Reseña de la Marcha Lesbico-Gay DF 2001

 

Por El Oso Quique


Los flashbacks son intensos conforme pasan los días, ayudados por las
fotografías que muestran a un grupo realmente único y diferente en nuestra
comunidad.

Ahora les platico algo de la marcha (un poquitín, jejejeje)
Ya se que no se podrá leer tan rápido como el Pasquín de Gayatown, pero
espero que lo disfruten tanto como yo disfruté ese día.


Todo empezó con un sueño, con un compromiso al asumir nuestras funciones dentro del Consejo...

No solo había que ver por los intereses lúdicos y de convivencia de los Osos.

Teníamos un reto por delante... Había un precedente muy fuerte y eso nos movía mucho al tomar nuestro lugar en el Club.

La participación de los Osos en la Marcha...

¡Qué lejano ( y al mismo tiempo tan encima ) se veía el acontecimiento, en
aquel principio de año cuando sosteníamos nuestras primeras reuniones para
realizar nuestra campaña!
Y aún cuando había que darle prioridad a otras actividades como
Primaverótica y los planes para el grupo, nunca dejábamos de pensar en el
trayecto de los Osos sobre Reforma, Juárez y Madero hasta alcanzar el Zócalo.

Desde principio de año se empezó a reunir el Comité organizador de la
Marcha. Reuniones a las que empezaron a asistir Ozzy, Marco, Ernesto, Mauricio.


Ozzy, poco a poco, se fue convirtiendo en “el enviado” a dichas
reuniones, manteniéndonos al tanto de lo que allí sucedía. A veces estaba
Marco con él, a veces Mau. Pero nunca se faltó a las citas. Siempre al
pendiente de lo que ahí se dijera.
Y ahí también se hablaba de nosotros, los Osos Mexicanos.   =:o)

Después de Primaverótica y la fiesta del Osezno, las actividades en torno a
la Marcha se incrementaron. Se hicieron algunas reuniones abiertas, para que
los Osos pudieran expresar sus opiniones y sus sugerencias. Todas se tomaron
en cuenta y se analizaron. Y el evento empezó a tomar forma.

Ernesto fue el encargado de buscar  quien nos elaborara los Osos. Si, tenían
que ser dos. Bosquejos de unos y de otros, acordamos que debían ir
abrazados, como nosotros, con el abrazo de Amistad que nos brindamos cada
sábado y cada vez que tenemos la oportunidad de estar juntos. Y tenían que
ser diferentes uno del otro, como nosotros también.

Marco elaboró las banderas. Las de Arcoiris, representativas de la
Diversidad Sexual y fuerte emblema de nuestra comunidad, y las banderas de
los Osos, con sus colores pardos, que muestran la diversidad de los miembros
de nuestra comunidad ursina.

Hicimos una convocatoria para que los Osos escribieran canciones.
Desgraciadamente no tuvimos la respuesta que esperábamos, pero obtuvimos una
joya: La canción del Oso Trovero, del Oso Azul:
Por la vida y Por el Mundo...
Delicioso manifiesto de un Oso, de su orgullo por serlo, de su orgullo por
estar presente en la vida... y por el mundo.

Conforme se acercaba la fecha, nuestros nervios se incrementaban, el
suspenso, la angustia por no tener el tiempo suficiente... o los fondo$.
Afortunadamente la respuesta de los Osos fue muy buena y todos participaron,
a veces sin saberlo, para sacar adelante el proyecto.

La idea de ir uniformados planteó la necesidad de tener nuestras playeras,
conmemorativas, vistosas, y muy padres!
La invitación a la Marcha se inició desde el mes de abril; cada sábado, como
parte reiterativa dentro de los mensajes: Ven, acompáñanos, asiste,
participa... con gorra, lentes oscuros... como quisieran...
La oportunidad de marchar por Reforma con los Osos, en lo personal, es algo
que me llena de orgullo y me da la energía suficiente para vivir con mucha
satisfacción mi propia identidad, con la frente en alto.

El trabajo de logística se tornó incesante durante el mes de junio. Las
gorras, las playeras, el botiquín, las mantas, correos y correos, entre
nosotros, entre los invitados de Guadalajara, de San Luis Potosí, de
Michoacán, de Ensenada, de Guanajuato,... prevenir el hospedaje, las aguas y
refrescos, el vehículo, el remolque, la celebración posterior, la comida,...
Mau: necesitamo$ para,... Ernesto: qué pasó con los Osos?,...  Quique: ya
mandaste los correos?,... Ozzy: El anuncio en la página y el texto para los
volantes,... Mario: los palos para las banderas... Marco: y las otras
banderas?,... Aldo: Y ahora como le hacemos? Tenemos el tiempo encima,...

