Vivien Leigh

 

 

Con su belleza delicada y su profunda sensibilidad dramática, Vivian Mary Hartley se consagró entre las estrellas más recordadas de la historia del cine. Nació en la India, de padre inglés y madre irlandesa, y se formó en la Comédie-Française de París y en la Royal Academy Of Dramatic Arts de Londres, antes de debutar en pantalla en 1934  y proyectarse como figura del cine y el teatro ingleses. Fire Over England (1937), con Laurence Olivier, la lanzó a la popularidad a causa de un escandaloso romance con el célebre actor y director, con quien contraería matrimonio tras sendos divorcios de una y otra parte. En 1939, fue seleccionada en Hollywood entre centenares de jóvenes candidatas al papel de Scarlett O'Hara, la bella y voluntariosa heroína de Lo que el viento se llevó (1939), y el legendario clásico del productor David O. Selznick la consagró con un Oscar entre las máximas estrellas del momento. Tras casarse con Olivier en 1940, Leigh abandonó sin embargo su prometedora carrera en Hollywood para volver a Inglaterra y concentrarse en el teatro y, durante los cuarenta, restringió su trabajo en cine a media docena de películas, entre las que se destacan El puente de Waterloo (1940), coprotagonizado por Robert Taylor, y Ana Karenina (1948), inspirada en la célebre novela de León Tolstoy. Su retorno triunfal al cine norteamericano tuvo lugar con Un tranvía llamado deseo (1951), un nuevo clásico de todos los tiempos, que le mereció otro Oscar por su interpretación de la conmovedora y alucinada Blanche DuBois. Tras sólo dos películas más en cerca de quince años, El barco de los locos (1965) registró su última aparición en pantalla, en el aclamado papel de la divorciada Mary Treadwell. Aquejada durante años de tuberculosis y fatigas crónicas, la actriz falleció en Inglaterra dos años más tarde, legando a la posteridad, con su carrera, una auténtica joya de la cinematografía.

 

 

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