dado el Espíritu de Céfiro -responde Clef, ya sin sombra de sonrisa.

   -Pero la segunda vez que llegamos aquí, tú dijiste que no tenías poder para convocarnos... -dice Lucy.

   -Porque no podía permitir que los demás supieran quién era realmente, pero sí tengo ese poder, y ahora ustedes también -en la voz del Espíritu de Céfiro se notan ya los síntomas de estar al borde de perder la paciencia.

   -Es cierto -musita Marina con tristeza-, todavía pensamos como si estuviéramos hablando con Clef. Chicas, recuerden que éste es el Espíritu de Céfiro y que Clef jamás ha existido.

   Él parece quedarse mudo por unos instantes y, cuando habla, lo hace con la voz de Clef.

   -Lo dices como si te hubiera mentido.

   -¿Y no fue así?

   -¡No! Clef existe y es tan real como puedas serlo tú. Yo soy Clef, nunca he dejado de serlo. ¡Mi querida Marina! Hace dos días no te importaba que yo hubiera nacido en una dimensión distinta de la tuya, no te importaba que fuera un hechicero ni que fuera más de setecientos años más viejo que tú... ¡Por Dios! Ni siquiera te importaba que aparentara tener diez años aunque tú tuvieras quince...

   -¿Y cuántos tienes en realidad? ¿Ocho mil millones? ¿Cien mil millones?...

   - ...

   Justo como cuando se encontraron por primera vez, Clef le da un bastonazo en la cabeza. Marina se calla y le dirige una mirada asesina, él tose discretamente mientras recupera la calma (o tal vez sólo para disimular la risa).

   Esa tarde, Marina encuentra a Ascot contemplando el Árbol Blanco.

   -Así que aquí estabas, todos nos preguntábamos dónde te habrías escondido.

   -Hay algo que no está bien, Marina -responde el joven-. Y tiene que ver con Guruclef, Céfiro o como quiera que se llame. Es como si fuera otra persona. O tal vez la misma persona, pero como si hubiera llevado una vida distinta.

   -Tal vez sea el resultado de ya no tener que mentirnos -dice que ella con voz insegura.

   -Es algo más serio que eso -responde Ascot y se aleja, dejándola con la palabra en la boca.

   -Sí, pero ¿qué? -murmura Marina, tomando otro camino.

 

***

 

   -Ah, no, no -dice Clef, rechazando la copa con ambas manos-. No me harás probar ese brebaje por ningún motivo.

   -¡Pero es la costumbre de Cizeta! -exclama Caldina, con profundo desencanto-. ¡Para eso lo enviaron Tata y Tatra! ¡Se ofenderán si no lo hacemos todos!

   -Caldina, si de verdad no vas a dispensarme de esta ceremonia, entonces perdóname que no pruebe el vino. Diré todo lo que quieran saber, pero no voy a probar ni una gota de eso.

   Los demás sonríen. Los restantes miembros del Consejo le han prometido a Guruclef que nadie aparte de ellos sabrá sobre su doble identidad, y Caldina sigue tratando al mago igual que al resto, de manera que lo hace pasar por verdaderas angustias en la pequeña celebración que han organizado antes de que las Guerreras Mágicas regresen a su mundo, con la promesa de que volverán en unos días.

   -Está bien -se resigna Caldina-. Pero tienes que decir absolutamente toda la verdad acerca de lo que te  preguntemos y cada uno de nosotros tiene derecho a hacerte una pregunta, sin importar lo personal o vergonzoza que resulte. Si te niegas a responder una sola, tendrás que tomar el vino. ¿De acuerdo?

   -Si no hay más remedio... -murmura Clef-. Tú primero, Caldina. Tengo la impresión de que si puedo contestar a tu pregunta, podré con todas.

   Caldina sonríe con malicia.

   -Bueno, bueno ¿qué te preguntaré? Hum, ya sé... ¿Alguna vez has hecho una maldad?

   -¿Una maldad? ¿A qué te refieres?

