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Metriaclima (=Pseudotropheus) zebra.

Por: Manuel Zapater.


Estamos aquí ante el más conocido de los incubadores bucales africanos, probablemente porque fue el primero en ser importado a Europa.


Pequeña nota sobre taxonomía
El reciente cambio en la denominación del género del antiguo Pseudotropheus zebra, no debe llevarnos a confusión, se trata únicamente de un nuevo reajuste taxonómico, que nos muestra la complejidad de la sistemática de los cíclidos. Algunas de las especies más conocidas de este género han sido trasladadas a uno nuevo: Metriaclima, así pues, ya no debería hablarse de Pseudotropheus zebra, P. aurora, P. estherae, etc., pues todos ellos han sido englobados en el género de reciente creación: Metriaclima


El origen de este pez, como el de la mayoría de los incubadores bucales africanos, se sitúa en el lago Malawi, donde vive en la proximidad de las orillas y demás lugares con abundante cobertura de rocas. Es entre los huecos de estas rocas donde un macho dominante convive con su harén de hembras, que pueden protegerse escondiéndose de éste mismo y de los grandes predadores que los amenazan. Además, su principal fuente de alimentación en estado natural son las algas filamentosas que crecen sobre las superficies rocosas expuestas a la luz solar.

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Metriaclina zebra, ejemplar macho juvenil, Fotografía por Manuel Zapater


Metriaclima zebra (para que vayamos acostumbrándonos a la nueva denominación, será ésta la que emplee a partir de ahora), es un pez de tamaño medio según las referencias de los acuariófilos, ya que aunque en muchos libros se siga citando que su tamaño máximo es de alrededor de 12 cm, no es raro encontrar ejemplares cercanos a los 20 cm, siempre que hayan sido mantenidos en buenas condiciones y en acuarios de gran volumen (a partir de 400 l.). En la naturaleza no se encuentran ejemplares de este tamaño, sin duda debido al estrés que supone la vida en libertad que no se da en acuario y donde además los animales son alimentados abundantemente en este último.


El dimorfismo sexual está bastante acentuado, siendo la coloración más común de los machos un fondo azul pálido, cruzado por hasta 10 líneas verticales más oscuras. La aleta dorsal puede variar mucho en su coloración, desde azul pálido a amarillo-anaranjado. En la aleta anal se observan las llamadas "manchas de huevo", de diferente tamaño según los ejemplares. Las hembras tienen una coloración altamente contrastante con la de sus congéneres, ya que el color base es amarillo-crema, con las aletas prácticamente transparentes.


Existen, sin embargo, diferentes poblaciones en el lago, con distintos patrones de coloración, que desde su descubrimiento han atraído la atención de los acuariófilos, como la relativamente poco frecuente en la naturaleza "marmalade cat" según los americanos u "orange blotch" según otras denominaciones. Estos animales se caracterizan porque una pequeña proporción de las hembras tiene el cuerpo de color naranja, salpicado por pequeñas manchas de color negro, de forma, tamaño y distribución diferente en cada ejemplar. Esta curiosa forma no ha pasado desapercibida a los criadores, que se han encargado de aumentar mediante cruzamientos adecuados la proporción de estas hembras.


El mantenimiento de esta especie en acuario es bastante sencillo, lo que sin duda es debido a la cantidad de generaciones que lleva criándose en cautividad. Un acuario adecuado para ellos tendría un volumen de 150 l. para un macho y dos o más hembras, que podrían convivir con otro trío de algún pez de similares características, cuidando siempre que sea de diferente color. Una buena combinación sería un grupo de cuatro o cinco Labidochromis caeruleus (ver artículo).


Las características fisicoquímicas del agua son fácilmente asequibles para la mayoría de nosotros, ya que será suficiente con que el pH sea superior a 7,5 y la dureza a 20 º GH. Fijaremos la temperatura alrededor de 25 ºC y la iluminación será de 12 horas diarias a razón de 1 w por cada 3 litros de agua, ya que se tratará de un acuario no plantado. La filtración debe ser bastante enérgica, alrededor de 2-3 veces el volumen del acuario por hora; cada semana se sustituirá por agua nueva un 20 % del agua del acuario.


Yo aconsejo que la decoración esté compuesta por una capa de 3 cm de sílice de tono oscuro y granulometría media, para resaltar los colores de los peces. Apiladas contra la pared del fondo del acuario se dispondrán rocas, que lleguen prácticamente hasta la altura máxima. Debe cuidarse especialmente que queden suficientes huecos para los peces que decidan refugiarse en ellos (como será el caso de las hembras que estén incubando). Se dejará una playa de arena en el centro del acuario, que será utilizada por los machos para hacer los nidos en los que las hembras pondrán los huevos que serán fertilizados antes de recogerlos en la boca.


