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Scyanochromis fryeri, konings 1993

Por Manuel Zapater.


A pesar de que este extraño nombre pueda no decirnos nada, seguro que muchos de los aficionados a los cíclidos del lago Malawi conocemos al pez que hasta hace unos años era llamado Haplochromis ahli.

Una pequeña aclaración taxonómica:

En 1989 se procedió a la revisión del género Sciaenochromis, por Eccles y Trewavas, quedando como especie tipo S. ahli, capturado en la parte Norte del lago por uno de los pescadores de Stuart Grant.

El pez que los aficionados han mantenido en sus acuarios y que erróneamente era confundido con esta especie, quedó entonces nombrado como Sciaenochromis fryeri.

El verdadero S. ahli, con un tamaño superior y una coloración mucho más apagada no ha sido aún importado con destino a la acuariofilia, ya que carece de interés en comparación con S. fryeri.

Diagnosis de Sciaenochromis fryeri (de Konings, 1993):

Cíclido de talla pequeña a mediana, alcanzando un total de 115 mm (longitud estándar). Su patrón melánico presenta 9 a 12 bandas verticales oscuras. Perfil cefálico superior convexo. Perfil cefálico inferior rectilíneo y casi horizontal.

Difiere del resto de especies de su género por su coloración oscura, también observada en las hembras.

La longitud del cuerpo es de 3 a 3,5 veces la altura media.

Posee 10 u 11 branquispinas sobre la parte inferior del primer arco branquial, estando las 3 ó 4 primeras reducidas.

32 a 33 escamas en la línea lateral longitudinal.

Fórmula merística:

Dorsal: XV – XVI / 9 – 11.

Anal: III / 8 – 10.

Después de esta aclaración taxonómica, debería quedar claro para todos nosotros que el famoso "ahli"  tiene en realidad un nombre científico distinto al que hasta ahora estábamos acostumbrados a utilizar. Tal y como están las cosas en la familia de los cíclidos desde mediados de los años 80 esto no debería asombrarnos...

Sin embargo, queda claro que con fines meramente acuariófilos, nadie se va a molestar si lo seguimos nombrando con su antigua denominación, lo cual en más de una ocasión facilitará el entendimiento entre nosotros.

Para quien no haya quedado muy convencido de la descripción anterior, muy útil para los científicos, pero que a nosotros acuariófilos puede no servirnos para nada a la hora de pensar en una nueva especie para nuestro acuario, sería conveniente decir lo siguiente:

S. fryeri es una de las especies del grupo de los "Haplochromis" con un color azul metálico más espectacular. Los machos de esta especie son de un color uniforme azul eléctrico con una ancha banda blanca sobre el borde superior de la aleta dorsal, que puede llegar en individuos de varios años a prolongarse hasta la frente. Las hembras, por el contrario muestran un patrón uniforme marrón oscuro nada llamativo. La forma del cuerpo es alargada, con un ojo relativamente grande.

El tamaño adulto en acuario de mediano tamaño de esta especie ronda los 10-11 cm en los machos y 8-9 cm en las hembras.

En la naturaleza el hábitat de esta especie se circunscribe exclusivamente a las zonas rocosas del lago Malawi, siendo muy raro encontrarlo en aguas libres, hecho que deberemos tener en cuenta al diseñar su acuario. Su régimen alimenticio es estrictamente piscívoro, predando sobre las crías y juveniles de los m´buna (Metriaclima, Labidochromis, etc). Su técnica de caza está basada en la aproximación antes de salir disparado como un misil hacia su presa.

Es un pez solitario que no suele encontrarse en compañía de sus congéneres, salvo cuando su juntan machos y hembras con el fin de la reproducción. En ese momento el macho defiende un pequeño territorio sobre el cual la hembra deposita los huevos en pequeños grupos, estos son fertilizados por el macho y recogidos en la boca por la hembra al modo habitual de los incubadores bucales. Una vez terminada la puesta macho y hembra se separan, desentendiéndose el primero de la suerte de la hembra y las crías. La coloración de la hembra permite que esta se refugie entre las rocas para llevar a cabo la incubación, que dura de 3 a 4 semanas, sin ser molestada por otros peces.

En acuario, por el contrario, es posible mantener un macho en compañía de un grupo de hembras sin demasiados problemas, siempre y cuando estas tengan suficientes refugios para poder escapar a los avances del macho cuando no se encuentran preparadas para la reproducción. No es aconsejable la presencia de otros machos, por el hecho de que uno de ellos sería el dominante y se correría el riesgo de perder a los demás por estrés.

De acuerdo con mis experiencias en acuario, se trata de un pez más bien tímido, que no soporta bien la presencia de especies nerviosas como los Metriaclima (ex. Pseudotropheus), Cynotilapia, Labeotropheus, sobre todo cuando el color predominante de los machos de estas especies es el azul. En estas condiciones los machos no llegan nunca a adquirir su magnífica coloración azul metálica, presentando una librea gris con bandas verticales más oscuras ligeramente marcadas.

