Federico Fellini

 

 

Con una filmografía intensa y personal arraigada en la crítica social, la estética del circo y la imaginación surrealista, Federico Fellini ha pasado a la historia como uno de los creadores más originales e influyentes del cine. Nació en el puerto de Rimini, a orillas del Adriático, y se educó en varios colegios católicos cuyo ambiente espiritual marcaría su trabajo cinematográfico. Tras trabajar como reportero, caricaturista y autor de guiones cómicos, obtuvo su primera gran oportunidad colaborando en el guión del clásico neorrealista Roma, ciudad abierta (1945), de Roberto Rossellini. Establecido como guionista, debutó cinco años más tarde como director con la historia de un grupo de cómicos itinerantes, Luci del varietà (1950), que rinde testimonio del estilo neorrealista de su primera filmografía. Cuatro años más tarde, La Strada (1954), conmovedora historia de una chica vendida a un artista callejero, lo lanzó a la fama al lado de la actriz Giulietta Masina, su esposa desde 1943, y registró su abandono del neorrealismo a favor de la imaginación desbordada y las escenas surreales. Alma sin conciencia (1955) y Las noches de Cabiria (1957) consolidaron con sendos éxitos su carrera, que conquistó una nueva cumbre con La dolce vita (1959), una sátira implacable de la sociedad italiana que fue condenada por la iglesia católica y se convirtió en éxito mundial de taquilla. Aclamado como cronista de la vida contemporánea, Fellini deslumbró de nuevo al público tres años más tarde con Ocho y medio (1962), en la que se satiriza a sí mismo como un director célebre que ha realizado hasta la fecha "siete películas y media" y sólo sabe que la siguiente será la número 8 ½. La disolución de las fronteras entre fantasía y realidad dominó también la autobiográfica Giulietta de los espíritus (1965), en la que Masina encarna a una mujer burguesa que, acuciada por los celos, se interna en un mundo de fantasías alucinatorias. Inspirada en el clásico en latín de Petronio, Satyricon (1969) se erigió cuatro años más tarde como la cinta más heterodoxa y fantasmagórica de Fellini, con las aventuras de dos bisexuales que transitan por un mundo pre-cristiano colmado de personajes grotescos e imágenes oníricas de desnudez, sexo y violencia. Elogiado por muchos como el precursor de un nuevo cine que ignoraba todas las convenciones, Fellini fue también acusado de autoindulgente y, a lo largo de los setenta, restringió su producción a cintas más modestas, entre las que se destaca la aclamada meditación autobiográfica Amarcord (1974). Durante los ochenta, se vio más de una vez en dificultades para financiar sus proyectos, calificados por algunos de inaccesibles, y obtuvo nuevos éxitos con Y la nave va (1984), Ginger y Fred (1986) e La entrevista (1987), un examen nostálgico de su carrera como cineasta, protagonizado por el equipo de actores que junto con Masina y Marcello Mastroianni lo acompañó durante toda su carrera. Se despidió del cine con La voz de la luna (1990), interpretada por Roberto Benigni. Tras recibir un Oscar en homenaje su larga trayectoria en marzo de 1993, falleció el 31 de octubre de un ataque al corazón, consagrado ya como uno de los máximos artistas del cine de todos los tiempos.

 

   

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