ðHgeocities.com/cinecyu/ElizabethTaylor.HTMLgeocities.com/cinecyu/ElizabethTaylor.HTMLdelayedxDaÔJÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÈ @rÚOKtext/html  Úÿÿÿÿb‰.HFri, 22 Apr 2005 22:28:12 GMT4Mozilla/4.5 (compatible; HTTrack 3.0x; Windows 98)en, *CaÔJÚ URSULA Y CARLOS - CINE CYU

 

 

Elizabeth Taylor

 

 

Impactante belleza morena y de ojos de color violeta, Elizabeth Taylor es una de las últimas divas genuinas de Hollywood. Su carrera alcanzó sus máximas cotas en las décadas del cincuenta y sesenta, cuando su belleza fue aprovechada para dar lustre a diferentes superproducciones, así como su talento interpretativo, a veces puesto en duda, rutiló irrefutablemente en obras de intenso dramatismo, por ejemplo en algunas escritas por Tennessee Williams. La Taylor, nacida en Londres, se trasladó a Estados Unidos con su familia al estallar la segunda guerra mundial. Su atractivo no tardó en despertar el interés de Hollywood, que la presentaba a los diez años de edad en un pequeño papel en There's One Born Every Minute (1942), a los once en la primera película de Lassie, La cadena invisible (1943), y a los doce en National Velvet (1944), que la convertiría en una estrella infantil. Luego de otras cintas, ya encarnando roles juveniles como en Las rocas blancas de Dover (1944) o Life With Father (1947), su precoz y deslumbrante madurez física le permitiría acceder a la interpretación de personajes adultos antes de cumplir veinte años. El padre de la novia (1950) o Un lugar en el sol (1951) mostrarían esta nueva faceta, a la que ya con Gigante (1956), se sumaban elogios por las cualidades histriónicas de la muchacha. Paralelo a este ascenso en el respeto de la industria, el público y la crítica, la vida íntima de Elizabeth Taylor empezaba a suscitar escándalos por su inestabilidad. La diva, con el tiempo, llegaría a contraer matrimonio ocho veces, dos de ellas con Richard Burton. Mientras tanto, en el terreno profesional, los films El árbol de la vida (1957) y, de la pluma de Tennessee Williams, La gata sobre el tejado de zinc (1958) y De repente, el último verano (1959), la harían ser nominada sucesivamente al Oscar a la mejor actriz protagonista, obteniendo por fin la estatuilla en esta categoría en 1960, por su trabajo en el melodrama Una mujer marcada (1960), y también en 1966 por ¿Quién teme a Virginia Woolf? (1966). En 1963, previamente al segundo galardón, la estrella había vuelto a llamar la atención al cobrar un millón de dólares, una remuneración sin precedentes, por encarnar a Cleopatra en la superproducción homónima de Joseph L. Mankiewicz, durante cuyo rodaje, además, se originaría su apasionado romance con Burton. Los años setenta verían espaciarse la presencia de la Taylor en la pantalla, que en los ochenta, ya casi alejada del todo del cine, debutaría exitosamente en Broadway y se prodigaría en la televisión. A partir de los noventa se dedicaría principalmente a labores humanitarias, obteniendo reconocimientos como en 1992 el Oscar honorario Jean Hersholt por su campaña contra el sida, y regresando ocasionalmente al celuloide, por ejemplo en Los Picapiedra (1994).

 

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