El acuario mínimo para esta especie, viendo el tamaño que pueden alcanzar es de 200 l. En caso de que podamos elegir, como norma común para todos los cíclidos, deberemos privilegiar la anchura en lugar de la altura, con objeto de lograr una superficie lo más amplia posible. Esto es particularmente importante dado que el decorado de este acuario será a base de una gran cantidad de rocas que dejen espacios libres entre ellas en los cuales puedan esconderse las hembras. Dado su régimen alimenticio es perfectamente posible introducir plantas resistentes como Vallisneria spiralis, Anubias barteri, A. barteri var. nana, Microsorium pteropus (Helecho de Java), que serán respetadas. A pesar de que en su hábitat natural no se encuentran estas plantas, siempre pueden contribuir a lograr un efecto más decorativo para el acuario, lo que seguro que agradecemos los aficionados. Además, los peces no parecen en absoluto molestos por su presencia, aprovechándolas como refugio en muchos casos.

Las condiciones del agua serán las típicas para cíclidos del Malawi, en mi caso era suficiente con el agua del grifo ya que tiene unos valores medios de pH = 7,8 y dureza superior a 20 GH. La temperatura se mantendrá uniforme alrededor de 25 ºC y la iluminación será la adecuada para el desarrollo de las plantas, siendo en principio más que suficiente con 12 horas diarias de luz. Una renovación semanal de un 20 % de agua combinada con una buena filtración mecánica y biológica es perfecta para mantener estos peces en buenas condiciones.

Últimamente estoy equipando mis acuarios con una combinación de filtros que pienso que plantea numerosas ventajas:

Como compañeros para S. fryeri, yo recomiendo especies que no sean competidoras como Labidochromis caeruleus, cuyo color amarillo además será de un bonito contraste. Es posible también asociarlo a Lamprologus del lago Tanganyka como Neolamprologus brichardi o N. leleupi, Julidochromis, Telmatochromis, etc. Está claro que para los puristas mezclar especies de los dos lagos es un sacrilegio, pero dado que sus requerimientos son muy similares y que el acuario funciona sin mayores problemas de esta manera yo pienso que es una opción válida.

La alimentación está basada en alimentos congelados preparados por mí mismo a base de mejillones, pescado blanco, gambas, corazón e hígado de pollo, etc. Es posible añadir a estas mezclas algo de alimento vegetal (lechuga, guisantes, zanahoria, espirulina, etc.) si hay otros peces que lo necesiten en su dieta.

En buenas condiciones, a partir de 6 – 7 cm los machos abandonan su coloración grisácea para empezar a adquirir reflejos azules, al principio en la zona de los opérculos y más tarde en todo el cuerpo y las aletas. Es posible también empezar a distinguirlos de las hembras un poco antes por la banda blanca de la aleta dorsal que empieza a aparecer alrededor de los 5 cm en los machos dominantes. A partir de ese tamaño, ambos sexos son fértiles, aunque obtener la reproducción no es tan sencillo como en el caso de los m´buna. Sus hábitos solitarios hacen que las hembras no siempre estén preparadas para la puesta. Además su carácter tímido hace que si no se encuentra a gusto en el acuario o se siente amenazado por sus compañeros los machos no se coloreen y no muestren deseos de cortejar a las hembras. En cuanto a estas, las primeras incubaciones suelen fracasar si son importunadas por otros peces, de ahí la importancia de disponer de abundantes escondrijos y cuevas en el acuario.

Otra opción es separar a la hembra a un acuario de 50 l en el cual pueda encontrarse más tranquila para llevar a buen fin la incubación. Hay que tener en cuenta que la captura un pez en un acuario lleno de rocas como el que requiere S. fryeri puede ser bastante complicada y lo más recomendable es hacerlo por la noche, intentando retirar buena parte de las rocas sin encender la luz para no despertar a los peces y después, con la ayuda de una linterna, localizar a la hembra que nos interesa. Una precaución importante que debe tenerse es que la hembra que incuba no debe salir del agua en ningún momento, para lo cual habremos preparado un recipiente al cual trasladaremos la hembra dentro del propio acuario y la llevaremos en este recipiente hasta su acuario de incubación. En caso contrario podría expulsar las crías en cualquier momento y si caen sobre la red del salabre pueden quedar dañados por el tejido plástico.

El número habitual de alevines para una hembra de 8 cm es de entre 20 y 30, de unos 10 mm de longitud y color gris. Dado su tamaño, en el momento en que estemos seguros de que han reabsorbido todo el saco vitelino podremos alimentarnos con la misma comida congelada que a sus padres, aunque los nauplios de Artemia recién eclosionados son una ayuda considerable durante las primeras semanas, facilitando el crecimiento de los alevines. Como precaución habitual para los alevines de incubadores bucales dispondremos una roca en el acuario de engorde para que puedan refugiarse y no sentirse amenazados.

Esta especie es uno de los peces de agua dulce con un color más espectacular que pueden mantenerse en acuario, rivalizando con los peces marinos tropicales. Si conseguimos proporcionarle un acuario adecuado con una gran cantidad de refugios y unos compañeros cuyo comportamiento no sea demasiado inquieto, disfrutaremos de un espectáculo difícil de repetir.

Manuel Zapater, 2/2001

 

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