Brooke Shields
A diferencia de Diane Lane, nacida el mismo
año en la misma ciudad, Brooke Shields no consiguió dar con fortuna el salto
de los roles adolescentes a los adultos, al menos en el cine, ya que en la
televisión conocería una carrera más fructífera. Sus inicios en la gran
pantalla tuvieron lugar con la cinta de horror El rostro de la muerte
(1977), que pasó desapercibida. No obstante, esta modelo infantil
deslumbrantemente bella llegaría a la fama internacional un año después,
cuando antes de cumplir los trece rodara a las órdenes de Louis Malle la
provocativa película La pequeña (1978), ambientada en un
prostíbulo y que incluía desnudos suyos. El escándalo causado por estas
escenas tendría como consecuencia el súbito estrellato de Shields, que
volvería a mostrar sus encantos, ahora en plena sazón merced a su pubertad, a
través de dos vehículos románticos: el idílico de El lago azul
(1980) y el moderno de Amor sin fin (1981), dirigidos por Randal
Kleiser y Franco Zeffirelli, respectivamente. Con estos largometrajes, tan
temprano, se cerraría el capítulo más glorioso de su vida en el celuloide.
Aunque la actriz, además de emprender una andadura más feliz en el medio
catódico, seguiría interviniendo en films, estos serían mal recibidos, con la
relativa salvedad del semiecologista Born Wild (1994).