   -Una travesura. Eres el mago más poderoso de Céfiro. ¿Nunca te has aprovechado de ello para conseguir algo para tu propia satisfacción?

   -¿Q-quieres saber si he abusado de mi posición y mi poder para lograr algo?

   Clef se pone rojo como un tomate. Anaís está a punto de interceder para que Caldina modifique su pregunta, pero Marina, con una mirada cargada de sospechas, se le adelanta:

   -Tendrás que decirlo de todos modos, Clef, si no lo dices por tu propia voluntad, lo harás bajo los efectos del vino de la verdad.

   -Er... sí. Creo que puede decirse que hice "una maldad".

   Los ojos de Caldina brillan.

   -Bieeen. Tienes que dar una respuesta completa, y eso significa... ¡¡¡¡¡¡¡detalles!!!!!!

   -Oooh -Clef se sonroja todavía más, Marina está empezando a lucir bastante suspicaz-. Bueno, ni modo. No fue hace mucho; de hecho, fue ayer.

   -¿Sí? -inconscientemente, los demás se han ido acercando poco a poco.

   -¿Recuerdan cuando les dije que ya no había sitio para Zagato en este mundo?

   -Lo recordamos -dice Lantiz, repentinamente serio-. Dijiste también que lo habías enviado a un sitio seguro.

   -Pues no lo envié a un sitio seguro, Lantiz. La verdad es que lo envié a uno de los lugares más peligrosos que existen; y me aseguré de que tuviera un encuentro inesperado una vez ahí.

   -¿¡¿Qué estás diciendo?!?

   -Verás, lo envié a...

  

   Zagato mira a su alrededor, intrigado. Ese extraño lugar es completamente nuevo para él. Procurando no llamar la atención, va caminando por ahí y de pronto se detiene ante una gran ventana de cristal, donde puede verse como en un espejo.

   -He cambiado... -murmura.

   Su ropa es distinta, ahora una camiseta negra, jacket y pantalón de mezclilla, mocasines... pero lo más impresionante es que ha rejuvenecido, no aparenta más de 16 años.

   -Si esto lo hizo Céfiro, fue a propósito. ¿Qué se traería entre manos?

   Empieza a caminar otra vez, todavía mirando de reojo su reflejo y tropieza con alguien.

   -¡Ups! ¡Lo siento, no era mi intención...!

   Zagato se interrumpe al notar la expresión incrédula de la jovencita con la que ha chocado. Lleva el uniforme del Campus CLAMP y hay algo extrañamente familiar en ella.

   -¿¿Tú?? -exclama la joven, con el tono de voz de alguien que acaba de recuperar de golpe un millón de recuerdos-. ¿¿¿Zagato???

   -¿¿¿Imadia???

 

 

Notas finales de la autora:

 

¿Imadia? Sí, el personaje principal de "Una lágrima en la oscuridad", del Gnomo del Pergamino (¡hola! ^_^). Sorry, no lo pude resistir... ¡es que me encanta!

Con esto termina "El Consejo de los Siete" y, bueno, bueno, bueno... hay muchísimos cabos sueltos...

¿Quién es Libch?

¿Quién es el muchacho que encontró Clef en la Fuente del Fuego?

¿Quién es la Guardiana de la Luna Negra y qué pasó después de que fracasara en su misión (léase "después de que no fuera capaz de matar a Paris y a Marina cuando abrieron las puertas")?

¿Por qué el Espíritu de Céfiro borró una parte de su propia memoria, precisamente la parte que le impedía admitir su amor por Marina?

Todas estas preguntas serán respondidas (tal vez) en la segunda parte de este fanfic, su título es "Un sueño olvidado" y está siendo escrito a medias con Akiko (¡hola! ^_^) no se preocupen, pronto verán el primer capítulo.

Comentarios, sugerencias, y tomatazos (¡por favor, no los tiren muy fuerte!) pueden enviarlos a daga23@hotmail.com