Todo se fue conjuntando, cada quien tenía su tarea y la iba cumpliendo en
tiempo y acción.
Y se llegó la víspera.  Teníamos contempladas 100 camisetas. ¿Se juntaría la
gente suficiente?

Y de repente... las trabas que el destino nos pone para probar que tan
resistentes somos a las adversidades:

Recibo la llamada: El remolque nos lo cancelaron....   Queeeeeee?????
Bendito Dios, Aldo y Ernesto (sin haber dormido ni comido) se lanzaron a la
tarea de conseguir otro, apenas  24 horas antes de la Marcha.    Héctor
(OsoT) nos brindó su camioneta (MuuuuaK!! Precioso!) y al último se
acondicionó una plataforma con maderas sobre la caja de ésta, para colocar
ahí dos preciosos Osos de espuma sintética que se abrazaban felices para
participar en el desfile y para protegerse mutuamente durante el recorrido,
para no caer. Se abrazaban contentos al ver que ya no había obstáculos por
ese lado.

Doce horas antes, nos cancelaron el equipo de sonido. No habría música para
los Osos durante el camino. Tratamos de conseguir otras alternativas....
pero resultó infructuoso, Tendríamos que disponer del buen ánimo y de lo
guapo de los Osos para que la gente que iba a presenciar el evento ni se
acordara de este aspecto.

Las mantas las terminamos a las 4 de la mañana, unas horas antes de la
marcha. Ernesto estaba muy preocupado, Mario no se diga, Ozzy tenía además
otras encomiendas dentro del Comité Organizador, y Aldo.... Aldo estaba
cansado,  pero la misma presión no lo dejaba dormir. Durmió apenas un par de
horas y a las 6 estaba de pie.  Y en un rato más, en la mañana del sábado
todos estábamos terminando los detalles.

Oso Tato, presidente de los Osos de S.L.P. y Alfredo un Oso de esa hermosa
ciudad, habían llegado el día anterior, y los demás Osos (de los otros
estados) no daban señales de haber llegado.

Inquietos, nos dirigimos a la pensión donde habían pasado la noche los Osos.
Ahí estaban, esperándonos con los brazos abiertos cuando llegamos.
Terminamos de acondicionar unos detalles, se acomodaron los refrescos y las
aguas en la camioneta... y partimos hacia Chapultepec, para iniciar la
aventura de ese día.

Sabíamos que el Oso de Peluche del año 2000 (q.e.p.d.) había sido muy bien
recibido por todos y deseábamos, sinceramente, que sus sucesores tuvieran
también una buena acogida.
Felices llegamos los Osos a la Plaza de los Leones( los de carne y los de
espuma). Las patrulleras nos abrieron camino y nos indicaron el lugar para
estacionarnos. Empezaban a despertar simpatía. Los fotógrafos comenzaban a
acercarse y los tenían completitos para ellos.
Y los Osos empezaron a llegar. Los abrazos, los besos, los de Guadalajara,
los que apenas habían contactado por e-mail, los que dijeron si voy y los
que se decidieron a última hora. Arman2o y Mickey, Papá Oso y Mondo, Manny,
Roque, Omarsio y Charly, Gabrielito Chable y Danny, Harold, César, Dieguito,
Ross, Justino y Felipe, Donko, Alfredo el astrónomo, Luiggi y Guche, Gomita,
Zeta, Nachito y Hugo, Miguel y Jesús, Jerónimo, Rafa, Hugo, Manny, Yogui,
Cesarito, Ozcar PapiOso, Juan Carlos, Toño Marquet, Oscar y Leo, Beto y
Enrique (Osos Zztop), Gabrielito, Hertz, DarkBear y Killbo, Nutria, Jesus y
Carlos (Mil gracias por los Gatorades!!! ).... Y con los Tapatíos llegó
Radioactivo, Héctor (su Presidente), Fabián....

Y de repente... ¡zás! ¡¡¡Se acabaron las camisetas!!!
¡Eramos más de 100! Y siguieron llegando... y otros se integraron durante el
trayecto. Y vimos a Aurelio, a Miguelote, a Quénel, a Manuel Gax, y otros
muchos apoyándonos y acompañándonos desde las banquetas.

El primer grupo participante salió unos minutos después de las doce.
Iniciaba la marcha.

¿Imaginan cuántos grupos había? ¿Cuánta gente estaba participando?
Nuestro número era el 16. Empezamos a avanzar unos minutos antes de la una
de la tarde.
Todos íbamos felices. Por fin! Ahí estaba Paseo de la Reforma, delante de
nosotros.
Las fotos, las entrevistas ya eran de lo más normal para todos los Osos en
ese momento. Solo esperábamos la señal para empezar a caminar.

