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Neolamprologus brichardi Poll, 1974

 Sinónimos: Lamprologus savoryi, Lamprologus brichardi, N. elongatus.

 Autor:Manuel Zapater.

Fotografías: Cortesía de Juan Miguel Artigas (Cichlid Room Companion).


Conocido como la "Princesa de Burundi", es uno de los peces más bonitos de este género que pueden encontrarse con frecuencia en las tiendas especializadas.

No es un pez de color espectacular, pero su forma y estilo al nadar le convierte en quizás el cíclido africano más elegante.

De tamaño mediano, alrededor de 10 cm los machos, quizás algo menos las hembras, sobre un color de fondo beige uniforme destacan sus aletas bordeadas de una fina línea azul, una mancha negra en la mejilla y el opérculo, un pequeño lunar amarillo entre estas dos manchas y unas líneas irregulares de color azul metálico en las mejillas. Pero sobre todo, al fijarnos en estos peces llama la atención su caudal en forma de lira, pudiendo llegar a un par de cm los filamentos que la forman en ejemplares adultos en buen estado.

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Los machos adultos, a partir de los dos años, pueden desarrollar una especie de joroba en la frente que no he observado en las hembras, lo que puede ser un signo de dimorfismo sexual, aunque no siempre se manifiesta. Por lo demás es imposible distinguir exteriormente el sexo de los individuos, aunque normalmente el macho será el de mayor tamaño de la pareja.

Debido a su comportamiento gregario, no es recomendable adquirir una pareja adulta ya formada (en caso de que pudiéramos distinguirlos con certeza), sino un grupo de, al menos, 6 juveniles para un acuario de 200 l., como fue mi caso.

Estos peces se desplazan en bancos cuando son jóvenes, hasta que a partir de unos 6 cm empiezan a formarse parejas. Sin embargo, al contrario que con otras especies, no es necesario que separemos a estas parejas del resto de individuos de su especie, ya que a medida que se vayan formando más, siempre y cuando el acuario tenga una superficie suficiente, parece que la reproducción se ve estimulada por la presencia de un grupo más o menos numeroso.

En caso de acuarios medianos, de unos 200 l. bastaría con adquirir unos 6 jóvenes y dejar que las parejas se formaran naturalmente y empezaran a criar a partir de unos 6 – 7 cm. Existe la posibilidad, bastante atractiva, de introducir un pequeño grupo de N. brichardi en un acuario de tamaño superior a 600 l. y observar cómo el territorio ocupado por el grupo va aumentando a medida que éste se incrementa en número, ya que todos los individuos colaboran en la defensa de los alevines, aunque no sean de su pareja.

Las características químicas del agua en que yo mantuve estos peces son las siguientes:

pH : 7,7; GH: 30; temperatura: 25 ºC; nitritos < 0,1 mg/l.

Estas medidas son las correspondientes al agua de grifo de Zaragoza, ya que los cambios de agua se efectuaban sin ningún preparativo especial. La renovación de un 25 % semanal del agua del acuario es un mínimo aconsejado.

La iluminación era producida por dos tubos de 18 w tipo grolux, siendo el fotoperiodo de unas 11 h diarias, el acuario estaba situado de tal manera que no recibiera luz solar directa para evitar la formación de algas.

La filtración del acuario la realizaba un filtro exterior de construcción casera de unos 30 l de capacidad, con perlón como masa filtrante y una bomba sumergible de 600 l/h nominales.

La decoración del acuario depende de si este es específico o vamos a mantener a estos peces en compañía de otras especies. Yo utilizaba arena fina de color blanco formando una playa en la parte delantera, apilamiento de rocas tanto planas como volcánicas sobre la pared posterior del acuario y (opcional), plantas naturales de tipo Anubias nanas o barteri, Microsorium, musgo de java...

Para acompañar a estos peces podemos escoger, en un acuario mediano entre otras especies de Neolamprologus, como el N. leleupi (una pareja), o algún Julidochromis, por ejemplo J. ornatus o transcriptus (también una sola pareja). En acuarios más grandes, por seguir con especies de los mismos géneros, podemos añadir parejas de N. cilindricus, Chalinochromis brichardi, N. brevis (con sus correspondientes conchas de caracol), N. tretocephalus (a partir de 600 l), J. dickfeldi, J. regani o J. marlieri.

No aconsejo mantener junto a N. brichardi cíclidos de tipo incubadores bucales, pues su comportamiento es muy diferente y podrían surgir problemas en época de celo, siendo probablemente dañadas las aletas de los N. brichardi.

Una vez formadas las parejas, normalmente se mantienen de por vida, aunque en ocasiones he observado el cambio de hembras en dos parejas que criaban a escasos cm de distancia. Todo el grupo se encarga de defender un territorio dentro del cual se realizan, sobre una piedra plana inclinada o en una maceta, las puestas de cada pareja. El número de huevos no es demasiado numeroso, desde unos 60 para las hembras pequeñas hasta 150 las mayores que yo he obtenido.

La eclosión se da a las 48 h. y los alevines comienzan a nadar entre 2 y 3 días después, que es cuando los podremos ver, ya que hasta entonces han estado escondidos por los padres.

No se manifiesta ningún cambio de coloración ni comportamiento antes de la puesta, que puede ser inducida por un cambio fuerte de agua (40 % o más), o por alimentación variada (disfrutan con las larvas de mosquito rojas o negras y con las daphnias). Sí podemos intuir que esta se va a producir por el engrosamiento de la hembra.

Cada mes y medio más o menos, siempre que la pareja se encuentre en buenas condiciones, se producirán nuevas puestas, no importando que la pareja tenga a su cargo todavía alevines jóvenes, que en ese momento pueden medir entre 1,5 y 2 cm, ya que estos no sólo no molestan a los recién nacidos, sino que colaboran en sus cuidados. Esto puede interpretarse como un comportamiento asociado a la constitución de grandes bancos de individuos en el que cada uno colabora con los demás para defenderse de los predadores.

La alimentación de los alevines no es demasiado problemática, aceptan desde el primer momento artemia o comida congelada disuelta en agua y vertida sobre ellos en gran concentración. El crecimiento es rápido durante los primeros dos meses, pero luego se frena mucho y hasta casi un año de vida no son maduros sexualmente.

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Como ya he comentado, a medida que crece el número de individuos del banco, se encargarán de aumentar el territorio, por lo cual, en acuarios grandes, pueden llegar a ser especies invasoras.

Espero que este artículo sirva para dar a conocer un poco más a este pez tan popular y anime a algún aficionado a montar un acuario en buenas condiciones para mantenerlo. Seguro que se verá rápidamente recompensado con un montón de alevines y podrá observar uno de los comportamientos más singulares que se dan en los cíclidos.

Personalmente, animo a todo aquel que quiera dedicar un acuario a partir de 200 l a cíclidos africanos a que introduzca un grupo de N. brichardi, que puestos en buena compañía, no le decepcionarán. Particularmente bonita es la asociación con Julidochromis (cualquier especie, pero una sola pareja) y N. leleupi (del cual también guardaremos únicamente una pareja adulta).

 

  © 05/99 Manuel Zapater.

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