ðHgeocities.com/cinecyu/LolaFlores.HTMLgeocities.com/cinecyu/LolaFlores.HTMLdelayedxOaÔJÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÈ @rOKtext/html  ÿÿÿÿb‰.HThu, 08 Nov 2001 13:12:44 GMT­4Mozilla/4.5 (compatible; HTTrack 3.0x; Windows 98)en, *OaÔJ URSULA Y CARLOS - CINE CYU

 

 

Lola Flores

 

 

La cantaora, bailaora y actriz Lola Flores, la Faraona, la Niña de Fuego, Lola de España, comenzó sus escarceos con el arte desde su niñez más temprana, para debutar profesionalmente a los quince años de edad en el prestigioso Teatro Villamarta de su Jerez natal. Luego de iniciarse en la pantalla con Martingala (1940), interpretó personajes secundarios hasta asociarse con Manolo Caracol. El éxito rotundo del dúo y la compañía que encabezaban en los escenarios y la radio llevó en 1946 a Carlos Serrano de Osma a ofrecerles protagonizar Embrujo (1947), iniciando una serie de títulos triunfales entre los que se contarían La niña de la venta (1951) o La estrella de Sierra Morena (1952). También en torno a estas fechas, Lola Flores participó, a las órdenes del director Jules Duvivier, en la primera coproducción española con capital estadounidense, Jack, el negro (1950), protagonizada por George Sanders. Una vez desmembrado el dúo con Manolo Caracol, la artista emprendió una ovacionada trayectoria en solitario a lo largo de las décadas del cincuenta y sesenta que la erigiría en la estrella más luminosa de la filmografía folclórica ibérica de este período. Su matrimonio en 1957 con el bailaor y cantaor Antonio González, el Pescaílla, que eventualmente daría como frutos a los asimismo cantantes y a veces actores Lolita, Antonio y Rosario Flores, la alejaría parcialmente de la pantalla, aunque no del todo, como lo demostrarán películas como la premiada Una señora estupenda (1967). Su presencia, ya legendaria, encandilará también a las audiencias durante los años setenta y ochenta, por ejemplo a través de las cintas El asesino no está solo (1973) y Los invitados (1986), además de prodigarse en los escenarios y la televisión de ambas orillas del Atlántico. En 1995, la muerte de Lola Flores cercenará una de las carreras más deslumbrantes que haya visto el mundo del espectáculo hispanoamericano y será llorada por millones de admiradores. Años antes, uno de ellos, José María Pemán, había escrito estos versos: "Torbellino de colores,/ no hay en el mundo una flor/ que el viento mueva mejor/ que se mueve Lola Flores". Ole.     

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