Los comentarios... ¡sensacionales!
La gente quería unos Osos para ellos. Como los de carne y como los de
espuma....
Y los Osos sonreíamos. Y los Osos nos veíamos guapísimos (si, si me incluyo,
por que no?) Y los Osos despertábamos sorpresa, sonrisas, simpatía, y nos
aplaudían, y nos chuleaban, y querían saber más de nosotros.

Las fotos hablan. El grupo se veía increíble. La gran mayoría uniformados,
estrenando nuestras gorras con la huella. Nos veíamos imponentes. Ningún
otro grupo participaba de la manera en que lo hacíamos nosotros, a pesar de
lo vistoso de sus carros o de la cantidad de gente encima de sus trailers.
La manta principal, como la del año pasado, cubría la avenida en todos sus
carriles. Y la manta que cerraba nuestro contingente invitaba a unirse, a
salir del closet:  ¿Y TU CUANDO?

Al poco rato de andar, empezaron los coros de ¡Osos! ¡Osos! ¡Osos!
Los Woofs!
Y las canciones: Por supuesto que cantamos Osos por la vida y por el mundo!
Y se inventaban porras, y las gritábamos con tal entusiasmo que
contagiábamos a la gente de nuestra alegría. No había agresiones de parte
nuestra hacia ellos, a ninguna le llamamos “banquetera” ni les
gritamos “jotas”, ni “locas”...

Y de repente....
Justino se paró enfrente de nuestro contingente, enfrente de nuestra manta,
entre las dos enormes banderas que abrían el paso... “Ese Oso está
vestido, tará, rará, lo tenemos que encuerar...”
El coro llamó la atención de la gente que aplaudía y se maravillaba ante la
hermosa pancita de este Oso tan rico y tan guapo...
El hecho quedó registrado en las cámaras de Canal Once, en las cámaras
fotográficas de una prensa que nunca las publicará (que perras) y en la de
muchos asistentes que tendrán en su álbum la imagen deliciosa de Justin.

Y ese fue el arranque. A partir de ahí, a cada Oso le fue tocando su turno.
Y cuando se acabaron los de casa.... ¡pues a jalar a los de las banquetas!
¡¡¡Oso a la vista!!! Era la señal de alerta.


La mayoría entendió por donde iba la cosa y se divirtió de lo lindo,
disfrutando el momento. Solo unos cuantos se resistieron y huyeron con la
cara entre las piernas... y el deseo insatisfecho de ser  chuleado y coreado
por más de un centenar de ejemplares que eran un agasajo visual para quienes
miraban desde las orillas.


Independientemente de los animados, algunos de ellos muy guapos y muy
sabrosos, nos encantó uno que, acompañado de su novia ( a quien se lo
pedimos prestado) accedió a quitarse la camisa de muy buena gana y se llevó
una lluvia de aplausos. Estoy seguro que nunca se les olvidará ese momento,
y si algún día tienen entre sus hijos un niño gay, le contarán la historia y
le aconsejarán que se una a nosotros, jejejeje!. Por lo menos, cada año se
acordarán de esta marcha. Ahora que, si él se arrepiente de seguir con ella,
pues ya sabe a donde llegar (jojojojojojojojojo!)

Poco a poco, después de tres horas de camino, fuimos entrando al Zócalo.
Habíamos acordado no quedarnos al mitin ni al festival. Todos estábamos
contentos, pero sabíamos que el cansancio no tardaría en causar estragos en
todos nosotros. Atrás de nosotros empezaron a entrar los trailers  y
debíamos cederles el paso. En 20 de noviembre nos reunimos para agradecer a
los Osos  y felicitarlos por su participación. Todos lo sabíamos, nuevamente
los Osos habíamos lucido y habíamos conseguido el éxito.
Acordamos dirigirnos hacia la cueva.

Unos a pié, otros en bicitaxi, en metro... poco a poco fuimos llegando a
nuestro lugar. Los pies hinchados, las caras sudorosas, las espaldas rojas
de quienes se quitaron las camisetas un rato, las ojeras. Pero todos estábamos felices.


Esa tarde hubo tamales en la cueva,  carbohidratos para reponer la energía
perdida, muy ricos. Fueron devorados y saboreados por los Osos que ahí
cantaron canciones de Timbiriche, que todavía tuvieron energías para bailar,
para reírse, abrazarse, jugar, enamorarse, para irse después de antro,... o
a algún lugar más íntimo y reparador.

A la una y media de la mañana se cerró la cueva. Los Osos se retiraban
exhaustos, pero felices. ¿A descansar?

Por Oso Quique

 

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