Para mantener estos peces debemos fijarnos en lo que pasa en la naturaleza, como en la mayoría de los incubadores bucales, los grupos de adultos están formados por un macho dominante, que defiende un territorio y un harén de hembras que vive en él y se reproduce con este macho. Sería un error por tanto, el adquirir una pareja, así como un grupo con más de un macho. En el primer caso, si no se dispone de otros peces en el acuario que le puedan servir al macho para distraer su atención y tener que defender un territorio, la hembra puede sufrir un excesivo acoso por parte de éste, lo que en la mayoría de las ocasiones la lleva a esconderse permanentemente entre las rocas y a enfermar e incluso morir a causa de esta situación de estrés. En el segundo caso, los machos simplemente no se toleran, con lo que en un acuario pequeño, el dominante acabaría con el dominado, siendo sólo posible la convivencia en un volumen superior a 400 l, donde cada uno de ellos pudiera establecer un territorio.
Una vez adquirido el macho y las hembras deseadas, la adaptación al nuevo entorno es relativamente rápida, a pesar de que los primeros días probablemente sean difíciles de ver, ya que se esconderán entre las rocas, saliendo sólo para comer.


La reproducción no tiene mayor dificultad que el ofrecer a estos peces unas buenas condiciones de vida, es decir: volumen suficiente, ausencia de peces que los intimiden, comida abundante y variada (no conviene excederse con las carnes rojas una vez que ya son adultos, ya que podría provocarles problemas intestinales) y una calidad de agua normal. En estas circunstancias, la reproducción se dará de forma espontánea.


Cuando las hembras se muestren dispuestas, lo que podemos anticipar por su engrosamiento ventral, el macho entrará en coloración de celo, básicamente aumentando el contraste entre el color de fondo (que se torna más pálido) y las bandas verticales que se oscurecen. Es el macho quien excava un pequeño cráter de unos 15 cm de diámetro como máximo, la hembra deposita un pequeño grupo de tres a cinco huevos, que son inmediatamente fertilizados por el macho. La hembra entonces, antes de poner más huevos, los recoge con la boca, quedando de esta manera perpendicular al macho, con la boca a la altura de la aleta anal del macho, lo que se conoce como "posición en T". Es esta circunstancia la que ha llevado a muchos autores a plantear que el significado de las manchas de huevo puede ser el confundir a la hembra para que se dirija hacia ellas al recoger los huevos y así queden fertilizados, aunque personalmente y dado que en muchas especies de incubadores bucales poseen estas manchas ambos sexos, pienso que los huevos están fertilizados antes de que la hembra los recoja.


El número de huevos por puesta es muy variable y depende del tamaño de la hembra, ya que alcanzan la madurez sexual a los 6 - 7 cm, pudiendo incubar entonces alrededor de una quincena de huevos, hasta los más de cuarenta para una hembra de 12 cm. La incubación, a 25 ºC, dura unas tres semanas, después de las cuales la hembra soltará a los alevines, que miden alrededor de un cm. en un lugar protegido. Un indicador claro de que una hembra se encuentra incubando es su desaparición detrás de una roca un día y su negativa a acercarse al lugar donde se distribuye normalmente la comida.
Es posible sacar a la hembra del acuario y ponerla en un tanque de 50 - 60 l de capacidad, con unas rocas donde pueda esconderse y un pequeño filtro interior o exterior de mochila para recuperar un mayor número de alevines. Esto se hará siempre después de dos semanas de incubación. De todos modos, en un acuario comunitario con una cantidad suficiente de escondrijos, algún alevín logra siempre sobrevivir. El crecimiento de los alevines es bastante rápido para tratarse de un incubador bucal, alcanzan los 2,5 cm al mes de salir de la boca de sus madres y la madurez sexual a partir de los 6 - 7 cm, cuando cuentan con unos 10-12 meses de edad. El color de los juveniles se asemeja al de las hembras, siendo ambos sexos de un color pardo-amarillento, hasta que los machos empiezan a cambiar de color, adoptando su librea final a la talla de 8 cm aproximadamente.


En resumen, se trata de una especie de fácil mantenimiento, que se puede conseguir con bastante frecuencia en los comercios de acuariofilia a un precio muy asequible. Es una de las más sencillas de reproducir y con menores exigencias, por lo que puede ser un buen punto de inicio para aquellos que deseen iniciarse en el cuidado de los incubadores bucales del lago Malawi. Su único inconveniente pudiera ser su tamaño, aunque pequeños acuarios de 100 ó 150 litros pueden ser suficientes para su mantenimiento ya que siempre es un placer contar en uno de tus acuarios con peces de brillante colorido y que se reproduzcan con facilidad, para disfrutar por ejemplo de la contemplación de una hembra con la boca llena de alevines.



Manuel Zapater, octubre 1.999

 

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